martes, 31 de mayo de 2016

Las Troyanas



¿ la guerra, la sangre, el inútil rechazo de diez años de asedio y la ciudad arrasada, todo por el capricho sensual de la bellísima y frívola Helena?

(Eurípides. Las Troyanas. Imprecación de la reina Hécuba a los dioses)




No será la primera ni la última vez que se aduzcan pretextos falsos para justificar la invasión de un territorio fértil o rico en minerales. Estas son las consecuencias, señala Eurípides, de una política perversa. Pero esta reflexión no es para el autor trágico lo más importante, sino la conducta de vencedores y vencidos.



Hace unos años comencé un proyecto cultural para recuperar el espacio de las ruinas del Convento de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid) reivindicando su uso y disfrute de los ciudadanos. Investigación histórico-arqueológica, levantamientos planimétricos, visitas guiadas, conciertos, teatro, talleres y oficios ocupaban un fin de semana, el último de julio, bajo la fórmula de Jornadas Culturales de la Armedilla.
Esta aventura, que duró ocho ediciones, acogió en su tercer año de representaciones nocturnas la obra de teatro Las Troyanas,  en versión de Jean Paul Sartre, a cargo de estudiantes y actores de la Escuela de Teatro de Valladolid, bajo la dirección de mi amiga Cruz García Casado. Siempre me ha estremecido este relato, tanto el original de Eurípides como su versión contemporánea de Sartre y su puesta en escena y cine.
Aquella noche de verano, al relente del valle, en ese entorno mágico,  aquellos gritos lastimeros, desgarradores, calaron en mi de tal modo que jamás podré desligarlo en mi mente, igual que me resulta imposible no recordar a las víctimas inocentes de cada una de las guerras que se han producido a lo largo de la historia y que hoy mismo siguen avergonzando a toda la Humanidad.



La historia cuenta como una vez obtenida la victoria de los griegos, las mujeres de Troya, como únicas supervivientes, se niegan a entregar la ciudad a los griegos. 
Taltibio, el mensajero de los vencedores, es encargado de comunicarles que serán sorteadas como esclavas y concubinas. 
Hécuba, viuda del rey Príamo, será entregada a Ulises; Casandra,  hija de Hécuba y Príamo, es la escogida por Agamenón para servirle como esclava y concubina, pero huye y se esconde en una cueva; Polixena, la otra hija, había sido  reclamada por el espectro de Aquiles como su parte del botín y por lo tanto fue degollada sobre la tumba del héroe griego; Andrómaca, viuda de Héctor, será la concubina del hijo de Aquiles, el asesino de su esposo. 
El mensajero regresará  para comunicar, que siguiendo la propuesta de Ulises, la Asamblea de los aliados griegos ha determinado que Astianacte, el hijo de Héctor sea arrojado desde las murallas de Troya. Las mujeres son llevadas como esclavas a Grecia y la ciudad es incendiada.


La obra de Eurípides, que fue representada en 415 a.C, pone en escena ese último día de la destrucción de Troya, con el sufrimiento de las mujeres troyanas y el saqueo de los vencedores después de la terrible matanza de la isla de Melos
La tragedia refleja los sufrimientos de los vencidos y la degradación moral que produce la guerra en los vencedores, constituyendo uno de los textos más importantes de la Grecia Clásica, una tragedia en la que despoja de triunfalismo el mito de la antigua guerra de Troya, transformándolo en un alegato contra la violación de los derechos humanos al adoptar la perspectiva del pueblo vencido, especialmente de las mujeres y de los niños. 


El lamento de Hécuba es desolador. La reina de la comarca mas próspera de Asia Menor, mujer de Príamo y madre de Héctor, Paris, Polixena y Casandra, ha sido despojada de su familia y su estatus real, entregada como esclava, lo mismo que el resto de las mujeres supervivientes de su familia y de su reino, a los griegos triunfadores, tras la guerra.
La fuerza de los textos de la obra no hace sino poner de relieve el enorme sacrificio, el sufrimiento tras la pérdida de sus esposos, el asesinato de sus hijos, su sorteo y reparto como botín entre los vencedores,  alejándose de su patria en las naves aqueas, constituyendo una obra antibelicista intemporal que expone crudamente verdades terribles de la naturaleza humana. 
Eurípides (484-406 AC), a diferencia de otros grandes autores de tragedias griegas, lejos de someterse al designio de los dioses, decide en su obra que los personajes se rebelen contra lo irreparable, la falta de respuesta de los dioses y su ensañamiento inexplicable con los inocentes, pues expone abiertamente la falta de piedad para unas mujeres e hijos, ya indefensos, que lo han perdido todo. 
Pone de manifiesto que lo único que el ser humano  puede oponer al capricho divino, es sufrirlo hasta las últimas consecuencias e inviste a sus protagonistas de una defensa heroica de su dignidad que acaba solicitando la compasión, correspondida, de Poseidón y Atenea, que a final, en justo castigo por su iniquidad supone que ninguno de los reyes de la Hélade regrese ileso a su tierra, pues  Ulises vagará por diez años en el mar y Agamenón será asesinado en Argos por su esposa, tal y como había vaticinado la princesa y profestisa Casandra.
Eurípides expuso en esta obra la parte mas detestable de la naturaleza humana junto a la grandeza y dignidad de la reina Hécuba, clara protagonista de esta historia en la que se fusiona el drama individual y colectivo. Un personaje que acumula un enorme sufrimiento con un comportamiento majestuoso, imponente y estoico.



Sartre aprovechó este intemporal material para referirse a la derrota de Francia en la Segunda Guerra y la inmediata invasión nazi.
Entre 1965 y 1966, Cacoyannis representó en París la versión de Sartre pensando en regresar a Atenas para estrenarla en el Odeón de Herodes Ático, pero en 1967, un golpe de estado encabezado por el coronel Giorgios Papadopoulos, llevó al gobierno a la llamada Junta de los Coroneles, instaurandose una dictadura militar que suprimió las libertades políticas, llegando a prohibir al mismísimo Eurípides. Buena parte del equipo que filmó Electra fue arrojada al exilio, mientras que el compositor musical Mikis Theodorakis  era hecho prisionero del régimen militar e Irene Papas optaba por un éxodo voluntario. 
Paradójicamente Cacoyannis, con un elenco angloparlante, comenzó  el rodaje  de esta película antibelicista, antimilitarista y en cierto modo feminista en la España de Franco, con absoluta libertad, en Atienza, cercana a Guadalajara, en un paisaje inhóspito  de clima extremo, deliberadamente seleccionado para reforzar la extrema dureza de la historia. Contó con un excelente reparto de actrices: Vanessa Redgrave, en el papel de Andrómaca, Geneviève Bujold como Casandra, Katharine Hepburn en el papel de Hécuba e Irene Papas como Helena, mientras que las actrices que componían el coro procedían de la Real Academia Británica y del Teatro Nacional de Madrid
No fue hasta 1995 cuando Cacoyannis logrará representar Las Troyanas en Grecia con una traducción suya al griego moderno,




"Esta tragedia de Eurípides tiene 2500 años y es absolutamente contemporánea e incluso futurista. La vida no ha cambiado tanto, en tal caso sólo ha empeorado. Este es el texto más antibelicista que jamás se haya escrito".
(Irene Papas. 1968, en plena guerra de Vietnam, recorre los Estados Unidos de América representando la obra "Las Troyanas" de Eurípides) .



A lo largo de la historia de los conflictos armados,  las mujeres han sido sistemáticamente tomadas como blanco de violencia pues eran consideradas un botín de guerra.
Recuerden el rapto de las Sabinas, las niñas secuestradas por Boko Haram, las japonesas esclavizadas en la II Guerra Mundial por su propio ejército, las yazidies y tantas otras.
En 1998, tras el veredicto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, la jueza Navanethem Pillay declaró, por primera vez en la historia, que se trata un crimen de guerra, no de un trofeo.








Les dejo con la terrible banda sonora de la película de Cacoyannis, en la que Mikis Teodorakis muestra toda la crudeza del sufrimiento humano.

Si la crueldad es humana, también lo es la bondad. Siempre se puede elegir.

Se acaba mayo! 


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