martes, 20 de septiembre de 2016

Vikingos aquí. Al- Madjus












En 1990 llegó a España el historiador Eduardo Morales Romero, autor del libro "Historia de los vikingos en España", acompañado de otros dos especialistas del Museo de barcos vikingos de Roskilde, llamados Jan Skamby y Keld Hansen. Su viaje tenía por objeto hallar pruebas del paso de los vikingos por la Península Ibérica. El desánimo cundía por la falta de reconocimiento de datos, pero al llevar a cabo una visita al Museo de la Basílica de San Isidoro de León, observaron una pequeña cajita grabada en la que reconocieron una factura vikinga que puede datarse a finales del siglo X.  La pieza, de forma cilíndrica, es muy pequeña; mide 4,5 cm por 3,3 cm, y está realizada en asta de reno.
Los motivos decorativos de animales desconocidos entrelazados y el ave con la cabeza girada se adscriben al estilo de Mammen. El objeto tenía, en cada extremo menor, una pieza metálica en forma de bisagra que permitía abrir y cerrar la tapa, lo que puso sobre la pista de una funcionalidad como cajita para albergar algo pequeño o bien pudo tratarse de la pieza de un juego parecido al ajedrez, llamado de Hnefatafl.
Su presencia en la Colegiata de San Isidoro puede explicarse por formar parte del botín tomado en alguna de las batallas conocidas por las crónicas, o bien por tratarse del regalo de un monarca musulmán o de un peregrino a San Isidoro.

La inexistencia de evidencias arqueológicas de barcos vikingos en la Península 
Ibérica (y las ganas de que las hubiera), provocó que hace unos años, coincidiendo con el día de los Santos Inocentes, se publicara la noticia siguiente: 

" El barco vikingo o drakar hallado el pasado mes de Agosto en el río Bidasoa, será expuesto al público en un pabellon de Bera durante las fiesta navideñas. El Barco fue hallado en la construcción de la Autopista del Bidasoa, (la actual N-121) a la altura de Endalatza, lo que ha provocado el retraso de la obras otros 6 meses más.

El barco, datado en el siglo IX, se halla en un aceptable estado de conservación y permanecerá en un pabellón de Bera mientras se realizan las obras de restauración, y hasta que se decida su posterior ubicación. Parece ser que el drakar fue hallado por un obrero navarro en un tramo de la autopista adjudicado a una empresa navarra y pagado por el Gobierno Foral de Navarra, pero dentro del término guipuzcoano, lo que ha provocado la reclamación del mismo por parte del Gobierno Vasco, la Diputación de Guipúzcoa y el ayuntamiento de Irún...."




Drakar vikingo expuesto en Bera (Navarra). Fake del día de los Santos Inocentes
http://historiadeguipuzcoa.blogspot.com.es/2008/12/expuesto-el-barco-vikingo-hallado-en-el.html

Ya en 2003, el médico e historiador bermeano Anton Erkoreka, había presentado una ponencia sobre el tema en el encuentro “Los Vikingos en la Península Ibérica” organizado por la embajada de Dinamarca en Madrid y la Fundación Reina Isabel de Dinamarca, en la que sostenía la hipótesis de una presencia vikinga en la costa vasca en una primera oleada entre el 814 y el 825, que acabó con la derrota de los hombres del norte al pie de la montaña denominada Djabal al-Madjus, "La Montaña de los Madjus". 
Esta misma oleada llegaría a Baiona y la ría de Mundaka-Gernika. Desde estos enclaves, relacionados de alguna forma con los reyezuelos vikingos de Irlanda, se lanzarían en verano y otoño del 844  devastadores ataques a Lisboa, Cádiz y Sevilla, seguidos de otros ataques posteriores que sufrieron Al-Andalus, el reino asturiano y, por supuesto, el reino de Navarra.

Dicen las crónicas:
"En el 858 los normandos subieron por el Ebro desde Tortosa, lo remontaron hasta el reino de Navarra, dejando atrás las inexpugnables ciudades de Zaragoza y Tudela, suben luego por su afluente, el río Aragón hasta encontrarse con el río Arga, el cual también remontan, llegan hasta Pamplona y la saquean, raptando al rey navarro García Iñíguez. Trás pagar el rescate los vikingos remontaron el río hasta el Bidasoa, através del cual llegarían al mar Cantábrico y retornarían a Escandinavia. Un año después repitieron la expedición volviendo a secuestrar al rey."

No parece sostenible la tesis de entrada por el Ebro, Por el contrario, se entiende que se produjera un desembarco en la desembocadura del Bidasoa y desde allí, se transitara por la antigua calzada romana de Oiasso hasta Pamplona, donde los vikingos secuestraron al rey, que hubo de pagar un rescate de 60.000 maravedíes por su liberación. 
Mientras entre los cronistas cristianos medievales la variedad de denominaciones para referirse a los  vikingos es muy amplia y confusa, los historiadores árabes de la Península Ibérica y el Magreb, denominaban a los vikingos con el vocablo madjus.  
Curiosamente, en estos momentos se expone en el Marq (Museo Arqueológico de Alicante) una interesantísima muestra que ofrece la oportunidad de conocer, con rigor científico, la realidad cultural y política de lo que hasta ahora se conocía como violentos guerreros dedicados al saqueo sistemático. Los vikingos, queda patente en la muestra, fueron, además, grandes  navegantes, exploradores, comerciantes, colonos, artesanos, ingenieros, agricultores, ganaderos y arquitectos con un urbanismo propio y un sistema monárquico.


La primera incursión de madjus a Isbiliya (Sevilla) se produce en el año 230 de la Hégira bajo el gobierno del emir Abd al-Rahman II. Fue entonces cuando la población del bajo Guadalquivir sufrió los efectos de su violento saqueo. 

«El mar parecía estar cubierto de pájaros de color sangre» 

«hicieron beber al pueblo el cáliz de la amargura».
 (Ibn Idhari)

Aunque las recopilaciones documentales de los reinos cristianos de la Península Ibérica son mucho mas numerosas que el resto de las europeas, respecto a estas campañas vikingas, lo cierto es que los datos son escuetos y aún no tenemos evidencias fehacientes -salvo la cajita de León- de las incursiones, por mas que existan evidencias de numismática andalusí (dinares) en un tesorillo hallado en Helligholmen, en la isla de Gotland (Suecia).

Se tiende a enmarcar los ataques de madjus en territorio andalusí al ampliarse el espectro de las rutas por el Atlántico hacia el oeste, para lo que era, desde luego, preciso un gran conocimiento de los sistemas de navegación.


Guerreros nórdicos disponiéndose a atacar la ciudad de Angers, en el siglo IX.
 Miniatura de una biografía de San Aubin, del siglo XI.

Ese primer ataque a la vega baja del Guadalquivir se produjo durante parte del verano y del otoño del año 844.
Venían produciéndose ataques de naves vikingas desde un año antes en poblaciones de los ríos de la fachada atlántica francesa descendiendo hasta Toulouse, Gijón y las cercanías de la Coruña ( Farum Brecantium) donde el rey Ramiro I les derrotó, según refieren el Chronicon Sebastiani y las crónicas Rotense y Silense.



Asedio vikingo de París, 885 d.C. 
Fuente: Fine and America


Fuentes islámicas documentan que tras esta derrota se instalaron en el estuario de Lisboa y al no poder tomar la plaza, pusieron rumbo al sur, llegando hasta Cádiz, que convirtieron en su cuartel central, organizándose, enseguida, incursiones remontando el Guadalquivir, hasta llegar a Isbiliya, cuyos gobernantes salieron huyendo para protegerse en Carmona. Grupos de madjus realizaron numerosas incursiones a caballo (primera noticia de que tenían caballería en el IX) y en barco, si bien las tropas cordobesas recuperaron Sevilla e hicieron que los saqueadores se replegaran hastar Coria y Talyata (Tablada), siendo  aquí derrotados el 11 de noviembre del 844:

 «algunos fueron ahorcados en Sevilla, otros colgados de las palmeras de Talyata y treinta de sus barcos quemados », 

 (Ibn Idhari)

El califa envió a sus aliados de Tánger, la cabeza de su jefe y otras doscientas de los principales guerreros normandos.

La mas importante consecuencia de este primer ataque será el intento omeya de creación de una flota, la construcción de atarazanas en Sevilla y el fomento del habitat de las zonas costeras.


Representación de 1130 de un grupo de vikingos daneses arribando a las costas de Inglaterra. The Pierpont Morgan Library, Nueva York.

Una nueva incursión en las costas de al-Andalus  se produciría en el año 858, encabezada por Hasting y Bjorn Costado de Hierro, según se recoge en la Saga de Ragnar Lodbrog y sus hijos y en los anales irlandeses. De nuevo los ataques comienzan en las costas de Francia; bajan hasta  Galicia y remontan penetrando por la ría de Arousa hasta Iria Flavia, sitian Santiago de Compostela, hasta ser derrotados por el conde Pedro, durante el reinado de Ordoño I.
Se desplazan hasta la ciudad de Lisboa, que atacan en varias ocasiones, y llegan hasta la desembocadura del Guadalquivir, donde encuentran la flota del emir Mohamed I, lo que provoca que se desvíen a la zona de Al Yazira (Algeciras) y a Asilah, que aún conserva una rada concocida como la Puerta de los Madjus.
Continuaron sus ataques hacia Nador, pero regresan a Orihuela y acaban saqueando las Baleares. A su regreso al Atlántico, la flota de Mohamed I quemó dos de sus barcos y tomó otros dos en la costa de Sidonia.
Como ya apuntábamos mas arriba, acabaron en territorio navarro donde secuestraron al rey  García Íñiguez, entre los años 859-860.

El tercer gran ataque madjus a al-Andalus  corrió a cargo de un grupo de las tropas de mercenarios daneses que habían  ayudado al duque Ricardo I de Normandía en sus guerras en Francia. Una vez mas el ataque comenzó en Galicia, saquearon  los alrededores de Lisboa y Alcacer do Sal.
Al Hakem II ordenó la protección de la flota, que estaba anclada en Almería, derrotando a los madjus en la desembocadura del río Silves. 
Algunos de aquellos Drakar fueron reproducidos:
«Al-Hakam ordenó a Ibn Fotais que la flota se estacionase en el río de Córdoba y que se construyesen navíos tomando como modelo los barcos de los madjus, que Dios los maldiga.» 
Ibn Idhari.
A finales del siglo X, entre  971 y el 972, se produce una nueva campaña de saqueo neutralizada por la flota y el  ejército de tierra en la Cora de Santaver.
De modo muy tardío, se conoce la noticia de una nueva campaña de saqueo de Olaf Haraldsson, que supuso la destrucción de Tuy y que cita  el saqueo de Karlsa, que según las crónicas, se hallaba junto al Estrecho de Gibraltar (¿Cádiz?), un lugar conocido por las sagas de San Olav y donde precisamente se refugió el santo.

Los madjus tuvieron una presencia muy episódica en la Península y nunca tuvieron, a diferencia de otros territorios mas septentrionales,  relevancia política, económica ni militar.

¡Feliz semana!





Bibliografía

MORALES ROMERO, E., “Historia de los vikingos en España. Ataques e incursiones contra los Reinos Cristianos y Musulmanes de la Península Ibérica en los siglos IX-XI“, Madrid: Miraguano Ediciones, 2004.


Antón Erkoreka: Los vikingos en Vasconia
http://www.ehu.eus/documents/1970815/2421082/2004+Erkoreka,%20A.+Los+vikingos+en+Vasconia

http://www.temporamagazine.com/hay-madjus-en-la-costa-incursiones-vikingas-en-al-andalus/

https://sites.google.com/site/curiosidadesdenavarra/curiosidades/la-invasion-de-los-vikingos

5 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog.
    Pero creo que hay un dato que podría no ser correcto en este artículo. ¿Estás segura de que existe ese barco vikingo en Bera?
    La noticia salió en los periódicos, pero fue un 28 de diciembre, día de los santos inocentes, y si vas a la página de turismo del pueblo, no mencionan nada del asunto, que creo sería de las cosas más importantes de la zona.
    Ya me dirás.
    Muchas Gracias.
    Jose Mari.

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  2. http://www.historvius.com/the-viking-ship-museum-389/pictures/2743/
    Incluso, creo que esa foto es de este museo. Fíjate en la similitud arquitectónica de ambos.

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  3. Gracias. Efectivamente es una broma que me me comida enterita. Corrijo de inmediato

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  4. El ataque a Pamplona no aparece documentado por ningún cronista de la época solo un siglo más tarde por ibn Hayyan, todo es un cuentico

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