martes, 23 de diciembre de 2014

Qué debe tener un Nacimiento.



Natividad. Monte Sinaí, siglo VII

Comandados por mi padre, de costumbre, días antes de la Nochebuena comenzaba el ritual de poner nuestro Nacimiento en casa, una cuestión que exigía la participación de todos. Mi madre debía dar el visto bueno al espacio que arrebataríamos a sus dominios de hogar y que cada año cambiaba de tamaño y emplazamiento, en virtud del proyecto paterno. Un año ocupábamos el recibidor, otro las estanterías del salón, e incluso parte de la oficina o del salón. Los niños formábamos grupos de figuras, íbamos a buscar la arena, piedras, musgo y ramas de arbustos, mientras mi padre desenredaba cables repletos de luces intermitentes. Nuestro Belén nunca se limitaba al Misterio, sino que tenía montañas, un río Jordán de papel de plata, rebaños de cabras, pueblos con norias y huertas, cercados para los animales, la anunciación a los pastores junto a un chozo con un ángel aparecido sobre un árbol , los Magos en sus camellos conducidos por los pajes, que se movían conforme se acercaban las fechas de ver a Herodes y llegar hasta Belén. Cada casa del pueblo tenía su luz, cada fogata su lumbre y sobre la montaña se levantaba el castillo del rey Herodes custodiado por soldados romanos.
En el portal,siempre un covacho, un ángel que portaba una cartela indicaba que allí había ocurrido un prodigio, el nacimiento de Dios. La mula y el buey daban calor al niño que flanqueaban sus padres y una legión de pastores llevaban presentes para ofrecer al niño Manuel a través de un camino que recorría todo el montaje. Burros con alforjas y banastas, carros repletos de paja, mujeres con cántaros y hombres arreando bueyes completaban la romería.
Era solo una parte de la celebración que se acompañaba del canto de villancicos con panderetas y la flauta de madera delante de tamaño escenario cuando se encendían aquellas luces maravillosas. 
Eran tiempos de infancia, de comedias y de familia que, renovados, revivo con los míos.
Estas líneas están dedicadas a la memoria de mi padre, Angel Escribano, a quien tanto debo.




Mosaico de la Natividad de la iglesia Martorana o Santa María dell Ammiraglio  de Palermo

María y José han viajado desde su pueblo, Nazaret, hasta Belén para empadronarse, pues se lleva a cabo un censo de la población de Judea. Coincide que a María, embarazada, le ha llegado el tiempo del parto, y siendo ya de noche, al no encontrar posada que les acoja, María se refugia donde puede para dar a luz al Mesias anunciado en el Antiguo Testamento.
Un ángel anuncia a los pastores la buena noticia y días mas tarde los Magos llegarán hasta Belén para ofrecer al Niño unos regalos y adorarle.
En realidad los evangelios aportan muy pocos detalles a cerca del Nacimiento de Jesús, si bien es verdad que existen algunas divergencias entre las escasas fuentes  conocidas, los apócrifos concretamente, en cuanto al lugar del nacimiento, la existencia o no de comadronas, la presencia de animales en el pesebre, la actitud de José y la Virgen ante el hecho del parto, la estrella que condujo a los Magos, etc. 
Siendo uno de los temas más representados por el mundo cristiano medieval, las formas de hacerlo son muy variadas, aunque existen dos modos bien definidos de hacerlo.
El oriental o bizantino, de fuerte influencia en la Italia medieval y de ahí a otras regiones europeas, establece como lugar de nacimiento uno en las montañas, inspirado en la gruta subterránea de los apócrifos, así como un elenco de personajes y hechos extraídos de muy diversas fuentes: la Virgen, el Niño sobre el pesebre, José y las parteras, el anuncio a los pastores, la adoración de los ángeles, la llegada de los Magos, el astro en el cielo, el buey y la mula, el baño del recién nacido, etc.
El occidental establece, por otro lado, el nacimiento en un portal, un establo, las mas de las veces arruinado, centrando el foco de atención en  María, José y el Niño, aunque sigue representando los animales, los ángeles o los pastores.
En ambos casos la Virgen se muestra acostada, recuperándose del parto, melancólica, ya sea de espaldas, acariciando al niño o amamantándolo, insistiendo en la relación materno-filial y la naturaleza humana de María y Jesús. 



Nacimiento bizantino de finales del siglo XII, en la Iglesia Oscura, Capadocia, Turquía. 


Al Niño Jesús se le representa tanto desnudo como completamente fajado, siguiendo la costumbre de mantenerlo así hasta pasados cuarenta días.
Cuando aparece desnudo, se trata de un niño de edad mas avanzada con aspecto resplandeciente. A veces se incorpora el baño del recién nacido, en el que una o dos parteras, Zalomí y Salomé, ayudadas en ocasiones por José, lavan al recién nacido en un simple balde de agua o en una especie de bañera o pila. En el caso del Nacimiento de Cristo, suele tener un significado simbólico, no solo costumbrista, recordando la importancia del Bautismo a todo recién nacido.
Las parteras se incorporan a la escena por influencia de los apócrifos, siendo posible encontrarlas tanto en Oriente como en Occidente desde las primeras representaciones del tema. Atienden al recién nacido: lo bañan, lo colocan en el pesebre, lo fajan, lo alimentan, etc, introduciendo naturalismo en la escena.


Natividad (detalle de las parteras Zelomi y Salomé), Duccio di Buoninsegna, 1255- 1319, Siena)
Las parteras Zalomí y Salomé,según los evangelios apócrifos, eran las parteras que acompañaron a José desde Belén hasta la cueva en la que María se había quedado al sentir los dolores del parto. Llegaron tarde, cuando Jesús ya había nacido, y suelen representarse bañando al niño, que en la escena aparece duplicado en el establo y el baño.

A José se le representa, en la mayor parte de los casos, en un lugar secundario, adormilado o pensativo, lo que reflejaría las dudas de éste respecto a María.
En Occidente, al contrario que en Bizancio, va adquiriendo un papel más activo y a partir del siglo XIV, realiza tareas cotidiana como transportar paja para los animales, preparar el baño para el Niño, encender un fuego y calentar una sopa, remendar una bota, fabricar una cerca para cobijar a su familia, etc. 
A los apócrifos responde la presencia del buey y la mula en el pesebre tanto en oriente como en occidente . En alguna ocasión los animales están además adorando al Niño, ya que éstos reconocieron su divinidad.


Natividad. Giotto, capilla Scrovegni, Padua

Los pastores, ataviados como tales, portan zurrones, cayados e instrumentos musicales en no pocas ocasiones. Suelen  ocupar un segundo plano, junto a sus rebaños, con la mirada vuelta al cielo y la mano delante de los ojos para no ser deslumbrados por la luz angelical.
Con el paso del tiempo, en la Baja Edad Media Occidental, los pastores empiezan a aproximarse al lugar del nacimiento, asomándose por alguna de las ventanas o huecos del cobertizo e inclinando la cabeza en actitud de respeto. Se recoge así la idea de que los pastores acuden al establo y glorifican al Niño, recogida por San Lucas.



 Natividad de Dijon, Robert Campin, 1420


Los ángeles, se sitúan en el cielo, o fuera de la cueva o del establo, mirando al cielo o la tierra, haciendo signos de adoración y cantando, de ahí que a veces porten cartelas.
En los siglos XIV y XV en Europa occidental, a raíz de las Revelaciones de Santa Brígida, se produce un cambio sustancial en la actitud de la virgen María, que comienza a aparecer arrodillada y con las manos juntas, contemplando la divinidad de su hijo. Brígida, presente a través de una de sus visiones, en el momento del nacimiento, que describe pormenorizadamente, indica que el parto de María se produjo sin dolor alguno.
La difusión de esta visión hace que las parteras se asuman como el resto de los personajes orantes perdiendo estas su función original.
Lo que sí se mantiene es el modo en que se señala el lugar del nacimiento con la presencia de un astro en el cielo, la estrella que guiará después a los Magos, y de la que, en ocasiones, parte un haz de luz hacia la figura del recién nacido.

¡Feliz Navidad!



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4 comentarios:

  1. Felicitaciones excelente el artículo, hermosas (e ilustrativas) las imágenes y emotivo el recuerdo personal.
    Aunque ya pasó, ¡Feliz Navidad!
    Luis Alberto García.

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  2. Hermoso...pero la Virgen no se recupera del parto...que fue sin dolor. Ese es el misterio...ya anunciado por los profetas del Antiguo Testamento judío: que nacería en Belén, de una virgen, y de la tribu de David. Luego, el Evangelio describe al Jsús-histórico con lujo de detalles y las fuentes judías del siglo i lo mencionan (Flvio Josefo, por ejemplo),

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    1. Muchas gracias por las apreciaciones. Si bien un parto, como el caso del de María, pudo ser sin dolor, una mujer, cualquier mujer que haya parido, ha realizado un esfuerzo tan enorme físico y emocionalmente hablando, que necesita que su cuerpo se recupere. De ahí que permanezca acostada. Por lo que respecta a las noticias de jesús histórico, no se pone en duda en esta entrada, sólo se observa que sobre su nacimiento hay noticias escasas

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