martes, 8 de abril de 2014

El valor del Patrimonio Cultural. San Miguel de Gormaz.







Detalle de la representación de la población protegida en el interior de una torre del siglo XII. Pintura románica del muro norte de la ermita de San Miguel de Gormaz, Soria


Hay cosas que entran en tu vida, aunque, por alguna extraña razón, eres tu quien cree que se mete en ellas; craso error de valoración, pues creo que el camino es de ida y retorno, bidireccional y que se retroalimenta. 

Eso es exactamente lo que me ha ocurrido a mi con esta pequeña ermita, a la que llegué en el año 1996, pensando en llevar a cabo un trabajo de catalogación  sobre iglesias altomedievales y en la que acabé quedándome a lo largo de 11 años. 

No crean que ahí acabó la cosa, pues es magnética y me lleva a ella varias veces al cabo del año;  siempre con amigos con los que hablar de la historia de este territorio, de la frontera en la Alta Edad Media, de cómo es permeable y cambiante y por qué esta iglesia y otras fueron levantadas aquí de tan singular forma y pintadas casi un siglo después, de lo que se ha realizado, de por qué y cómo, de cada hallazgo y su interpretación, de las emociones que se suscitaban, de nuestros coloquios técnicos y perspectivas, de la organización del trabajo, de la innovación práctica sobre actuaciones en estos edificios históricos y de su futuro mantenimiento y gestión.  

Hace poco pensé que tal vez fuera interesante hacer una presentación en formato de vídeo de las intervenciones y sus resultados. Me pudieron las ganas de intentarlo y este es el resultado. Tiene como objetivo que cualquiera pueda valorar el proceso de trabajo dentro de una línea de socialización de la gestión de los bienes culturales.




1996. Use Tena, Arturo Balado, Ana Belén Martínez y Consuelo Escribano.
 I Campaña de intervención arqueológica. 




"....los objetos del pasado.....no son simples objetos de deseo, son en realidad el mejor recurso de que disponemos para escrutar el paso del tiempo y contrastar nuestro hoy con el de las generaciones que nos precedieron. Son, por tanto, objetos para la ciencia que no admiten una lectura simple y unívoca, al contrario;  por eso en su complejidad contribuyen a abrirnos el verdadero camino hacia el conocimiento."
(Josep Ballart. El Patrimonio Histórico y Arqueológico: valor y uso)



Lo enriquecedor de un trabajo técnico es que sea una verdadera investigación, amplia y apasionante donde las actuaciones  se puedan ir sucediendo, relacionándose, ordenándose y revisándose. A una primera fase, imprescindible, de descubrimiento del valor de una estructura histórica a través de la aplicación de las ciencias que sean precisas, le  seguiría, si es que es necesario, otra de redacción de proyecto de obras de restauración, la ejecución de aquellas y finalmente la gestión de su función y uso, sea el que fuere, que puede ser religioso, administrativo, museográfico, turístico, etc.

Las primeras fases de documentación, investigación, estudio nos permiten reconocer el estado previo del lugar e ir deconstruyendo hacia atrás las eventualidades, procesos y proyectos que afectaron a este bien. Si uno es ordenado acabará haciendo una interpretación de lo que existía antes, del origen de lo que se estudia, su evolución cronológica e incluso su abandono, desuso, deterioro o destrucción.

En el caso de la actividad arqueológica  es imposible el mantenimiento de todos y cada uno de los elementos reconocidos de la secuencia evolutiva, pues la propia excavación lleva implícita la destrucción de estratos y contextos (de forma ordenada y bien documentada por supuesto). 
Otro tanto puede llegar a ocurrir en el caso del proyecto restaurador, aunque ese sacrificio debe ser siempre el mínimo, siempre puntual y justificado, teniendo en cuenta que el mejor conocimiento y la mínima intervención son valores añadidos, buscando siempre equilibrar el respeto por la pátina del tiempo, y la investigación dentro de la propia restauración.

Ha de existir un planeamiento de la imagen que se quiere recuperar, ya responda a uno o varios momentos de su historia eligiendo cuidadosamente aquellos elementos que se consideren de mayor coherencia, mejor valor artístico e interés histórico (teniendo en  cuenta que todos lo son, no es nada fácil).

A veces se dispone de claros recursos para revalorizar a modo de jerarquización de los elementos simbólicos de un edificio a lo largo de los siglos. 

Este es el caso de la ermita de San Miguel, donde se conserva una fábrica prerrománica bien fechada a finales del XI - con sus lógicas pero escasas modificaciones postmedievales- y unas pinturas románicas conservadas "in situ".

La experiencia de trabajo técnico y de gestión en este y otros lugares deja fuera de discusión que el Patrimonio Cultural no puede ser mirado solo como un fin en si mismo (que lo es),  sino que debe tenderse al reconocimiento de su gran valor social, convirtiendo a la ciudadanía en la depositaria del mismo.

La sociedad invierte en el trabajo sobre el Patrimonio Cultural, del que es usufructuaria y que le debe permitir conocer su pasado, explicar su presente y proyectar su futuro. 

Para socializar estos bienes se requiere hacer un serio análisis de la realidad territorial y tener una dosis adecuada de pragmatismo que ponga en consonancia las posibilidades económicas de los propietarios, la voluntad de mantenimiento, el apoyo efectivo y eficiente de las administraciones públicas, el interés y valoración de las poblaciones del territorio y de la ciudadanía en general.

Considero necesaria la valoración del bien del Patrimonio Cultural dentro de su contexto territorial, natural y cultural, formando parte de un sistema complejo que pueda acogerle pensando en la futura gestión socializadora.

El trabajo realizado en San Miguel de Gormaz es un ejemplo de como se puede investigar, recuperar, explicar y divulgar un edificio en un territorio a lo largo de mil años, con seriedad y pasión. 

Los que ahora pueden disfrutarlo son los hijos, nietos y parientes de aquellos que desde la atalaya veían luchar el bien contra el mal en los muros de San Miguel, con los ojos abiertos y expectantes a pesar del milenio que los separa.



¡Feliz semana!





Pueden verlo y compartirlo aquí también
https://www.youtube.com/watch?v=4-KWUWNLkf4







5 comentarios:

  1. Te felicito por el excelente trabajo que habéis realizado todo el equipo en Gormaz, y a ti Consuelo expresamente. He estado allí hace casi 3 años, pues hice en vacaciones la Ruta del Cid completa, desde Vivar hasta Orihuela. El conjunto de Gormaz: fortaleza y Ermita de San Miguel, es extraordinario. La restauración es de lo mejor que he visto, dada la enorme complejidad, y la tengo perfectamente documentada, pues allí mismo compré el nº29 de la revista Arevacon, donde encabezas con un artículo sobre los trabajos arqueológicos de San Miguel, que me ha llenado de orgullo como amigo tuyo. Un ejemplo de profesionalidad por parte de todos los que habéis intervenido allí. Gracias Consuelo, por tu aportación a la conservación y conocimiento del Patrimonio

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    1. Muchísimas gracias Nacho. Se publicó una monografía. No está en formato digital mas que la parte de las conclusiones pero creo que puede interesarte. te mando el enlace http://www.patrimoniocultural.jcyl.es/web/jcyl/PatrimonioCultural/es/Plantilla100Detalle/1284217294125/_/1284217533401/Redaccion

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  2. Fantastico. Me imagino lo que habras luchado, sufrido y sobre todo disfrutado, primero sorprendiendote, luego descubriendo y luego restaurando. Si vuelves alguna vez y me avisas con tiempo, sere un alumno totalmente dispuesto a que me enseñen desde la a a la z de esta maravilla.
    Buen dia

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  3. Gracias Antonio. Un poco nada mas. Encantada de regresar allí contigo

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