martes, 25 de octubre de 2016

Pintoras




Mano en la cueva de Pech Merle.  25.000 a C
Fot. Sociedad Americana de Arqueología

Ellas se movían ligeras por el interior de la gruta acostumbradas a una vida llena de actividad en la que su presencia, valía y protagonismo no eran cuestionados, aún. ¿Qué razón actual nos ha ido conduciendo a pensar que no fue así?
Germán Delibes, catedrático de Prehistoria, enminente y reconocidísimo, profesor y gran arqueólogo, nos decía que la ausencia de evidencias no es evidencia de la inexistencia, y hoy lo traigo a colación de una cuestión en la que se ha trabajado y reivindicado poco, si bien recientemente hay una preocupación por revisar el tratamiento del género femenino a lo largo de la historia. 
Ya hace unos años planteaba la profesora Querol lo sesgado de la interpretación del papel de la mujer en las sociedades prehistóricas, realizado siempre con una lupa moderna, adoleciendo de miles de prejuicios en el tratamiento del papel femenino. Las mujeres, incapaces de gestas cazadoras, sin papeles de relevancia en la estructura económica y social del grupo, nunca habían sido reconocidas como posibles protagonistas de los papeles simbólicos, por ejemplo. No hay mas que abrir un libro de texto o, incluso, revisar los diseños interpretativos de nuestros centros de visitantes, para darse cuenta del papel que tradicionalmente se les ha otorgado en los estudios prehistóricos (e históricos).

Recreación de la Chamana mesolítica de Bad Dürrenberg

Pues bien, nada mas lejos de la realidad.  En la Sala del Fondo de la cueva de Chauvet, en Francia, un colgante calcáreo se pintó hace mas de 30.000 años con los rasgos de una mujer, una venus vista de frente dibujada en negro con un trazo que define al triángulo pubiano y a las piernas. Ninguno de los dibujos posteriores -felinos y un hombre-búfalo- se le superpone.
Diez mil años después vivió La Dama Roja, una mujer madura de elevado prestigio en su comunidad que ha sido reconocida en las excavaciones arqueológicas realizadas en  la cueva del Mirón, era  pincha aquí para ampliar la información
Otro tanto ocurría con la mujer enterrada en Bad Dürrenberg, interpretada por su impresionante ajuar y sus patologías como una chamana mesolítica del VII milenio a C.
Recientemente, el arqueólogo de la Universidad de Pennsilvania, Dean Snow, ha realizado un estudio en las cuevas con pinturas rupestres de España y Francia que arroja una conclusión sorprendente: las figuras paleolíticas de manos sopladas con pintura pudieron ser realizadas mayoritariamente por mujeres. 




Panel de los caballos y manos de Peche Merle

Snow ha basado su estudio en el trabajo del biólogo británico John Manning, quien había propuesto, en función de la longitud relativa de los dedos de las manos una notable diferencia entre hombres y mujeres. Estas últimas solemos tener los dedos anular e índice de longitud bastante similar, mientras que el anular de los hombres suele ser más largo.
Aplicando esta premisa, Snow, al observar una mano de la cueva francesa de Pech Merle, reparó en la posibilidad de que se tratase de una mano femenina y así comenzó un específico estudio de huellas en las principales cavidades con manos aerografiadas, cuya datación sería Gravetiense, hacia el 30.000 a C.
Tras la investigación, que englobaba manos de toda una serie de muestras de cuevas, con un análisis sencillo de las proporciones de los segmentos de los dedos y su relación con las dimensiones de la mano, afirma que un 75 % de las 32 manos representadas en las pinturas rupestres del Paleolítico Superior son de mujeres, una cuestión que les otorga un aplastante protagonismo en la ejecución de las mismas.
Toda Europa meridional está repleta de cuevas con manos pintadas concentrándose en el norte cantábrico y sur de Francia, aunque se conocen ejemplos en Sudamérica, Asia, Africa y Australia


Ilustración de Arturo Asensio 
http://www.arturoasensio.es/contenidos/contenidos.html


Entrevistado a este respecto, el fallecido director del Museo de Altamira,  J. A. Lasheras exponía, juiciosamente, la cuestión de que no existían datos contrastados sobre la autoría femenina o masculina del arte rupestre paleolítico. Lo cierto es que no existen, a excepción de la imagen que acompaña estas líneas y cuyo autor es Arturo Asensio, ilustraciones sobre el protagonismo femenino, y si del masculino, siendo este hecho suficientemente significativo por sesgado, discriminatorio y acientífico, pues da por supuesto que el arte rupestre fuera cosa de hombres en exclusiva.
En realidad no se trata de una cuestión que se refiera sólo a la ausencia de evidencias, sino mas bien a la falta deliberada del reconocimiento de la posibilidad. Tampoco se ciñe, desgraciadamente al Paleolítico. Consulten, si quieren, las pinacotecas y libros especializados, de los de texto ni hablamos.
Dejaremos para otra ocasión la obra de otras grandes mujeres pintoras como Hitda de Meschede, Herrada de Landsberg, Hildegarda de Bingen, Sofonisba Anguisola o Artemisia Gentisleschi.
¿ les suenan?


¡Que tengan una buena semana!








Enlaces:


http://www.abc.es/cultura/arte/20131018/abci-pinturas-rupestres-mujeres-manos-201310172231.html

http://theconversation.com/hands-on-the-wall-were-the-first-artists-actually-women-19232

http://hominidas.blogs.quo.es/2013/10/29/las-mujeres-pudieron-pintar-altamira/

https://www.yumpu.com/es/document/view/5158575/hallazgos-arqueologicos-en-alemania-deutsches-archaologisches-/22

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