Los matrimonios entre afines escogidos por los padres permiten a las familias mantenerse fuertes y dignas generación tras generación. Sólo los yankees y los criados se casan por amor, ya que eso no es lo verdaderamente importante
Gerald O´Hara (Lo que el viento se llevó)
Los doce robles. Solar de los Wilkes.
Es incuestionable que el matrimonio por amor es algo muy reciente y que durante siglos el vínculo conyugal funcionó como un pacto socio-económico ligado al mantenimiento y acrecentamiento de la propiedad de la tierra.
Las bodas se concertaban entre terratenientes, e incluso, entre pequeños campesinos, absolutamente al márgen de los sentimientos, pues su principal objetivo era establecer un vínculo que permitiera aumentar la importancia, el poder y la riqueza de una entidad social.
Esta realidad, muy bien reflejada en la ópera " Prodaná nevéste", traducida como La novia vendida - mejor la novia trocada- trata de los intereses en el casamiento frente al amor de dos jóvenes.
La búsqueda de mujeres para el casamiento y el precio pagado por ellas aparece ya en los antiguos escritos bíblicos del Génesis, el Éxodo, y el Deuteronomio con abundantes ejemplos de precios e incluso trabajos de años para la familia de la futura esposa.
Fue la mujer de Isaac, hijo de Abraham, quien mandó a su criado Eliécer hasta tierras de Mesopotamia para encontrar a la mujer de su hijo Isaac.
Explica el antropólogo británico Jack Goody que la tecnología agraria se encuentra en la base de las razones económicas que vienen a hacernos entender los sistemas de matrimonio y trasmisión de la herencia en sus dos modalidades, el del matrimonio con dote y el de la compra de la novia.
Cuando el trabajo del campo es itinerante, las parcelas son pequeñas y no existe presión poblacional, el trabajo descansa sobre la mujer y los hijos, predominando la búsqueda de esposa fuera de la comunidad, la poligamia y la compra de la novia, siendo lo importante que el pago por la esposa compensa la pérdida de una hija como productora. En estos casos la mujer no trasmite herencia y el clan, tribu o linaje mantiene sus propiedades.
El dinero o riquezas invertidos por la familia del varón sirve, a su vez, para que la familia de la novia pueda comprar mujeres para los hijos varones.
Del otro lado se encuentran los sistemas de dote, asociados a una agricultura de arado que permite cultivar parcelas mas extensas, sostener poblaciones mas densas, aumentar la productividad y de mano de obra fundamentalmente masculina. El caudal que lleva la mujer cuando se casa (dinero, bienes muebles e inmuebles, tierras...), es la herencia recibida de sus padres que trasmite a su descendencia. Su objeto es establecer un capital conyugal, con lo aportado por el varón, que asegura a la mujer en caso de divorcio o viudedad. La mujer mantiene su propiedad y esta puede retornar a su familia.
Esta práctica favorece la celebración de esponsales entre iguales en sociedades donde se practica la monogamia. Las mujeres son mas que productoras, reproductoras y se convierten en instrumentos de arreglos matrimoniales en sociedades endogámicas entre grupos de terratenientes.
Mantiene Goody que instituciones basadas en la trasmisión de la herencia y el estatus con independencia de su sexo, existieron en la Europa protohistórica a partir de la instalación de una agricultura técnicamente avanzada en la que el arado y el regadío sustituyeron a una agricultura itinerante.
La existencia de modificaciones sustanciales en la tecnología agraria prehistórica europea, fundamentalmente asociadas al uso del arado, el abonado de la tierra y la introducción de algunos tipos de leguminosas que favorecían el aumento de la fertilidad de los suelos, supusieron el abandono de la agricultura itinerante, dando lugar a una mayor estabilidad de las poblaciones.
Estos cambios se produjeron fundamentalmente en la transición de la Edad del Cobre (Calcolítico) al Bronce cuando comienzan a aparecer poblados permanentes ligados a la revolución de los productos secundarios y, ligados a aquellos una orfebrería y vajilla de oro (en la transición entre el III y II milenio a C) concentrada en la zona centro y norte de Portugal y Galicia. Curiosamente, sus paralelos se hallan en tumbas inglesas y bretonas de idéntica cronología, de lo que cabe deducir la existencia de contactos de circuito atlántico por parte de unas élites.
Tesoro de Caldas de Reis, Pontevedra
En este contexto se entendería el Tesoro de Caldas de Reis, el mas impresionante atesoramiento de oro del Bronce Antiguo de toda Europa occidental, relacionado con una nueva forma de bebida y adorno personal y que
probablemente, constituye un atesoramiento de materia prima compuesto por vasos, peine y 21 brazaletes que penden de un torques de paletas.
Un segundo periodo es el paso de la Edad del Bronce al Hierro, cuando el sistema se ha generalizado y el circuito de intercambios abarca todo el continente europeo, se produce la primera explotación intensiva de la sal, que permite preservar y conservar alimentos y mejorar la cría de ganado, entre otras cuestiones y se produce una renovación del utillaje agrario metálico, lo que supuso asentamientos mas estables, ocupados durante generaciones.
A ambos momentos corresponden periodos de un desarrollo importantísimo de la orfebrería y la emergencia del guerrero asociado al valor del metal como símbolo de poder y a una sociedad patriarcal que se mantendrá ligado a la tierra hasta la revolución industrial.
Tesoro de Villena
El Tesoro de Villena se enmarca en la red de contactos de las élites del centro y el occidente del Mediterráneo con la Península Ibérica en época precolonial.
Está constituido por once cuencos, tres botellas de oro, dos de plata, veintiocho brazaletes, piezas de revestimiento, dos apliques de hierro, embutidos en oro y ámbar, considerado de propiedad de un individuo masculino.
Torques de Sagrajas, Badajoz.
Otras excepcionales piezas, que responderían al mismo concepto, son el torques de Sagrajas, que habría formado parte de un ajuar femenino y posee un pequeño diámetro y una apertura que correspondería al cuello de una mujer joven en edad de contraer matrimonio, a partir de los 12 o 13 años, y las armas de corte atlántico relacionadas con las aguas .
Espadas de la Edad del Bronce del depósito hallado en la Ría de Huelva.
Tesoro de Aliseda, Cáceres
Estas prácticas se conservaron en la Edad del Hierro, dando cuenta de ellas algunas evidencias arqueológicas como el tesoro de Aliseda, que corresponde a un enterramiento localizado en un importante nudo de comunicación que controla el paso entre los valles de Tajo y el Guadiana, en la Sierra de San Pedro, y el camino entre Cáceres y Portugal. Se trata, según Marisa Ruiz-Galvez del enterramiento de una princesa del suroeste casada con un señor local, seguramente en el marco de lazos sociales, políticos y económicos entre jefaturas que permitían la libre circulación entre ambos territorios. Esta mujer se habría hecho enterrar con el ajuar traído del hogar paterno como símbolo de su rango.
En momentos mucho mas avanzados, princesas iberas se unirán, para establecer alianzas sociales, políticas y económicas, con los caudillos cartagineses Amilcar y Asdrúbal Barca.
El sistema se mantendrá vigente hasta que en el siglo IV d. C., con el triunfo del cristianismo, la Iglesia, comienza a oponerse al matrimonio de conveniencia, las bodas entre primos, y en definitiva, a las estrategias hereditarias existentes, apoyando la familia conyugal, el matrimonio por amor y la libertad de testar en favor de quien se desee contra los intereses de la familia y parientes, favoreciendo las donaciones. Poco a poco, se convirtió en el mayor terrateniente de la Cristiandad, si bien la propia sociedad halló enseguida modos de burlar dichos mandatos religiosos.
¡Que tengan una feliz semana!
La lectura del trabajo Ruiz Gálvez. M.L.; 1992: La novia vendida: orfebrería, herencia y agricultura en la Protohistoria de la Península Ibérica. SPAL, pp 219-251 fue para mi un auténtico placer por el tema, por la forma, por la propuesta...en fin, mi agradecimiento para ella.