martes, 19 de junio de 2018

Artemisia Gentileschi


Autorretrato como alegoría de la Pintura (1658) Museo Pushkin, Moscú

Artemisia Gentileschi sería “una caravaggiesca pasional” que captó como nadie “la soledad de la mujer herida”
Baldasari

Todo lo que pasa, o casi todo, en nuestras vidas marca lo que somos, seremos o creamos, incluida Artemisia. La hija de Orazio Gentileschi había nacido el 8 de julio de 1593  en Roma y se había quedado huérfana a los doce años. 
El padre, seguidor del estilo de Caravaggio, guió sus primeros pasos en la pintura y le mostró los contrastes de luz, el claroscuro tenebrista y el trabajo de los pintores de la época en la gran ciudad.
Es posible que su primera pintura conocida sea "La Virgen" fechada en 1609 que se encuentra en la Galería Spada si bien otros investigadores apuntan al cuadro de "Susana y los Ancianos", como su obra inicial.


Artemisia Gentileschi, Susana y los viejos, 1610, Castillo de Weissenstein, Alemania.

Se supone que cuando Artemisia tenía 18 años Orazio le pidió al  pintor Agostino Tassi, con el que trabajaba en esos momentos en la decoración de las bóvedas del Casino Della Rose del Palacio Pallavicini Rospigliosi, que le enseñase técnica y perspectiva a su hija, ya que entonces no se permitía la inscripción de mujeres en las escuelas de Bellas Artes. 
En el año 1612, Tassi violó a Artemisia. El era un hombre casado y el padre inició un juicio en su contra ante el Tribunal Papal. 
La agresión y los siete meses posteriores, en los que se desarrolló el proceso judicial, conservado en los registros de la época, fueron humillantes para ella. Artemisa hubo de relatar pormenorizadamente la violación, fue sometida a exámenes ginecológicos y los interrogatorios, cuyo objeto era la comprobación de la veracidad de su relato, estuvieron acompañados de violencia física y tortura.
Probados los hechos, Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios, pero no sólo por esta cuestión traumatizante para Artemisia, sino por que además había intentado asesinar a su esposa- con quien se había casado tras violarla para restablecer su honra- haber cometido incesto -vaya usted a saber-  con su cuñada e intentar sustraer algunas  pinturas de Orazio.
Un mes después se concertó el matrimonio de Artemisia con Piero Antonio Stiattesi, un pintor modesto que restableció su honor "social".
En ese mismo año y parte del siguiente  Artemisia pintó su célebre obra “Judith decapitando a Holofernes” , donde queda patente de forma clara el estado emocional de sufrimiento y determinación de Judith como nunca antes nadie había pintado.
Desgraciadamente para ella, Tassi y Orazio  volvieron a  trabajar juntos cuando este último recuperó la libertad, lo que no hizo sino aumentar la humillación de Artemisia.Un año mas tarde Artemisia y su marido se mudaron a Florencia, donde  fue la primera mujer en ser admitida en la Accademia del Disegno, relacionándose con científicos, como galileo Galilei, y artistas de renombre y conseguiendo el mecenazgo del duque Cosimo II de Médici y la duquesa Cristina.
Fué admirada por Buonarroti el Joven -sobrino de Miguel Ángel- quien le encargó una pintura para el techo de la galería de la Casa Buonarroti, una "Allegoria dell’inclinazione" -Alegoría del talento natural-, que era representada por una mujer desnuda sosteniendo una brújula.
De esa misma época son las obras “La conversión de la Magdalena”, “Judith con su doncella”, que actualmente están en el Palacio Pitti, y otra “Judith Decapitando a Holofernes” que es considerada su obra maestra, de mayores dimensiones que la anterior, con los rasgos de su rostro en Judith y de Tassi en Holofernes, hoy expuesta en la galería de los Uffizi.


Judith decapitando a Holofernes (1620, Florencia, Galería de los Uffizi

Años después regresó a Roma donde debió formar parte de la Accademia dei Desiosi, siendo celebrada con un retrato grabado con la dedicatoria “pincturare miraculum invidendum facilius quam imitandum”. 
Entre 1627 y 1630 se trasladó a Venecia, donde recibió alabanzas por su gran calidad pictórica y donde pintó su único retrato conocido ,“Retrato de un gonfaloniere”,  actualmente en Bolonia, una “Judith con su doncella”,  hoy expuesto en el Detroit Institute of Arts, la “Venus durmiente” y “Esther y Asuero”,  del Metropolitan Museum of Art.


Judith y su doncella


La conversión de la Magdalena
En 1630 viajó a Nápoles, donde permaneció por el resto de su vida, excepción hecha de una breve residencia en Londres, donde fue en 1638 para reunirse con su padre en la corte de Carlos I de Inglaterra. a quien ayudó en la decoración de un techo en la Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia, en Greenwich, donde pintó una alegoría del “Triunfo de la Paz y de las Artes”. 
La colección de Carlos I incluye un “Autorretrato como la Alegoría de la Pintura” de Artemisia. 


Autorretrato como alegoría de la pintura

Tras la muerte del padre, Artemisia abandonó Inglaterra, regresando a Nápoles, donde  vivió el resto de su vida. En 1654 aún recibía encargos, si bien parece que dependía para ejecutarlos de su asistente Onofrio Palumbo. 
La mayor parte de la fortuna que logró reunir con trabajo y esfuerzo la invirtió en sus dos hijas (la mayor, única superviviente de su matrimonio y la pequeña, quizás fruto de una relación con el músico Nicolas Lanier). A ambas les ofreció una educación exquisita y una dote que les permitió contraer matrimonio con miembros de la nobleza. Aunque nobles recientes y de un rango no muy elevado, lo cierto es que estos matrimonios hubieran sido imposibles para las descendientes de una saga familiar de trabajadores manuales y de una madre deshonrada si no hubiera sido porque intercedieron enormes sumas de dinero. A pesar del tipo de vida que llevó ella, libre e independiente, quiso para sus hijas algo más convencional, tal vez para evitarles las luchas constantes por la supervivencia que tuvo que librar ella misma.


Nacimiento de san Juan Bautista
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado

Es probable que la artista muriera durante la plaga que hubo en Nápoles en 1656, y fue prácticamente olvidada después de su fallecimiento. 
Roberto Longhi, en un ensayo titulado “Gentileschi, padre e hija” del año 1916,  manifiesta sobre Artemisia que, a su juicio,  fue “la única mujer en Italia que alguna vez supo algo sobre pintura, colorido, empaste y otros fundamentos”, no obstante, como ya hemos ido desgranndo en el blog,  existieron otras pintoras de éxito y renombre como Sofonisba Anguissola, a quien recientemente dedicamos una entrada, pero también otras como Lavinia Fontana y Fede Galizia.
A pesar de la enorme fama alcanzada, pronto fue olvidada, su nombre dejó de mencionarse y sus obras fueron atribuidas a su padre, a Caravaggio y otros pintores de la época.


La Fama
¡Que tengan una feliz semana!




BIBLIOGRAFÍA
Garrard, Mary D., Artemisia Gentileschi, Princeton, Princeton University Press, 1989.
Longhi, Roberto, «Gentileschi, padre e figlia», L'Arte, Roma, 1916, pp. 246-316.
Orazio and Artemisa Gentileschi, cat. exp., Nueva York, Metropolitan Museum of Art, 2001.

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