martes, 17 de noviembre de 2015

Dea Fortuna, en Clunia

En la próspera fortuna sé comedido; en la adversa, sensato. 
Periandro, siglo VII a. C.  segundo tirano de Corinto y uno de los Siete Sabios de Grecia

Escribir hoy sobre la Fortuna no sólo no es un desatino sino un acierto. Necesitamos una Fortuna propicia para salir de un callejón en el que nos quieren vulnerables y a su merced. 
La Humanidad ha buscado, en una divina mujer, la personificación del destino cambiante de su suerte y plasmado mediante las artes, a lo largo de miles de años, su figura.
Hace algo menos de 20 siglos una escultura dedicada a la Dea Fortuna se rompió y quedó enterrada hasta que los arqueólogos la desenterraron, estudiaron y recompusieron. Dea Fortuna fue esculpida, siguiendo modelos griegos, probablemente para su culto en la Colonia Clunia Sulpicia, capital del Convento Jurídico Cluniense.





Cabeza torreada de Fortuna procedente de Itálica, hoy en el Museo Arqueológico de Sevilla



Cuando nos sentimos afortunados no somos conscientes de que la mas voluble y caprichosa diosa del panteón romano,  que presidía todos los acontecimientos y distribuía, según su capricho, los bienes y los males, fue en su día no sólo buena (Fasta), sino también mala, brevis o dubia (dudosa) . De ella dependían la buena o mala suerte,  si bien casi siempre se tendió a asociarla con lo mas positivo y con la fertilidad, de tal forma que lo que resulta adverso se equipara al infortunio, de ahí nuestra actual acepción. 
Dicen que su nombre procedía de una antigua lengua itálica en la que Vortumma significaba el ciclo del año.
Con santuarios abundantes e incluso un oráculo, era representada bien en forma de rueda en la que el azar combina la buena y la mala suerte, bien sujetando una cornucopia simbolizando la abundancia o con la cabeza cubierta por un gorro en forma de torre.
Aunque en la Grecia Antigua, ni Homero, ni Hesíodo citaron la Fortuna, conocemos, a través de las fuentes de la literatura clásica que Búpalo de Quíos, que fue un gran constructor y escultor griego del siglo VI a. C., ya había realizado para Esmirna una estatua de la diosa del destino, la griega Tiqué, representada con un gorro sagrado en la cabeza y en una mano el Cuerno de Amaltea. 
A decir de Pausanias, autor del s. II a C, respecto de la escultura de la diosa que estaba en un santuario de Egina, Fortuna tenía en sus manos un cuerno de la abundancia y cerca de ella había un cupido alado para significar que en el amor puede más la fortuna que el semblante.
Junto a la Fortuna clásica, bajo sus variopintas advocaciones (fors, fortuna populi romani, fortuna viril, aúrea, obsequens, manent, victrix), se hallaba la Ocasión (muchas veces confundida con la misma Fortuna), representada casi totalmente calva (ocasio calvata), con  un mechón pequeño, ya que una buena Fortuna era entendida como de una ocasión difícil de atrapar, tanto como atrapar por el pelo a un calvo, por lo que los poetas la describieron  como una mujer calva, ciega, de pie y con dos alas en los pies, colocados uno sobre una rueda que da vueltas y el otro en el aire.
Dicen que fue el rey Servio Tulio quien introdujo su culto en Roma, donde poseyó varios templos, uno de ellos en el Foro Boario y otro en la colina del Quirinal, mientras en Preneste poseía un oráculo y le estaba consagrado el roble, por lo que a cada recién nacido se le adjudicaba un trozo de este árbol que atrajera la buena fortuna. Es precisamente en este santuario donde se conservaba una estatua en la que la propia Juno amamantaba a Fortuna, haciéndola descender del propio Júpiter.
A la dea  le estaba consagrado el día 11 de junio, celebrada como  Fors Fortuna propiciadora de la maternidad. Como una de las divinidades patronas de la ciudad de Roma se le nombraba además Fortuna Populi Romanii (La Fortuna del pueblo de los roman os).Las medallas de los emperadores romanos la representan con diferentes calificaciones y atributos. En una medalla de Adriano, bajo el nombre de Fortuna Aurea,  se ve una hermosa mujer alada, tendida y con un timón a sus pies. Otra de Antonino Pío la ofrece bajo el título de Fortuna Obsequens y bajo la forma de una mujer hermosa en pie, apoyada con la mano derecha sobre un timón y que con la izquierda tiene un cuerno de la abundancia. En otra de Cómodo, la fortuna permanente, Fortuna Manent, aparece como una dama romana sentada, teniendo en la mano izquierda un cuerno de la abundancia y con la derecha un caballo con su brida. La Fortuna victoriosa se apoya también sobre un timón y tiene un ramo de laurel. En una medalla de Antonio Geta, la buena fortuna está sentada y se apoya en el brazo derecho sobre una rueda y en la mano izquierda tiene también un cuerno de la abundancia. Algunas veces se sustituye a la rueda un globo celeste cuyo movimiento perpetuo anuncia igualmente la inconstancia. 


Fortuna con cornucopia y timón. Moneda romana

No faltan otras representaciones en las que, figurada de un modo semejante a la Justicia, aparece con los ojos velados. 
Por el contrario, la mala fortuna se describe bajo la figura de una mujer expuesta en una nave sin mástil y sin timón y con las velas rotas por la violencia de los Vientos. 
Dicen algunos estudios que Fortuna, sentada, en pie, portando el cuerno de la abundancia, apoyada sobre un globo al que comunica su gracia divina, o con el timón que rige el destino de cada uno de nuestras vidas no es mas que una de las múltiples herederas de la Diosa Madre presente en toda la cuenca mediterránea y oriental, de la que habría heredado su naturaleza de Diosa Madre de la fecundidad universal, habiendo sido, inicialmente una diosa dadora de vida (fecundidad) y sólo a partir de época clásica y tardía se convertiría en la divinidad de la suerte y del Destino humano, el “fatum”, perdurado este concepto hasta la Edad Media, donde se detecta en la literatura y las manifestaciones artísticas iluminadas  y las composiciones de los goliardos (para ver mas pincha aquí) renovadas en la cantata Carmina Burana de Orff, teniendo un tratamiento negativo y trágico del destino.



Fortuna Imperatriz Mundi. Codex Buranus, folio 1r.


La Rueda de la Fortuna. Roman de Renart (1275-1300) BnF MS Français 1581, fol.57




Una representación de la diosa romana Fortuna. Grabado del Siglo XVI.



Una de estas magníficas representaciones de la Dea Fortuna se ha reconocido durante las intervenciones arqueológica modernas que se llevan a cabo a lo largo de los últimos 20 años en la ciudad romana de Clunia, capital jurídica de un amplio territorio del centro de Hispania.
En la parte trasera del antiguo teatro, ya convertido en anfiteatro, habían empezado a recuperarse y reconocerse decenas de fragmentos de una gran escultura durante las actuaciones arqueológicas realizadas en los años 2007 y 2008 bajo la dirección de Francesc Tusset y M. A. de la Iglesia.
La importancia, monumentalidad, calidad técnica  y excepcionalidad del hallazgo impulsó que la Consejería de Cultura y Turismo, a través del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León, iniciara una año después, en  2009 un proyecto de estudio e investigación sobre la misma, que ha culminado con su restauración y montaje.
La pieza, de 2.60 m de altura y mas de 2000 kg de peso,  presenta rasgos iconográficos que han permitido asimilarla con una personificación de la divinidad Fortuna/Tique, vestida a la griega con túnica ceñida bajo el pecho y cubierta parcialmente por un manto. Conserva, además, restos muy escasos e interesantes de la policromía original.
Como no podía ser de otro modo en un proyecto moderno y ejemplar, los trabajos realizados se han acometido desde una programación multidisciplinar a través de un proyecto de investigación que ha abordado un  estudio de caracterización del material escultórico y su procedencia, de la composición y la estructura de los distintos fragmentos permitiendo recrear incluso, a través de análisis científicos, cómo sería su total y completa policromía.




Para paliar la dificultad del proceso de restauración y montaje de la escultura, con mas de 200 fragmentos,  se ha recurrido a los recursos que nos ofrece la aplicación de las nuevas tecnologías. Un escaneado láser 3D de cada una de las piezas ha permitido generar un modelo virtual y una impresión en 3D que ha hecho posible llevar a cabo un manejo del montaje que hubiera sido imposible con medios tradicionales, habida cuenta del tamaño y peso de los fragmentos, y  una propuesta de reconstrucción volumétrica de la escultura. 
Este complejo montaje, instalado en el propio Aula Arqueológica ya existente en el yacimiento de Clunia,l no hace sino  incrementar el interés arqueológico del lugar. Paneles didácticos, una recreación cromática y un vídeo del proceso de restauración de la pieza, contribuyen a conocer mejor su significado e importancia, permitiendo a cualquier ciudadano la comprensión de todo ello. 
La Dea Fortuna de Clunia es además un proyecto cultural que bajo el título “La escultura romana de diosa Fortuna del teatro de Clunia” comienza su andadura con una jornada técnica específica, talleres y visitas guiadas y una exposición temporal en el Museo de Burgos.













Si quieres ver el proceso de montaje, pincha aquí



 Feliz semana y un futuro afortunado!


O Fortuna, como la luna cambiante, 
siempre creciendo y decreciendo; 
detestable vida primero oprimes y luego alivias a tu antojo; 
pobreza y poder, derrites como el hielo. 

Destino monstruoso y vacío, 
tu rueda da vueltas, perverso, vano es el bienestar 
y siempre se disuelve en nada, 
sombrío y velado, me mortificas a mi también; 
ahora por el juego traigo mi espalda desnuda para tu villanía. 

El Destino está contra mi en la salud y la virtud, 
empujado y lastrado, siempre esclavizado. 
A esta hora sin demora toca las cuerdas vibrantes; 
puesto que el Destino derrota al más fuerte, llorad todos conmigo!




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