Elegir el solsticio de verano para anunciarles un descanso en el discurrir de Ermitiella no es baladí.
El sol quieto del 21 de junio ha venido marcado por una noche corta, la mas breve del calendario, que desde siempre ha estado ligada a ancestrales rituales de luz, agua y fuego.
Desde Stonehenge a Abu Simbel, de los fiordos noruegos a las celebraciones incas del Inti Raimi, el solsticio ha supuesto un importante hito en la vida del hombre, en sus cosechas, y en su concepción de lo sagrado y por tanto se ha ritualizado de tal forma que incluso hoy sigue celebrándose hasta en los mas recónditos lugares de la Tierra.
En el mundo cristiano se vincula con el nacimiento de San Juan (al igual que el del invierno lo hace con el de Jesús) celebrando una noche mágica en la que se encienden hogueras en las calles, plazas y playas dando la bienvenida al periodo estival. Me estremece el deseo de renovación, la prueba de habilidad y fortaleza de los vecinos de San Pedro Manrique sobre las brasas, y la imagen de mi abuela oreando la ropa al relente de la noche.
Rememorando ancestrales ritos he escrito en un papel uno de mis anhelos, un deseo para estos siguientes meses, esperando que se vea cumplido ampliamente, he cantado y reído. El verano está aquí y con el las vacaciones de los hijos, un cierto descanso y nuevas perspectivas.
Hito medieval de la Planta, Quintanilla de Onésimo (Valladolid)
El ser humano no hace sino poner barreras y tender puentes fluctuando según sus intereses. De forma inexorable lo hace en su vida emocional y física, como colectivo, por intereses económicos y por razones absolutamente expúreas en no pocas ocasiones. Convertir las fronteras en un punto de encuentro es una hermosa aspiración a la que no me resisto. En cada límite un acceso, en cada muro ventanas, en cada río un vado, en cada fortaleza un postigo.
Esta es la breve historia de un límite en estudio, una barrera económica y social que se ha heredado y ha fluctuado manteniéndose viva hasta hoy, en que es posible su reconocimiento, estudio y recuperación como espacio de encuentro.
Es historia viva de la que aprender muchas cosas
Ruinas del Convento de la Armedilla, Cogeces del Monte (Valladolid)
El devenir de la reorganización del territorio en el centro de la cuenca del Duero tras la conquista de Toledo, supuso el establecimiento de un nuevo sistema basado en la creación de las Comunidades de Villa y Tierra. Son los límites de esta" tierras" los que se convierten en, en ocasiones, en foco de constante conflicto. Esto ocurre con las Comunidades de Villa y Tierra de Cuéllar y Peñafiel, en disputa por los límites territoriales, administrativos y jurisdiccionales por el aprovechamiento pecuario, las aguas y los pastos.
El estudio documental del repartimiento de tierra, especialmente el realizado en el año 1402, sin desdeñar otros anteriores, datados, al menos desde el siglo XIII, es una fuente fundamental para entender este espacio tan amplio rodeado de monasterios, fuentes, arroyos, chozos de pastores, corrales, cañadas, terrenos y poblaciones que han logrado mantener hasta prácticamente el presente una identidad propia en esta comarca.
Este amojonamiento es la base de la realización de una investigación para la divulgación y puesta en valor del territorio a través de la realización de un catálogo cuyo punto de partida es el análisis documental, para convertirse mas tarde en un trabajo de campo con el fin de lograr la protección y conservación de la zona y entenderla, en definitiva, como un auténtico paisaje cultural.
Este proyecto, del que formo parte desde sus comienzos, puede convertirse en un revulsivo para la colaboración intermunicipal en la recuperación de los bienes culturales, su conservación y como motor de actuaciones conjuntas para el desarrollo sostenible.
Villa de Cuéllar (Segovia). http://www.murallasdecuellar.es/murallas-cuidad/
La creación de la Villa y Tierra de Cuéllar tiene lugar como culminación del proceso de repoblación en la zona entre el Duero y el Tajo que surge tras la toma de Toledo en el año 1085 y frente a la cual se encuentra como órgano de control el concejo. Esta institución tenía bajo su autoridad una amplia demarcación territorial y formaba una comunidad de población. El concejo establecía en su territorio un grupo de poblaciones que cooperaban en la reocupación y desarrollo de una comarca, contando todas las poblaciones adscritas con un régimen jurídico común en torno a una villa en la que se encontraban los órganos de gobierno. .
El término de dominio de cada una de las Comunidades de Villa y Tierra con su concejo al frente, cuando era de un tamaño considerable, se dividía en unos distritos rurales denominados sexmos, consistentes en una división de tierra que se hizo teniendo en cuenta la calidad de los terrenos, intentando dar a cada zona el mismo valor . Cada sexmo tenía un distrito rural que comprendía varios conjuntos de población asociados para la administración de los bienes y el aprovechamiento común de los vecinos.
El estudio que venimos realizando está centrado en el límite septentrional de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, hoy provincia de Segovia, que agrupaba varias de estas divisiones con los siguientes nombres: Sexmo de Hontalbilla, de La Mata, de Montemayor, de Navalmanzano, de Cuéllar y del Valcorba, centrándoseen este último.
El antiguo sexmo de Valcorba estaba organizado en torno al valle que recorre un arroyo, afluente del río Duero, que le da nombre y que a lo largo de sus 26 kilómetros de curso fluvial regaba desde su nacimiento los pueblos de Minguela, Bahabón, Hontalvilla del Monte, Aldealbar, Bahabón, Campaspero, Santibáñez de Valcorba, Torrescárcela, Piquera y Muriel, algunos de ellos ya despoblados a partir del XIV.
A este espacio se le añade el territorio de Cogeces del Monte, un área extensa con suelos poco profundos y pedregosos, con un páramo calcáreo, erosionado por varios cursos fluviales que determinaron durante la Edad Media el emplazamiento de poblaciones como La Ventosilla, La Perra o Los Casares del Rey, que también desaparecieron a lo largo de la Edad Media.
Existieron el la zona otros lugares, como el hoy despoblado de Oreja, que pudo albergar el centro monástico de Nuestra Señora de Valpeñoso y el Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, fundación del infante Fernando de Antequera para la naciente Orden de San Jerónimo.
Hito de Fuentespodridas, demarcación de una fuente para los comunes. Cogeces del Monte (Valladolid)
Es precisamente el límite septentrional del sexmo la zona que adquiere protagonismo por su situación estratégica para el tránsito de ganados ya que contaba con buenos cursos de agua, fuentes y abrevaderos para el ganado, extensas cañadas y emplazamientos para asentar grandes rebaños, consiguiendo así el territorio adscrito a Cogeces del Monte convertirse en cabeza del Sexmo de Valcorba y en una de las localidades más pobladas de la Villa y Tierra de Cuéllar a partir del siglo XV.
Talla románica de la Virgen de la Armedilla.
La primera referencia en la que aparece una actuación del Concejo de la Villa y Tierra de Cuéllar tiene lugar el 21 de marzo de 1147. Donde se cita que se concedió al abad de San Juan y Santa María de Sacramenia, Raimundo, unos terrenos del lugar de La Armedilla:
“Concilium Collar… voluntate spontanea nemine cogente, per Dei amorem per nostrorum parentumque nostrorum salutem concedimus locum illum sante Marie de Armediella domino Raimundo eiusdem loci abati que etiam est sante Marie et santi Iohannis de Sacramenia ceterisque fratibus in eodem loco sub ordine santi Benedicti in posterum mansuris et modo manentibus” .
Estudios recientes indican una fallida fundación cisterciense mantenida por la historiografía desde antiguo, lo que no es óbice para reconocer la importancia estratégica del lugar de este lugar y su sacralización desde el siglo XII. La antigua fuente que mana hoy en el Arcamadre, la cañada que atraviesa su territorio, las majadas y pastos y la aparición de una talla románica de la Virgen, no hacen sino ahondar en ello.
Hito de la Yunta. El lugar donde se ayuntaban los vecinos. Aún hoy marca el punto de intersección de varios términos municipales: Campaspero, Bahabón y Langayo. Procede del Apeo del s. XII.
Son muchos los documentos que se relacionan con la cuestión de los límites, especialmente a partir del siglo XV, una cuestión que obligó a los concejos a establecer una serie de pactos y normativas entre las vecinas Comunidades de Villa y Tierra. Así consiguieron de forma conjunta aprovechar las condiciones que ofrecían los espacios comunales, que en el caso de la Villa y Tierra de Cuéllar eran muy amplios ya que los bordes que separaban las comunidades estaban poco claros.
Los comunes del apeo de 1402
Este tipo de acuerdos fueron frecuentes en la Corona de Castilla y obligaron a redactar a posteriori una serie de ordenanzas como base del acuerdo que se realizaba entre representantes políticos o comisiones previamente designadas procedentes de jurisdicciones diferentes y que compartían este poder en un espacio determinado y ambas partes debían garantizar que se cumpliera lo establecido. La zona afectada por estos pactos debía quedar perfectamente limitada y acotada. Quedaba así dentro de un régimen normativo de carácter especial que afectaba a las zonas comprendidas entre varios territorios y tenían una regulación muy básica. A pesar de que sean lugares marginales los que se van a tratar en estos documentos, sin embargo, eran unos territorios muy importantes por sus dimensiones y por el papel que juegan dentro de la economía de los siglos XIV y XV, permitiendo así el sustento durante esos siglos y acceder a la época moderna con unas cuentas saneadas para sustentarse.
Valles, pastos y fuentes. Vista de Valimón y Valillana desde el pico de las Yeseras. Un paisaje cultural de hitos medievales.
En la Villa y Tierra de Cuéllar, la primera intervención de este tipo afecta precisamente a la zona que nos referimos, se documenta en el año 1193, donde Alfonso VIII concede por documento firmado dos cañadas al concejo de Cuéllar para que los ganados pudieran llegar a abrevar al río Duero y no interferir en los terrenos del monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, con el cual también limitaba. Pero además, en estos documentos se regulaban más actividades como la corta de leña y los derechos de pasto. Lo que ya comienza a dar testimonio de la importancia de este lugar.
Precisamente, el área comprendida entre Cogeces del Monte, Campaspero, Langayo, Manzanillo, Santibañez de Valcorba, Sardón de Duero y las dos Quintanillas, de Arriba y Abajo, fueron especialmente aprovechadas por el ganado junto con las distancias que separaban unas localidades de otras, el conjunto de cañadas ganaderas de Valdecascón, Valdelasno, la Puentecilla, la Solana, la Orillada entre otras que dejan un lugar muy apropiado. Los grandes ganados de ovino cuellaranos podían aprovechar este espacio durante todo el año evitando así los grandes desplazamientos trashumantes y llevándose a cabo, por tanto, un movimiento interior dentro de la delimitación que se denomina trasterminancia. Por ello, además, se levantaron numerosos chozos, corralizas y majadas para alojar temporalmente a los ganaderos, creándose una importante cultura pastoril en este lugar.
Uno de los primeros problemas que se presentan relacionados con los términos de Cuéllar y Peñafiel tiene lugar en el año 1207, tres años después de la concesión y confirmación de límites por Alfonso VIII. El rey hubo de intervenir de nuevo y conceder un privilegio donde se regula el uso que debían hacer los dos concejos de las cañadas para que sus ganados llegaran hasta el Duero. Además el privilegio se confirma por los sucesores Juan I, en el año 1379 y por Enrique II en 1393. Este documento, que se encontraba en la antigua parroquia cuellarana de Santa Marina, lugar donde estaba el archivo municipal, otorgado al Concejo en Segovia el día 11 de julio de 1210, permite seguir la línea de demarcación de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar.
El Padre Balbino Velasco indica que serían las mismas tierras dadas durante la repoblación en época de Alfonso VI. En este caso, la delimitación comienza en la localidad segoviana de Aguilafuente, nombrándose los pueblos que limitan con el río Pirón, hasta la zona de Navas de Oro, continuando hacia el norte, llegando a la confluencia de los ríos Pirón y Cega, sigue por el norte, nombrándose la localidad de Camporredondo y entrando ya en los pueblos de la zona estudiada: Santibáñez de Valcorba y Quintanilla de Arriba como puntos extremos, continuando por Santiago del Arroyo, Montemayor de Pililla y Cogeces del Monte, y hacia el este la línea limitaría con Fompedaza, Campaspero, Membibre de la Hoz, Vegafría, Cozuelos, Fuentesaúco de Fuentidueña, Torrecilla del Pinar y Fuenterrebollo, finalizando en las Lastras de Cuéllar. Quedaba así documentada la primera limitación de la Villa y Tierra de Cuéllar.
Convento de Oreja, en Langayo (Valladolid)
Durante los últimos años del siglo XIV los enfrentamientos con la Comunidad de Villa y Tierra de Peñafiel se agudizaron, especialmente a partir de 1390. El infante Feranando de Antequera emitió diversas cartas firmadas el 4 de julio de 1396 en Medina del Campo solicitando el aprovechamiento pacífico de los términos comunales que sus padres, los reyes Juan I y Leonor de Aragón habían preceptuado a priori, que consistían en el amplio territorio comunal entre los términos de Langayo y Cogeces del Monte iniciándose así un interesante proceso de deslinde que siempre dentro de una determinada cordialidad se extenderá hasta el siglo XX. Se ordena que ambos concejos pasten, aren y corten los términos comunes cumpliendo la ordenanza que sobre ellos tienen hecha. La finalidad de las cartas de don Fernando de Antequera era llegar a una solución definitiva y concluir una situación conflictiva. En diciembre de 1401, el infante encarga a su vasallo Sancho Fernández , de Medina del Campo, para efectuar las delimitaciones y poner orden al problema poniendo rayas y colocando hitos de piedra o mojones que acotaran los límites de cada Villa y Tierra, además envía una carta a los concejos comunicando el asunto y justificando la designación de este juez por su experiencia y conocimiento, además daba derecho a ambas partes a que impusieran queja en el caso de no estar conformes.
El día 5 de enero de 1402 se reúne Sancho Fernández con los implicados, los procuradores de las dos villas junto con sus escribanos y testigos que conocían bien el terreno, en "el lugar do es el majano do se acostumbra a facer la yunta entre los concejos de Cuéllar y Peñafiel” , se refiere a un término perteneciente actualmente a Campaspero pero que se encontraba entre los actuales despoblados de Minguela y Oreja, este espacio conocido como la Yunta, recibe ese nombre porque allí se "se ayuntaban" (se juntaban) los representantes de Cuéllar y Peñafiel para tratar los asuntos de ambos lugares. El lugar está señalado por una piedra cilíndrica, un hito o mojón, muy cercano a las ruinas del antiguo monasterio de Nuestra Señora de Valpeñoso donde estaba en ese momento el poblado de Oreja, allí se pusieron de acuerdo en cumplir lo que don Fernando había detallado en sus cartas. La siguiente reunión tuvo lugar en Cogeces del Monte, el día nueve de enero, sin embargo, al no ponerse de acuerdo el trabajo sobre el terreno no comenzó hasta unos días después en que se reunieron en el actual despoblado de San Mamés, que se encuentra entre Cogeces del Monte y Langayo, para comenzar cuidadosamente la acotación y colocación de hitos en los límites de Cuéllar y Peñafiel.
Hasta mediados de febrero se extendió la labor de apeamiento y finalmente en agosto el rey confirmó la sentencia dada por su juez. El proceso está documentado extensamente y ofrece gran interés pues en él aparecen diferentes términos, pagos, caminos, antiguos poblados y se subraya la importancia que tenía el ganado ovino en la comunidad al haber numerosos elementos de interés pecuario :
-Cañadas: La cañada de los montes al Duero (pasa actualmente por el llamado término de las Aguileras hasta la dehesa del monasterio de Santa María de Valbuena), la cañada del Valle del Obispo, la cañada del monte común al Duero (próxima al castro de la dehesa de Villatreces).
-Corrales: El corral de los Senellares (cerca del camino de Manzanillo en dirección al Monte, junto a Valsardoso), el corral de Pedro Miguell (junto al camino de Manzanillo a Portillo), el corral de los monjes (próximo al camino que va de Oreja a Cogeces), el corral de la Loba y el corral de Garranço (ambos cerca del término de Revillafuera), los corrales de la Foyada (en la actual Hoyada), el corral de Briz (en el término del mismo nombre, en el cruce de caminos de La Fuentes a Fompedraza y Campaspero a Canalejas), corral de Yuan Pérez (en el camino que va de Oreja a Fompedraza), los corrales de los monjes, los del Cartil, corral de Vadillana, (todos en el valle denominado de Vadillana) y el corral de Hierracaballos.
-Fuentes: Fuente Alviella y de los Yesgos (junto al camino entre San Mamés y Cogeces), Fuente Lil y Fuentespodridas (ambas cerca de San Mamés); Fuente La Peña (cerca del monte común y del Vallejo de don Diaguillo).
-Casares: Los casares Velasco Viçeynte (en el término de Los Hilos), los de la Hoyada.
-Cabañas: La cabaña del abad (En el monte, cerca de Val Avalllón) y la Cabaña Blanca (en el término de Los Casares del Rey).
-Majadas: La majada de Hierracaballos, la majada de Los Casares del Rey, la majada que está en el poyato de la cueva de Vadillana, la majada de Valdepalazuelos (frente al monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla) y la majada Vieja (junto a la anterior).
El amojonamiento afectó a las aldeas limítrofes con Cuéllar: Cogeces del Monte, Minguela, Fuentes de Cuéllar, Campaspero, Santibañez de Valcorba y Bahabón; y por la parte de Peñafiel: Oreja, San Mamés, Quntanilla, Padilla, Molpeceres, Fompedraza, Canalejas, Manzanillo y Langayo. Ninguna de las partes quedó conforme, como demuestra la documentación, en cada mojón el juez hubo de escuchar a los peritos cómo se disputaban las zonas de pasto y los lugares más idóneos para dar agua a sus ganados, especialmente los de Cuéllar, que no realizaban actividad trashumante por ello su interés además de mantener la cañada de uso comunal hacia el Duero, con el fin de proveer en años de sequía al ganado ya que la zona de Peñafiel tenía parte de este río en su territorio. En cuanto a intereses comunes son partidarios de prohibir las roturaciones en esta zona, en especial en las majadas y cañadas.
A pesar de la confirmación del juez Sancho Fernández, posteriormente hubieron de complementarse zonas que no quedaron bien definidas o puntos conflictivos. En 1458 nuevamente se reúnen en el ya nombrado mojón de La Yunta representantes de ambas comunidades para regular de nuevo el terreno y el aprovechamiento ganadero, establecieron tomar anualmente el día de San Esteban los corrales ubicados en los términos de Valimón y Vadillana. Nuevamente se documentan problemas entre ambas villas en 1495 y también con el monasterio premostratense de Santa María de Retuerta por acceder sus rebaños a la zona comunal. En este caso fueron los Reyes Católicos los que otorgaron comisión para deslindar términos. En el año 1500 hay otra carta del Duque de Alburquerque, y aparecen nuevos amojonamientos en 1510, 1519 y 1551, especialmente en las zonas de Valimón y Vadillana que son resueltos a partir de 1520 por la Real Chancillería de Valladolid .
Hitos extraídos de su emplazamiento original, trasladados y recolocados en los jardines de Cogeces del Monte
El Grupo de Investigación Histórica y Etnográfica de Cogeces del Monte (GIHEC), tiene entre sus objetivos la investigación, catalogación, difusión y puesta en valor del patrimonio cultural de su territorio, así como el interés por la sostenibilidad de los bienes y su socialización. Con este propósito se propuso desde su creación en 2011 incluir entre sus proyectos una catalogación, protección, conservación de los hitos medievales y de todo lo que encierra este paisaje cultural: cañadas, chozos, fuentes, pastizales, montes, monasterios…
Una vez conocida la documentación y el interés que manifiesta por los elementos pecuarios y teniendo conciencia de la importancia histórica que esto representa y, sobre todo, porque hasta prácticamente la actualidad se conserva una importante tradición ganadera en la zona, que ha sido consciente de mantener y conservar la configuración y los rasgos de un paisaje, que fue configurado durante la repoblación medieval. El grupo de investigación comenzó un interesante trabajo que lleva ya varias fases de estudio con un satisfactorio pero no definitivo resultado.
En la actualidad, estos pequeños y numerosos valles son lugares muy apreciados por sus pastos, ofreciendo un forraje de muy buena calidad contando con varios puntos de cursos de agua y las cercanías del Duero y las vías de tránsito pecuario más importantes que se dirigían a este río. Así también hemos de destacar el paisaje que a día de hoy se conserva con numerosos restos de corrales y chozos de pastor, que también se mantienen y que han llevado a la creación de un parque etnográfico de la cultura pastoril en Cogeces del Monte.
Jalonan el espacio numerosas fuentes de agua y abrevaderos y una mas que sobresaliente conservación de su rico patrimonio material e inmaterial. En las localidades podemos encontrar agujas en hueso talladas por los pastores, instrumentos musicales como los pitos, numerosas prendas de vestir, así como cantares, retahílas, leyendas. Sobre todo, la importantísima Misa Pastorela de Gallo que tiene lugar durante la medianoche en la Vigilia de Navidad donde son los pastores los protagonistas, mostrando su organización gremial propia y además, es cantada y tocada con instrumentos típicos pastoriles y con rituales que ponen de manifiesto el valor de este trabajo en la zona.
La primera fase del trabajo de campo proyectado trata de catalogar todos los elementos a través del análisis documental y el trabajo de campo, la elaboración de un inventario y la caracterización de cada una de las incidencias de forma textual y gráfica.El estudio se centra en una zona de mediana extensión que llega hasta el río Duero y engloba algunos de sus afluentes por la izquierda, justo en los límites que compartían las Comunidades de Villa y Tierra de Cuéllar y Peñafiel. Así, la delimitación se encuentra en la denominada documentación “tierra” que hoy está incluída en los términos municipales de Cogeces del Monte, Santibáñez de Valcorba, Sardón de Duero, Quintanilla de Onésimo, Quintanilla de Arriba, Langayo, Manzanillo y Campaspero .
Los hitos conservados tienen su base fundamental en el apeo de 1402, a la hora de establecer los terrenos comunales, pero como se ha resumido en la parte histórica, los límites estuvieron siempre sujetos a múltiples conflictos, a ampliaciones y restricciones de las partes. Por ello hay que valorar, entre otras muchas cuestiones, la evolución histórica del territorio y las repercusiones que hubo en la estructura económica, social y político/territorial de estos lugares.
Todo ello comienza a la hora de recorrer el territorio, catalogar, medir, caracterizar, situar en sus coordenadas el emplazamiento original y el actual de cada uno de los enormes cilindros de piedra, que se entiende que es una tarea prioritaria, mas si se tiene en cuenta que precisamente los hitos de este apeo no siempre eran pétreos y algunos de aquellos han sido objeto de traslado hace una veintena de años. Otros hitos han sido movidos para acomodarse a los nuevos términos que produjo la concentración parcelaria llevada a cabo durante los años ochenta del pasado siglo. En Cogeces del Monte hay alguno en el parque situado junto a la iglesia parroquial, otros en algún jardín público y alguno en propiedad privada, también se utilizaron como pie para el altar que recientemente se creó para la romería de la Armedilla, en las ruinas de este monasterio jerónimo.
A lo largo de 2012 tuvo lugar una exhaustiva documentación del apeo de 1402 en los términos municipales de Campaspero, Cogeces del Monte, Langayo y Quintanilla de Abajo, en términos como Fuentespodridas, Fuentelapeña, los valles de Vadillana y Valimón, el entorno del Monasterio de La Armedilla y también en La Yunta, donde se encuentra el hito histórico de reunión que es de mayor tamaño y más antiguo que el resto. Se catalogaron entonces una quincena de hitos cilíndricos de piedra caliza cuyas medidas varían dependiendo de su estado de conservación y su erosión. Normalmente tienen en torno a cuarenta centímetros de diámetro y su altura máxima en varios lugares es sobre 1,60 metros, pero esto varía mucho.
Durante el mes de agosto de 2013 se realizó un trabajo de campo de similares características en los términos de Santibáñez de Valcorba, Sardón de Duero, Quintanilla de Onésimo y Quintanilla de Arriba. En este caso recorriendo fincas de propiedad privada como es La Planta, en la que se conservan varios de los hitos en su lugar original, pudiéndose observar entre ellos una distancia de aproximadamente 500 metros, que deja clara la división entre los campos comunales y la Villa y Tierra de Cuéllar en un terreno en el que abunda el páramo cultivado de vid, pinar y encinar, y dedicado también a la ganadería.
En una segunda jornada se estudiaron los hitos que bordean el pico del Águila o las Aguileras, donde también se conservan varios hitos en perfectas condiciones. Durante este último año se han catalogado cinco hitos en la finca de La Planta, entre Cogeces del Monte y Quintanilla de Onésimo; y cuatro en la cañada que va desde el término de las Aguileras hasta el río Duero, que comprende los términos de las anteriores localidades y Santibañez de Valcorba.
Las decenas de cilindros de caliza que jalonan líneas del pasado, pasan, en la actualidad, desapercibidas a los ojos de muchos. Sin embargo durante centenares de años, y, a día de hoy, marcan límites territoriales municipales que siguen conservando su nombre original, también acompañan a los caminos, rodean las fuentes y configuran un paisaje lleno de historia. Solo su conocimiento puede ayudarnos a su comprensión y a dar soluciones a sus necesidades de protección, conservación y puesta en valor, un trabajo a todas luces extraordinariamente interesante por su originalidad, interés, amplitud, su grado de conservación y su contexto natural, que permite entender este emplazamiento como un verdadero paisaje cultural.
Que tengan una feliz semana!
Bibliografía:
Escribano Velasco, M.C y Herguedas Vela, M.; (en prensa): Patrimonio, valoración social y desarrollo en el ámbito local. realidad y proyectos del Gihec. IX Congreso Internacional ARPA. Nov. 2014, Valladolid.
(Texto incluido por C. G. Merino en una de sus charlas, reutilizada en su homenaje)
La arqueología ha sido, es, una vocación. De pequeña ya quería ser arqueóloga, y aunque algunos libros pudieran haber abierto en mi la curiosidad hacia la historia mas antigua, que curiosa siempre fuí, no se de donde me vino a mi tal claridad infantil. Intento recordar los que había a mi alcance y me acuerdo de una colección de pastas rojas con sugerentes títulos: Dime por qué, dime quién fué, dime donde está, dime qué pasó...que solo quizá hayan contribuido a que yo haya acabado siendo lo que soy, una curiosa empedernida que devino en historiadora.
Cuando pude elegir las asignaturas del BUP me decanté por las letras, siempre teniendo en el horizonte la profesión. En 1981 empecé mi carrera de Historia y al acabar el curso conseguí engancharme a la que sería la primera excavación en la que he participado en mi vida. Fué con mi profesora de Historia Antigua, la única que entonces nos dió esa oportunidad, que Uxama Argaela se convirtió en un lugar de referencia para mi. Soy lo que soy, en parte, gracias a aquella feliz oportunidad.
Acuarela realizada por José Ramón Almeida. Regalo en el Homenaje a Carmen García Merino. Uxama, 30 de mayo de 2015
Estas líneas van dedicadas a Carmen García Merino por sus enseñanzas, por la oportunidad brindada, por su amistad, por ser valiente, independiente, generosa y una arqueóloga estupenda. Mi admiración y agradecimiento.
Carmen G. Merino se licencia en Historia por la Universidad de Valladolid en junio de 1966 y, al año siguiente, defiende su tesina " La ciudad hispanorromana de Uxama y su área de influencia", dirigida por el Prof. Pedro de Palol. Su interesante tesis doctoral "Aspectos demográficos de Hispania Romana: el Conventus Cluniensis", igualmente dirigida por Palol, es defendida en el mes de marzo de 1973 en la Universidad de Valladolid , obteniendo, como no podía ser de otro modo, la calificación Sobresaliente cum Laude.
Había empezado su trabajo arqueológico en algunas de las grandes ciudades romanas de la Meseta Norte, formando parte del equipo liderado por D. Pedro de Palol. Tras un breve paso por la ciudad romana de Lancia (Villasabariego, León) comienza su interesante trabajo sobre poblamiento y demografía en Clunia (Peñalba de Castro, en Burgos) y su territorio, para acabar recalando en Uxama Argaela (El Burgo de Osma), donde lleva investigando desde los años 70. Ha desarrollado su carrera docente como profesora de Arqueología, de Historia Antigua y de Arqueología, Epigrafía y Numismática en la Universidad de Valladolid desde el curso 1967-68. Es catedrática en la misma universidad desde el año 2010 hasta la actualidad. Cuenta en su haber con monografías y artículos científicos que dan cuenta de su extensa labor en la investigación arqueológica relacionada con el mundo romano en la meseta Norte. Sus últimos trabajos se centran en la Villa romana de La Calzadilla, en Almenara de Adaja-Puras (Valladolid) junto a Margarita Sánchez Simón, una de sus discípulas mas sobresalientes.
Uxama Argaela
Tessera Hospitalis en forma de cerdo o jabalí, hallada en Uxama. Escritura celtibérica.
Hoy en el Museo Numantino
La Uxama de época arévaca se conocía gracias a las fuentes escritas antiguas, las monedas que allí se acuñaron y las necrópolis excavadas por Morenas de Tejada. Lamentablemente son mínimas las evidencias del poblamiento dentro de la ciudad que parece haber sido arrasada por las construcciones de época romana. Es entonces cuando alcanza un amplio desarrollo, se le dota de importantes edificios públicos y aparecen algunos de sus barrios periféricos. Al final del Imperio, la ciudad se amuralla, abarcando su perímetro unas 28 Has. Los trabajos de Carmen García Merino, además de las prospecciones arqueológicas del territorio, se han fundamentado en las campañas de excavación realizadas en el yacimiento, viniendo a poner las bases y desarrollo del conocimiento científico de la ciudad. De la Uxama prerromana, además de las revisiones pertinentes de los datos previos, ha excavado la necrópolis de Fuente la Araña, que estaba siendo objeto de expolio permanente. En la ciudad de época romana, sus trabajos se han centrado en diferentes casas "domus" urbanas, entre las que cobra especial relevancia, por haberse exhumado en su totalidad, la conocida como Casa de los Plintos, una gran mansión de casi 1000 m2, que se construyó en época del emperador Claudio (años 41-54 d. C.) y estuvo habitada con diferentes rectificaciones hasta principios del siglo III.
Proceso de excavación arqueológica de la Casa de los Plintos.
La vivienda constituye una manzana completa enmarcada por dos calles provistas de soportales por el norte y el sur. Posee más de 20 habitaciones y un huerto o jardín, su propia cisterna en un atrio porticado y una habitación con un sótano o bodega tallado en la roca. En la casa se han reconocido algunos de los elementos mas significativos de época romana en ámbito urbano, entre ellos un gran candelabro de bronce, un brasero de hierro y numeroso recipientes cerámicos en perfecto estado de conservación. Las paredes de las habitaciones de la casa estaban decoradas con pinturas realizadas con la técnica del fresco.
Casa de los Plintos y atalaya al fondo, construida sobre otra domus.
El sistema hidraúlico de la ciudad ha sido, además objeto de un especial tratamiento: acueducto, cisternas y arcas han sido excavadas y, como en el caso de la vivienda citada, puestos en valor para que sean visitados y comprendidos en su contexto.
El Arca. Aljibe urbano
Uxama contaba con una serie de aljibes para captar, almacenar y distribuir el agua a la ciudad. Parte de este singular sistema para el abastecimiento de agua, lo constituye una amplia cisterna de planta semicircular abovedada, de 32 ms. de perímetro y 5 ms. de altura, distribuida en cinco compartimentos intercomunicados.
La gran cisterna. Opus Caementitium con Inma Cocho.
Al pie de la ladera norte, se puede ver parte de un acueducto subterráneo que traía el agua desde la cabecera del río Ucero, a unos 18 kms y hacia el sur también se observa una parte del canal de agua que discurre excavado en la roca paralelo a la carretera de la Rasa.
La gran plaza aterrazada del foro, fue uno de los elementos prioritarios de las campañas de inicios de los 80. Un enorme plinto reforzado al interior con contrafuertes, sostenía el templo al culto imperial, en una gran plaza pública que constituía el centro administrativo municipal, a la que se adosaban un criptopórtico, hoy desaparecido, que rodeaba el foro y las tabernae. La terraza está fechada a mediados del siglo I.
El Homenaje
Mariano Santander, Milagros Burón, Mariana Caballero, Jesús Moro, Arturo Balado, Teodora Olteanu, Ana B. Martínez, Merche Martínez, Carmen García Merino, Jesús Guerrero, José Crespo ,Jesús Celis, Eduardo Cristóbal, Margarrita S. Simón, Charo Suárez, Begoña García Merino, Inma Cocho, Consuelo Escribano y Alberto C. L. 30 de mayo de 2015 en Uxama. Homenaje a Carmen G. Merino.
El día 30 de mayo de 2015 se señaló como propicio para celebrar un encuentro entre una veintena de alumnos participantes en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad arévaco-romana de Uxama Argaela, con su profesora y directora de las campañas arqueológicas en el yacimiento, Dña. Carmen García Merino, con motivo de su próxima jubilación.
Un encuentro, supuestamente fortuito, en el propio yacimiento, a primera hora de la mañana, un anecdotario completo sobre los procesos, hallazgos y episodios variados , esta vez bajo los almendros, degustando tortas de manzana de la panadería de Osma, y un paseo por Uxama visitando la atalaya, la casa de los plintos, las cisternas, el arca y la terraza del foro, contribuyeron a contextualizar el homenaje desde el punto de vista arqueológico y humano.
Carmen G. merino es una profesora y amiga cercana, querida y un referente para muchos de sus alumnos hoy arqueólogos, profesores de institutos, conservadores de museos, etc
La homenajeada fue sorprendida con regalos y recuerdos relativos a la ciudad de Uxama, una acuarela panorámica de José Ramón Almeida, un álbum de fotografías de las campañas de excavación y un audiovisual, entre otros detalles de los participantes.
En definitiva, se trató de un reconocimiento merecido al trabajo de toda una vida profesional por su calidad como docente, investigadora, formadora y amiga.
(texto elaborado para el Heraldo de Soria, publicado el 6 de junio de 2015. C.E.V.)
Bajo los almendros de Esteban.
Regalos, recuerdos, comida, risas y anécdotas. En Virrey Palafox.
¡Treinta años antes yo estaba con ella, allí!
Y el chico que tocaba barroco con la flauta siempre estaba a su lado. ¡Feliz semana!
No es, en absoluto, frecuente que se hallen en las excavaciones arqueológicas, restos arqueológicos orgánicos salvo que las condiciones de humedad, aridez y temperatura sean o hayan sido una constante. Estamos acostumbrados a encontrar tejidos en zonas desérticas y restos humanos helados o en las turberas. Circunstancialmente, en medios idénticos, comparecen objetos realizados con materiales perecederos como la madera, las resinas, el esparto e incluso los tejidos.
Pero hay casos en los que, excepcionalmente, aparecen muchos de ellos juntos. Es el caso del hallazgo, en 1921, de un ataúd realizado con el tronco ahuecado de un roble hallado en una turbera danesa, en Egtved, Jutlandia, sobre una base de piedras, que albergaba los restos del enterramiento de una mujer muy joven que vivió hacia 1370 a C, en plena Edad del Bronce. Esta adscripción cronológica se obtuvo por dendrocronología, es decir, a través del estudio comparativo de las series de anillos de crecimiento que permiten llevar a cabo dataciones relativas en Europa.
Realmente, se trataba de un túmulo funerario que fue desmontado en buena parte. El hallazgo "milagroso" del ataúd de roble supuso la paralización del desmonte y la recuperación de los elementos de los que las siguientes líneas dan cuenta.
Foto: Museo Nacional de Dinamarca
El montículo Storehøj, en Egtved, en cuyo sector oriental fue enterrada la joven en el verano de 1370 antes de Cristo.
La orientación del hallazgo es hacia el este, el lugar del sol naciente. Las magníficas condiciones de preservación de la inhumación permitieron saber que la joven enterrada tenía entre 16 y 18 años, una complexión delgada, una estatura de 1,60 cm y que fue enterrada un día de verano. Se la dispuso sobre una piel de vaca, envuelta con una manta de lana, con sus joyas, una peina, agujas de bronce, un punzón de costura, una red para el pelo dentro de un recipiente, un barco realizado en corteza de abedul y otro cuenco, también fabricado con la corteza del abedúl, que contuvo una bebida fermentada realizada con trigo, arándanos rojos y mirto. Junto a su cabeza, en el interior del sarcófago lígneo, había una pequeña urna con los restos cremados de un niño o una niña de 5 años. Algunas flores decoraban la parte superior del ataúd, indicando un enterramiento estival.
Recipiente de abedúl con restos de bebida fermentada, una especie de cerveza.
Conservaba, además, intactas sus ropas de mortaja: una falda corta, de 38 cm de longitud, realizada con hilos de lana trenzada que le daba dos vueltas y se ataba en la cintura, una camisa corta con magas y cuello abierto hasta los hombros, que dejaba la cintura al aire y un cinturón de placa circular decorado con motivos solares, de espirales con un clavo saliente en el centro. Se ignora si esta indumentaria pudiera haber sido especialmente utilizada para el rito o si se trata de ropa habitualmente usada, aunque para algunos investigadores, el disco hallado simbolizaría el sol, por lo que se le asocia a cultos solares, indicando que tal vez pudiera haber sido una sacerdotisa. El disco quedaba colocado en la parte baja del abdomen, a la altura de las caderas.
Foto: Museo Nacional de Dinamarca
Aunque las condiciones del interior del tronco cerrado, en el que fue filtrándose la lluvia, y la acidez del suelo en el que estuvo mas de tres mil años no permitieron que los huesos se conservaran, si se preservaron restos del cabello, que era rubio, los dientes y las uñas, algunos tejidos blandos, la piel y el encéfalo de la muchacha, lo que ha posibilitado realizar unas analíticas específicas de carácter biomolecular, genético, bioquímico y geoquímico, cuyos resultados han puesto las bases de aspectos interesantes acerca de su origen, periplos, alimentación, etc.
Las mediciones de estroncio han venido a arrojar datos muy interesantes y sugerentes acerca de la movilidad de las poblaciones o de una parte de aquellas. Se trata de un elemento que existe en la corteza terrestre y cuya radiactividad varía de unos lugares a otros. En los humanos y los animales, este elemento se absorbe a través de agua y vegetales, así que, midiendo los niveles de isótopos en restos antiguos, los científicos pueden obtener los datos necesarios para realizar una aproximación a los lugares en los que se vivió.
Ropas, cabellos rubios y peine hallados en el ataúd de la joven de Egtved. Foto: Karin Margarita Frei, Museo Nacional de Dinamarca.
El cabello rubio de la joven enterrada en Egtved hacia 1370 a. C. Foto: Karin Margarita Frei, Museo Nacional de Dinamarca
Toma de muestras del tejido de la camisa tipo top de la joven de Egtved. Museo Nacional de Dinamarca
Así, de los análisis dentales de un molar, se dedujo que la mujer provenía de la Selva Negra, que se encuentra al sur de Alemania, y que el niño hallado en el mismo ataúd tenía, también, un origen lejano.
Este dato concuerda con el análisis realizado sobre la lana con la que se fabricaron sus ropas, que procedía de fuera de Dinamarca y poseía niveles de estroncio similares a los de la Selva Negra, aunque no se descarta que pudiera tratarse de algún territorio de Suecia o Noruega o de la isla danesa de Bornholm.
Además, la joven tenía su cabello largo al morir, unos 23 cm de longitud. Practicados los análisis de estroncio sobre los mismos, fraccionados en diferentes segmentos para su estudio, se dedujo una intensa actividad viajera entre lugares muy alejados del norte de Europa, su zona de origen, Jutlandia,y Egtved, donde murió, lugares distantes hasta unos 800 km.
K. M. Frei a través del estudio de la lana de la ropa de la joven de Egtved, afirma que esta se obtuvo de ovejas que, o bien pastaban en diferentes áreas geográficas o en una vasta área con la geología muy compleja. La roca madre del Bosque Negro se caracteriza por una serie isotópica de estroncio igualmente heterogéneo, reafirmando lo que los hallazgos arqueológicos. La existencia de una estrecha relación entre Dinamarca y el sur de Alemania en la Edad del Bronce, está atestiguada por las evidencias arqueológicas, según indicaKristia n Kristiansen de la Universidad de Gotemburgo.
Dinamarca era rico en ámbar y se podía intercambiar por bronce. En la Grecia micénica y en el Oriente Medio, el ámbar procedente del Báltico era tan codiciado como el oro, y podía comerciarse, través de intermediarios, hasta el sur de Alemania, y de allí hasta el Mediterráneo. Un camino inverso haría el bronce que llegaba como pago a Dinamarca y que era tan valioso para ellos.
Este comercio exigía la existencia de rutas comerciales establecidas que podían mantenerse a través de alianzas entre familias poderosas mediante matrimonios convenidos y la crianza de hijos de las otras familias, como seguros de dichos pactos y alianzas económicas.
Según los resultados de las analíticas realizadas, entre 13 y 15 meses antes de morir, la mujer permaneció en un lugar con características de estroncio "muy similares" a las del lugar en el que se crió, para después viajar a otro lugar, posiblemente Jutlandia, donde permaneció unos 10 meses para regresar a su lugar de origen. Esta vez permaneció entre cuatro y seis meses para acabar viajando al territorio de la actual Egtved, donde falleció un mes después.
La interpretación de estos datos es una incognita. Tal vez, se tratara de una de esas novias, a través de cuyo matrimonio, las familias pudientes de la época establecían ventajosos pactos, de las que hablamos en la Novia Vendida (pincha para ver); tal vez fuera una sacerdotisa inquieta, o simplemente refleje la existencia de un segmento poblacional que se desplazaba para contactar con otras poblaciones.
El propio Kristiansen, de la Universidad de Copenhague, coautor del estudio, con Karin Margarita Frei, piensa que se trata seguramente del hallazgo de una joven dada en matrimonio con un personaje de alto rango en Jutlandia, con el fin de establecer un pacto de familia, y que los restos del niño pequeño responderían a un miembro infantil de la familia de la novia que no sobrevivió al viaje y, por ello, aparece incinerado.
Mas de 28 millones de secuencias de ADN han sido obtenidas de la joven de Egtved y serán, al menos parcialmente, analizados para tratar de asociarlos individuos de poblaciones actuales.
Nos mantendremos a la expectativa.
Los restos de la joven de Egtved pueden visitarse en el Museo Nacional de Dinamarca, en Copenhague.