martes, 4 de abril de 2017

Carnac. El impresionante megalitismo bretón




Le Menec


Allí al lado del océano, al sur de Bretaña, cuentan historias de gente que llevaba flores a las hadas que moraban en las piedras; hay quien creyó por centenares de años que los menhires eran gigantes petrificados y héroes de otros tiempos.

Sean como fueren, es como si las costumbres y ritos ancestrales no desaparecieran sino que  se han ido transformando, modificando y adaptando; incluso con la llegada del cristianismo, que se asentó sobre aquellas creencias de los antepasados que a la vez que asombraban, atemorizaban y se oponían a las nuevas, siguieron manteniéndose las antiguas historias simbólicas. 
Desde la Tardoantigüedad y comienzos de la Alta Edad Media, en muchos de estos espacios se grabaron cruces y se levantaron nuevos templos. El magnífico "edificio" de la nueva religión aprovechaba el significado social, demonizaba las manifestaciones preexistentes y seguía dominando las voluntades sociales.



Numerosas leyendas siguieron corriendo, atravesando siglos, pasando por las bocas, los oídos y los campos, de siglo en siglo. 
En Carnac se cuenta que cada piedra es un soldado romano convertido en piedra por Dios para proteger a San Cornelio — el patrón de la localidad— y al ganado -base de su subsistencia-, que estaban siendo perseguidos por aquéllos.
Mucho mas impresionante es la que asegura que, durante la noche, las piedras se alzan sobre si mismas, desenterrándose y avanzando hacia el mar para bañarse.
Creencias., como la que asegura que las piedras de Karnag, el nombre bretón de Carnac, poseen poderes curativos, procuran la fertilidad y pueden ayudar a encontrar pareja, me recuerdan otras similares del noroeste de la Península Ibérica.






Milenios después de que fueran levantadas y agrupadas, los druidas célticos consideraban que los dólmenes eran las casas de los dragones, y los menhires marcaban su territorio, y hoy, seis mil años después de que comenzaran a ser levantados,  hay quienes, por su capacidad de entrar en vibración y acumular energía, sostienen que se trata de lugares de intercambio de fuerzas cósmicas y telúricas, auténticos campos energéticos.
Lo que es cierto, es se trata de las primeras grandes construcciones simbólicas perdurables de la Humanidad, pues el fenómeno megalítico (incluyendo  las manifestaciones similares no megalíticas, sean megaxílicas -en madera- o redondiles, túmulos, -que encierran cámaras de mampostería en seco-) son un fenómeno repartido por todo el viejo mundo a partir del Neolítico, desde el V milenio a C.



Dólmen, con el túmulo perdido, situado junto a los alineamientos de Le Menec

No puede explicarse fácilmente con palabras, - o sería mas acertado decir que carezco de la habilidad para hacerlo- , la sensación de pequeñez y asombro ante las manifestaciones megalíticas bretonas. Inmensidad temporal, simbólica y territorial. Es como si anduviéramos en pasillos que ponen en conexión el mundo humano, a través de un peregrinar, con el mundo supremo.
Acostumbrada a estudiar, ver fotos y audiovisuales de todo de tipo de lugares, llegar a  Carnac -un deseo largamente proyectado-  fue una impresión increíble, pues solo ahí, sobre el terreno, es una consciente de la grandeza del conjunto de estas manifestaciones megalíticas. Se eriza el vello sólo al contemplarlo.
Los llamados alineamientos de Carnac, por la población mas próxima, están en la zona costera bretona del golfo de Morbihan. Son, en realidad, mucho mas que las líneas de menhires, pues allí se combina espacial, cronológica y culturalmente un excepcional conjunto de alineamientos de enormes piedras inhiestas (unas 4000), dólmenes y túmulos a lo largo de unos 4 km.
Los monumentos megalíticos de Carnac están protegidos como Monumentos Históricos desde 1889, habiendo pasado por diferentes avatares hasta la actualidad. A día de hoy, el lugar se encuentra cercado, fruto de la degradación sustancial en el suelo sobre el que se asientan,producida por el número de visitantes estivales que hacían inviable un control de la conservación. Esta es la causa de que, desde 1991, se haya cerrado al libre acceso en verano, si bien permanece abierto en invierno, una cuestión de la que yo, personalmente, me he beneficiado, y muy bien.




En 1996, los monumentos megalíticos de Carnac se incluyeron en la Lista Indicativa de UNESCO, a la espera de ser definitivamente inscritas como Bien Cultural del Patrimonio de la Humanidad. Durante este tiempo transcurrido, el expediente presentado se ha ampliado a todos los monumentos megalíticos de la zona, agrupándose varios centenares de manifestaciones megalíticas, que incluyen los bienes de una veintena de comunas, lo que hace que el contexto sea mucho mas coherente desde el punto de vista de la comprensión territorial, cronológica e histórico-cultural.
Los alineamientos, dólmenes, recintos y túmulos de Carnac están gestionados por el Centro de Monumentos Nacionales del Ministerio de Cultura francés. 
Lo que conocemos de ellos nos hace retrotraernos, al menos, al Neolítico, un amplio periodo que podemos situar entre el 5000 y el 3000 a C, en que este territorio fue específicamente elegido para levantar estos monumentos que, como vamos comentando, conectan alineamientos, recintos y monumentos funerarios, siendo la interpretación que gana mas peso la de que se trata de un lugar de «paso», el umbral que marca la ruptura entre dos espacios, entre dos mundos.
La estrecha relación de estos monumentos con su entorno directo constituye de hecho una línea de investigación privilegiada que ha permitido establecer rápidamente sorprendentes coincidencias entre los grandes conjuntos de Carnac, conocidos como Menec, Kermario y Kerlescan, en los que se repiten el mismo esquema general, lo que traduce, a buen seguro, la voluntad de recordar el mismo mensaje.





Foto: © Jm Bonvallet / cmn

Desde la localidad de Carnac, junto  a la que se sitúa, se encuentra la primera de las grandes construcciones de época neolítica, El túmulo de Saint Michel de Carnac. Esta dedicación a San Miguel, -como ya saben mi arcángel favorito y capitán de los ejércitos celestiales contra el mal (una vez mas sobre un megalito)-, no es baladí, como bien pueden imaginar. Es la superposición de una creencia sobre otra de la que no queda sino un enorme túmulo en el que se emplearon casi 35 000 m3 de piedra y tierra a comienzos del V Milenio a C. Sus dimensiones y localización -tiene 125 metros de largo, 50 metros de ancho y 10 metros de altura- lo convierten en un punto territorial de enorme valor visual que no pasa desapercibido a los nuevos ritos. De hecho la capilla cristiana actual es heredera de una sucesión de otros templos y fue reconstruida en 1927, lo que avala el valor simbólico del espacio a lo largo de 7000 años.




La excavación arqueológica realizada entre la segunda mitad del siglo XIX y el siglo XX,  permitió reconocer  una completa y enorme tumba neolítica destinada a albergar un personaje de rango social elevado, cuyo lugar de enterramiento era tan inmenso como la importancia del ajuar que lo acompañó entre el que se encuentran objetos de jade procedente de Italia.
La elección de su emplazamiento, como expuse hace un momento, es igualmente excepcional, pues se instaló en la zona mas alta y de mayor dominio visual del territorio, lo que hacía que fuera visible desde cualquier lugar.







Colgante de variscita, una piedra semipreciosa procedente de la Península Ibérica


La estructura de la tumba se configura a través de una estrecha y larga base pétrea sobre la que un pasillo comunica con varias estancias, una cámara funeraria principal, típica de los túmulos de esta zona,  de 2.4 x 1.4 m a 0.9 m de altura interna., que albergaba  la inhumación y el ajuar, y otras adyacentes, todas ellas construidas con mampostería ciclópea en seco y cubiertas por una gran losa, todas ellas en el centro del montículo. De ahí parten otros pasillos hacia los extremos

Las estructuras excavadas, a pesar de un primer proceso de consolidación, debieron ser cerradas al público por una cuestión de seguridad y por ahora no existe un proyecto para continuar la investigación bajo el túmulo, de la que aún queda mucho por conocer.

El ajuar, de prestigio, incluía 11 grandes hachas pulimentadas fabricadas en pyroxenita, 25 mas sobre fibrolita, 97 cuentas de collar discoidales y 10 colgantes de variscita, así como otras cuentas realizadas sobre hueso. Junto a ellos se reconocieron huesos humanos y de fauna, así como fragmentos de recipientes cerámicos neolíticos.
El radiocarbono no permitió obtener unas fechas coherentes para la datación del túmulo, aunque , por comparativas con otros megalitos revisados parece que se admite que fue construido en varias fases hacia la mitad del V milenio a C.

Sobre el significado cultural de esta gran obra, es evidente que la sociedad que lo construyó tenía conocimientos técnicos experimentados, y que se hallaba jerarquizada, sólo una excelente organización  del trabajo hizo posible la proeza de estas construcciones.
Aunque es el mayor de los túmulos del territorio, existen una decena de ellos en la zona inmediata a los alineamientos de Carnac mucho mas desconocidos e inaccesibles, como los dólmenes  de Mustoir, Kerkado y Crucuny.
Se trata de uno de los grandes túmulos pre-megalíticos que en la nomenclatura especializada se conocen como Tumuli Carnacens.


Dólmen de Mustoir


Los alineamientos de Carnac




El estado mayor norteamericano en la liberación del territorio en 1944, estaba convencido de que las filas de menhires de Carnac constituían las defensas antitanques alemanas
Foto: © Colección Privada / cmn



http://www.ot-carnac.fr/visite-menhirs-carnac


El conjunto de alineamientos de menhires (en bretón piedra levantada) de Carnac se articula en varios sectores conocidos como Le Menec, Kermario y Kerlescan, orientados este-oeste.
Casi 4000 menhires conformaban este espacio destinado , según las últimas propuestas científicas, a poner en relación a los hombres con sus creencias simbólicas, constituyendo un lugar de manifestación religiosa, ritual y funeraria, a la vez que articuladora de la cohesión social durante el neolítico.

Croquis de los sectores de Carnac. Fuente: www.editions.monuments-nationaux.fr

En el primero de aquellos, el más cercano al túmulo de San Miguel, el alineamiento de Le Ménec, se contabilizan 1099 menhires colocados en 11 hileras. ocupando un espacio  de 100 m de ancho por 1,2 km de largo. Las hileras no son rectas, sino que describen una suave curva hacia el noreste, en la que se colocan las piedras por orden de altura, desde los 3,7 m. a los 90 cm. El sector se encuentra flanqueado en sus dos extremos longitudinales (este y oeste) por crómlecs (círculos de piedras). El crómlec occidental está compuesto por 70 menhires y mide 100 m.  El crómlec oriental está muy deteriorado, pero aún es perceptible.


Maqueta de le Menec con el recinto configurado por menhires y los alineamientos

El alineamiento de Kermario, al este del alineamiento anterior, tiene 982 menhires repartidos en  10 hileras. Algunos de ellos tienen hasta 7 metros de altura y disminuyen de tamaño a lo largo de sus 1.300 m de recorrido.

El alineamiento de Kerlescan, al este de Kermanio, con 540 piedras alineadas en 13 filas, ocupa un espacio de 139 m de ancho y 880 m de largo. En su extremo occidental hay un crómlec de 39 menhires. Muy cerca se encuentra el menhir de Le Manio, conocido como el Gigante de Manio, con 6,5 metros de altura y a su lado el recinto de Manio, un túmulo de 37 metros de largo en total, y 7 de anchura en el lado oeste por otros 10 en el lado este. 



Menhir de Le Manio

Al este de de Kerlescan podemos encontrar un cuarto emplazamiento de menhires denominado Le Petit Ménec, con 101 piedras alineadas en 7 filas, que bien pudiera ser una prolongación de Kerlescan.



Dólmen o cairn de Kerkado, junto a los alineamientos de Kermario

Los alineamientos de Carnac empiezan a ser objeto de interés a  partir de 1877  cuando el escocés James Miln excava en  Kermario, anotando la posición exacta de los vestigios exhumados y escribiendo todas sus observaciones,  publicadas en 1881 en dos libros “Fouilles faites à Carnac (Bretagne). Les alignements de Kermario” y “Excavations at Carnac (Brittany) A record of archaeological researches in the alignments of Kermario” . El hallazgo de algunos cascos galo-romanos le hacen plantear la existencia de un campamento superpuesto a los menhires, para los que preveía una antiguedad mucho mayor.
En la década de los años 20 , Zacharie Le Rouzic, pupilo de Miln, lleva a cabo campañas arqueológicas en los túmulos de Le Manio, demostrando su anterioridad respecto a los alineamientos de Kermario, pues a los pies del gran menhir, reconoció dos cistas de piedra con ofrendas funerarias de vasos decorados, flechas  de sílex y molinos de vaivén.
La importancia de estos hallazgos, su vistosidad y excepcionalidad promovieron su conservación y mantenimiento. Nuevos modelos de gestión prohibieron el uso de los dólmenes como encerraderos de ganado, gallineros u hornos, así como la extracción de las piedras para facilitar el paso de carreteras o y su reutilización como material constructivo.




Una de las mas atractivas cuestiones sobre estos espacios megalíticos es la capacidad técnica para arrastrar las grandes piedras y colocarlas hincadas con cuñas. Así, en 1979 se realizó una  apuesta de arqueología experimental que permitió demostrar que un bloque de entre 5 y 10 toneladas podía ser arrastrado sobre rodillos, avanzando en un día unos 100 metros, si se utilizaba para ello la fuerza de 200 individuos tirando de cuerdas vegetales.

Si quieren conocer las condiciones de la visita este lugar pinchen aquí


 La Maison des Mégalithes , junto a los alineamientos, es el centro de recepción de visitantes.


No dejen de acercarse a conocer el Museo de Prehistoria de Carnac, donde podrán ver los magníficos ajuares de San Miguel y Le Manio, entre otros muchos objetos arqueológicos del territorio. Se encuentra en lo que fue el hotel que alojó a uno de los arqueólogos que intervinieron en el reconocimiento de los megalitos.




¡Les deseo una muy feliz semana!




www.museedecarnac.com
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3807761.pdf

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