martes, 30 de enero de 2018

Museo de la Acrópolis de Atenas





El reflejo de la acrópolis en el cristal del Museo es espectacular. La inmensa mole de vídrio y hormigón se levanta sobre los edificios del barrio de lujo ateniense invitando ineludiblemente a la visita. Nos espera desvirtualizar tantas y tan interesantes piezas arqueológicas que la espera se hace larga. 
Casi tres mil años de historia albergados entre paredes contemporáneas convierten este lugar en una referencia imprescindible para los que amamos la historia. 
Estamos a punto de sumergirnos en un Summa Artis real y es tan emocionante, tan interesante, que no podemos creer que en minutos nos hallemos antes el Moscóforo, los centauros de las metopas del Partenón y las Cariátides.



Desde el mismo momento de la fundación del Nuevo Estado Griego, tras la retirada de los turcos, una de las principales preocupaciones se centró en la forma de investigar y exponer la Acrópolis de Atenas.
Desde un punto de vista museístico se creó un centro en la misma acrópolis para mas tarde ser ampliado y finalmente, tras mostrarse a todas luces, insuficiente, se generó la necesidad de una nueva ubicación fuera de la zona alta de la acrópolis.
A la gran actriz griega Melina Mercuri, Ministra de Cultura de su país en aquellos años, se debe la reivindicación inicial de un nuevo edificio y la reclamación de las piezas de la acrópolis que habían sido exportadas fuera del país, fundamentalmente aquellas que fueron extraídas por Lord Elguin y se hallan en el Museo Británico. Es obvio que estas no han regresado, pero si lo han hecho algunas pequeñas piezas del Partenón que se habían llevado al Museo Arqueológico Regional Antonio Salinas de Palermo, los Museos Vaticanos y el Museo de la Universidad de Heidelberg.
La elección del emplazamiento había de tener en cuenta la aparición, sin duda, de nuevos restos arqueològicos que debían ser investigados e integrados.
Así, tras la celebración de un concurso, en el que resultó ganadora la propuesta de los arquitectos Bernard Tschumi y Michael Photiadis,  se levantó a los pies de la acrópolis de Atenas, frente al teatro de Dionisos,  el nuevo y moderno museo de la Acropolis, destinado a albergar las piezas arqueológicas de carácter mobiliar y vinculadas a las diferentes ocupaciones históricas del este enclave singular.
La nueva construcción ha utilizado hormigón blanco reforzado, acero laminado, vidrio y mármol. Al interior el hormigón prefabricado presenta perforaciones que tienen una función acústica.  Tiene varias alturas de exposición en las que predominan la iluminación natural y los amplios espacios expositivos en los que se exhiben miles de objetos de valor incalculable datados desde época arcaica (S. VII a C) hasta el final de la ocupación romana. El edificio se remata con una segunda planta virada respecto de los inferiores, pues se alinea con el Partenón, con el que además comparte idénticas dimensiones, pues se destina, desde el principio, a albergar las piezas de este templo en una posición similar.
El proyecto es un diseño de Bernard Tschumi y Michael Photiadis.


La visita al Museo de la Acrópolis es el perfecto complemento de la de la Acrópolis para conocer mejor, pincha aquí. Antes de llegar al vestíbulo de acceso se contemplan los restos arqueológicos procedentes de las investigaciones en el barrio donde se ha instalado este nuevo centro museístico.


Estos restos arqueológicos corresponden a una parte desconocida de la corte Paladion de la antigua Grecia, que funcionó en Atenas desde el siglo IV antes de Cristo hasta el período romano y estaba dedicada a juzgar homicidios accidentales. El edificio estaba formado por una galería o Stoa donde se llevaban a cabo actividades comerciales. Los arqueólogos descubrieron numerosos trozos de urnas, en las cuales los jueces depositaban su voto a favor de la absolución o de la condena del acusado.
El presidente de las sesiones se sentaba sobre un podio alzado sobre cuatro patas de león.
La corte Paladion fue consagrada a la diosa Atenea que, según la mitología griega, un día hirió, por accidente, mortalmente, a su amiga Palas.




En el interior del museo, una vez traspasado el vestíbulo, se accede a un enorme pasillo expositivo con un pavimento, en rampa, acristalado sobre el restos arqueológicos citados. Intenta evocar el acceso a la propia Acrópolis de Atenas. A ambos lados, en vitrinas, paredes y pedestales, decenas de objetos cerámicos y pétreos, conducen a través de la historia de la ocupación milenaria de la montaña sagrada.



Al final de la rampa se alza la escalinata que da acceso a la primera planta, toda ella acristalada, lo que permite un mejor uso de la luz natural, y la observación directa del Partenón. La regulación de la intensidad solar, que podría ser perjudicial para los objetos expuestos, se regula mediante una doble cortina semitransparente que funciona con un sistema automático.


Las primeras piezas visibles al final de la escalera corresponden a uno de los frontones del templo conocido como Hekatompedion, uno de los edificios más antiguos de la Acrópolis que fue construido en mismo emplazamiento del Partenón clásico. 
Parece, a la luz del hallazgo y reconocimiento de diversas piezas arquitectónicas y escultóricas, que se trataba de un templo de orden dórico rodeado de columnas.

El conocido como frontón de la leona es espectacular por el tamaño, la fuerza de las esculturas y los restos de policromía de cada una de sus piezas conservadas. El animal, colocado en el centro, con una melena inusualmente espesa,  se representa alzado sobre sus cuartos traseros desgarrando un ternero.
A su izquierda aparece Hércules luchando con el Tritón, una criatura con un cuerpo de hombre que termina en la cola escamosa de un monstruo marino, mientras que a la derecha comparece otro monstruo serpentiforme que, a partir de la cintura se convierte en  tres figuras masculinas. Cada  una de ellas, barbada, sostiene un objeto en su mano izquierda: el primero tiene agua, el segundo fuego, y el tercero un ave, que simboliza el aire.




Pasado el frontón se accede a la enorme sala de escultura arcaica donde se presentan las grandes esculturas arquitectónicas del frontón de la Gigantomaquia (batalla entre Dioses y Gigantes), que decoraron el Templo Viejo, es decir, el segundo templo de la Diosa Atenea en la Acrópolis.
Se ha argumentado que el templo tenía una fase de construcción anterior (570 aC), que implicaría las esculturas porosas que ahora están asignadas al Hekatompedon, mientras que las esculturas de mármol se asociarían con una renovación realizada por los hijos de Pisistrato. Sin embargo, es posible que el templo haya sido construido y dotado de una decoración esculpida en mármol en la última década del siglo VI a. 
Las composiciones de los frontones son estatuas más grandes que las de tamaño natural, talladas en mármol de Paros, que se atribuyen al taller de un importante escultor ateniense, Antenor o Endoios.


Atenea Polias



Galería Arcaica






Koré del peplo


En una plataforma situada frente al frontón de la leona del siglo VI a C, se sitúan las Cariátides del Erecteion, a las que dedicamos una entrada específica en el blog.http://ermitiella.blogspot.com.es/2017/12/cariatides.html



Como les contábamos en la entrada dedicada en Ermitiella a nuestra visita por la Acrópolis, el  Erecteión era un templo con funciones múltiples, que albergaba cultos antiguos y nuevos, y las manifestaciones sagradas de las marcas del tridente de Poseidón y el olivo, un regalo de Atenea a la ciudad de Atenas. Su pórtico sur estaba sostenido por seis estatuas de doncellas conocidas como Cariátides, de las que una fue sustraida por Lord Elgin en 1801 y se muestra en el Museo Británico, mientras las otras cinco se disfrutan en el Museo de la Acrópolis.
En una pantalla situada en uno de los muros de la sala se muestra el proceso de limpieza de estas Cariátides con láser.






La planta superior del museo está dedicada a albergar las evidencias del nuevo templo construido en el siglo V a C. en el marco del nuevo programa constructivo de Pericles.
Las esculturas arquitectónicas del Partenón, es decir, las metopas, el friso y los frontones, que estaban hechas de mármol pentélico y embellecidas con adornos metálicos y pintura forman parte de esta exposición.










Las 92 metopas con escenas de dos figuras representan batallas legendarias y simbolizan las victorias de los atenienses contra los persas. El lado este representaba la batalla de los dioses olímpicos contra los gigantes, que intentaron derrocar el orden que prevalece en el Monte Olimpo, mientras el lado oeste presenta la lucha de los jóvenes atenienses contra las amazonas, que amenazaron incluso a la Acrópolis. En el lado sur aperece la lucha de los jóvenes Lapitas contra los Centauros que intentaron secuestrar a sus mujeres y el norte se ilustra el Saqueo de Troya.




En contraste con los temas mitológicos de las metopas, el friso del Partenón, se dedica a representar la mayor y mas importante de las fiestas de la ciudad en honor a la diosa Atenea que es conocida como Panathenaia, celebrada cada cuatro años. Durante 12 días se realizaban procesiones, rituales, sacrificios, ycompeticiones atléticas y musicales. La fiesta finalizaba el día 28 del mes Hekatombaion, hacia la mitad del verano, fecha del cumpleaños de la diosa Athena. Ese día, una procesión se dirigía desde la zona baja de la ciudad hasta el templo de Atenea Polias para entregar a la sacerdotisa un nuevo peplo para la Diosa. La representación de la procesión se desarrolla a lo largo de 160 metros de decoración escultórica contínua en 115 bloques y 378 figuras humanas, deidades y animales, principalmente caballos. 
Grupos de caballos y carros ocupan la mayor parte del espacio en el friso. La procesión del sacrificio sigue a continuación, con animales y grupos de hombres y mujeres que llevan vasijas ceremoniales y ofrendas. La procesión concluye con la entrega de los peplos, el regalo del pueblo ateniense a la estatua de culto de la Diosa, un xoanon (antigua estatua de madera). A la derecha y a la izquierda de la escena peplos se sientan los doce dioses del Monte Olimpo.

En la actualidad se conservan unos 50 metros del friso en este Museo, así como otros 80 en el Museo Británico, una escena en el Louvre y otros fragmentos en los museos de Palermo, el Vaticano, Würzburg, Viena, Munich y Copenhague.




Los frontones del Partenón representan dos mitos relacionados con el lugar, el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus en el frontón oriental y la lucha entre Atenea y Poseidón por la posesión del Atica, una lucha legendaria en la que resultó victoriosa la diosa Atenea.




El acceso al piso superior está precedido de un vestíbulo donde se reproducen las escenas completas de ambos frontones.





La visita finaliza en la zona dedicada a los objetos y esculturas de época helenística y romana.




Les aseguro que es emocionante disfrutar de la contemplación directa y diáfana de todas y cada una de las obras arcaicas, clásicas, helenísticas y romanas. Cada imagen es una evocación y la belleza es indescriptible. 
Aunque las restricciones a la hora de hacer fotografías de determinadas esculturas o zonas resulta incomprensible y no me ha permitido poder mostrarles las mas sorprendentes, me creerán si les digo que una se queda sin palabras ante los vasos de guerreros, las cerámicas de figuras rojas, el Moscóforo, los centauros y las acróteras. Sólo se prohíbe filmar y fotografiar en el frontón del Hekatompedion y en la Galería Arcaica. Así que hacer fotos de esas piezas es entre imposible y muy difícil.
No dejen de pasar por la segunda planta en la que está la tienda del museo, el restaurante y la cafetería con terraza frente a la Acrópolis. 
Todo en este museo es excelente.

¡Les deseo una feliz semana!




Mas información en http://www.theacropolismuseum.gr/en
https://issuu.com/theacropolismuseum/docs/acropoli_map-esp_low_web

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