martes, 20 de octubre de 2015

Para Euterpe. El epitafio de Seikilos




Aprovecha la vida, no la malgastes, disfrútala, brilla, pues es fugaz y el tiempo pasa rápido





Tal vez Euterpe era joven cuando le sorprendió la muerte, pues solo a la pérdida prematura de los seres amados siguen lamentos sobre la brevedad de la vida y la banalidad de los pesares. Siguiendo la costumbre, su cuerpo habría sido enterrado y su tumba señalada con una estela funeraria, una columna de mármol, encargada por quienes la amaron. Es posible que hubiera gustado, en vida, de la música y que hubiera sido amada por un compositor de éxito, que, evidente, puso todo su empeño en dejar escrito un canto funerario sobre tal recordatorio, ofreciendo a la vez un consejo certero sobre la necesidad de disfrutar de nuestro tiempo. 
Pero, quizá, esta historia jamás se produjo y Sicilo mandó poner en una tumba la columna escrita y musicada en honor de Euterpe,  la diosa griega de la canción y la poesía elegíaca.
Sea como fuera, el tiempo pasó y dos milenios después, en 1883, cerca de la ciudad de Trales, hoy Aydin, a unos 30 km de Efeso (Turquía), el arqueólogo escocés William Mitchell Ramsay, descubría la pequeña pieza, de 60 cm de longitud,ser en una obra de construcción del ferrocarril, invitando inmediatamente a otros especialistas a estudiarlo. 
La columna es conocida desde entonces como el Epitafio de Seikilos y ha sido datada entre los siglos II y el I a C.



La inscripción griega que se había tallado tanto tiempo atrás encierra una composición musical, la más antigua en lengua griega conservada completa, que fué dedicada por un personaje masculino, llamado, Seikilos, tal vez el propio compositor, a una mujer llamada Euterpe o a la propia diosa.
Desde su hallazgo y reconocimiento, a finales del siglo XIX, fué reclamada para la colección privada del sobrecargo de las obras y, tiempo después y ya deteriorada, pues había perdido la última línea y se había fragmentado en un extremo, se recuperó del jardín de la vivienda particular de este empleado, donde había sido utilizada de apoyo a una maceta.
De allí pasó a la colección De Jonge en Buca, cerca de Esmirna (hoy Izmir, Turquía), donde permaneció durante la Guerra Greco-Turca (1919 hasta 1922). Después de la destrucción de Esmirna, en septiembre de 1922, la piedra quedó bajo la protección del Consulado holandés; desde allí fue trasladado a manos privadas en La Haya, vía Estambul y Estocolmo. Durante 40 años se presumíó perdida otra vez, pero reapareció en diciembre de 1967, cuando el Museo Nacional de Dinamarca en Copenhague anunció que la había adquirido la para su exposición permanente.
Recientemente,  en 2010, el Director turco de Cultura y Turismo en Aydin, comenzó una batalla por recuperar la pieza, que evidentemente había  sido sacada de forma ilegal de Turquía en la década de los años 20 del siglo XX.




Soy una imagen de piedra.
Sícilo me pone aquí,
donde estaré por siempre,
en señal de eterno recuerdo.

Mientras vivas, brilla,
no sufras por nada en absoluto.
La vida dura poco,
y el tiempo exige su tributo


La inscripción,que conserva la notación musical griega antigua, emplea un sistema de signos alfabéticos colocados sobre el texto cantado, de modo que se indica al intérprete la altura y la duración aproximada de cada uno de los sonidos y de la melodía completa. 
Algunos griegos creían que este modo frigio tenía un efecto curativo en los oyentes.
La notación musical había existido en Grecia desde el siglo VI a C, pero se trataba de un conocimiento reservado a los músicos profesionales, sacerdotes y filósofos, mientras que la mayor parte de la población aprendía música a través de la tradición oral o de oído, y  rara vez se produce la anotación.
La pieza que contiene la inscripción tiene una duración de unos 30 segundos


Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Dinamarca, en Copenhague.



Museo Nacional de Dinamarca Copenhague Kobenhavns Kommune Hovedstaden, Dinamarca Terreno: Sala 11, Anexo No.35



¡Que tengan una feliz semana!


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martes, 13 de octubre de 2015

La Puerta de la Majestad de la Colegiata de Toro, la música del cielo y la sexta arquivolta.



Domingo Pérez, maestro pintor, se rebela con su firma bajo el repinte secular del Pórtico de la Majestad de la Colegiata de Toro en Zamora. Los trabajos de restauración de la portada gótica, realizados entre 1980 y 1990, ponen en evidencia la existencia de una inscripción, que atestigua su autoría bajo el mecenazgo de Sancho IV y María de Molina, quienes habían promovido elevar la categoría de la antigua iglesia a Colegiata y ordenado erigir la puerta para exaltar la coronación de la Virgen María en el acceso principal al templo, situándolo al oeste, sobre las trazas preexistentes de una puerta románica de 1230, de la época de Fernando III. De aquella restan dos cuerpos, el inferior de siete columnas a cada lado sin policromía alguna, y otro superpuesto, con columnas mas estilizadas, intercaladas con espacios decorados con motivos geométricos, y capiteles vegetales combinados con escenas de la Infancia de Cristo.





Sobre el orden de columnas se colocan ocho figuras en bulto redondo que apelan a la genealogía (masculina) de José, esposo de la Virgen, con un arcángel a cada lado. El grupo situado al norte, encabezado por un arcángel aún sin identificar, se completa con dos profetas y el rey Salomón. 


El rey Salomón y los profetas



El rey David

Del otro lado del vano, el rey David tañe el arpa, y precede a dos profetas y el arcángel Gabriel, protagonista de la Anunciación. 
En el centro un parteluz con la Virgen, que sustenta una alcachofa, símbolo de la iglesia y al niño, en actitud de bendición,  en el otro brazo, todo bajo un chapitel en forma de ciudad.



En cada uno de los huecos que configura el parteluz de la puerta dos músicos afrontados acompañan una entrada triunfal. 


Parteluz


Decoración en relieve de la jamba sur de la puerta e inscripción interior pintada



Músico haciendo sonar una pareja de trompas


En el dintel, sobre la inscripción que menciona al pintor de la obra, se representa la muerte de la Virgen,  al modo de la época, con los ángeles elevando su alma y un cortejo funerario, conformado por los apóstoles.






La Virgen dormida, amortajada en su lecho y su alma elevada por ángeles

Encima del dintel aparece, la coronación celeste de la Virgen por Cristo flanqueada por dos ángeles portadores de cirios y otros dos que inciensan la escena.




Coronación de la Virgen María


En torno a ella se configuran siete arquivoltas figuradas de forma simétrica respecto de un eje central, la primera de ellas representando ángeles que portan incienso, la segunda a reyes o sabios portando libros entre San Pedro y San Pablo, la tercera a mártires y santos, la cuarta a obispos y abades, la quinta a vírgenes y mártires, la sexta a músicos y la séptima, mas ancha que las otras y presidida por Cristo tras su Pasión,  al Juicio final.


Sucesión de arquivoltas. La Séptima con los tormentos del infierno.


Ángeles haciendo sonar sus trompas a ambos lados de la escena central superior que representa a Cristo flanqueado por la Virgen y San Juan.Detrás dos ángeles sujetan sus brazos mientras otros dos, uno a cada lado portan los clavos y la corona de su Pasión. 




Las seis arquivoltas en el extremo septentrional de la puerta. En la sexta y de abajo hacia arriba: laúd, zanfonía, arpa y salterio de brazo.


De abajo hacia arriba: laúd, viola, arpa y salterio

La música cobra un especial significado en esta puerta. Junto al rey David, que tañe su arpa,  los cuatro músicos que flanquean el acceso, los ángeles que anuncian el final de los tiempos, y la escena musical del Paraíso, se representan, en la sexta arquivolta 18 músicos. Los instrumentos, analizados por el músico Luis Delgado, en el primer nivel son de cuerda pulsada,  en el segundo de cuerda frotada, arpas en el tercero, psalterios en el cuarto, cuerda pulsada en el quinto, aerófonos en el sexto, percusión en el séptimo, de nuevo aerófonos en el octavo, para terminar con cuerdas frotadas en el último. Todos ellos están emparejados simétricamente, consiguiendo traducir un efecto estereofónico a la medieval, tal y como observó en su día Jesús Reolid.


Pandero, flauta y viola


Psalterio


Arpa


Esto nos dice mucho de la preocupación musical de la representación, que no se limita a distribuir aleatoriamente los instrumentos sino que cuida  la colocación estandarizada de los músicos de modo que el sonido deseado estuviera perfectamente equilibrado.




Arpa de la sexta arquivolta. Al lado, en la entrada del Paraíso se representaron los tres músicos: laúd, salterio y viola

Junto a la sexta arquivolta, a ambos lados de Cristo, sendos ángeles llaman al infierno y al Paraiso tocando una trompa, mientras en el paraiso, representado en este caso con una clara influencia islámica, comparece un trío musical de cuerda pulsada, salterio y cuerda frotada. 

En el Pórtico se encuentran instrumentos "atípicos", una cuestión que explica la especialista Mary Remnant en su "Historia de los Instrumentos Musicales" (1989),  como licencias del artista o errores. Puede que el instrumento funcionara tal y como es representado, pero en el caso de que no fuera así se debería a que el escultor careciera del conocimiento suficientes o a una falta absoluta de interés en ser fiable.

Aunque para esta sexta arquivolta, con su música sonando, se ha propuesto una relación posible tanto con con la ceremonia de Coronación de la Virgen como con el juicio final, basado en la relación iconográfica con representaciones de los 24 ancianos del Apocalipsis tañendo instrumentos musicales,  yo prefiero pensar que la música de este viaje en el tiempo, por el que nos conduce la puerta de la Majestad de Toro, era gozosa y anuncio de fiesta y celebración.
 


¡Les deseo una feliz semana!



martes, 6 de octubre de 2015

Simancas 939. La batalla del Supremo Poder


 

Huestes regresando de una batalla con prisioneros con cepo. Alhambra de Granada

Parece que el enfrentamiento entre las huestes del califato y los ejércitos convocados por el rey de Léon era inevitable. La tortura y asesinato de un alto funcionario árabe a manos de Abderramán III hizo que su hermano, Omaya, el gobernador de Santarem,  ofreciera una alianza a Ramiro II  y este invadiera y saqueara el territorio portugués,  
La respuesta del gran califa sonó en todos los alminares en la voz de los muhecines de la Península Ibérica y el Norte de Africa, que llamaban a la guerra santa, el precepto islámico del que se valió para juntar un ejército de mas de 100.000 soldados procedentes de Al-Andalus, Mérida y Al Garb, Zaragusiya, el norte de Africa, y contingentes eslavos.
Miles de fieles acudieron para alistarse en el ejército y  aportar dinero, comida, armas, caballos con los que combatir al infiel  leonés, mientras cada día en la mezquita de Córdoba se daba las gracias por la segura victoria.


Palacio Rico de Medina Azahara, residencia de Abderramán III

La campaña estival distaba mucho de ser una aceifa; en realidad se gestó como una gran campaña militar contra la ciudad de Zamora,  puerta al interior del corazón del reino; un castigo que los cristianos del norte no pudieran olvidar  y que fue publicitado como la Campaña del Supremo Poder.
El califa, refieren las fuentes escritas, salió, a fines del mes de junio, hacia Toledo, una de sus ciudades de la frontera norte y atravesó el Sistema Central por el Puerto de Tablada, en Guadarrama.
El imponente contingente se dirigió a la ciudad de Coca, el hisn Skar (Iscar, Valladolid), una morada que había sobre el río Cega, el hins Burtill´Assim (Portillo, Valladolid) y Al kas rain (Alcazarén, Valladolid), saqueando, aprovisionándose, quemando y forzando el abandono de los pobladores del sur del Duero.


Ramiro II de León, Tumbo de la Catedral de Santiago de Compostela

Si Zamora, que había sido conquistada al califato en 901, volvía a ser tomada, se habría dado al traste con el programa de reorganización cristiana del territorio, por lo que Ramiro II, sabedor de lo que se avecinaba, decidió ofrecer resistencia en la plaza fuerte de Simancas, convocando un  numeroso ejército de leoneses, castellanos (con Fernán González y Asur Fernández), asturianos,  gallegos, aragoneses y navarros de la reina Toda. 


Formación de combate. Beato de Escalada

La ciudad se asentaba sobre la antigua civitas indígena y romana de Septimanca,  En esta  plaza avanzada, situada en un cerro sobre el mismo río Duero, se aunaban unas condiciones naturales en altura y un sistema de fortificación que la convertían en un lugar inexpugnable, constituyendo uno de los baluartes estratégicos mejor defendidos de León.



Beato de San Miguel de la Escalada o Beato Thompson (año 960 aprox.)


Beato de Urgell. Toma de Jerusalem por Nabucodonosor

A finales del mes de julio, el día 19,  ambos bandos concentraban sus efectivos en torno al lugar y entonces un fenómeno natural, desconocido por aquellas gentes se convirtió en designio. El sol se oscureció por un eclipse en medio del día, dando lugar a toda una serie de augurios en ambos bandos que valió una tregua de dos días.

Defensa de una fortaleza. Beato de Turín,  hacia 1100.

El califa abrió la batalla el día 1 de agosto con un ataque frontal que duró cinco días. Tras avances y retrocesos, la mala coordinación del enorme ejército musulmán, hizo que este empezara a ceder. El califa decidió levantar el campo ante las muy numerosas bajas infligidas a sus huestes y en una retirada a tiempo justificó lo realizado como una victoria sobre el orgullo cristiano de León, cuyas pérdidas eran, también, cuantiosísimas.
No fue, sin embargo un viaje fácil, pues el rey de León, decidió perseguirlo hasta aniquilarlo.



Simancas

Tomando el Duero hacia el este, Abderramán decidió dirigirse a tierras de la Marca Media andalusí pasando por el castillo de Mamblas (en Tudela de Duero, Valladolid), Rubielos (en San Martín de Rubielos, Burgos) siguiendo camino oriental hasta la zona del Burgo de Osma hasta llegar a una zona de barrancos en la que su ejército fué definitivamente vencido en la que se conoce como la derrota de Alhándega (los barrancos, precisamente) que se presume situada mas allá de Ayllón, en las proximidades de la fortaleza de Atienza, situada en la calzada que unía Siguenza y el Burgo de Osma, hacia donde se dirigía al tratarse de una fortaleza capaz de albergar y dar cobijo a sus tropas.


Atienza

La campaña del Supremo Poder no solo no había quebrado a los cristianos del norte sino que supuso la mayor derrota sufrida por los ejércitos maltrechos de Abderraman III y la mayor victoria de Ramiro II.
Del campamento califal se obtuvo un botín extraordinario, incluyendo algunas pertenencias del propio Abderramán III que no volvió a dirigir sus ejércitos. El desastre militar supuso el ajusticiamiento de los generales supervivientes en Córdoba
Todo el mundo conocido supo la derrota, desde Roma hasta Aquisgrán.
Las consecuencias de esta campaña militar no se hicieron esperar. La frontera de la reconquista descendió al río Tormes y las campañas  cristianas se multiplicaron, pero eso es otra historia.
Los datos arqueológicos, por el momento, sin ser ajenos a esta historia, son muy parciales. La búsqueda e investigación de estos escenarios queda pendiente por el momento.
La batalla de Simancas y la derrota de Alhándega son hitos de una confrontación medieval en una frontera histórica que hoy es no es sino un río por el que discurre una cultura ancestral que nos une y enriquece.

¡Feliz semana!