martes, 22 de mayo de 2018

Sofonisba Anguisola.


Sofonisba Anguissola - Autorretrato 1586 (Mussé Condé - Chantilly)


Queda mucho espacio para el análisis histórico-artístico y todavía más para la ficción que merece un personaje de tanta potencia. Anguissola pintó, que se sepa, medio centenar de cuadros espléndidos, brilló en un tiempo muy macho y de sus palabras ha pervivido poco. Sólo una frase que quizá baste para entenderla: “La vida está llena de sorpresas; intento capturar estos preciosos momentos con los ojos bien abiertos”.


Ánxel Grove





Lucia, Minerva y Europa Anguissola jugando ajedrez, 1555, Muzeum Narodowe (Museo Nacional), Poznan, Polonia.



Tres niños con perro

Hasta hace apenas nada el genio e ingenio, la técnica, la innovación y la creación habían ocultado el papel de las mujeres en sus disciplinas. Los prejuicios morales de cada época las ningunearon hasta hacer perder su rastro, relegándolas a la vanidad de la belleza o, en el mejor de los casos, a ser un unicum, como ocurría en mis libros escolares con Emilia Pardo Bazán (recuerden, Fernán Caballero)

Pero, mas vale tarde que nunca y poco a poco son repuestas, reconocidas y admiradas, aunque creo que aún  no forman la parte significativa de lo que supusieron, en los libros de las enseñanzas regladas obligatorias. 

Todas y cada una de las otras que fuí descubriendo muchos años después están siendo reconocidas en píldoras, poco a poco, pero de forma definitiva.

¿Qué decir del injusto olvido y el aún peor tratamiento de la excepcional obra de Sofonisba Anguisola? 


A los prejuicios propios de su sociedad y época, se une que sus lienzos hayan sido atribuidos, sin rubor, a Zurbarán, Tiziano y el propio Greco, y eso que fue  admirada por el propio Miguel Ángel, que le dió clases -informalmente, claro- y Van Dyck, elogiada por Vassari, y su obra formó parte de las grandes colecciones de los Orsini y Farnese.

Sononisba había nacido en la preciosa ciudad lombarda de Cremona hacia 1532. Era la hija mayor del representante de la baja nobleza Amilcare Anguissola y de Bianca Ponzone, que además tuvieron otros seis hijos, cinco mujeres: Elena, Lucía, Europa, Ana María y Minerva, y un varón llamado Asdrúbal, a quienes dieron una amplia educación humanista basada en la música, la pintura y la literatura. Sofonisba, se había enfrentado con inteligencia y brillantez a los prejuicios de su época. De hecho, en el siglo XVI, no era fácil dedicarse al arte pues, a las mujeres les estaba prohibido participar de la enseñanza de las academias donde les estaba vedado estudiar la anatomía y observar o representar un cuerpo desnudo, lo que provocó que dirigiera su trabajo hacia el retrato.




Autorretrato con caballete. 1556
En sus manos sostiene un pincel y una vara mientras retrata una imagen de la madonna con su hijo. Para pintar, la artista se viste cómodamente y se recoge el cabello. Anguissola aparece con una expresión cansada y triste, lo que se encuentra en contraste con la idealización del estilo renacentista. Esta pintura, en cambio, parece espontánea y real. Es curioso que, en el autorretrato, la artista se encuentre pintando un motivo religioso: estos constituyeron solo un pequeña parte de su obra y, al día de hoy, solo conocemos 5 cuadros de este estilo que son atribuibles a ella.   


A los catorce años, junto a su hermana Elena, tuvo su primer maestro de pintura fue Bernardino Campi (1522-1591), quien le enseñó el oficio desde la preparación del lienzo a la mezcla de los pigmentos, y con el que comenzó a pintar sus primeros cuadros. Su experiencia comenzó en el ámbito familiar, plasmando escenas cotidianas, retratos familiares y autorretratos. 
Cuando el maestro dejó Cremona para ir a trabajar y vivir a otra ciudad y Elena ingresó en un convento, Sofonisba prosiguió su formación, alrededor de tres años, con Bernardino Gatti (1495-1575).

A los veintiún años viajó a Roma, donde conoció a Miguel Angel, quien reconoció su talento, lo que hizo que su fama creciera y sus obras fueran adqiridas incluso por el papa Julio III. 
Sofonisba conoció en Milán a don Fernando Álvarez de Toledo, el duque de Alba, de quien pintó un retrato actualmente desaparecido, y que pudo generar su primer contacto con la corte de España.  Se preparaban entonces los esponsales de Felipe II con Isabel de Valois, que era pintora aficionada y tenía un especial interés por el arte. Sofonisba, probablemente a través de esta casualidad, fue elegida como dama de honor de la reina desde 1559 desarrollando una mas que notable actividad restratística de la familia real y otros personajes de la corte. Retrató a Juana (la hermana de Felipe II) y a su hijo, don Carlos, a Isabel de Valois y a Ana de Austria, la cuarta esposa de Felipe II, muchos de ellos  atribuidos, por siglos, a otros pintores. 
A pesar de la prematura muerte de la reina, a los veintidos años, Sofonisba permaneció en la corte. 



Felipe II. Copyrigth Museo de Prado
 Obra atribuida durante siglos  a Juan Pantoja de la Cruz, tal y como aparece en diferentes inventarios del Alcázar de Madrid y posteriormente, en los años cuarenta del siglo pasado se atribuye Alonso Sánchez Coello, quien sí realizó una copia que se conserva en la Galería de Retratos del Castillo de Ambras del Kunsthistoriches Museum, en Innsbruck (es de menor tamaño ya que solamente deja ver el busto y no los brazos del monarca)


Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. 
Copyrigth Museo de Prado



Retrato de la reina Ana de Austria
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


Alejandro Farnesio de Sofonisba Anguissola en el Museo Nacional de Dublín


A raíz de su casamiento en 1571 con don Fabricio de la Moncada se trasladó a Sicilia y durante cinco años se desconoce si realizó trabajos pictóricos. Al enviudar y volver a casarse con el marino Orazio Lomellini se instaló en Génova, donde prosiguió su obra de retratos y cuadros religiosos.
En 1615 se trasladó a Sicilia y allí conoció a Van Dyck, quien le hizo dos retratos y manifestó una gran admiración por ella. 
En su tiempo fue una celebridad internacional y  una de las primeras mujeres artistas de las que se conoce una parte considerable de su producción, pese a que un número importante de las obras que pintó de la realeza española se perdió en el incendio del Alcázar de 1734. 
El Museo del Prado posee varios de estos retratos: los de Isabel de Valois, la infanta Catalina Micaela, Felipe II y Ana de Austria.
Resulta especialmente interesante y muy actual, la atribución del cuadro de la Dama del Armiño, tradicionalmente considerada como una obra del Greco, a Sofonisba por parte de las historiadoras Carmen Bermis y María Kusche
Su último retrato es del año 1620. Falleció en Palermo, dos años más tarde, cumplidos los 93 años.


La dama del armiño, perteneciente a la colección Stirling Maxwell de la Pollok House de Glasgow.
Según el estudio de Carmen Bernis de 1986 “La Dama del armiño y la moda”, es obra de Sofonisba.
Pese a los análisis de las historiadoras Carmen Bernis y María Kusche, que demostraron que había sido pintado por Anguissola, el óleo, al que Cézanne atribuyó un papel decisivo en la creación del “arte moderno”, se sigue atribuyendo a El Greco (también en la Wikipedia y en la web de la casa-museo Pollock, de Glasgow-Escocia) donde se exhibe), aunque el estilo de la pintura diga a gritos que es un error y la historia lo confirme: El Greco no pudo pintar el retrato porque no estaba en España en la fecha en que está datado.


¡Que pasen una buena semana!




Fuentes:

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/anguissola-sofonisba/949e390c-13b0-429d-99c9-2b98f2e89a32

María Kusche, Retratos y retratadores. Alonso Sánchez Coello y sus competidores Sofonisba Anguissola, Jorge de la Rúa y Rolán Moys, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, Madrid, 2003.

http://cuadernodesofonisba.blogspot.com.es/2016/03/felipe-ii-pintado-por-sofonisba.html

http://www.m-arteyculturavisual.com/2014/08/03/el-greco-sofonisba-anguissola-y-la-autoria-de-la-dama-del-armino-el-arte-no-tiene-sexo-pero-el-artista-si/





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