martes, 22 de septiembre de 2015

Romerías y romeros


No es patrimonio de ninguna religión ni de ninguna sociedad el fenómeno de la peregrinación. Asociamos la idea a la visita a una ermita, un santo, a una fiesta en romería un día concreto por que vivimos en un determinado territorio bajo una devoción concreta pero ser romero, sensu estricto, vendría a referirse al que va en peregrinación a Roma y, por extensión, viene a utilizarse en la visita a cualquier lugar sagrado a pie, en carros, ya sea en una jornada o en varias.
El origen de las peregrinaciones devotas se remonta a tiempos ancestrales. Nada inventan las grandes religiones actuales y así lo ponen de manifiesto los hallazgos arqueológicos. Santuarios de época clásica ligados a cuevas y surgencias de agua, lugares sagrados ibéricos colmatados de exvotos (idénticos a los que pueden hallarse realizados en cera en ermitas y santuarios cristianos de nuestros días) jalonan cada territorio y soportan creencias actuales.



Exvoto ibérico en arcilla, de Úbeda, Jaen


Exvoto ibérico de bronce, Despeñaperros.




Exvotos contemporáneos en cera

Todo santuario, por definición, posee el significado de un espacio central donde la divinidad se ha manifestado, convirtiéndose en una fuente de salud física y en un reducto de restauración espiritual, cuyos límites sagrados en el espacio son delimitados por las gentes por medio de una serie de construcciones de referencia e insertados en el tiempo mediante una serie de ceremonias y rituales de coparticipación como las peregrinaciones, romerías, procesiones, actos litúrgicos, entrega de ofrendas, etc.
Gentes procedentes de lugares diferentes se reúnen allí con unos intereses comunes tanto materiales como simbólicos y trascendentes desde épocas remotas con la esperanza de purificar su vida a través del esfuerzo realizado y el peligro o penalidades que supone el viaje.
El santuario se convierte en un espacio que congrega a los fieles creyentes, una intersección de rutas y un nudo de contactos comerciales.
En el mundo cristiano se entiende además, como un lugar seguro ante las epidemias, las catástrofes, las hambrunas, las guerras y las calaminades individuales.
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Peregrino con su hijo según una miniatura del Psalterio de Lutrell




Romeros y peregrinos a los pies de la Virgen de Montserrat. Miniatura iluminada del libre Vermell que recoge, entre otras cuestiones, danzas y cantos de aquellas gentes. S. XIV.

Durante la Edad Media, se celebran ampliamente estas manifestaciones que conocemos a través de los documentos conservados, tanto de carácter litúrgico como musical, la escultura,  las miniaturas y pinturas murales.
En el recién conquistado territorio del Duero, desde comienzos del siglo XII, se suceden los hallazgos de imágenes milagreras a las que acuden, de inmediato, romeros y peregrinos, manteniéndose las devociones particulares y las congregaciones devotas hasta la actualidad, en muchos casos.



Procesión en la Romería del Henar a principios del siglo XX



Ir a una romería, era en mi infancia, una fiesta, un día especial en el que muchísima gente de la comarca se reunía para hacer una misa en el campo, una procesión acompañada de la danza -masculina fundamentalmente- una fiesta familiar y social que aún hoy suscita emociones arraigadas e inexplicables a la razón.
El domingo antes de San Mateo, hacia la mitad del mes de septiembre, se celebra en tierras de Cuéllar,  la romería del Henar, en honor a la Virgen, una advocación de raigambre y solemnidad que congrega a decenas de miles de personas todos los años, manteniéndose una convocatoria de enorme devoción y significado hoy en día.
Llegados de muchos rincones de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, los romeros se congregan desde la noche anterior en la pradera del Henar, en torno al santuario, el arroyo y la Fuente del Cirio, de donde se obtiene un agua sagrada que cura a los peregrinos, si bien es cierto que la mayor parte de los peregrinos llegaban de madrugada y a lo largo de la mañana.


La Virgen del Henar ostenta los títulos de patrona de los resineros de España, patrona de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar y alcaldesa honoraria de Cuéllar.


La Virgen de El Henar, a quien se deben tantos nombres de mujer en esta zona, es una imagen mariana que se venera en el Santuario de Nuestra Señora de El Henar, junto a Viloria, a unos 5km de la villa de Cuéllar, en  Segovia. Es una talla románica, datada en el siglo XII, que se custodiaba en una pequeña ermita del despoblado del Henar y de la que la tradición contaba que fue traída de Tierra Santa por San Geroteo, primer obispo de Segovia (s. I d C)
Según la leyenda, inventada al parecer por D. Juan de Rodrigo, párroco de Cogeces del Monte en el siglo XVII,  hacia el año 714, al objeto de protegerla de la amenaza que suponía el califato, la imagen fue enterrada en un lugar indicado por los hermanos segovianos San Frutos, San Valentín y Santa Engracia, junto con un cirio encendido, permaneciendo oculta durante ocho siglos hasta que, en 1580 se apareció a un niño pastor del cercano municipio de Viloria del Henar, mientras pastaba su rebaño, y le dijo: "Soy Santa María de El Henar que he estado oculta aquí muchos años, hallarás debaxo de unas losas mi Imagen, la qual pondrás en una casita que harás en el mismo sitio que antes estuvo mi Iglesia hasta que venga tiempo en que se fabrique mayor templo y diciendo estas palabras desapareció". Se repite, como ocurre con la imagen venerada de la Armedilla, el hecho legendario de la imagen escondida de moros, el hallazgo por el pastor y la vinculación a una fuente de agua.
Sin entrar en grandes detalles, sólo expondré brevemente que no existe constancia alguna de la existencia de esculturas de María anteriores al siglo IV, después del Concilio de Éfeso celebrado en el año 430, que proclamó la Maternidad de María, y que en España no se comenzó a imitar las primeras imágenes bizantinas hasta el siglo X, siendo abundante su representación y talla en los siglos XI y XII.
No hay duda alguna de que la imagen existente se realizó en el siglo XII, cumpliendo los cánones románicos, una cuestión que hace imposible que fuera traída por San Geroteo en el siglo I d.C. y su posterior enterramiento en el siglo VIII.
De lo que si existen datos es de que a comienzos del siglo XV, concretamente en el año 1430, el arcediano de Cuéllar Gómez González compró los libros litúrgicos de la ermita en ruinas de Santa María del Henar, para llevarlos a la capilla del Hospital de la Magdalena, una de sus fundaciones. Esto nos indica que no podía estar enterrada en aquellos años si recibía culto en la citada ermita, y tampoco hace veraz su descubrimiento en 1580.
A lo largo del siglo XVII la devoción fue alimentada por una serie de milagros atribuidos a la imagen. La  antesala del Camarin de la Virgen sigue, aún a día de hoy, abarrotada de imágenes, exvotos de todo tipo y fotografías en agradecimiento a sus favores.




Fuente del cirio. Santuario del Henar


Desde la Edad Media y hasta hoy, dejando aparte reconocimientos, méritos y ceremonias, se trata de una manifestación de hondísima raigambre social y territorial incuestionable, que en mi mas profundo sentimiento,  y en el de mis convecinos, va ineludiblemente unida a la historia de mi familia y mi colectividad agraria.



Misa en la pradera del Henar con los romeros

Ir de romería al Henar es, como les decía hace un momento, una manifestación del sentir colectivo, de ritos antiguos que van mas allá de las creencias religiosas convenidas, es la necesidad de ser parte de una colectividad, es subir a los niños a las andas de una virgen que los proteja y ampare,  de sentir el rito, de bailar ante la imagen en una danza marcada por las dulzainas, la caja  y los pitos, es comer en el campo con amigos y familiares, es comprar y vender, es, en definitiva acudir a un punto de encuentro de las gentes de un territorio que se repite cada septiembre vaya usted a saber desde cuando, como en tantos otros casos y lugares del mundo.


http://cuellar7.com/fiebre-romera-en-la-romeria-de-el-henar/20817/



¡Feliz semana!



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