martes, 10 de marzo de 2015

Enheduanna de Ur




Disco de calcita hallado en la zona más secreta del templo de Nanna en Ur en el que se representa a Enheduanna.  Copyright University of Pennsylvania Museum.



Grandeza, sin miedos, sin complejos


Tal vez se deba a que la música es a nosotras lo que el aire, el agua y el cariño, que nuestra vida transcurre entre sonido y canto, que no concebimos del mismo modo las cosas sin ella, pues parece que les falta brillo y emoción. La griega musiké hace inseparable la unidad música-movimiento-palabra en su vertiente creativa y de pensamiento. Es una de aquellas  "Μοῦσαι" o " Mousai",  hijas de Nemousine- la personificación de la memoria- , protectoras de las artes y las ciencias de las que derivan las palabras museo y música. Una madre y sus hijas a la cabeza de las artes clásicas. Que en la actualidad siga siendo una mujer su protectora, Santa Cecilia, no deja de ser una curiosa señal identitaria.
El devenir milenario de la composición e interpretación musical no ha tenido un justo reconocimiento en el caso de las mujeres si lo miramos con los ojos contemporáneos y los escasos reconocimientos de su obra interfieren en el conocimiento de la realidad.
Muchas de las mujeres cuyas obras han sido recuperadas y reconocidas fueron apreciadas y respetadas en su época tanto por su posición social como por su valor en los campos del espíritu y la ciencia, ya fuera en épocas aún no mediatizadas por el paternalismo y machismo en que hemos devenido, ya fuera en otras en las que la sabiduría prevalecía sobre consideraciones de sesgo sexista.
Quiero pensar que la conservación de la memoria de las mujeres creadoras no es sino la punta de un enorme iceberg, que los descubrimientos sobre las mujeres compositoras, creadoras, imaginativas e inventoras se irán sucediendo, que son sólo algunas las visibles, siendo la base invisible muy importante y que justamente se irá reconociendo como una realidad silenciada que pronto brillará.
Encontrar en oriente el primer testimonio de la composición de poemas y cantos en estos días, tristemente famosos por la destrucción de ciudades milenarias a manos de los fanáticos terroristas del Estado Islámico, y que sea precisamente de autoría femenina me ha impulsado a dedicar unas líneas a Enheduanna de Ur. 




En Sumer las mujeres disfrutaron de derechos que no volverían a recuperar hasta el siglo XX. Eran dueñas de su dote, de las riquezas obtenidas con la misma, de la herencia de sus familias, podían testar, estudiar y trabajar sin necesidad de contar con el permiso de sus esposos.
El sumeriólogo Samuel Noah Kramer afirma que hacia el 2.400 a C. la mujer y el hombre sumerios, al menos en las clases privilegiadas, eran, social y económicamente hablando, iguales y que no fue hasta la instauración del predominio semítico cuando se inició la degradación de esta situación produciendo cambios en favor de las divinidades masculinas y los hombres.




Zigurat de Ur

Las diosas mesopotámicas eran las patronas de la escritura. Se cree, por cuestiones relacionadas con el estilo, que un 80% de los poemas sumerios conocidos fueron escritos por mujeres.



Enheduanna representada en un disco procesional de Ur. Anverso
 Ella escribió “Rey mío, algo se ha creado que nadie ha creado antes.” 



Reverso con la inscripción en la que se identifica al Enheduanna


La escritoria acadia Enheduanna de Ur, imponente, sensual y maravillosa,  vivió hacia el año 2.500 antes de Cristo y constituye la primera voz poética con nombre propio de la humanidad, es decir, que el primer autor conocido de la historia, con nombre, circunstancias personales y su propia entidad, era una mujer.



Fué hija del rey Sargón I El Grande y de la reina Tashlulutum. Como hija mayor de la familia real fue Suma Sacerdotisa del dios de la Luna, Nanna, en la ciudad-estado sumeria de Ur.  
Compuso 42 poemas o cantos dirigidos a templos de todo Sumer y Acad incluyendo Eridu, Sippar y Esnunna. Los textos de sus impresionantes composiciones llenas de libertad, sensualidad y espiritualidad se han reconstruido a partir del estudio de  37 tabletas de arcilla halladas en los complejos palaciegos y templarios de las ciudades de Ur y Nippur, la mayor parte de las cuales datan de 200 años después de su muerte, lo que nos da una idea del reconocimiento, importancia y vigencia de sus obras a lo largo del tiempo. 





Tablillas escritas hacia el año 2300 a C. con los poemas de Ebheduanna que fueron halladas en Ur y Nippur



Esta colección de poemas reconocidos en las tablillas se conoce generalmente como Los himnos de los templos sumerios y  Exaltación de Inanna, la diosa joven rebelde del panteón sumerio, o 'Nin-Me-Sar-Ra', un poema de devoción personal a la diosa Inanna. 






Inanna


La personalidad e importancia social de Enheduanna  es el exponente claro de la educación femenina en la antigua Mesopotamia, donde las reinas compusieron y encargaron componer música revelándose así, a decir de algunos investigadores, la percepción cultural de las mujeres y su papel en la sociedad antigua. Enheduanna  es la poetisa y, seguramente, compositora conocida mas temprana. Que su obra esté dedicada a reflejar, entre otras cuestiones, la vida de  una mujer libre, capaz de madurar en plenitud, de desplegar todo su poder y su talento para ser dueña de sus decisiones y de su propia vida, es un valor añadido. Su obra constituye un interesante pozo de datos de la vida cotidiana,ritual y simbólica  de la cultura acadia.
Parte de su obra despliega en mi un recuerdo innegable de otra gran obra posterior, mucho mas conocida a través de la biblia, el famoso Cantar de los Cantares, atribuido al rey Salomón, descendiente de Abraham de Ur, donde también hay un pastor/rey, una amada y sensualidad a raudales.




Suma sacerdotisa Enheduanna de Ur


“Me bañé para el toro salvaje,
Para el pastor Dumuzi,
Perfumé mis costados con ungüento,
Cubrí mi boca con ámbar de dulce olor,
Pinté mis ojos con kohl.

Él formó mi cintura con sus bellas manos,
El pastor Dumuzi llenó mi regazo con crema y leche,
Acarició mi vello púbico,
Regó mi matriz.
Puso sus manos sobre mi vulva sagrada,
Avivó mi estrecha barca con leche,
Me acarició sobre el lecho.
Ahora yo acariciaré a mi alto sacerdote sobre el lecho,
Acariciaré al fiel pastor Dumuzi,
Acariciaré su cintura, la pastoría de la tierra,
Le decretaré un dulce destino.”

( algunos, pocos, versos de la Exaltación de Inanna)





Sir Leonard Woolley y algunas de las liras-toro halladas entre 1922 y 1934, en las Tumbas Reales de Ur (ca. 2500 a.C.), época en la que vivió Enheduanna.





 Lira toro expuesta en el British Museum © British Museum.




Detalle de la cabeza de toro que adorna este instrumento cordófono.© British Museum.


Lira toro representada en el Estandarte de Ur. British Museum



Unos mil años después, se hallaron las tablillas de la biblioteca del palacio real de Ugarit, en la costa de la actual Siria , y con ella se recuperaron los sonidos de las arpas y cantos, curiosamente en lengua hurrita (propia del área de la antigua acadia) del "Himno nº 6" (1400 a.C.), dedicado a la diosa Nikkal, de la que les ofrezco una interpretación musical, por Michel Levy.






Y esta otra versión del prestigioso investigador Richard Dumbrill, que ha seguido el modo melódico denominado 'maqam', típico de la música próximo-oriental.





¡ Que tengan una feliz Semana!





Fuentes:

Anne Baring,Jules Cashford; 2005: El mito de la diosa: evolución de una imagen. Ed. Siruela.

pdf. Pincha aquí

Clara Janés: Guardar la casa, cerrar la boca

Enheduanna, la primera escritora de la Historia

Inanna Reina del Cielo y de la Tierra
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