martes, 31 de mayo de 2016

Las Troyanas



¿ la guerra, la sangre, el inútil rechazo de diez años de asedio y la ciudad arrasada, todo por el capricho sensual de la bellísima y frívola Helena?

(Eurípides. Las Troyanas. Imprecación de la reina Hécuba a los dioses)




No será la primera ni la última vez que se aduzcan pretextos falsos para justificar la invasión de un territorio fértil o rico en minerales. Estas son las consecuencias, señala Eurípides, de una política perversa. Pero esta reflexión no es para el autor trágico lo más importante, sino la conducta de vencedores y vencidos.



Hace unos años comencé un proyecto cultural para recuperar el espacio de las ruinas del Convento de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid) reivindicando su uso y disfrute de los ciudadanos. Investigación histórico-arqueológica, levantamientos planimétricos, visitas guiadas, conciertos, teatro, talleres y oficios ocupaban un fin de semana, el último de julio, bajo la fórmula de Jornadas Culturales de la Armedilla.
Esta aventura, que duró ocho ediciones, acogió en su tercer año de representaciones nocturnas la obra de teatro Las Troyanas,  en versión de Jean Paul Sartre, a cargo de estudiantes y actores de la Escuela de Teatro de Valladolid, bajo la dirección de mi amiga Cruz García Casado. Siempre me ha estremecido este relato, tanto el original de Eurípides como su versión contemporánea de Sartre y su puesta en escena y cine.
Aquella noche de verano, al relente del valle, en ese entorno mágico,  aquellos gritos lastimeros, desgarradores, calaron en mi de tal modo que jamás podré desligarlo en mi mente, igual que me resulta imposible no recordar a las víctimas inocentes de cada una de las guerras que se han producido a lo largo de la historia y que hoy mismo siguen avergonzando a toda la Humanidad.



La historia cuenta como una vez obtenida la victoria de los griegos, las mujeres de Troya, como únicas supervivientes, se niegan a entregar la ciudad a los griegos. 
Taltibio, el mensajero de los vencedores, es encargado de comunicarles que serán sorteadas como esclavas y concubinas. 
Hécuba, viuda del rey Príamo, será entregada a Ulises; Casandra,  hija de Hécuba y Príamo, es la escogida por Agamenón para servirle como esclava y concubina, pero huye y se esconde en una cueva; Polixena, la otra hija, había sido  reclamada por el espectro de Aquiles como su parte del botín y por lo tanto fue degollada sobre la tumba del héroe griego; Andrómaca, viuda de Héctor, será la concubina del hijo de Aquiles, el asesino de su esposo. 
El mensajero regresará  para comunicar, que siguiendo la propuesta de Ulises, la Asamblea de los aliados griegos ha determinado que Astianacte, el hijo de Héctor sea arrojado desde las murallas de Troya. Las mujeres son llevadas como esclavas a Grecia y la ciudad es incendiada.


La obra de Eurípides, que fue representada en 415 a.C, pone en escena ese último día de la destrucción de Troya, con el sufrimiento de las mujeres troyanas y el saqueo de los vencedores después de la terrible matanza de la isla de Melos
La tragedia refleja los sufrimientos de los vencidos y la degradación moral que produce la guerra en los vencedores, constituyendo uno de los textos más importantes de la Grecia Clásica, una tragedia en la que despoja de triunfalismo el mito de la antigua guerra de Troya, transformándolo en un alegato contra la violación de los derechos humanos al adoptar la perspectiva del pueblo vencido, especialmente de las mujeres y de los niños. 


El lamento de Hécuba es desolador. La reina de la comarca mas próspera de Asia Menor, mujer de Príamo y madre de Héctor, Paris, Polixena y Casandra, ha sido despojada de su familia y su estatus real, entregada como esclava, lo mismo que el resto de las mujeres supervivientes de su familia y de su reino, a los griegos triunfadores, tras la guerra.
La fuerza de los textos de la obra no hace sino poner de relieve el enorme sacrificio, el sufrimiento tras la pérdida de sus esposos, el asesinato de sus hijos, su sorteo y reparto como botín entre los vencedores,  alejándose de su patria en las naves aqueas, constituyendo una obra antibelicista intemporal que expone crudamente verdades terribles de la naturaleza humana. 
Eurípides (484-406 AC), a diferencia de otros grandes autores de tragedias griegas, lejos de someterse al designio de los dioses, decide en su obra que los personajes se rebelen contra lo irreparable, la falta de respuesta de los dioses y su ensañamiento inexplicable con los inocentes, pues expone abiertamente la falta de piedad para unas mujeres e hijos, ya indefensos, que lo han perdido todo. 
Pone de manifiesto que lo único que el ser humano  puede oponer al capricho divino, es sufrirlo hasta las últimas consecuencias e inviste a sus protagonistas de una defensa heroica de su dignidad que acaba solicitando la compasión, correspondida, de Poseidón y Atenea, que a final, en justo castigo por su iniquidad supone que ninguno de los reyes de la Hélade regrese ileso a su tierra, pues  Ulises vagará por diez años en el mar y Agamenón será asesinado en Argos por su esposa, tal y como había vaticinado la princesa y profestisa Casandra.
Eurípides expuso en esta obra la parte mas detestable de la naturaleza humana junto a la grandeza y dignidad de la reina Hécuba, clara protagonista de esta historia en la que se fusiona el drama individual y colectivo. Un personaje que acumula un enorme sufrimiento con un comportamiento majestuoso, imponente y estoico.



Sartre aprovechó este intemporal material para referirse a la derrota de Francia en la Segunda Guerra y la inmediata invasión nazi.
Entre 1965 y 1966, Cacoyannis representó en París la versión de Sartre pensando en regresar a Atenas para estrenarla en el Odeón de Herodes Ático, pero en 1967, un golpe de estado encabezado por el coronel Giorgios Papadopoulos, llevó al gobierno a la llamada Junta de los Coroneles, instaurandose una dictadura militar que suprimió las libertades políticas, llegando a prohibir al mismísimo Eurípides. Buena parte del equipo que filmó Electra fue arrojada al exilio, mientras que el compositor musical Mikis Theodorakis  era hecho prisionero del régimen militar e Irene Papas optaba por un éxodo voluntario. 
Paradójicamente Cacoyannis, con un elenco angloparlante, comenzó  el rodaje  de esta película antibelicista, antimilitarista y en cierto modo feminista en la España de Franco, con absoluta libertad, en Atienza, cercana a Guadalajara, en un paisaje inhóspito  de clima extremo, deliberadamente seleccionado para reforzar la extrema dureza de la historia. Contó con un excelente reparto de actrices: Vanessa Redgrave, en el papel de Andrómaca, Geneviève Bujold como Casandra, Katharine Hepburn en el papel de Hécuba e Irene Papas como Helena, mientras que las actrices que componían el coro procedían de la Real Academia Británica y del Teatro Nacional de Madrid
No fue hasta 1995 cuando Cacoyannis logrará representar Las Troyanas en Grecia con una traducción suya al griego moderno,




"Esta tragedia de Eurípides tiene 2500 años y es absolutamente contemporánea e incluso futurista. La vida no ha cambiado tanto, en tal caso sólo ha empeorado. Este es el texto más antibelicista que jamás se haya escrito".
(Irene Papas. 1968, en plena guerra de Vietnam, recorre los Estados Unidos de América representando la obra "Las Troyanas" de Eurípides) .



A lo largo de la historia de los conflictos armados,  las mujeres han sido sistemáticamente tomadas como blanco de violencia pues eran consideradas un botín de guerra.
Recuerden el rapto de las Sabinas, las niñas secuestradas por Boko Haram, las japonesas esclavizadas en la II Guerra Mundial por su propio ejército, las yazidies y tantas otras.
En 1998, tras el veredicto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, la jueza Navanethem Pillay declaró, por primera vez en la historia, que se trata un crimen de guerra, no de un trofeo.








Les dejo con la terrible banda sonora de la película de Cacoyannis, en la que Mikis Teodorakis muestra toda la crudeza del sufrimiento humano.

Si la crueldad es humana, también lo es la bondad. Siempre se puede elegir.

Se acaba mayo! 


martes, 24 de mayo de 2016

La madraza de Fátima y el Papa Silvestre






http://etsamtallericp.blogspot.com.es/2011/10/biblioteca-universitaria-al-karaouine.html


Si han tenido la gran suerte de viajar a Fez y andar por sus calles, visitar y comprar en su zoco, subir a una azotea para observar las tenerías o acceder a la parte alta y ver la enorme ciudad en su esplendor, no les extrañará saber que ya en la Alta Edad Media fuera un importante centro urbano en el que el conocimiento, en su mas amplio sentido, tenía su espacio propio. 
Todos aquellos valores históricos, urbanísticos y patrimoniales le han valido, en la actualidad,  el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.





En sus vericuetos y callejas es fácil reconocer un laberinto que esconde, entre muros opacos, algunas grandes construcciones. 
El  edificio de la antigua Madraza Al Karouine no es una excepción, pues con el paso del tiempo, además se ha hecho irreconocible por que las viviendas se han ido adosando a sus muros y que han contribuido a ocultar su identificación externa. 
Hoy, la conocida  mezquita, tal y como ocurre con todas las de Fez, es inaccesible a todos aquellos que no profesan el Islam, así que no queda otra que asomarse a la puerta y conformarse con ver su patio, la azulejería que adorna sus pavimentos, el color verde de sus puertas y los hombres ancianos que la custodian.


http://www.wuking.com/fez/

Aunque hay quien dice que es un anacronismo afirmar que Al Qarawiyyin  fue la primera universidad del mundo, es reconocido que se trata del mas antiguo centro formativo que pueda equipararse con lo que dos siglos mas tarde fue el gérmen de las universidades europeas.
Parece que a mediados del siglo IX, en 859, durante el reinado de la dinastía idrísida, dos mujeres tunecinas procedentes de  Qairawan, la capital, fundaron esta madraza.


Una de esas fundadoras era Fatima al-Fihriya, ideóloga de la construcción de este centro de cultura y conocimiento. Su nombre completo era  Fátima bint Muhammad ibn Abdellah Al-Fihrí, hija de un importante comerciante procedente de Túnez, Mohamed Al-Fihrí, que se trasladó con su familia a Marruecos en la época del reinado marroquí de Idris II.

Se sostiene que esta mujer, al enviudar, heredó una importante fortuna que le permitió poner en marcha, junto con su hermana Mariam,  un proyecto que impulsara la educación de jóvenes, convirtiéndose enseguida su madraza en un importante motor intelectual de todo el ámbito Mediterráneo, de modo que comenzó a  cobrar un protagonismo incuestionable en las relaciones culturales y académicas entre el mundo islámico y Europa, pues junto con el Corán y el fiqh (jurisprudencia islámica), se enseñaban Gramática, Medicina, Matemáticas, Astronomía, Química, Historia, Geografía y Música.


Silvestre II y el diablo en una ilustración de 1460


Su excelente reputación atrajo a a importantes personajes, ya fuera como académicos o como estudiantes, como el gran geógrafo ceutí Al-Sharif Al Idrisí, el fundador de la sociología Ibn Jaldún,  Al-Bitruji y pensadores como Abu Al-Abbas al-Zwawi, Abu Madhab Al-Fasi, y Gilberto de Auvernia, futuro Papa Silvestre II. 
La historia de este personaje,  está repleta de leyendas y exageraciones, que derivan básicamente de su interés por la ciencia árabe y de haber dirigido la cátedra de Pedro durante  el cambio de milenio. 
Este Papa francés es  célebre por su interés científico y su formación académica, no demasiado bien comprendida en aquella época. Es precisamente a Gilberto de Auvernia a quien se atribuye la introducción en Francia, y por ende a Europa, el sistema decimal, los números árabes y el cero, así como de construir uno de los primeros globos terrestres y un reloj de péndulo. En el ámbito de lo incrible y legendario se inserta su invención de una cabeza parlante que respondía a todo lo que se les preguntaba e incluso predecía el futuro. La biografía del llamado Papa Mago o Papa Druida mezcla así continuamente datos reales con otros de carácter mágico.

La cultura a la árabe de este y otros personajes vinculados a la madraza hace aún mas interesante el reconocimiento de su fundadora, de modo que Fatima Al-Fihri, ha sido y es respetada, considerada e inspiradora. 
Junto con Mariam, responsable del proyecto de otro centro en la ciudad de Fez, ponen de relieve  la singularidad y altas cotas de protagonismo de algunas mujeres en el Islam de los siglos mas antiguos.



http://etsamtallericp.blogspot.com.es/2011/10/biblioteca-universitaria-al-karaouine.html





Tarjeta de Fátima y la madraza de Fez realizada para El Calendario Leary que aboga por el derecho que todas las mujeres deben tener  a la educación.


La Madraza Al- Karouine de Fez es uno de los mayores complejos arquitectónicos de la ciudad, una construcción  que remonta sus orígenes en doce siglos pero que no ha hecho mas que crecer.
Su minarete, considerado de los más antiguos del occidente islámico, aún  sigue llamando a las cinco oraciones diarias.
Su biblioteca custodia más de 30.000 obras, entre las que se incluyen algunos ejemplares "raros" y manuscritos únicos en el mundo.





¡Que tengan una feliz semana!


martes, 17 de mayo de 2016

La tumba y la basílica San Pablo Extramuros en Roma








Tal vez uno de los lugares mas impresionantes que haya visitado en Roma sea esta enorme basílica alejada del centro de la ciudad antigua, en el camino que la unía con el puerto y la población de Ostia.
Los magníficos restos arqueológicos y el compendio monumental hacen  que el paseo hasta allí sea una opción interesantísima.
Tener la suerte de que además haya una celebración en gregoriano pone una guinda a este feliz encuentro paulino de historia tan antigua, compleja y bella.

Pablo, el apostol, llegó a Roma en el 61, para ser juzgado. Entre los años 65 y el 67 fue decapitado y luego enterrado a dos millas del lugar del martirio, en el área sepulcral que la cristiana Lucina poseía en la Vía Ostiense y que formaba parte de un antiguo cementerio.
La tumba de Pablo se convirtió en objeto de veneración, y sobre ella se edificó una cella memoriae o tropaeum, donde, durante los siglos de persecución, iban a rezar los fieles y los peregrinos.
Esta necrópolis romana, usada fundamentalmente, de los siglos I al III, que fue parcialmente excavada en 1917, ha sido recientemente abierta al público. La arqueóloga  Cristina Carta, de la Sopraintendenza romana, asegura que ofrece una documentación puntual sobre el paso del rito de la incineración al de la inhumación», dos rituales vigentes de manera simultánea durante «mucho tiempo». La mayor parte de este lugar está destinado a acoger cenizas pero su nivel más reciente documente el empleo de las inhumaciones.




A comienzos del siglo IV, con el final de las persecuciones oficiales contra los cristianos y la promulgación de los edictos de tolerancia, el emperador Constantino mandó realizar excavaciones en los lugares de la conocida como cella memoriae donde los cristianos veneraban la memoria del Apóstol San Pablo, decapitado entre el año 65 y el 67, bajo el emperador Nerón. 
Sobre la localización de una necrópolis que conservaba la tumba del santo, situada en la Vía Ostiense, a unos dos kilómetros de la muralla aureliana que rodeaba Roma, mandó, el emperador, levantar  sobre una domus eclesiae, un lugar de culto de pequeñas dimensiones,una Basílica, que el Papa Silvestre consagró en el 324.
El papa Silvestre I (314-335) consagró la Basílica el 18 de noviembre del 324.
Con el fin de poder ampliar la Basílica, que se había quedado pequeña ante el gran flujo de peregrinos, fue necesario cambiar su orientación, de este a oeste.
Su estructura es bizantina, tiene 131,66 m. de largo, 65 m. de ancho y una altura de 30 m. Fue consagrada en el 395 por el papa Siricio (384-399).
Con sus cinco naves (una gran nave central de 29,70 m., y cuatro naves laterales), sus 80 columnas monolíticas de granito y 
La Basílica fue reformada y ampliada entre el 384 y el 395, bajo los emperadores Teodosio, Valentino II y Arcadio, según un vasto proyecto de cinco naves que se abre a un cuadripórtico, y a lo largo de los siglos los Papas seguirán embelleciéndola y añadiendo partes.





Durante el período de las grandes invasiones, los Papas siguieron realizando obras: León el Grande (440-461) mandó cubrir con mosaicos el Arco de Triunfo, reconstruir el tejado que un incendio había destruido y comenzó la serie de retratos de los Papas, representados en los grandes medallones realizados en mosaico que forman un friso que recorre toda la nave central y el crucero.

El mosaico del ábside pertenece a la misma escuela de los mosaicistas venecianos de San Marcos. En el centro, Cristo a la bizantina en actitud de bendecir está rodeado por dos ángeles y por los 24 Ancianos del Apocalipsis. En el registro inferior están los apóstoles Pedro y Pablo, que parece señalar su tumba 15 metros más abajo. Este mosaico fue reformado y retocado varias veces y colocado de nuevo en su lugar en 1853, después del incendio.
Los medallones de la serie papal reafirman a la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo. Tras el incendio de 1823, Gregorio IX mandó hacer copias de esta serie papal única al mundo que caracteriza a esta basílica. Los medallones antiguos que se salvaron se conservan en el monasterio.
El papa Símaco (498-514) reestructura el ábside y construye algunos habitacula para los peregrinos más pobres.
A la época de Gregorio II (715-731) se remonta la presencia estable de los monjes benedictinos junto a la tumba del Apóstol.
León III (795-816) mandó poner la primera losa de mármol tras el terremoto del 801.
El papa Juan VIII (872-882) mandó levantar una cinta de fortificación en torno a la Basílica y a su Abadía para protegerlas de posibles ataques: este conjunto fue denominado “Joannispolis”.
El papa Gregorio Magno (1073-1085), que fue abad del monasterio antes de ser elegido Papa, mandó alzar el enlosado del crucero enlazándolo con la nave central, erigió un campanario (destruido en el siglo XIX), y bajo su papado se colocó en la entrada principal de la basílica una espléndida puerta bizantina formada por 54 paneles con ataujías de plata.


Son también destacables los mosaicos de la fachada de Pietro Cavallini, el hermoso claustro con piezas cosmati  de los Vassalletto, el famoso baldaquín gótico de Arnolfo di Cambio y el candelabro pascual de Nicola d’Angelo y Pietro Vassalletto, del siglo XIII.
La Basílica pasa de ser un importante de peregrinación, a ser también un compendio del arte paleocristiano, bizantino y gótico.




Bajo el actual altar, a mas de un metro de profundidad  una lápida de mármol lleva la inscripción PAULO APOSTOLO MART

Durante las últimas obras se abrió un hueco debajo del Altar papal para que los visitantes puedan ver la tumba del Apóstol.

En el sarcófago, que no había sido abierto nunca en tantos siglos, se hizo una pequeñísima perforación para introducir una sonda especial, mediante la cual se han encontrado restos de un precioso tejido de lino de color púrpura, bañado en oro, y de un tejido de color azul con filamentos de lino. Se encontraron también granos de incienso rojo y de sustancias proteicas calcáreas. Además, el análisis de pequeñísimos fragmentos óseos, sometidos al examen del carbono 14 por parte de expertos que desconocían su procedencia, ha dado como resultado que pertenecían a una persona que vivió entre los siglos I y II. Esto parece confirmar la unánime  e incontrovertida tradición de que se trata de los restos mortales del apóstol Pablo.

(presentación de los resultados de la investigación por Benedicto XVI)




Yo visité San Pablo el día después del incendio. Tuve una impresión de severa belleza, triste como la música de Mozart. Estaban todavía vivos los vestigios dolorosos y terribles de la desgracia; la iglesia se había convertido en escombros negros y humeantes; los fustes de las columnas, partidos por toda su largura, amenazaban con caer a cada instante. Los romanos, consternados, habían ido en masa a ver la iglesia incendiada.
(Sthendal)


En la noche del 15 de julio de 1823 un incendio destruyó este testimonio único de épocas paleocristiana y bizantina, del Renacimiento y del Barroco. 
La Basílica fue reconstruida de modo idéntico, usando los elementos que se habían salvado del incendio. En 1849 el Papa Gregorio XVI consagraba el altar de la Confesión y el transepto.

Se sigue reformando y embelleciendo. En 1928 se añadió el pórtico de las 150 columnas


1.-Tumba del Apóstol. El año 2006 se abrió un hueco que permite ver la pared de mármol del sepulcro de San Pablo 
2.-Espléndido Ciborio de Arnolfo di Cambio (año 1284). Milagrosamente salvado del incendio.
3.- Mosaico del ábside. El mosaico original, del siglo XIII, resultó muy dañado en el incendio. El actual es la reproducción fiel del primitivo, del que lograron salvarse algunos fragmentos (otros se ven en el Museo).
4.- Candelabro pascual (siglo XII-XIII), con escenas de la Pasión. Obra excepcional, que también se salvó del incendio.
5.- Puerta bizantina.  realizada en el siglo XI que era la puerta central de la antigua basílica. Aunque muy restaurada tras el incendio, es una de las principales reliquias de arte bizantino en Roma.
6.- Mosaico del Arco de Triunfo, llamado de Gala Placidia (hija del emperador Teodosio, siglo V) porque fue financiado por ella. Muy restaurado a lo largo de los siglos y después del incendio.
7.- Claustro del siglo XIII, obra en parte de los Vassalleto.
8.- Retratos de los Papas. La serie fue comenzada en el siglo V. De los retratos de la antigua basílica sólo se han salvado 42 (ahora en el Museo). 
9.- Puerta central de la basílica (Antonio Maraini, 1932). 
10.- Capilla de la adoración. Contiene un valioso crucifijo atribuido a Cavallini y una talla de madera de San Pablo (s.XIV-XV) de gran valor devocional. La capilla acoge también la tumba de Cavallini.
11.- Museo y Pinacoteca
12.- Capilla de las reliquias
13.-Campanario.  Obra de L. Poletti.
14.-Cuadripórtico de ingreso



El baldaquín gótico de Arnolfo di Cambio  (1285), se apoya sobre cuatro columnas de pórfido. Se organiza mediante arcos ojivales trilobulados, en cuyos nichos angulares están las figuras de Pablo, Pedro, Timoteo y Benito y representó el punto de partida para un nuevo arte figurativo. 






Desde el siglo X el candelabro está cerca del altar vacío durante la liturgia del Sábado Santo. El candelabro de San Pablo es un ejemplo excepcional de la obra de los marmolistas romanos de finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII: representa escenas de la Pasión y de la Resurrección con decoraciones animalistas y floreales. Se leen los nombres de Nicola d’Angelo y Pietro Vassaletto.















Además de la Basílica papal, el conjunto comprende una abadía benedictina muy antigua, restaurada por Odón de Cluny en el 936, activa bajo la dirección de su abad. Los monjes benedictinos de la antiquísima abadía, edificada junto a la tumba del Apóstol por el papa Gregorio II (715-731), siguen viviendo allí.

¡Que tengan una buena semana!




enlaces:
http://www.vatican.va/various/basiliche/san_paolo/sp/basilica/abbazia.htm
https://www.audioguiaroma.com/san-pablo-extramuros.php
http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/roma-desvela-parte-de-la-necropolis-en-la-que-fue-enterrado-san-p?utm_source=twitterfeed&utm_medium

martes, 10 de mayo de 2016

Santo Domingo de Silos




En tierras de Caraço, si oyestes contar,
una cabeça alta, famado castellar,
avie un monesterio, que fue rico logar,
mas era tan caido, que se querie ermar.
Solíe de monges negros, bevir y buen conviento,
de cuyo ministerio, avie Dios pagamiento.
Mas era de tal guisa demudado el viento
que fascas non avien ningun sostenimiento.
Todo es menoscabo, esta tan gran fallencia,
vinie por mal recabdo, e por gran negligencia;
o avie enna casa puesta Dios tal sentencia,
pora Sancto Domingo dar honorificençia.
Pero avie en casa aun monges ya quantos,
que façien bona vida e eran omnes sanctos;
estos eran bien pobres de saya e de mantos;
quando avien comido fincavan non muy fartos.



Gonzalo de Berceo,
 Silos hacia 1260.







Conchas marinas de los siglos muertos,
repercuten los claustros los cantares
que, olas murientes de la eterna costa,
desde el destierro de la tierra se alzan
bregando por su paz las almas trémulas.


     Escritos estos versos para mi poema El Cristo de Velázquez durante mi estancia, en la Semana Santa de 1914, en esta abadía de Santo Domingo de Silos, a donde vine, hombre de guerra, a disfrutar unos días de paz para poder tornar con nuevo empeño a la batalla, que es mi vida.


Miguel de Unamuno, Silos 12 abril 1914.




Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

Gerardo Diego, 
Silos 4-julio-1924.





El monasterio de Santo Domingo de Silos está situado al sureste de la provincia de Burgos, al sur de la sierra de la Demanda, entre la Peña de Carazo al norte y las Peñas de Cervera al Sur, en el valle de Tabladillo, donde se instaló desde el siglo IX.
La vida monástica en todo el Valle de Tabladillo ya existiría a fines del siglo IX, y se organizaría en granjas monástico-familiares, si bien, la primera referencia escrita del monasterio de Silos, es de 954, en un texto que relata cómo el Conde de Castilla, Fernán González, donó sus territorios y el dominio de la zona, para que allí se asentara la comunidad religiosa.

Se considera que el monasterio fue fundado en los años finales del siglo IX o principios del X, con la advocación de San Sebastián,  en el mismo momento en que se fundan los monasterios cercanos de Arlanza o Cardeña.

El valle de Tabladillo se situaba en zona estratégica, primero dentro del Condado de Castilla y después, en el Reino de Castilla, entre los siglos IX y XI. Se encontraba en la frontera entre los territorios cristianos y los del Califato de Córdoba y ello provocó que sufriera las constantes incursiones de Almanzor y sus tropas, lo que provocó una constante situación de gran inestabilidad hasta después del año 1000.




Planta del monasterio tomada del portal de la Junta de Castilla y León. 


El monasterio se organiza en torno a dos claustros, el medieval románico y el del siglo XVIII, clasicista, si bien la entrada principal a la abadía es barroca y se sitúa al oeste, mientras que al sur están las celdas de los monjes.
El actual templo es de estilo necoclásico y se adosa al claustro medieval por el norte. Presenta planta de cruz griega con capillas elípticas entre los brazos. Su planta es centralizada y simétrica.
Puede que el primer templo, prerrománico, contara con una única nave con cabecera cuadrada, que se amplió en tiempos del abad Domingo, convirtiéndose en un edificio románico de tres naves y cabecera con tres ábsides semicirculares.
Unos años después, en tiempos del abad Fortunio, se realizó el templo que finalmente se consagró en 1088, con tres naves separadas por pilares cruciformes, y tres ábsides en la cabecera. Sus características eran similares a las de otros templos contemporáneos como el de San Pedro de Arlanza, San Facundo, San Isidoro de León y San Primitivo de Sahagún.
Se le añadió después el crucero donde se abrió la Puerta de las Vírgenes, que permite el paso desde la iglesia al claustro. También son de este momento las portadas sur y norte del templo. La septentrional conserva el tímpano donde se representaba la Presentación en el templo, la Natividad y la Adoración, que en la actualidad puede verse en el museo del monasterio.

En 1732 se prolongó el crucero y bajo un baldaquino se colocó la urna con los restos de Santo Domingo, obra del padre benedictino Pedro Martínez de Cerdeña.


El Claustro

El de época románica es de planta cuadrangular y presenta dos alturas. Las pandas del claustro se abren al patio con arcos de medio punto que se sostienen sobre columnas pareadas, las cuales se duplican en los puntos centrales y en las esquinas. En la panda este se localiza la Sala Capitular y el scriptorium; en la sur, están la cocina y el comedor en el primer piso, del que solo se conserva un arco, y el dormitorio estaría en la segunda planta; y en la occidental se localizaba la hospedería ocupando las dos plantas. En las esculturas de los capiteles y de las esquinas, se han distinguido tres talleres.



La zona mas antigua es conocida como del primer taller silense  y parece que puede fecharse en torno al año 1100. A este pertenecen la Sala Capitular, la crujía este y norte, y parte de la oeste, del claustro bajo, caracterizándose su obra por unos capiteles tallados con animales fantásticos o reales, con motivos geométricos y vegetales y alguna figura humana.

La composición de elementos afrontados es la más repetida, procediendo los motivos del mundo islámico y los bestiarios (sobre fondo rojo números 1-39).



Entre 1170 y 1200, trabajó un segundo taller en Silos, cuya obra son los capiteles de la galería sur y parte de la occidental (sobre fondo naranja números 40-64). Las esculturas presentan un tratamiento más acusado del volumen que el realizado por el primer taller.




El tercer taller trabaja desde el último cuarto del siglo XII y los comienzos del XIII y se encarga de hacer el claustro alto, donde los capiteles no alcanzan la maestría de los del claustro inferior, pero son muy interesantes porque reproducen escenas de la vida cotidiana, se introducen temas populares y se pueden diferenciar varias manos en la factura de los capiteles.







Los discípulos de Emaús, donde se resalza la expresividad de los ojos con azabache. Sólo se conservan en el primero de los discípulos, que protege las escrituras.







El primer taller elaboró los relieves de las esquinas del sureste que representan la Ascensión y Pentecostés; la Sepultura y Resurrección, el Descendimiento, los Discípulos de Emaús y la Duda de Santo Tomás. Las figuras se representan con un volumen cuya expresión se reduce al mínimo.

El segundo taller realizó el altorrelieve del pilar suroeste del claustro, que representa La Anunciación y el Árbol de Jesé.





Diablo con unja mujer pintados a la entrada de la Sala Capitular del Claustro románico






Cocina de la botica del Monasterio de Silos


El museo

Además de la custodia procesional del siglo XVI,el cáliz del siglo XI y otras interesantes piezas, como el relicario esmaltado , el frontal de Silos, diversas piezas escultóricas romanas y románicas, tallas, pinturas y tejidos, se exponen en esta antigua sala de refrectorio la Cruz Gemada del siglo XIII,  que donó el rey Alfonso VIII, hecha en bronce y filigrana.





Paloma eucarística datada entre los siglos XII y XIII, fabricada  en plata dorada y fundida en una sola pieza. 







Descubierto en 1964 mientras se excavaba la cimentación de la iglesia actual que proyectara Ventura Rodríguez a mediados del siglo XVIII, el tímpano románico, de hacia 1.200,  procedería de una de las puertas de la iglesia románica desaparecida al construir la neoclásica. 
Se representa el Nacimiento,  la Presentación y  la adoración de los Reyes, mientras que en el capitel se representa la Anunciación, Visitación, Aparición a José y los pastores, Nacimiento y la Huida a Egipto. 







La arqueta para reliquias esmaltada se data entre los siglos XII y XIII. Es rectangular con cubierta a dos vertientes, rematada con un calado en forma de arcos  de herradura, que alterna placas esmaltadas y alvéolos para cabujones, probablemente de cristal de roca, actualmente desaparecidos. La arqueta se sustenta sobre cuatro soportes prismáticos de base cuadrada decorados con motivos vegetales. Se representan escenas de la vida de Cristo


Imagen en piedra policromada que representa a Santa Ana, la Virgen y el niño. Siglo XIV





La Biblioteca


El archivo de la Biblioteca alberga unas 250.000 referencias bibliográficas, 143.000 registros bibliográficos catalogados (accesibles desde la web) y  25.000 títulos de fondo antiguo, de los que 4.000 ejemplares son únicos. Uno de los documentos mas singulares son las glosas silenses (del Scriptorium de Santo Domingo de Silos) recogen las primeras palabras castellanas escritas, y fueron escritas en el Scriptorium de este monasterio.
Una de las curiosidades es que uno de los códices de Silos está escrito en el primer papel utilizado en Europa (s. XI).
La Biblioteca del monasterio posee la liturgia hispano-mozárabe, y la historia de los benedictinos españoles de la desaparecida congregación de Valladolid.
La  Botica del monasterio cuenta con biblioteca propia con 1.024 títulos, constituyendo uno de los mejores testimonios bibliográficos de la farmacopea española.




Glosas Silenses

Es en el pueblo castellano donde va surgiendo espontáneamente una nueva forma de hablar y entre el clero donde se inicia el reconocimiento de ese nuevo hablar escribiendo intencionadamente sus primeras palabras en unos libros latinos dedicados al uso litúrgico.
    Los monasterios benedictinos de San Millán de la Cogolla y de Santo Domingo de Silos son quienes conservaron en sus respectivas bibliotecas esos textos hasta la exclaustración, en 1835.
    Las glosas son un conjunto de anotaciones que se añaden al margen, o entre líneas, de un texto para hacerlo más claro. 
La profusión de tantas glosas romances en tan pocos folios, como sucede en este penitencial de Silos, denota una voluntad decidida por traducir las palabras latinas más significativas a la nueva lengua ya en uso. Al aplicar la grafía latina a esa nueva forma de hablar carente todavía de normas y usos ortográficos este monje culto puso en marcha un experimento que luego se consolidaría. Con ello le dio al nuevo hablar un sustrato cultural que favoreció su difusión. 
El texto y las glosas son de la misma mano y coetáneos, lo que se debe a que, sin duda, el monje estaba copiando un códice anterior. Son 368 glosas, latinas y castellanas, las que aparecen en los 15 folios del penitencial. 
Este penitencial de Silos forma parte del códice conocido como de Silos, hoy en el Museo Británico.
Aunque su importancia es innegable, no estamos ante las primeras palabras intencionadamente escritas en lengua castellana. El primer testimonio escrito del castellano retrocede dos siglos atrás en el tiempo, del XI al IX, como demuestra un estudio sobre los manuscritos de Santa María de Valpuesta (Burgos), que cuenta con la bendición de la Real Academia Española (RAE) y que, en la práctica, dinamita el ya cuestionado mito de las Glosas Emilianenses como primer texto y San Millán de la Cogolla (Rioja) como cuna del castellano.
La investigación acredita que en este monasterio de Valpuesta, a 90 kilómetros de la capital burgalesa, se encontraron los documentos más antiguos (del siglo IX) que incluyen términos en castellano, en oraciones en las que el latín iba desapareciendo y se apreciaba el orden lógico del nuevo idioma.
Estos escritos eran conocidos como Cartulario de Valpuesta y el historiador clásico y de referencia de la lengua, Ramón Menéndez Pidal, ya los mencionaba en su estudio Orígenes del Español.
Sin embargo, la presencia de falsificaciones entre los más antiguos, con las que los monjes simulaban tener privilegios reales que, en verdad, nunca les habían sido dados, hicieron que los estudiosos miraran con desconfianza todo el conjunto de legajos.
Ahora filólogos y paleógrafos del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua han apartado las falsificaciones –tres en total– y han acreditado la validez de los 184 documentos restantes.
La RAE ha coeditado en dos lujosos volúmenes, Los becerros góticos y Galicano de Valpuesta, y su vicedirector, José A. Pascual, da por seguro en el prólogo "el consenso entre filólogos e historiadores, en cuanto a que acerca mucho el trabajo a lo que se entiende por definitivo".
Los fondos de Valpuesta constan de ocho documentos del siglo IX, 39 del X, 49 fechados en el XI, 90 en el XII y uno del XIII, y consisten, sobre todo, en escritos que registran donaciones de bienes materiales (ganado, tierras o enseres) de particulares al monasterio a cambio de bienes espirituales como un entierro en su suelo o misas en su memoria. Los escribientes de aquella época intentaban plasmar los acuerdos en latín.
Pero Gonzalo Santonja, director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y filólogo, señala que ese latín "estaba tan alejado de la rectitud, presentaba un estado tan evolucionado o corrompido" que, asegura, "se puede concluir que la lengua de los becerros de Valpuesta es una lengua latina asaltada por una lengua viva, de la calle y que se cuela en estos escritos".



Antifonario de Silos


El florecimiento musical de la liturgia se efectuó durante los años 550-660. Históricamente es la época en que la cultura eclesiástica latina se concentraba en España, principalmente en Sevilla, Toledo, Zaragoza, Tarragona y Barcelona. La Iglesia española durante estos siglos estaba dividida en cuatro grandes provincias: la Carthaginesis -en medio de la cual estaba situado el centro de Toledo-; la Bætica, centralizada en Sevilla; la Gallœcia (con Braga) y la de Tarragona. Desde el año 587, fecha de la conversión de Recaredo al Catolicismo, Toledo paso a ser el centro de la vida litúrgica y musical de España. El Concilio IV de Toledo, celebrado el año 633, por cuanto establece en su canon II, muestra claramente que en aquellas fechas existieron ya una liturgia y un canto hispanos unificados. En consecuencia, el repertorio litúrgico-musical de la iglesia visigoda era casi completo, y normalizado con carácter propio antes del año 711, fecha de la entrada de los árabes en España. A pesar de ello, este repertorio es conocido comúnmente con el nombre de mozárabe. No obstante, se debe señalar que desde la entrada de los musulmanes en Toledo (711), la actividad musical de los mozárabes, en su situación aislada, aumento muy poco el fondo litúrgico-musical preexistente, quedando este en su carácter primitivo o, en todo caso, con unas derivaciones puramente hispánicas con un carácter muy peculiar, cuyo estudio reviste hoy gran interés artístico y musicólogo.
De los códices musicales se puede decir que conservan el fondo litúrgico practicado por la Iglesia visigodomozárabe. En general, estos códices fueron copiados durante los siglos VIII-XI. Algunos, como el que se conserva en el Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), pertenecen al siglo XIII, pero su repertorio litúrgico-musical contiene el corpus practicado en la Iglesia hispana durante los siglos VI-VII, incluso con elementos previsigodos, y son, desde el punto de vista de su notación, un exponente de la floración de la Scriptoria de Tarragona, Toledo, San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de Silos, etc. Actualmente se conservan algo más de veinte códices con música de aquella liturgia. Uno, proveniente de Tarragona: otro, el célebre Antiphonarium de la catedral de León, copiado a principios del siglo X de un ejemplar escrito a mediados del siglo VII, Los restantes -muchos de ellos hallados en Santo Domingo de Silos o pertenecientes a su archivo- provienen directa o indirectamente de la gran provincia de la Iglesia centralizada en Toledo, puesto que el repertorio que ofrecen es exclusivamente el que allí se practicaba.
Desgraciadamente. al abolirse la práctica de la liturgia musical mozárabe, los cantores españoles no se preocuparon de copiar los códices con diastematía y sobre líneas de pautado musical. La consecuencia fue la pérdida total de la clave para leer y transcribir los néumas vetustos de la liturgia hispana. Cuando el cardenal francisco de Cisneros intentó la reforma mozárabe en 1502, fundando la célebre capilla mozárabe de la catedral de Toledo, los músicos castellanos no supieron ya transcribir una sola de aquellas antiguas melodías mozárabes. El resultado es que sólo algunas melodías mozárabes han podido ser transcritas con cierta garantía de autenticidad Hoy sabemos el significado de los néumas mozárabes por lo que se refiere al número de notas que ellos representan: se puede adivinar su ritmo libre, e incluso su modalidad algunas veces, pero nos falta la clave para fijar con exactitud la elevación y sus intervalos.
Entre las pocas melodías mozárabes transcritas con un mínimo de garantía de autenticidad se encuentran las Lamentaciones de Jeremías que figuran en el Antiphonarium mozarábico conservado en el Monasterio de Santo Domingo de Silos. El códice es del siglo XIII y el repertorio musical en el contenido pertenece a un periodo que puede extenderse entre los siglos VIII y IX. La transcripción fue efectuada en 1907 por el monje de Silos Casiano Rojo y revisada más tarde por el también monje silense Germán Prado






Códice de Silos

El 19 de mayo de 1840 compró el British Museum de Londres un manuscrito precioso; se trataba de una copia, espléndidamente iluminada, del Comentario de Beato de Liébana al Apocalipsis de San Juan que había sido copiado en el scriptorium del monasterio de Santo Domingo de Silos. 
A decir del bibliotecario silense, Miguel C. Vivancos, sería extraño que un cenobio tan antiguo como el de San Sebastián de Silos, situado al sur de la provincia de Burgos, fundado hacia finales del siglo IX o principios del X, no contara entre sus libros con un ejemplar de obra tan característica como éste hasta finales del siglo XI. 
Se conocen las vicisitudes de la biblioteca silense, sus manuscritos más antiguos, el renacer del scriptorium en tiempos del santo abad Domingo, que luego daría nombre al monasterio, el apogeo de los tiempos de don Fortunio... pero en ningún momento hallamos que, a lo largo del siglo X, los monjes silenses dedicaran su tiempo y esfuerzo a la copia de un Beato, libro que, desde sus orígenes en la Liébana, a finales del siglo VIII, gozaba de un predicamento extraordinario. 
La casualidad y el interés del padre Domingo Ibarreta, archivero de Silos, han hecho que se conserven en el monasterio de Silos tres folios, procedentes de Santa María la Real de Nájera. Uno de esos folios, otrora del monasterio riojano de Cirueña, se fecha en el siglo IX, siendo así el testimonio más antiguo conservado de la transmisión manuscrita del Comentario de Beato, único además por su primitiva iluminación, aunque nada de esto atañe directamente a Silos. 


A finales del siglo XI, cuando el texto de Beato empezaba a ser más raramente copiado y utilizado, los monjes de Silos deciden emprender la tarea, que requería muy buen pergamino, tintas variadas, oro y plata para ser profusamente ilustrado. Si quería llevar a cabo una obra cuidada y bien acabada, era necesario además disponer de buenos calígrafos e iluminadores. Silos no carecía en este momento de nada de ello; los monjes Domingo y Muño pusieron manos a la obra, y el jueves, 18 de abril de 1091, a la sexta hora del día, dieron fin a la labor de copia del texto, que pudo llevarles unos cuantos meses. Siguiendo la costumbre, podían dar gracias a Dios por haberles permitido finalizar su obra: "Bendito sea el Señor que me condujo al puerto de esta obra. Bendigo también al rey del Cielo que me ha hecho llegar sin daño al final de este libro, amén".

Y es que la labor del copista es harto dificultosa, como ellos mismos se encargan de recordar al lector: «La labor del escriba aprovecha el lector; aquél cansa su cuerpo y éste nutre su mente. Tú, seas quien seas, que te aprovechas de este libro, no te olvides de los escribas, para que el Señor se olvide de tus pecados. Porque quien no sabe escribir no valora este trabajo. Por si quieres saberlo, te lo voy a decir puntualmente: el trabajo de la escritura hace perder la vista, dobla la espalda, rompe las costillas y molesta al vientre, da dolor de riñones y causa fastidio a todo el cuerpo. Por eso tú, lector, vuelve las hojas con cuidado y aleja tus dedos de las letras, porque igual que el pedrisco destroza una cosecha, así el lector inútil borra el texto y destruye el libro.»

Finalizada su tarea, Domingo y Muño debieron pasar la obra, aún no encuadernada, a los iluminadores para que, en un año más o menos copiaran las iluminaciones del modelo en los espacios dejados en blanco al efecto. Pero entonces empezaron a sucederse unos problemas, cuya exacta determinación ignoramos. El caso es que, a la muerte del abad Fortunio, ocurrida hacia el año 1100, sólo se había llevado a cabo una mínima parte de las miniaturas. El trabajo debió paralizarse en los años sucesivos, pues el siguiente abad, don Juan, quien tuvo la dicha de recibir el manuscrito íntegramente iluminado de manos de su prior, don Pedro, quien debió llevar a cabo la mayor parte del trabajo que faltaba. La casualidad quiso que el 30 de junio de 1109, fecha del remate de toda la obra, fuera también el día de la muerte del rey Alfonso VI que había sido un insigne bienhechor de la casa de Santo Domingo.

El estado de conservación del manuscrito es tal que da la impresión de haber sido muy poco usado. Casi cincuenta años después de su remate, fue utilizado para copiar en uno de sus folios en blanco un documento que, por su importancia para la comunidad, merecía custodiarse en lugar seguro. Nos referimos a la división entre las mesas abacial y conventual, que tuvo lugar en 1158. Un lector curioso lo tuvo entre sus manos en el siglo XIV y señaló los pasajes que más le llamaron la atención. A partir de este momento ignoramos todo sobre él; en algún momento salió de Silos para no volver jamás.

En el siglo XVIII pertenecía al cardenal Antonio de Aragón, quien lo donaría al colegio de San Bartolomé de Salamanca, de donde pasó, cuando la supresión de dichos colegios, a la Biblioteca Real de Madrid. Cabe suponer que de ahí lo cogió José Bonaparte cuando fue rey de España, y luego fue vendido por él mismo al British Museum, cuando sólo era conde de Survilliers.


Esta es, grosso modo, la historia de un manuscrito que si bien a nivel textual no plantea mayores problemas, deberá ser profundamente estudiado a nivel iconográfico para determinar con precisión las diferentes manos que en él intervinieron, sus modelos e influencias, sus innovaciones, etc. Todo ello sin contar con que, en época indeterminada, fue enriquecido con unos folios, espléndidamente decorados, procedentes de un antifonario también silense, y de una visión del infierno, única para el arte románico. Pero también un análisis paleográfico concienzudo dará luz sobre la introducción paulatina de la escritura carolina en el reino de Castilla, ya que, escrito íntegramente en minúscula visigótica, son sin embargo frecuentísimas en el códice las influencias de la nueva forma de escribir.

Sobre la fascinación que me producen sus imágenes, me permito enlazar a uno de los post dedicados a esta cuestión en este mismo blog, en el que se presenta un breve apunte sobre la miniatura de los Juglares del Beato de Silos.
pincha aquí si quieres verlo






La pared de la fábrica del edifico que alberga la biblioteca, vista desde clausura.


La Cripta

Bajo la iglesia del siglo XVIII se encuentra la cripta en la que se pueden observar los restos conservados de las bases de las pilastras,  los tambores y uno de los ábsides de la casi desaparecida iglesia románica del monasterio, así como algunos curiosísimos elementos decorativos de las primeras fases plenomedievales.
Se encuentran allí elementos prerrománicos de singular traza geométrica y modillones de rollos.


Cripta bajo la iglesia




Dos piezas, la inferior de la matanza de los inocentes con un soldado armado de cota de malla y la superior con un guerrero de escudo redondo.



Uno de los 24 ancianos del Apocalipsis tañendo la viola de brazo en un capitel erosionado




Una de las piezas prerrománicas de la cripta









Esta visita sólo fue posible gracias a Dionisio, a quien agradezco que me guiara por donde no es frecuente transitar y que me dejara disfrutar, como hasta ese momento nunca había podido hacer, de este singular lugar. La compañía de mis amigos hizo el resto.
El día finalizó con el rezo de las Vísperas cantado en Gregoriano, con el abad mitrado, un especial rito litúrgico que acabó con el Tantum Ergo, canto aprendido de mis mayores. Patrimonio Cultural complejo y con mayúsculas.

¡Feliz Semana a todos!





Bibliografía


-  Álamo Martínez, C, El Claustro Románico de Silos, Madrid, 1983.
- Álvarez Martínez, M.R. «La iconografía musical del Medievo en el monasterio de Santo Domingo de Silos», Revista de musicología 15, 2-3, 1992: 579-624
- Bango Torviso, Isidro Gonzalo (1990): «La iglesia antigua de Silos: del Prerománico al Románico Pleno», En VV.AA. 1990: págs. 317-376.
- Boto Varela, G., «Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular», Stvdia Silensia Series Maior III, 2000.
- Ferotin, M. Histoire de l'Abbaye de Silos; Paris 1897.
- Gallard, G., «L'Église et le cloître de Silos: dates de construction et de la décoration», Bulletin Monumental, 91, 1932: 39-80.
- Ibáñez Pérez, A. C., Fernández Flórez, J. A., López Santidrián, S. y Acinas Lope, B. «Silos, un milenio. Actas del Congreso Internacional sobre laAbadía de Santo Domingo de Silos» (Santo  Domingo de Silos, 2001); Studia Silensia, XXV-XXVII, 2003. Vol. 1: Espiritualidad; Vol. 2: Historia; Vol. 3: Cultura
- Maté Sadornil, L., «Apertura de la tumba de Santo Domingo de Silos y los manuscritos de su vida (1732)» Actas del XVIII Congreso de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España (Orense 2002), Memoria Eecclesiae, 25, 2004: 529-544
- Navarro Gascón, J.V., Gómez González, M.L. y Gayo García, M.D. «Estudio de la policromía y patinas de los relieves del claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos)» XI Congreso de Conservación y Restauración de Bienes Culturales: (Castellón, 1996), Castellón 1996: 589-602
- Orueta, R., «La escultura del siglo XI en el claustro de Silos», Archivo Español de Arte y Arqueología, 6, 1930: 223-240. 
- Palacios Palomar, C.J., «Tesoros de Silos: catálogo artístico del Monasterio de Santo Domingo de Silos, siglos XVI al XIX Abadía de Silos», Studia Silensia Series Maior 5 , 2006.
- Palomero, F., Ilardia, M., Maté, L. y Reyes, F., Silos: Un recorrido por su proceso constructivo, Burgos 1999.
- Pérez Urbel, J. El Claustro de Silos, Burgos, 1955.
- Pinedo, R., «El Claustro de Silos y sus inscripciones», Boletín de Silos, 15 (1912-13), 16 (1913-1914), 17 (1914-1915), 18 (1915-1916) y 21 (1918- 1919).
- Pinedo, R., «Del Claustro de Silos. La puerta de las Vírgenes. Una página del Apocalipsis», Revista Española de Estudios Bíblicos, 3, 1928: 59-71.
- Senra Gabriel y Galán, J.L., Rodríguez Montañés, J.M. y Franco Mata, A., Enciclopedia del Románico en Castilla y León, vol. Burgos IV, , 2002: 2544-2600.
- Serrano, L., El Real Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos, 1926.
- Valdez del Alamo, E., «Triumphal Visions and Monastic Devotion: The Annunciation Relief of Santo, Domingo de Silos», Gesta, 29-2, 1990: 167-188.
- Valdez del Alamo, E., «Visiones y Profecía: el Árbol de Jesé en el claustro de Silos» Actas de El Románico en Silos. 9° Centenario de la Consagración de la Iglesia y Claustro. 1088-1988. (Burgos, 1988), Santo Domingo de Silos, 1990: 173-202.
- VVAA, El románico en Silos: IX centenario de la consagración de la iglesia y claustro, 1088-1988, Santo Domingo de Silos, 1990.
- Whitehill, W. «The destroyed romanesque church of Santo Domingo de
Silos», Art Bulletin, 14, 1932: 316-343.
- Zaragoza i Pascual, E., Abadologio de Santo Domingo de Silos (siglos XXX),
Burgos, 1998.


Enlaces

http://www.abadiadesilos.es/

http://www.jcyl.es/jcyl/patrimoniocultural/silos/silosweb/visita.html

http://www.moleiro.com/es/beato-de-liebana/beato-de-silos-beato-de-liebana.html