Las cosas pueden salir como uno espera o no parecerse en nada. Así, cada día, cada vida, inexorablemente, se marcan por la voluntad pero también por las circunstancias y el azar. De este modo, es el propio devenir el que nos sorprende y obliga a bandear, convivir, amoldarnos a cada nuevo reto y aún así puede que lleguemos al puerto seguro y deseado o no. Con suerte, es posible que trabajemos en lo que nos formamos y gustamos de hacer, tal vez nos ame y apoye quien amamos, y haya días de reconocimiento que compensen aquellos en los que nos olvidan.
Ana Comneno
Cuanto mas se, mas evidente es la falta de reconocimiento de la capacidad de las mujeres a lo largo de la historia y aún cuando ha sido valorada, no es completa ni justa.
No hace tanto, empecé a atisbar unas pocas estrellas femeninas de lucidez intelectual, un punto de inflexión que ha devenido en ir descubriendo muchos mas puntos de luz rutilante, que resultan conformar la parte que va siendo visibilizada de lo que permaneció invisible por causas espúreas.
Sólo en época tardoantigua y medieval, desde Egeria, la hispanorromana viajera, Kassia de Bizancio, Hildegar de Bingen, Trótula de Salerno, La Condesa de Día, Cristina de Pizan, y otras muchas que he ido descubriendo y admirando, el goteo es incensante y me siento muy motivada a compartirlo desde estas páginas por lo que supone de justicia hacia su trabajo y como acicate y apoyo a las aspiraciones intelectuales de las mujeres en el mundo.
Una de aquellas es la cultísima princesa Ana Comneno, que vivió en Bizancio a finales del siglo XI, a la que tampoco le salieron las cosas como ella prevía y que, como tantas otras, nunca conocemos por los libros de texto.
Irene Ducas, madre de Anna
Entre magníficos aposentos, galerías y salones, solemnes recepciones, fiestas magníficas, procesiones y comitivas, salas de mosaicos resplandecientes y tapices de colores imperiales, vivía la familia de Ana. Había nacido allí, en la cámara de pórfido en la que parían las emperatrices de Bizancio. Conocía bien las terrazas y pasillos del majestuoso palacio imperial, levantado al mas puro estilo oriental, imitando los de los califas; pero los avatares de la política cortesana habían acabado llevándola, junto a su madre, hasta un retiro "digno" en un monasterio próximo.
Había asumido ser casada con un hombre de estado a los 14 años y albergaba, como hija mayor, aspiraciones al trono, al carecer de hijos varones su padre. Aprovechó la posibilidad, como princesa heredera de Alejo e Irene, de formarse en historia, literatura bizantina, geografía, mitología, matemáticas, ciencias y filosofía griega. Estaba, entonces, muy mal considerada la poesía antigua por sus contenidos paganos e inapropiados para una joven mujer; mas su deseo de conocimiento le hizo cómplice de un eunuco imperial que a escondidas de la familia, le ayudó en este empeño.
Con una formación tan completa acabaría siendo considerada una de las mujeres mejor educadas de su tiempo.
Representación del Palacio Sagrado de Constantinopla, según una miniatura de Skylitzés (Biblioteca Nacional, Madrid)
Lamentablemente, sus aspiraciones de dirigir el imperio junto a su esposo, se vieron truncadas al determinar su padre como sucesor a su hermano Juan.
Esa efue la causa, no su incapacidad, ni su falta de formación, ni su carencia de sentido del gobierno. Apartada de los designios iniciales, de sus sueños de emperatriz, ya cumplidos los 50 años y habiendo enviudado, con la dignidad debida, junto a su madre, la emperatriz Irene, se hallaba viviendo en un retiro monasterial.
La Virgen entre Irene Ducas y el emperador Juan
Fue precisamente entonces cuando se hizo cargo de escribír los 15 libros que configuran su gran obra, la Alexiada, un compendio de la historia del reinado del emperador Alejo I, por la que aún hoy se le reconoce y en el que narra la carrera política de su padre desde que tomó el trono hasta su muerte. Esta obra, fue, en principio, una continuación de la historia que su propio marido, Nicéforo Brienio, general e historiador, había comenzado y dejado inconclusa al fallecer.
En esta obra no ahorra en sus propios recuerdos, llegando a transformarlos y aumentarlos. Su voluntad de narración de las gestas alexianas ha permitido conocer el devenir de la política bizantina de finales del siglo XI y principios del XII, pues describe, desde el punto de vista griego, la Primera Cruzada, las relaciones políticas con occidente, las tácticas militares y el armamento, contribuyendo, además a conocer la mentalidad y perspectiva de la sociedad bizantina de la época, incluyendo, ineludiblemente, el punto de vista femenino.
Representación del fuego griego, según una miniatura de Skylitzés (Biblioteca Nacional, Madrid)
La lectura de la Alexiada nos permite reconocer la alarma que la cruzada produjo entre los gobernantes y habitantes de Bizancio, a la llegada de las huestes y señores procedentes de occidente. Recoge una caracterización pomenorizada de algunas de las figuras mas significativas de la élite griega como Nicéforo Brienio y de los dirigentes militares foráneos como el jefe cruzado Godofredo de Bouillón y el, también caballero cruzado Bohemundo de Tarento, normando del sur de Italia, quien bajo la jefatura de su padre Roberto Guiscardo, había invadido parte del territorio bizantino en los Balcanes en 1081 y de quien, parece ser, estuvo encaprichada. Además, ha permitido identificar a los valacos de los Balcanes con los dacios y los búlgaros con tracios. La datación de los hechos narrados es ajustada, excepción hecha de aquellos que transcurren cuando ya está recluida en el monasterio, un periodo en el que ya no accede de modo directo a los archivos imperiales. De hecho y para su desgracia, su retiro espiritual no era mas que un exilio encubierto impuesto por quienes la querían lejos de la corte.
La Primera Cruzada
Puesto que tengo conciencia de eso, yo, Ana, hija de Alejo e Irene, vástago y producto de la púrpura, que no sólo no soy inculta en letras, sino que incluso he estudiado la cultura griega intensamente, que no desatiendo la retórica, que he asimilado las disciplinas aristotélicas y los diálogos de Platón y he madurado en el quadrivium de las ciencias (debo revelar que poseo estos conocimientos -y no es jactancia el hecho-, todos los cuales me han sido concedidos por la naturaleza y por el estudio de las ciencias, que Dios desde lo alto me ha regalado y las circunstancias me han aportado), quiero por mediación de este escrito contar los hechos de mi padre, indignos de ser entregados al silencio ni de que sean arrastrados por la corriente del tiempo, como a un piélago de olvido; serán éstos todos los hechos que llevó a cabo tras tomar posesión del cetro y los que realizó al servicio de otros emperadores antes de ceñirse la diadema. Ana Comneno
Una mujer culta que había alcanzado “las más altas cimas de la sabiduría, tanto laicas como divinas”. (Jorge Torniques, obispo metropolitano de Éfeso)
No es patrimonio de ninguna religión ni de ninguna sociedad el fenómeno de la peregrinación. Asociamos la idea a la visita a una ermita, un santo, a una fiesta en romería un día concreto por que vivimos en un determinado territorio bajo una devoción concreta pero ser romero, sensu estricto, vendría a referirse al que va en peregrinación a Roma y, por extensión, viene a utilizarse en la visita a cualquier lugar sagrado a pie, en carros, ya sea en una jornada o en varias.
El origen de las peregrinaciones devotas se remonta a tiempos ancestrales. Nada inventan las grandes religiones actuales y así lo ponen de manifiesto los hallazgos arqueológicos. Santuarios de época clásica ligados a cuevas y surgencias de agua, lugares sagrados ibéricos colmatados de exvotos (idénticos a los que pueden hallarse realizados en cera en ermitas y santuarios cristianos de nuestros días) jalonan cada territorio y soportan creencias actuales.
Exvoto ibérico en arcilla, de Úbeda, Jaen
Exvoto ibérico de bronce, Despeñaperros.
Exvotos contemporáneos en cera
Todo santuario, por definición, posee el significado de un espacio central donde la divinidad se ha manifestado, convirtiéndose en una fuente de salud física y en un reducto de restauración espiritual, cuyos límites sagrados en el espacio son delimitados por las gentes por medio de una serie de construcciones de referencia e insertados en el tiempo mediante una serie de ceremonias y rituales de coparticipación como las peregrinaciones, romerías, procesiones, actos litúrgicos, entrega de ofrendas, etc.
Gentes procedentes de lugares diferentes se reúnen allí con unos intereses comunes tanto materiales como simbólicos y trascendentes desde épocas remotas con la esperanza de purificar su vida a través del esfuerzo realizado y el peligro o penalidades que supone el viaje.
El santuario se convierte en un espacio que congrega a los fieles creyentes, una intersección de rutas y un nudo de contactos comerciales.
En el mundo cristiano se entiende además, como un lugar seguro ante las epidemias, las catástrofes, las hambrunas, las guerras y las calaminades individuales.
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Peregrino con su hijo según una miniatura del Psalterio de Lutrell
Romeros y peregrinos a los pies de la Virgen de Montserrat. Miniatura iluminada del libre Vermell que recoge, entre otras cuestiones, danzas y cantos de aquellas gentes. S. XIV.
Durante la Edad Media, se celebran ampliamente estas manifestaciones que conocemos a través de los documentos conservados, tanto de carácter litúrgico como musical, la escultura, las miniaturas y pinturas murales.
En el recién conquistado territorio del Duero, desde comienzos del siglo XII, se suceden los hallazgos de imágenes milagreras a las que acuden, de inmediato, romeros y peregrinos, manteniéndose las devociones particulares y las congregaciones devotas hasta la actualidad, en muchos casos.
Procesión en la Romería del Henar a principios del siglo XX
Ir a una romería, era en mi infancia, una fiesta, un día especial en el que muchísima gente de la comarca se reunía para hacer una misa en el campo, una procesión acompañada de la danza -masculina fundamentalmente- una fiesta familiar y social que aún hoy suscita emociones arraigadas e inexplicables a la razón.
El domingo antes de San Mateo, hacia la mitad del mes de septiembre, se celebra en tierras de Cuéllar, la romería del Henar, en honor a la Virgen, una advocación de raigambre y solemnidad que congrega a decenas de miles de personas todos los años, manteniéndose una convocatoria de enorme devoción y significado hoy en día.
Llegados de muchos rincones de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, los romeros se congregan desde la noche anterior en la pradera del Henar, en torno al santuario, el arroyo y la Fuente del Cirio, de donde se obtiene un agua sagrada que cura a los peregrinos, si bien es cierto que la mayor parte de los peregrinos llegaban de madrugada y a lo largo de la mañana.
La Virgen del Henar ostenta los títulos de patrona de los resineros de España, patrona de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar y alcaldesa honoraria de Cuéllar.
La Virgen de El Henar, a quien se deben tantos nombres de mujer en esta zona, es una imagen mariana que se venera en el Santuario de Nuestra Señora de El Henar, junto a Viloria, a unos 5km de la villa de Cuéllar, en Segovia. Es una talla románica, datada en el siglo XII, que se custodiaba en una pequeña ermita del despoblado del Henar y de la que la tradición contaba que fue traída de Tierra Santa por San Geroteo, primer obispo de Segovia (s. I d C)
Según la leyenda, inventada al parecer por D. Juan de Rodrigo, párroco de Cogeces del Monte en el siglo XVII, hacia el año 714, al objeto de protegerla de la amenaza que suponía el califato, la imagen fue enterrada en un lugar indicado por los hermanos segovianos San Frutos, San Valentín y Santa Engracia, junto con un cirio encendido, permaneciendo oculta durante ocho siglos hasta que, en 1580 se apareció a un niño pastor del cercano municipio de Viloria del Henar, mientras pastaba su rebaño, y le dijo: "Soy Santa María de El Henar que he estado oculta aquí muchos años, hallarás debaxo de unas losas mi Imagen, la qual pondrás en una casita que harás en el mismo sitio que antes estuvo mi Iglesia hasta que venga tiempo en que se fabrique mayor templo y diciendo estas palabras desapareció". Se repite, como ocurre con la imagen venerada de la Armedilla, el hecho legendario de la imagen escondida de moros, el hallazgo por el pastor y la vinculación a una fuente de agua.
Sin entrar en grandes detalles, sólo expondré brevemente que no existe constancia alguna de la existencia de esculturas de María anteriores al siglo IV, después del Concilio de Éfeso celebrado en el año 430, que proclamó la Maternidad de María, y que en España no se comenzó a imitar las primeras imágenes bizantinas hasta el siglo X, siendo abundante su representación y talla en los siglos XI y XII.
No hay duda alguna de que la imagen existente se realizó en el siglo XII, cumpliendo los cánones románicos, una cuestión que hace imposible que fuera traída por San Geroteo en el siglo I d.C. y su posterior enterramiento en el siglo VIII.
De lo que si existen datos es de que a comienzos del siglo XV, concretamente en el año 1430, el arcediano de Cuéllar Gómez González compró los libros litúrgicos de la ermita en ruinas de Santa María del Henar, para llevarlos a la capilla del Hospital de la Magdalena, una de sus fundaciones. Esto nos indica que no podía estar enterrada en aquellos años si recibía culto en la citada ermita, y tampoco hace veraz su descubrimiento en 1580.
A lo largo del siglo XVII la devoción fue alimentada por una serie de milagros atribuidos a la imagen. La antesala del Camarin de la Virgen sigue, aún a día de hoy, abarrotada de imágenes, exvotos de todo tipo y fotografías en agradecimiento a sus favores.
Fuente del cirio. Santuario del Henar
Desde la Edad Media y hasta hoy, dejando aparte reconocimientos, méritos y ceremonias, se trata de una manifestación de hondísima raigambre social y territorial incuestionable, que en mi mas profundo sentimiento, y en el de mis convecinos, va ineludiblemente unida a la historia de mi familia y mi colectividad agraria.
Misa en la pradera del Henar con los romeros
Ir de romería al Henar es, como les decía hace un momento, una manifestación del sentir colectivo, de ritos antiguos que van mas allá de las creencias religiosas convenidas, es la necesidad de ser parte de una colectividad, es subir a los niños a las andas de una virgen que los proteja y ampare, de sentir el rito, de bailar ante la imagen en una danza marcada por las dulzainas, la caja y los pitos, es comer en el campo con amigos y familiares, es comprar y vender, es, en definitiva acudir a un punto de encuentro de las gentes de un territorio que se repite cada septiembre vaya usted a saber desde cuando, como en tantos otros casos y lugares del mundo.
Una tarde de un verano, en un día lleno de luz y calor, no es mal plan adentrarse en la historia de la Alta Edad Media a través de uno de los templos mas singulares, antiguos e interesantes del Duero. Bien de Interés Cultural desde comienzos del siglo XX y recientemente objeto de un tratamiento para mejorar su ventilación e iluminación, es de visita, contemplación y disfrute mas que recomendables.
Ha sido objeto de estudios recientes que ponen en tela de juicio su visigotismo.
Si gustan de acompañarme, será un auténtico placer y un reencuentro tras unas merecidas vacaciones de Ermitiella.
En 1906 D. Antonio Gómez Moreno redactaba la primera memoria científica sobre la iglesia de San Pedro de la Nave, convirtiéndose sus fotografías y planimetrías en un referente para la investigación de los templos visigodos. Los arcos de herradura y sus paralelos en el ámbito peninsular, como San Juan de Baños y Santa Comba de Bande, y los existentes fuera de nuestras fronteras, avalaban, junto con la epigrafía y los motivos decorativos, tal adscripción.
Se unían a estos, otros argumentos mas prosaicos.
Hacia 1919 El mismo Gómez Moreno, la incluye como visigoda al no poder clasificarla ni en el Arte Asturiano ni en los esquemas mozárabes. Además, según la historiografía de la época, entre los siglos VIII y X Castilla se hallaba desierta, luego la cronología de la iglesia debía ser anterior, aplicando una lógica aplastante.
El templo debe su nombre a la advocación antigua a los santos Pedro y Pablo, como se documenta ampliamente en el siglo X, permaneciendo el primero de los hagiotopónimos y a su situación junto a un embarcadero de los monjes, una situación común en este afluente del Duero, que consistía en pasos móviles a los que se adscribía un barquero, de ahí su denominación de San pedro de la Nave.
" Volviendo algo sobre la izquierda (de Carbajosa) sale de ahí dicho camino que al pueblo llamado La Pueblica......este lugar situado al márgen del esla, tiene barca llámase la barca de San Pedro de la Nave, que es lugar, barca de los referidos monjes benitos"
Sin embargo, la tradición medieval ligó este templo a los santos Julián Hospitalario, protector de los caminantes, confesor y barquero, cuya fiesta se celebrara el 7 de enero y Basilisa, a quienes se atribuía la construcción del templo. Esta adscripción parece responder a los intereses de los monjes benedictinos en prestigiar la iglesia, que era un priorato suyo.
San Pedro de la Nave. Fuente: Manuel Gómez Moreno. Catalogo Monumental de España. Provincia de Zamora. Año 1905
La iglesia, durante el desmonte para su traslado en 1930. / ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE IBERDROLA
Originariamente San Pedro tuvo su emplazamiento a orillas del río Esla, en La Pueblica, pero al proyectarse el embalse de Ricobayo, el templo hubiera quedado sumergido en sus aguas, por lo que, a iniciativa de Manuel Gómez-Moreno, se decidió su traslado piedra a piedra a la actual ubicación, en El Campillo. Los trabajos de desmonte, traslado y remonte se llevaron a cabo entre los años 1930 y 1932 bajo la dirección del arquitecto Alejandro Ferrant Vázquez.
Durante casi un siglo los estudios y propuesta de adscripción se han realizado sobre un templo reconstruido, pero en 1997, al conocerse que el agua del embalse de Ricobayo había bajado de nivel, se aprovechó para realizar un trabajo de excavación arqueológica en lo que fuera el solar de la antigua iglesia medieval. En dos semanas, bajo la dirección de D. Luis Caballero Zoreda se excavaron los cimientos visibles del templo con la empresa Strato, Gabinete Arqueológico.
Superposición de la planta actual de la iglesia sobre los restos hallados en la excavación arqueológica.
Las conclusiones mas interesantes del estudio que ha revisado esta construcción tan especial, vienen a establecer la existencia de una fase constructiva homogénea a la que corresponde el conjunto de la edificación, fechada entre los siglos VII y X, una cuestión que viene a poner fin a las propuestas de la existencia de diferentes y consecutivas fases constructivas para el templo.
Se documentó, igualmente, una destrucción también tardoantigua o altomedieval, así como una fase tardomedieval y otra contemporánea, mas otra que correspondería al desmonte y traslado para finalizar con el anegamiento del templo.
La aportación mas significativa, es, sin duda alguna, la unidad en su construcción, la confirmación de la planta de la iglesia trasladada, que descarta la existencia de una iglesia cruciforme previa transformada luego en la basilical y la existencia de dos estancias de las que no existía constancia en el traslado: una habitación delante de su fachada occidental con una posible función de porche o pórtico, que estuvo cubierta de madera y tejas y no se hallaba abovedada, al contrario de como se cree que estaría la iglesia original; al noroeste, otra habitación comparece levantada con unas características similares.La aparición de una pileta permite proponer la existencia de un antiguo baptisterio, una cuestión que permite plantear que la iglesia, hasta ahora atribuida a un monasterio, no pudo tener una doble función, siendo además parroquial.
La iglesia se organiza en dos ejes perpendiculares, uno norte -sur, con dos porches abiertos, con una función de acogida junto a los cierres de la iglesia (como ocurre en el Trampal, Melque, Bande y quizás la Mata) y otro este-oeste, constituyendo el crucero un espacio distribuidor que dejaba en la parte oriental el ábside, un anteábside que, tal vez, pudiera ser un coro, y dos sacristías retrasadas con puertas y ventanas, mientras que al occidente se hallaba el aula, separada con un muro con ventanas de planta basilical en tres naves.
Estas ventanas del aula, distribuidas en parejas de huecos, debieron cerrarse con cortinas y no con cancelas.
Esta organización litúrgica del interior nada tiene que ver con las de las iglesias paleocristianas, lo que debe reflejar un drástico cambio del ritual.
La aplicación del método estratigráfico de la denominada Arqueología de la Arquitectura sobre el templo pulcramente rehecho por Ferrán, fué realizada por un equipo dirigido por L. Caballero-Zoreda y las conclusiones serían las siguientes:
1.- No todo el material utilizado en la construcción del templo procedería de cantera, ya que se sabe de la existencia de piezas de granito, algunas con inscripciones, de las que, al menos, una es de origen romano.
2.- el edificio, en planta, corresponde al original, construido mayoritariamente con arenisca, si bien no falta el granito en los dinteles interiores de las ventanas que comunican el anteábside con las habitaciones, el zócalo de alguna columna y las esquinas externas de las habitaciones, así como el mármol en fustes y basas de columnas de las ventanas, del crucero y del ábside. La talla del material se realizó con hacha y los sillares resultantes, muy bien cortados y escuadrados conforman un aparejo uniforme.
3.- La cohesión de los muros se obtuvo mediante el uso de grapas de madera, que existían en todas las hiladas, salvo en la primera, la segunda y la 14, contando las piezas con una longitud entre los 40 y los 70 cm.
Grapas conservadas en el Instituto Gómez Moreno, Granada.
4.- Sobre el arco de triunfo, apareció una viga de 278x38x30 cm, grapada a los sillares del testero del anteábside. Esta viga está realizada en pino silvestre.
Localización de la viga y su atado. Dibujo de Luis Caballero basado en un croquis de Gómez Moreno.
Viga en el Museo de Zamora con las cajas para atar con los sillares mediante las grapas.
5.- Las columnas, capiteles y basas del arco triunfal están unidas entre si por pernos emplomados y se ajustan mediante mortajas a las soleras y a los cimacios.
6.- Debieron existir puertas de madera entre los porches y el transepto y en el hastial.
7.- Sobre las ventanas, se conservan un buen número de ellas, aunque algunas se hallan retocadas o parcialmente rehechas. Las del ábside, las del transepto y el anteábside son de dintel monolítico tallado con arco de medio punto. Las primeras debían cerrar con celosía pétrea, pues se conserva el carril tallado en los sillares, aunque en el momento del desmonte ya no existían. El resto de las ventanas eran rectangulares al exterior y rematadas en medio punto al interior.
En las habitaciones se conservan ventanas tríforas cajeadas para albergar cierres
8.- La decoración escultórica es, sin duda, fundamental para el conocimiento de la historia del arte altomedieval hispánico por su excepcional calidad estilística y diversidad, abundancia y riqueza de los temas.
Imposta de una ventana del transepto.
No es mi intención repetir y describir unos motivos ampliamente recogidos en numerosas publicaciones sino incidir en lo que de original propuesta aporta el estudio de 2004 de J. M. Hope.
En los roleos, el taller de la Nave creó una nueva sensibilidad por la naturaleza representando diferentes especies vegetales (adormidera, aro) que se combinan con las figuras y escenas de los capiteles.
El friso inferior es de círculos sogueados, casi siempre yuxtapuestos y en su interior cruces griegas, estrellas ruedas de radios curvos, rosetas, racimos, alguna silueta...
Junto a las rosetas y cruces, un caballero con halcón muy esquematizado y significativo.
Un significado especial le da el estudio a la cruz, considerada como un signo de victoria, el triunfo de Cristo especialmente significativa sobre el muro este.
Del resto de motivos, los geométricos están tallados a bisel, en un proceso artesanal en el que quiero verse la impronta de los modelos de trabajo sobre madera.
Las cabezas humanas, los rostros simplificados, se hallan en basas y capiteles, tanto de frente como de perfil y se parecen mas a las cabezas cortadas que a auténticos bustos, proponiéndose su significado como la imagen del alma de difuntos anónimos, las almas del paraíso.
El programa iconográfico completo corresponde a dos maestros contemporáneos.
Los apóstoles aparecen en basas y capiteles del crucero.
Apostol con la mano sosteniendo una cruz, en el capitel Noreste.
Detalle del lateral del capitel sureste del crucero
Santo Tomás. SC TOMAS. En el libro +ENMANUEL.
San Pedro, representado en el lateral del capitel suroeste (el del sacrificio de Isaac), con el libro (LIBER), y adornado de brazaletes y torques, como distinciones militares. Pedro representado a la moda de la tropa gótica, un auténtico hapax, asimilado al guardián del Lábaro (según texto de Juan Crisóstomo)
San Felipe con la corona en alto
Evangelista. Lateral de la basa noroeste.
Frente de una de las basas de las columnas del crucero
Sacrificio de Isaac
Daniel en el foso de los leones. UBI DANIEL MISSUS ETS IN LAQUM LEONUM
Abajo, a ambos lados, pequeñas cabezas. El roleo superior es, claramente, de inspiración oriental.
Capiteles con aves afrontadas picando los frutos. Sobre esta escena roleos con motivos vegetales y cabezas cortadas. Zona del anteábside.
9.- El horologio de piés es original de la iglesia. Se encuentra situado en un sillar del arco de triunfo.
10.- El edificio recién terminado sufrió una ruina al no haber entrado en carga algunas bóvedas, desde el crucero hasta el hastial. Se produce una restauración inmediata de la zona hundida, desde la zona baja de las arquerías de la nave central.
11.- Una nueva ruina violenta derriba parte del aula que fue reparada en época plenomedieval y fases posteriores.
Una cuestión especialmente interesante es la de la datación del origen del templo.
Su carácter de iglesia abovedada, entre las que se incluyen tanto los templos tardorromanos, como altomedievales , incluyendo las visigodas y asturianas), , no aclara la cuestión de su adscripción cronocultural salvo si se analiza el programa iconográfico. La decoración de la Nave depende, según las investigaciones de Luis Caballero Zoreda, de un mismo taller al que por el análisis de modelos y técnicas otorgaría, en cualquier caso, una fecha posterior a la llegada de los influjos sirios omeyas que llegaron a la península a partir del siglo VIII, una propuesta ya defendida por Hoppe.
Se han llevado a cabo, con metodología dendocronológica y radiocarbónica, el análisis cronológico de cuatro grapas (de las mas de 90 que se citan en el proceso de traslado del templo) y una viga de madera que pertenecieron al edificio. Las fechas de las cuatro grapas coinciden básicamente con la segunda mitad del siglo VII, una de ellas conservando gema, es decir que la datación es la del momento de su corte, mientras que otras dos alcanzan los momentos finales del siglo VIII e iniciales del IX. Por el contrario, la fecha de la viga de pino albar puede situarse entre finales del V y finales del VI. Dada esta diversificación cronológica, ¿podría tratarse de madera reutilizada, al igual que fueron remontados sillares anteriores? La cuestión está planteada. El equipo dirigido por Caballero-Zoreda, poniendo en tela de juicio el visigotismo de esta construcción, plantea que este templo no se construyó de forma coetánea a las fechas de la madera(que no de las grapas, que pudieron ser recortadas de piezas anteriores) defendiendo, en todo momento, una explicación postvisigotista que hace que le otorguen una fecha original en torno al año 900. Además los datos de la epigrafía de la Nave se pueden datar tanto en el VII como en el IX.
Capitel con arcos en el anteábside
Sillar con grafitti esquemático de un humano y dos cuadrúpedos. Situado junto a la puerta interior del pórtico sur.
Sarcófago monolítico de San pedro de la Nave que la tradición sostiene que corresponde al liugar de enterramiento de Basilisa y Julian.
Pila aguabenditera
Grafitti medievales
Ventana exterior geminada
El templo, en 2014, se encontraba en buenas condiciones de uso, si bien presentaba algunos focos de humedad localizados, derivados del estado de las cubiertas y de humedades en el solado, provenientes del terreno.
Para evitar y corregir estas patologías se ha restaurado la cubierta de la iglesia, incorporando un nuevo sistema de ventilación, que, de forma natural, genera una corriente continua de aire, posibilitando la correcta ventilación y la mejora de la conservación estructural.
Del mismo modo, un drenaje perimetral del edificio y la sustitución de las antiguas carpinterías y cristales de puertas y ventanas por placas de alabastro ha ido orientado también a evitar el problema de humedad y mejorar la ventilación del templo. La iglesia ha sido monitorizada en todo momento, a través del MHS (Sistema de Monitorización del Patrimonio), desarrollado por la Fundación Santa María la Real, cuyos datos han facilitado la redacción del proyecto de intervención y servirán para controlar y gestionar la adecuada conservación y mantenimiento del edificio.
Esta actuación se enmarcó en un proyecto de colaboración transfronteriza para la conservación del patrimonio cultural, el Plan Románico Atlántico, que supone la estrecha colaboración entre diferentes entidades de España y Portugal, en concreto, la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, la Secretaría de Estado de Cultura de Portugal, la Fundación Iberdrola, la Fundación Santa María la Real, la Iglesia Católica de Portugal y las diócesis españolas de Ciudad Rodrigo, Salamanca, Zamora y Astorga.
Por otro lado, San Pedro de la Nave carecía de instalación eléctrica, la única iluminación con la que contaba era la luz natural que penetraba por las saeteras. En este sentido, se ha diseñado e instalado un sistema de iluminación que permite adaptar la luz al uso que tenga en cada momento el espacio y que, además, guía la mirada del visitante, facilitando así una mejor comprensión del templo, atendiendo a su potencial turístico. Siguiendo los criterios del Plan Románico Atlántico el impacto visual y el consumo energético son mínimos, puesto que toda la instalación eléctrica va soterrada y se ha resuelto con la instalación de 13 luminarias, que consumen poco más de 90 vatios.
La intervención se ha completado con una actuación en el entorno de la iglesia, orientada a reorganizar los espacios y a dotar al templo de un nuevo plan de gestión, para mejorar y facilitar la afluencia de visitas; a la vez que se potencia la imagen de tan singular edificio. Así, una de las principales apuestas ha sido la creación de un centro de recepción de visitantes soterrado, para que no rivalice ni en volumen ni en relevancia con San Pedro de la Nave. El espacio servirá para ordenar el acceso a la iglesia; facilitará un área expositiva, donde poder mostrar parte de las piezas y elementos históricos que atesoraba el templo y acogerá el servicio de bar y cafetería.
La creación de una zona ajardinada, el acondicionamiento de un aparcamiento adecuado a las necesidades del edificio y la eliminación de elementos disonantes que entorpecían la visión del monumento han sido los últimos trabajos efectuados en el entorno de San Pedro de la Nave. ¡Les deseo una feliz semana!
Bibliografía
Caballero Zoreda, L. (coordinandor) 2004: La iglesia de San Pedro de la Nave. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo. Zamora http://aespa.revistas.csic.es/index.php/aespa/article/viewFile/263/264