miércoles, 29 de julio de 2020

Paestum






Los dioses nos observan desde la geometría
que es su imagen.
       Sus templos no temen a la luz
sino que en ella erigen el fulgor
de su blancura: columnatas
patentes contra el cielo y su resplandor límpido.
Existen en la luz.
 Así sus pueblos bárbaros
intuyen el tumulto de sus dioses grotescos,
que son ecos formados en una sima oscura:
un chocar de guijarros en un túnel vacío.
Aquí los dioses son
como la concepción de estas columnas,
un único placer: la inteligencia,
con su progenie de fantasmas lúcidos.

POEMA PAESTUM  
Guillermo Carnero

Paestum es ese lugar al que llegas con emoción y te sorprende aún mas de lo esperado. Situada en la actual región de la Campania, a unos 50 km al sur de Salerno, fue una enorme ciudad de mas de 150 hectáreas, de las que unas 25 son públicas,  con una muralla torreada de 5 km de perímetro, te recibe inesperadamente. 
Aparcas tu coche y has de recorrer unos centenares de metros para llegar al ágora griega. Esos pasos te acercan al gran conjunto de templos. Esos impresionantes, enormes y antiguos templos que has visto en fotos y que has estudiado se levantan majestuosos sobre la llanura del valle del Sele.


Paestum en la II Edad del Hierro. Restos de urnas cinerarias halladas en la zona de Paestum
MANP


La leyenda cuenta como Jason y sus cincuenta compañeros navegantes del barco Argo conquistaron el vellón de oro en La Cólquide, en el lejano Mar Negro. A su regreso tuvieron que cruzar los ríos Danubio, el Po y Ródano para acabar descendiendo por la costa del Tirreno deteniéndose en la desembocadura del río Sele donde levantaron  un santuario a su diosa protectora Hera, esposa del gran Zeus, en su advocación de Hera Argiva y  Hera del Argo.
Se dice que desde su templo la diosa protegió a los marineros durante siglos, pero además, en su papel de madre de los dioses, se convirtió en protectora de los matrimonios y de la prosperidad de la naturaleza y los hombres. 
Este lugar religioso devino en el marcador de una frontera entre el territorio situado al sur del río Sele, habitado por los griegos de la antigua Posidonia, llamada Agrópoli, situada a unos 9 km del santuario, y el pueblo etrusco, al norte del mismo. Como en todas las fronteras, existía una permeabilidad que hacía posible la existencia de importantes intercambios comerciales, económicos, idiomáticos y culturales.
Si bien la existencia del santuario era recogida en los textos antiguos, fue realmente descubierto en los años 30 del siglo XX gracias a la intuición de la arqueóloga Paola Zancani Montuoro quien lo localizó en las marismas de Sele, comenzando su excavación arqueológica junto con Umberto Zanotti Bianco. A ellos se debe el hallazgo de las antiguas metopas datadas en 570 a C, unas décadas después de la fundación del templo, que hoy se exponen en el Museo  Arqueológico Nacional de Paestum (en las fotos MANP). 
Nuevas campañas de excavación arqueológica permitieron reconocer la decoración metopada de una reforma de finales del siglo VI si bien sabemos que el templo mantuvo su actividad y prestigio incluso en época romana.
La narrativa de la decoración del templo representa los trabajos de Hércules, el viaje de los Argonautas y episodios de la Guerra de Troya.
Debemos al geógrafo griego Estrabón, que vivió entre finales del siglo I a. C. y  comienzos del siglo I d. C., la descripción de la historia de la ciudad de Paestum, que, evidentemente, se completa con la investigación arqueológica realizada a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad.
Se da por cierto que a finales del siglo VII a. C., los ciudadanos de la ciudad de Sibaris , situada al sur, en la Magna Grecia, en la actual Calabria, buscaron el modo de establecer un nuevo asentamiento amurallado para iniciar intercambios con los etruscos. Liderados por el dios marino Posidón llegaron a un primer emplazamiento situado en una colina sobre el mar, donde le levantaron un templo,  pero tiempo mas tarde decidieron establecerse en el valle del Sele.


Estátera de Posidonia. 520 a C.  Money Museum, Zurich

A mediados del siglo VI a C y hasta un siglo después, Posidonia vivió su periodo de esplendor y bonanza. Fue entonces cuando se levantaron el ágora y los santuarios antiguos de Hera, datado en 560 a C y el de Atenea, en 510 a C. 
Unos años antes se había levantado una capilla monumental dedicada al héroe fundador de la ciudad. El culto al héroe era una práctica muy común. Los héroes tenían un papel fundamental en la sociedad de las polis griegas y en la Magna Grecia su importancia era mayor, debido a que se consideraban héroes también a los fundadores de dichas apoikias, los oikistes.
Este culto, normalmente, se centraba alrededor del heroon, donde se creía que reposaban los restos del héroe, las reliquias, aunque en numerosas ocasiones las tumbas estaban vacías. A menudo estaban dentro de las ciudades, en el ágora o junto a las puertas de la ciudad, o incluso dentro de un gran santuario religioso, como el heroon de Pelops en el Altis de Olimpia. Se hacían ofrendas, comidas y se consideraba que el héroe, que aún estaba vivo, compartía esas ofrendas. La “posesión” de un héroe por una determinada ciudad era visto como algo fundamental para el buen devenir de ésta. Esta superstición llevó a algunas ciudades griegas a enfrentamientos por el control de restos considerados heróicos.


Paisaje de Paestum con el lienzo de muralla y una de sus torres reconstruidas



El Heroon es una de las mas antiguas construcciones conservadas de la ciudad de Paestum, en torno al 520 a.C., ubicado en el ágora de la polis. 
En un principio un túmulo cubría la tumba, pero con el paso del tiempo se perdió  y dejó al descubierto la parte superior de la estructura y se diferenció del resto del ágora mediante una pared de piedras cubiertas con tierra.




Esculturas policromadas del siglo VI a C halladas en el sector del templo meridional. 
Arriba un sedente masculino barbado, abajo un fragmento de escultura femenina con peplos.
MANP


Fragmento de la decoración de terracota con cabezas de león y policromía del templo meridional del siglo VI a C.
MANP


Reconstrucción de la decoración del templo meridional del siglo VI a C
MANP



A comienzos del siglo V a C se levantó el templo de Apolo y en el ágora, el eklesiasterion, donde se celebraban las asambleas de ciudadanos.





Templo dórico de Hera en Paestum




Entre los templos de Hera y Hera II (antes de Neptuno) se alza este "Caballo de arena" de Mimmo Paladino, realizada en 1999, sugerente y curiosa instalación artística entre los templos del sitio arqueológico de Paestum



Metopas del antiguo templo del siglo VI de la diosa Hera hallados en excavación arqueológica y hoy exhibidas en el Museo Arqueológico Nacional de Paestum


Trabajos de Hércules.
Detalle del bajorelieve de una metopa del antiguo templo de Hera. 
MANP






Estado actual de algunas de las metopas arcaicas y su recreación incisa
MANP


Templo  de Atenea en Paestum.



Templo de Hera II, tradicionalmente conocido como templo de Neptuno




Cella con dos pisos de columnas en el templo de Hera II o de Neptuno






Templos de Hera  I y Hera II , anttes Hera y Poseidón o Neptuno, en Paestum. Planta y sección
http://hisarquitectura1mn.blogspot.com/2018/05/templo-hera-en-paestum.html




El templo consagrado a Hera,  llamado hoy la Basílica, es de estilo dórico, el mas antiguo y primero de los órdenes arquitectónicos griegos.
El segundo, levantado hacia 510 a. C. con elementos dóricos y jónicos (el segundo orden arquitectónico), se conocería durante siglos como templo de Ceres, diosa romana de la agricultura y la abundancia, aunque hoy los arqueólogos creen que su primigenia advocación sería para a Atenea.
Hacia el 470-450 a C se levantaría el último de los templos, de nuevo en estilo dórico, presumiblemente para venerar a Apolo, si bien los expertos consideran que también pudo estar dedicado a Hera, por lo que pasó a ser conocido como Hera II. El capricho hizo que los ilustres visitantes del siglo XVIII, impactados por su excelente estado de conservación y su perfección estética, lo considerasen como el  templo de Neptuno (el dios romano del mar). En la cella de este templo se levantó un piso superior  para darle mayor monumentalidad.







Un nadador saltando al vacío da nombre a la tumba de la que forma parte este famoso y admirado panel pintado. A su lado se exhiben el resto de paneles pintados de la tumba donde se representa un banquete con música y bebida en sus copas griegas y grandes cráteras. Se data  en 480-470 a C.
(MANP)










Reconstrucción del aulos y lira representados en la tumba del Nadador en Paestum

A finales del siglo V a. C se produce una crisis en toda la Magna Grecia, y Posidonia pasa, en unas pocas décadas y gradualmente,  a ser una ciudad bajo dominio de uno de los pueblos del interior montañoso, los Lucanos, que  habían servido a los pobladores griegos, y que cambian su nombre por Paistom.  Convertidos en la clase dominante mantienen la ciudad como un referente político, comercial, cultural y artístico que se pone de manifiesto en los hallazgos arqueológicos de productos de lujo y artistas de renombre, como Assteas y Python, el pintor de Afrodita. 
Los motivos pintados de las enormes cistas funerarias representan una sociedad de aristócratas guerreros, mujeres ostentosamente adornadas y juegos y rituales funerarios muy similares a los de otros pueblos itálicos contemporáneos.
Estas tumbas comienzan a aparecer en el siglo XVIII. Con Sabatini, arquitecto al servicio del rey Carlos III, a la cabeza el equipo de arqueólogos se encuentra inmerso en la prodigiosa tarea de devolver a la luz las ruinas de Paestum y excavando en su necrópolis han encontrado un centenar de tumbas decoradas con pinturas naturalistas de exquisito dibujo. Ante sus ojos, un varón en caída libre a un lago, representa tal vez, de forma alegórica, el paso de la vida a la muerte a través del la laguna Estigia. Guerreros, caballeros, leones, catafalcos, procesiones de plañideras, escenas naturalistas y carros conducidos por la victoria alada aparecen decorando el interior de estas cistas individuales y dobles.




Cista funeraria  pintada. Siglo V a C.
MANP


Dama oferente frente a un caballero coronado y con las armas.
Cista funeraria  pintada. Siglo V a C.
MANP


Escena  polícroma de aves y plantas en una cista del siglo V a C.
MANP


Guerreros en un enfrentamiento de infantería. Portan lanza, escudo redondo y espinilleras
Panel de una cista. MANP


Guerrero con toda su implementa frente a una crátera honorífica
Cista exhibida en el MANP


Panel polícromo con escena funeraria en la que se representa el catafalco con la mujer fallecida y las ofrendas de unguentarios. Un músico toca el aulas mientras otro personaje, posicionado en la cabecera parece sujetar los almohadones.
Cista funeraria del siglo V a C. MANP


Panel de cista funeraria donde se representa un lecho con una mujer fallecida y las plañideras de su cortejo fúnebre. MANP


La Victoria conduce un carro que dirige al caballero al otro mundo.
Cista funeraria
MANP


La ciudad es en ese momento una amalgama de tradiciones diferentes, culturas, idiomas y pueblos pero continúa su apariencia griega.
Salvo un periodo cortísimo, de un año, entre 332 y 331 a C, en que la ciudad fue tomada por el rey Alejandro de Épiro, la ciudad continuó siendo Lucana hasta su absorción por Roma en el siglo III a C.
Los romanos se apoderaron de la ciudad en el 273 a. C., cambiaron su nombre a Paestum y establecieron una colonia bajo la ley latina, es decir, una comunidad autónoma desde un punto de vista administrativo, pero vinculada a Roma, con una estrechas relaciones en las que los paestani se convirtieron en aliados, incluso navales, esto es, debían proveer de barcos en caso de necesidad, cuestión que hicieron en las dos primeras Guerras Púnicas. Igualmente suministraron trigo a Roma para resistir contra el ataque de Hanibal a Taranto por lo que se les recompensó con un aceca propia emitiendo moneda con la leyenda PSSC - Paesti Signatum Senatus Consulto- que se mantuvo hasta  el siglo I d. C.
El foro romano se apoderó del espacio de la antigua ágora urbana levantándose  nuevos templos, un mercado, el edificio del Comicio, un anfiteatro, casas particulares y baños. No obstante, los antiguos templos griegos siguieron prosperando.


Foro romano de Paestum con los restos del anfiteatro, seccionado a la mitad, al fondo


La ciudad romana se mantuvo, gracias a unas excelentes comunicaciones, rica y vital hasta la puesta en marcha de la Vía Apia y la Popilia que la excluyeron de las principales rutas comerciales.




La fascinación por este lugar no es una exclusiva de nadie sino de la Humanidad por completo. Personajes ilustres y significados en la historia, desde Johann Wolfgang Goethe a Carlos III, Mussolini, y los aliados de la II Guerra Mundial han dado testimonio de ello a través de sus obras, copias y amparando los trabajos arqueológicos.



Grabado del arqueólogo, arquitecto, investigador y grabador italiano Pinaresi con el templo de Paestum de fondo. S. XVIII



Infantería de USA tras el desembarco en Salerno. II Guerra Mundial



Panteón de París, inspirado en los templos de Paestum.
 Foto: Wikimedia Commons / Camille Gévaudan / CC BY-SA 3.0.



Paestum es por ello y por su mensaje del pasado proyectado al futuro, Patrimonio de la Humanidad desde 1998.

Asistir allí a una de las muestras estivales y conciertos es, sin duda, una delicia.

Quiero dedicar estas líneas y fotos a mis compañeros de viaje, mi familia y amigos, Consolación, Irene, Marta, María, Fernando y Gabriel.



¡Que pasen una feliz semana!





Enlaces

https://www.museopaestum.beniculturali.it/index.php?it/1/home
https://es.napolike.com/turismo/place/museo-archeologico-nazionale-paestum/











miércoles, 22 de julio de 2020

Las momias de las turberas del norte de Europa



La práctica arqueológica conoce bien la excepcionalidad de la conservación de la materia orgánica a lo largo del tiempo. Sin embargo, existen lugares en los que las condiciones de temperatura y humedad son estables y se propicia, precisamente, esa conservación. Esto ocurre bajo el agua, en el hielo y en la turba. Es, precisamente, este combustible fósil propio de zonas pantanosas, y su descomposición -en asfalto y alquitrán-  una materia que embalsama de forma natural y ya fue utilizada en el antiguo Egipto a tales efectos.
En las turberas del norte europeo -Alemania, Rusia, Escandinavia, Dinamarca, Irlanda, Reino Unido y Suiza, gracias a las propiedades mencionadas a las que se une la antibiótica, se han hallado mas de dos millares de cuerpos humanos de épocas muy diferentes, fundamentalmente de finales de la Edad del Hierro correspondientes a hombres y mujeres de todas las edades que, en la mayor parte de los casos, presentan evidencias de una muerte violenta: maniatados, con una soga al cuello, amputados, diseccionados. ¿Se trataría de ejecuciones o tal vez de sacrificios rituales?
Su aspecto oscuro y parecido al cuero se debe precisamente a esas condiciones de las turberas y los huesos han sufrido, en general, brutales desmineralizaciones, hasta casi su cristalización y desaparición.
Con la conquista y romanización de esos territorios llegan las primeras noticias escritas de esos pueblos del norte de los que los historiadores latinos dicen, entre otras muchas cosas, que creen que los pantanos son la morada de los dioses, una puerta a otros mundos, por lo que es allí donde se acostumbraba a ajusticiar a los acusados de delitos como el crimen, la deserción, la traición, el adulterio y la homosexualidad. De igual modo en estos lugares se ofrecían  sacrificios humanos de carácter ritual, una cuestión que vendría avalada, además, por la presencia de bayas con propiedades sedantes y/o alucinógenas (cornezuelo del centeno, muérdago, bajas...) en los estómagos de algunas de estas momias de los pantanos.


En el caso de la llamada el "Hombre de Tollund" no había rastros de carne en su sistema digestivo, lo que nos obliga a pensar que durante sus últimas 24 horas de vida solo se alimentó  de semillas silvestres y cultivadas en una especie de ritual preparatorio. Incluso se apunta que pudiera haber sido sacrificado como ofrenda a la  diosa Nerthus  en un ritual similar al mencionado por Tácito en su Germania Magna, en el que a las víctimas se las ahogaba ritualmente.
Tenía el pelo muy corto y una fina capa de barba de pocos días. Unas marcas profundas visibles en las plantas de los pies hicieron suponer que en ocasiones caminaba descalzo y que había sufrido heridas.
No obstante, la forma de los dedos, algo deformados, indicaba que también se había calzado para desplazarse.
En el Hospital Bispebjerg de la capital danesa le sometieron a rayos X. El estudio de los huesos, así como de la dentadura, reveló que el hombre de Tollund murió entre los 30 y los 40 años. Allí también le practicaron la autopsia; le extirparon el estómago y los intestinos, y, tras analizar su contenido, averiguaron qué alimentos ingirió entre las doce y las veinticuatro horas antes de morir: una especie de gachas elaboradas con más de treinta semillas distintas y algunas plantas. Ni rastro de fruta, carne o pescado, pese a que en la Edad de Hierro formaban parte de la dieta nórdica.
Curiosamente, eso dio una pista a los científicos sobre la época del año en que el hombre de Tollund perdió la vida: muy posiblemente entre finales del invierno e inicios de la primavera.
Seguramente, los coetános de Tollund consumían carne con la llegada del buen tiempo, cuando sacrificaban los animales que habían criado en invierno. 
Las marcas en la piel del cuello y el tejido hallado en torno a él arrojaron luz sobre cómo murió el hombre de Tollund. Niels Lynnerup, profesor de la Universidad de Copenhague,  uno de los mayores expertos sobre las momias de los pantanos, reconstruye el que pudo ser el momento final: “Tras ahorcarlo en un árbol, cortaron la soga y llevaron el cadáver a la ciénaga. Allí le cerraron la boca y los ojos y lo depositaron con sumo cuidado en una tumba que cavaron ex profeso. Poco después, el agua comenzaría a cubrirle”.
Se trata, tal como explica este especialista, que recientemente visitó nuestro país para participar en el XI Congreso Nacional de Paleopatología, de un ritual extendido en la zona: “En ese período tanto en Dinamarca como en el norte de Europa se solía sacrificar a la gente ahorcándola o estrangulándola”. En el caso del hombre de Tollund, “seguramente todo el pueblo asistió a su sacrificio, y quizás incluso personas de pueblos cercanos”.
Unos dos mil trescientos años después, la momia de Tollund corría un serio peligro. Había estado sumergida en un ambiente anaeróbico durante milenios. Pero en el momento en que se la extrajo de la ciénaga se la expuso a un mundo plagado de bacterias. Eso hizo que las partes del cuerpo peor conservadas, como las piernas y los brazos, prácticamente esqueléticos, se deterioran con rapidez.
Los expertos optaron por preservar únicamente las zonas en mejor estado: los pies y el pulgar de la mano derecha, que embalsamaron en formalina, y la cabeza, que bañaron en una solución hecha a partir de parafinas. Gracias a ello, lograron evitar que se pudrieran, pero no que la cabeza encogiera cerca de un 12%.
Desde finales de la década de 1970 hasta la actualidad, no se ha dejado de someter a lo que queda de este famoso danés prehistórico a nuevas pruebas. En 1977, el método del carbono 14 reveló que murió entre 400 y 300 a. C. Un año después, expertos en huellas dactilares de la policía revisaron el único dedo de las manos que se conservaba hidratado y los pies.
Ya en 2002 le practicaron un TAC, o escáner de tomografía computerizada, con el que diseccionaron virtualmente la momia en más de dieciséis mil imágenes.
También le realizaron una endoscopia para estudiar los órganos internos (el cerebro, la lengua y la laringe), excepcionalmente bien conservados. Esta prueba demostró que el hombre de Tollund no fue estrangulado. Un estrangulamiento, probablemente, habría dañado el hueso de la lengua, pero éste no presentaba ningún tipo de deformación.
En un futuro próximo, los expertos esperan recuperar moléculas del tejido celular de la momia. Pero aún no cuentan con la tecnología que les permita hacerlo. Pese a que la acidez de la turba puede haber alterado el material genético, una muestra de ADN de la médula o de alguna pieza dental aportaría información valiosa para, por ejemplo, trazar los flujos migratorios de la época.
Mientras, la momia de Tollund, con sus partes originales unidas a un cuerpo recreado, aguarda plácidamente en el Museo de Silkeborg.
Otras momias de los pantanos muestran signos de haber sido apuñaladas, golpeadas, ahorcadas o estranguladas, o una combinación de esos métodos. En algunos casos el individuo ha sido decapitado, y en el caso de la cabeza de Osterby encontrada en Kohlmoor, cerca de Osterby, Alemania en 1948, fue depositada en el fango sin el cuerpo.
 

Normalmente los cadáveres estaban desnudos, a veces con algunas prendas, particularmente sombreros.​ En unos cuantos casos, habían sido colocadas ramas, palos o piedras sobre el cuerpo, a veces en forma de cruz y otras, se habían usado horquillas de madera para hundir el cadáver. De acuerdo con el arqueólogo P.V. Glob, "Probablemente esto indica su deseo de hundir firmemente al muerto en el fango." Algunos cuerpos recuperados, además de las huellas detectadas, que mencionamos mas arriba, muestran signos de tortura, como el hombre de Croghan, al que habían cortado los pezones.

Tanto en uno de los conocidos como hombres de Borremose como en el de Tollund, ambos en Dinamarca, se han encontrado con las cuerdas usadas alrededor de sus cuellos, Mientras en otros casos, como la niña de Yde en los Países Bajos y los cuerpos del pantano en Irlanda, el cabello aparece rapado en un lado de sus cabezas, si bien no puede descartarse que se deba a una exposición mas prolongada al oxígeno externo durante mas tiempo que el resto del cuero cabelludo.
Algunos cuerpos podrían haber pertenecido a las clases sociales mas altas, ya que se aprecia una buena nutrición y cuidado de las uñas.
El historiador latino Estrabón nos informa que los pueblos celtas practicaron adivinación a través de las entrañas de las víctimas humanas, tal y como pudo ocurrir con una de las momias de Weerdinge en el sur de los Países Bajos, donde se habían extraído parcialmente algunos órganos.



Windeby I ,conocido también como la ‘Chica de Windeby’,  es un cuerpo hallado en una turbera que se encuentra en la ciudad de Windeby, cerca de Schlwesig, en el norte de Alemania. Este cuerpo fue descubierto a mediados del siglo XX, cuando algunas personas se encontraban extrayendo turba de un pantano. En un principio, basándose en la estilizada complexión del cuerpo, se dio por hecho que pertenecía a una mujer joven. Sin embargo, se trata en realidad de los restos momificados de un hombre. No se encontró ajuar funerario junto al cuerpo, aparte de una venda de lana cubriendo sus ojos y un collar en torno a su cuello. Se ha sugerido que la venda podría haber servido para cubrir los ojos del cadáver antes de enterrarlo o para sujetar sus cabellos, en cuyo caso la venda se habría deslizado hasta los ojos a causa de la pérdida de volumen del cuerpo. 
Esta es una de esas cabezas que antes mencionamos en las que una parte parece rasurada, sin que pueda descartarse una mayor exposición de esa zona al oxígeno del exterior.
Cerca del lugar en el que fue hallado Windeby I se descubrió además el cuerpo de un hombre de mediana edad que había sido estrangulado con una rama de avellano y  arrojado al pantano clavándolo sobre una estaca.



La Mujer de Elling fue descubierta en 1938. Sabemos que vivió hace unos 2.100 años y murió entre los 25 y los 30 años ahorcada con un cordón de cuero.  Su cuerpo estaba envuelto en una capa de piel de becerro, y sus piernas por otra de ternero, la capa fue sin duda una de las principales vestimentas de la edad del hierro. Su larga cabellera trenzada le llegaba hasta la cintura. 



La mujer de Huldremose, tenía unos 40 años cuando murió y media 1,60. Fue descubierta por un trabajador de una turbera de Jutlandia (Dinamarca) en 1879. Vestía una falda de lana de cuadros, y una capa doble de piel de oveja. Su ropa  estaba manchada de sangre, pues le habían amputado el brazo derecho, por lo que se cree que murió desangrada antes de haber sido arrojada al pantano.




De Jutlancia procede también el hombre de Grauballe, descubierto el 26 de abril de 1952 que fue degollado mediante un corte en la garganta, tenía una fractura en el cráneo y en una pierna y padecía artritis.Tenía unos 30 años, barba y también conservaba el cabello de la cabeza; debido al excelente estado de conservación de las manos se le pudieron extraer las huellas dactilares.
El cuerpo se encuentra expuesto de forma permanente en el Museo Moesgård , en Aarhus , Dinamarca.
Las modernas técnicas de análisis forense sugieren que algunas lesiones, como la de la pierna y el cráneo, no fueron causadas por la tortura, sino por el peso de la propia turba pantanosa.


Se sostiene que la joven de Yde (Holanda), de 16 años, fue sacrificada y aún se conserva la cuerda con la que murió. Sometidos sus apergaminados y momificados restos a una tomografía computarizada se descubrió una curvatura anómala en su columna vertebral, por lo que posiblemente en vida mostraba joroba y un cuerpo deforme. Si bien este podría ser el motivo por el que fuera elegida para el sacrificio, no es una conclusión definitiva. Su muerte también pudo deberse a un castigo o superstición, un enigma al que de momento no hay respuesta.




Otro de los cuerpos hallados en las turberas es el llamado  "Hombre de Lindow", que fue encontrado conservado en un pantano de turba en Cheshire, en  1984. Datado hacia el 150 a C, también había sido golpeado, estrangulado y tenía la garganta cortada, lo que avalaría la conservación de ancestrales rituales de sacrificio humano en plena ocupación romana.




Un caso similar ocurre con el "Hombre de Worsley" , de entre 20 y 30 años, datado  alrededor del año 100 d. C., y que se encuentra en el Museo de Manchester, en Oxford Road, desde su descubrimiento. Las tomografías computarizadas de esta antigua cabeza revelaron daños en lo que queda del cuello, muy posiblemente causados por una ligadura.

Muy cerca de Dublín fue hallado, de nuevo en una turbera pantanosa, junto al pueblo de Clonycavan, el cuerpo de un varón de unos 20 años, que conservaba las huellas de una herida en la cabeza provocada por un objeto contundente y cortante, y la nariz rota, en lo que podía considerarse como un sacrificio-ritual.
El cuerpo se hallaba totalmente desnudo pero se ha podido saber que utilizaba un fijador de pelo hecho de resina de pino y aceite vegetal - importadas del suroeste de Francia o del norte de España-, para peinarse el cabello hacia arriba formando un curioso peinado alto, ¡tal vez el antecesor del culan mencionado en la Edad Media!. Su dieta estaba basada en verduras.
La parte conservada se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Irlanda en Dublín.



Durante las excavaciones en la Universidad de York se halló un nuevo cuerpo de hace 2500 años, cuyas fracturas y marcas en los huesos sugieren que el hombre, que tenía entre 26 y 45 años, murió probablemente  ahorcado para después ser decapitado y su cabeza enterrada aparte. Curiosamente en este caso se ha  conservado el cerebro.

El hombre de Neuversen, fue descubierta en Alemania en 1900. El cuerpo tenía varias heridas y presentaba una malformación en el fémur. Fue degollado con un cuchillo.




Algunas revisiones de todos estos datos, como la del científico Ravn proponen que algunas de estas personas pudieron morir por causas naturales y luego habrían sido enterrados en los pantanos por sus familiares. Vendría avalado por el hecho de que mas de 145 momias de su estudio -hombres, mujeres, jóvenes o viejos- fueron  colocados cuidadosamente en agujeros excavados forrados con corteza y algodón, enterrados con collares de cristal o joyas de oro en la boca, una costumbre romana. 
En los mitos celtas los pantanos y los lagos eran lugares de curación, según recuerda Ravn. "¿Es posible que haya habido un deseo de transmitir las características curativas de la ciénaga a una persona que murió de muerte natural, y así el fallecido podría llegar sano al reino de los muertos?"
En general, los cadáveres de los pantanos "no son tan fáciles de explicar", explica Ravn. Uno de los más antiguos, la mujer Koelbjerg, data de hace 10.000 años. Otros datan de tiempos modernos, tal como el de Johann Spieker, un halconero que murió en 1828. "La razón por la cual a las personas se les dio su lugar de descanso final en las ciénagas no fue por ninguna tradición o un único ritual", concluye Ravn. "Algunos se debieron a accidentes y otros por asesinatos. Algunos pudieron haber sido sacrificados y otros pudieron haber muerto de causas naturales y fueron enterrados en los pantanos".

Recientemente, arqueólogos daneses han descubierto en la turbera de Alken, cerca de la localidad de Aarhus, en Dinamarca, los restos de doscientos guerreros de la Edad del Hierro que fueron sacrificados hace dos mil años y arrojados al pantano junto con sus hachas de hierro germánicas, lanzas y palos de madera. El análisis de los restos óseos ha detectado marcas transversales, lo que según los antropólogos forenses es indicativo de una muerte violenta. También se ha podido obtener ADN de algunos huesos. Aunque desconocemos el ritual parece claro que se trata de una ejecución tras la que fueron arrojados a la turba. ¿Tal vez habían sido vencidos?Lo cierto es que todo el área parece ser una zona de prácticas de ofrendas pues en el mismo lecho pantanoso se han hallado  cerámicas, cráneos de cabra hendidos y otros objetos que hacen pensar que toda esta zona del valle era un área religiosa. Según Mads Holst, el investigador de la Universidad de Aarhus que dirige las excavaciones, los descubrimientos que se han realizado en el lugar podrían proporcionar información sobre las prácticas militares y religiosas de las antiguas tribus germánicas que vivían en los límites del Imperio romano.

Parece claro que los pantanos del norte de Europa son una fuente inagotable de información científica sobre las momias y rituales de la II Edad del Hierro.



Mucho más antiguo es el caso de las turberas escocesas del  yacimiento de Cladh Hallan, un asentamiento de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro en South Uist en las Hébridas Exteriores frente a la costa oeste de Escocia. Allí fueron hallados varios cuerpos, en este caso esqueletizados, de dos adultos, un subadulto y un niño enterrados bajo los cimientos de tres cabañas de planta circular. 
La curiosa historia es que  los esqueletos adultos se conforman de partes de al menos seis individuos diferentes, lo que indica que la fusión de identidades puede haber sido un acto deliberado, tal vez diseñado para amalgamar diferentes ancestros en un solo linaje hacia el 1200 a C. 
Los cuerpos habían sido enterrados en posición fetal entre 300 y 600 años después de su muerte, pues los científicos habían determinado que los cuerpos fueron hundidos primero en el fango pantanoso sólo el tiempo suficiente para la conservación de partes blandas u huesos, retirando, mas tarde los cuerpos para acabar siendo enterrados de nuevo, ya compuestos, cientos de años más tarde.
Parece que la amalgama femenina  se compone de partes de otras personas del mismo periodo mientras que la momia masculina se compone de partes de otros indivíduos que vivieron con una diferencia de cientos de años. Es por todo ello que el investigador Terry Brown propone que esta reconstrucción  deliberada se hizo muy probablemente para crear un ancestro simbólico que, literalmente, encarnaba los rasgos de múltiples linajes.


Amalgama masculina


Amalgama femenina



"Parece que la persona no es lo importante, sino la imagen. Por lo tanto, no es una identidad única, sino que la misma está representando algo".


Como vemos, es un interesantísimo estudio científico que crece y arroja luz con la aplicación de las nuevas técnicas sobre ancestrales cuerpos y costumbres que van, poco a poco, desvelándose.

 ¡Que tengan una buena semana!








Bibliografía y enlaces

San ders, Karin. Bodies in the Bog and the Archaeological Imagination. Chicago: University
of Chicago Press, 2009. En inglés.

vv. aa . The Bog People: Iron Age Man Preserved. Nueva York: New York Review
Books Classics, 2004. En inglés.

El hombre de Tollund. En danés e inglés. www.tollundman.dk

Más allá de la muerte por B. Arriaza (Washington, 1995)

Las momias de Urumchi por EW Barber (Londres, 1999)

El hombre pantano y la arqueología de las personas por D Brothwell (Londres, 1986)

Momias, enfermedades y culturas antiguas por A Cockburn et al. (eds.) (Cambridge, 1998)

The Bog People de PV Glob (Londres, 1975)

https://www.sciencedaily.com/releases/2011/03/110328101108.htm