martes, 1 de diciembre de 2015

El Almirante y La Fuente de los Ángeles




A veces ocurre que lo mas cercano, si bien no nos ha pasado desapercibido, no es lo que mejor se conoce y basta una llamada, una convocatoria, una invitación, para solucionar, con emoción, el asunto. Esto me ha pasado algunas veces y he procurado aprender, observar y aportar de la mejor manera posible.
Amando la historia y el Patrimonio Cultural es lógico reconocer que las expectativas al ser invitada a conocer la Fuente de los Angeles, de la mano de su propietario Antonio Amens, pintor y empresario, eran fantásticas. Un día soleado, un paseo tranquilo por la finca, unas pinceladas de datos históricos, piezas pétreas diseminadas o integradas en construcciones de nuevo cuño, eso sí, con técnicas tradicionales y materiales reciclados, hacen atractivo, interesante y esclarecedor este lugar.
Quienes siguen a Ermitiella saben de nuestro especial interés por las surgencias de agua y su importancia en todos los aspectos de la vida del hombre, pues junto a las fuentes aparecen los pueblos a lo largo de la historia y entorno a ellas se mantienen cultos ancestrales que tienen que ver con las energías telúricas y que son reutilizados por las nuevas religiones de forma sistemática con el devenir de los tiempos.




Ortofotografía con la ubicación de La Fuente de los Angeles. Iberpix. IGN

La Fuente de los Angeles, es una finca espectacular situada a unos 10 kilómetros de la ciudad de Valladolid, en el término municipal de Villanubla , un pueblo de origen medieval al que la tradición hace llamarse  Fuentes Claras. 
En un páramo calizo de sustrato rocoso mana, de varias fuentes, a ras de suelo, el agua, naciendo, de este modo el río Hontanija (la Fontanica).  Donde hoy hay un vasto y vacío páramo existía un monte cerrado, un frondoso bosque que acabó perteneciendo a Valladolid y su Corte. No sería descabellado pensar que este nacedero pudiera haber atraído la atención de antiguos pobladores de los que todo desconocemos, pues las transformaciones del lugar y la falta de estudios arqueológicos, no  permiten, por el momento, apuntar en esta dirección. En todo caso, los datos mas antiguos de ocupación de este espacio no van mas allá de la plena Edad Media.




Me ha resultado extremadamente interesante conocer, a través de información directa de Antonio Amens, que en el actual pueblo de Villanubla, en la zona conocida como Los Castillejos, existió una torre, ya desaparecida, que parece poder ponerse en relación con la línea fortificada que se erigió en el conflicto entre los reinos de León y Castilla.
Pues bien, ese mismo lugar de aguas abundantes, lo fue de un convento levantado por monjes agustinos en el siglo XV, en el que el Almirante de la flota de los Reyes Católicos, D. Sancho, de la nobilísima familia de los Bazán, ordenó se llevara a cabo su última morada, testando ser enterrado en su propia capilla, tal y como era habitual costumbre entre los aristócratas de la época. Tenían estos a gala ejercer el mecenazgo de monasterios e iglesias, levantando monumentos y otorgando dineros, con el fin de ganar un descanso eterno bien rezado.
Al fallecer sin herederos, fue su sobrina, Doña María de Zapata quien se encargó de la entrega al convento de 10.000 maravedíes, decenas de carros de pan y paños de lienzo blanco junto a ropajes litúrgicos de terciopelo verde. 
Don Sancho de Bazán, Almirante de Castilla y Capitán General de la Armada, que había participado en la toma de Granada con los Reyes Católicos, se le encomendó la impresionante flota que llevaría desde Laredo, en Santander,  a Flandes a  la infanta Juana para convertirse en la esposa de Felipe el Hermoso, en el mes de agosto de 1496. Si bien algunos documentos dan por cierta tal encomienda, otros apuntan que nunca pudo ser realizada, al morir D. Sancho, unos meses antes, en enero de 1496. 



Escudo de Sancho de Bazán sostenido por dos sirenas

Aún debe permanecer allí, bajo los escombros del templo derruído, tal y como atestiguan dos impresionantes escudos heráldicos recuperados, uno de ellos sujetado por dos sirenas y otro por hipogrifos, que se han recolocado en el portal de acceso y que proceden de un desescombro realizado al exterior del muro sur de la iglesia medieval. 
El convento se había fundado sobre un antiguo cenobio dedicado a San Benito que estaba adscrito a la diócesis de Palencia, del que existen pocos datos, salvo que contaba con un claustro que sabemos fue desmontado en 1588 por D. Diego de Praves. 



Muro meridional de la iglesia, construido con  mamposteria, con sus contrafuertes


De estas primeras construcciones medievales es posible identificar algunos sillares fabricados en caliza y tallados a bisel y algunos restos de piezas, muy escasas y dispersas, correspondientes a arquivoltas de alguna portada románica y de la iglesia monacal medieval solo es visible un muro de mampostería caliza con contrafuertes que correspondería al muro meridional y que hoy aguanta una terraza que conduce a un huerto.




Los sillares inferiores de este vano están tallados a bisel


Cruz de Malta recolocada en el portal de acceso 

En algún lugar próximo se produjo el hallazgo de una pieza caliza con una cruz de ocho puntas en relieve que hoy se expone en el portal, en la entrada principal. Representa las ocho beatitudes y es emblema, desde el siglo XII,  de los caballeros hospitalarios o de la Orden de San Juan de Jerusalén , también llamada de Malta desde que el emperador Carlos V le dio en feudo esta isla en el siglo XVI. 
En 1314 queda documentado que vive aquí Don Diego García de Padilla, Maestre de la Orden de Calatrava y hermano de la Reina María de Padilla, amante y esposa del Rey Pedro I de Castilla.



Ménsula con decoración vegetal recolocada en un muro del interior de la zona principal de la Fuente de los Angeles.

En el siglo XV este templo era propiedad de la Colegiata de Santa María de Valladolid y su obispo D. Roberto Moya fue quien lo donó en 1431, con todos sus derechos y pertenencias, al agustino Juan de Alarcón para fundar un convento, dando cumplimiento a la orden del general agustino P. Agustín Favaroni, deintroducir en España la reforma que la orden de allí ya se había iniciado. Así, apoyándose en bulas anteriores para la fundación de nuevos conventos, y habiendo sido autorizado por el Papa Inocencio IV,  comenzó a levantar en 1434 un eremitorio bajo la advocación de Nuestra Señora de los Angeles o de los Santos que se convierte en Casa Central para la "observancia" de la Orden de San Agustín, en España y América y  en la que acabaron por determinar la regla agustina, con el apoyo del rey Juan II de Castilla. Tanto el, como su hija Isabel le confirmaron, por dos veces, el privilegio de Tercias.
Inserto en el Camino a Santiago de Compostela desde Madrid,  contó con Casa de Peregrinos, que fue levantada en el año 1489 a expensas de unas tierras colindantes donadas por la ciudad de Valladolid.
Ilustre prior y provincial de Castilla salió elegido por el Capítulo el futuro santo Tomás de Villanueva, predicador de Carlos I.
Es el propio emperador quien ordena que los monjes sean considerados vecinos del lugar de Villanubla de modo que puedan disfrutar del uso de los comunes concejiles. Además,se les otorgó la facultad de vender vinos y cosas de menudo a los vecinos, y se les exime en 1579 del pago de  la Alcabala de cal, teja y ladrillo que se enviaba a vender a Valladolid. Incluso en la Real Chancillería de Valladolid da una ejecutiva en 1593 para que los que tuvieran heredades y tierras del convento en arriendo no pagasen diezmos.
El convento de los Santos desde el principio necesitó espacio para su mantenimiento y constan documentos de los numerosos trueques, compras, arrendamientos y donaciones que se realizaron en sus alrededores para ampliaciones sucesivas, como la petición que se hace en 1589 al regimiento de Valladolid para hacer cuartos de hospedaje, la donación de la viuda de Pedro Santander en 1509 de un molino (uno de los 14 que se localizaban sobre el Hontanija), un huerto y un palomar que están situados en el arroyo que baja desde la huerta del convento, así como las numerosas tierras dejadas en heredad a cambio de ser enterrados en el convento y petición de misas por los aniversarios o una carta de pago, donde se le hace herederos de las numerosas propiedades del matrimonio Marina de la Cuesta y Santiago Camboya.
En 1545 la iglesia del convento ya disponía de un altar dedicado a Nª Señora de Gracia, cuya imagen se venera actualmente en la parroquia del pueblo con el que tan estrecha relación tuvo, pues a los beneficios económicos que le reportaba la vecindad, se unían los espirituales de confesión y predicación.




Fachada de Diego de Praves. Seis de los vanos están reformados mediante rasgado probablemente en el momento de uso del espacio como granja.

La importancia del monasterio es tal que se encarga su reforma al arquitecto D. Diego de Praves,  que ya había trabajado en la iglesia de Villanubla, según consta en una escritura de obligación y concierto en enero de 1590, por el que se comprometía a realizar un conjunto de obras en el monasterio de todos los Santos también llamado de los Ángeles, concretamente en la fachada  y claustro, este último completamente desaparecido.
Por el precio de 600 ducados se comprometía a construir el refectorio, dos lados del claustro y un paredón que debía añadirse a la pared de la iglesia. Toda la obra se realizaría según sus trazas y condiciones: una sala alargada con tres vanos terminales para el Refectorio y un claustro de planta cuadrada de dos pisos con sus correspondientes órdenes y 40 arcos perpiaños de piedra, diez por cada panda, todo soportado por pilares cuadrados. A toda esta obra se añadiría una escalera de piedra. La obra debería acabar en  diez meses, justo para  el día de todos los santos de ese año. La extensión del convento y el huerto era, en aquel momento, de 30.000 m2, cerrado en su perímetro por una cerca levantada en mampostería de caliza.
Entre 1808 y 1812 con la invasión napoleónica el convento fue utilizado por las tropas francesas como cuartel. A su salida se atestiguó la destrucción de buena parte del convento cuyas piedras fueron reutilizadas para reparar el Puente Mayor  de Valladolid y  para Medina de Rioseco.
El golpe definitivo lo recibe en 1835, con el tercer proceso desamortizador, el ya definitivo ordenado por Mendizábal,  en el que el convento es abandonado por la comunidad agustina recoleta y pasa a convertirse, como otros muchos,  en una granja de explotación agrícola que supone el colapso de la Iglesia, el claustro y otros edificios.



Uno de los estanques de la Fuente de los Angeles


Después de muchos años de abandono y ruina, en 1990 es comprado por el artista y empresario Antonio Amens, quien comienza una recuperación y adecentamiento de algunas de sus estancias y vergel dedicándolo, durante años, a la actividad hostelera y cultural.









Nuevas construcciones, con materiales reutilizados y técnicas constructivas tradicionales, se alzan sobre las antiguas ruinas yuxtaponiéndose de modo armonioso.
El vergel, que mantenía un completo sistema de regadío a través de estanques, canales y compuertas, se ha convertido en un magnífico jardín de árboles.




En el año 2005, ante la construcción de un enorme edificio hotelero, a escasos metros de la entrada, que desvirtúa el idílico entorno natural y cultural de la Fuente de los Angeles, se decide, por parte de su propietario, el cierre al público. Un tiempo después, se decide la instalación de un depósito municipal de agua a su costado que, una vez ejecutado, parece haber alterado notablemente el nivel freático original de este manantial milenario.

No dejar de ser curioso que este lugar, sólo esté catalogado en el Plan general de Ordenación Urbana de Villanubla vigente como yacimiento arqueológico ceñido estrictamente a la zona construida en la actualidad. Parece que, después de esta exposición, queda claro que a un subsuelo arqueológico mas que notable, se añaden valores históricos incuestionables y otros de carácter natural, ambiental, paisajístico e inmaterial que deberían ser objeto de atención especial.



Sirvan estas líneas a modo de reflexión e invitación de los ciudadanos y la administración local, de modo que pueda garantizarse su pervivencia y valoración, y de agradecimiento a la amable invitación de su principal valedor y propietario.

¡Que tengan una feliz semana!

“Mille regretz de vous abandonner
Et d,eslonger vostre fache amoureuse,
Jay si grand dueil et paine douloureuse,
Quon me verra brief mes jours definer.”

Tengo mil pesares por haberos abandonado 
y por alejar de mi vuestro rostro amoroso. Siento tanto dolor y pena, que  pronto acabarán mis días.


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