Muralla islámica de Madrid en la zona de la Almudena
“A su reinado (Mohamed I, hijo de Abderramán II) se deben hermosas obras, muchas gestas, grandes triunfos y total cuidado por el bienestar de los musulmanes, preocupándose por sus fronteras, guardando sus brechas, consolidando sus lugares extremos y atendiendo a sus necesidades.
El fue quién ordenó construir el hisn de Talamanca, y el hisn de Maytir y el de Peñafora. Con frecuencia recababa noticias de las marcas y atendía a lo que en ellas ocurría, enviando personas de su confianza para comprobar que se hallaban bien”
Ibn Hayyan. Muqtabis III
La arqueología permite incrementar el conocimiento de nuestra historia, ponerlo al día, revisarlo y hacer avanzar en el mismo. En el ámbito de las ciudades históricas, la superposición de las ocupaciones, ha sido objeto de nuevos tratamientos desde los años 70 en el ámbito europeo. Las experiencias francesas e inglesas , fundamentalmente a partir de la reunión de 1980 en Tours, permitieron la entrada de esta nueva forma de entender la gestión arqueológica en nuestras ciudades. La arqueología urbana ha devenido en un instrumento necesario, imprescindible en el tratamiento del subsuelo y alzado histórico y poco a poco en el planeamiento urbanístico.
Hoy traigo a colación un excelente trabajo que ha revisado los orígenes islámicos de Madrid ordenando y reinterpretando, bajo el prisma de la ciencia, muchas de las noticias documentales, historiográficas y arqueológicas con las que se contaba hasta la realización de este trabajo.
No obstante, la propuesta de otros investigadores sobre la existencia de un núcleo de población civil, sirve una polémica y controversia que perdura en la actualidad.
De seguir realizándose investigaciones arqueológicas en la zona, a buen seguro, se obtendrán datos que aproximen y decanten la realidad emiral de Madrid. La arqueología urbana es imprescindible.
Hoy traigo a colación un excelente trabajo que ha revisado los orígenes islámicos de Madrid ordenando y reinterpretando, bajo el prisma de la ciencia, muchas de las noticias documentales, historiográficas y arqueológicas con las que se contaba hasta la realización de este trabajo.
No obstante, la propuesta de otros investigadores sobre la existencia de un núcleo de población civil, sirve una polémica y controversia que perdura en la actualidad.
De seguir realizándose investigaciones arqueológicas en la zona, a buen seguro, se obtendrán datos que aproximen y decanten la realidad emiral de Madrid. La arqueología urbana es imprescindible.
Cuando a finales de los 90 se planteó la construcción de un gran edificio museístico destinado a albergar las colecciones reales que no podían ser expuestas al público por falta de un espacio destinado a ello - entre ellos la mejor colección de tapices de España y Europa y la de Carruajes-, en la zona situada entre la verja de la plaza de la Armería, la Catedral de la Almudena y el Campo del Moro, nadie sospechaba que las excavaciones arqueológicas que se llevarían a cabo en la plaza de la Armería y el ala oeste de la Catedral de la Almudena modificarían el conocimiento que hasta entonces se tenía sobre el origen de la ocupación islámica y de la ciudad de Madrid.
La aparición de dos tramos de muralla islámica de unos sesenta metros de longitud y cuatro torres de planta cuadrangular en la primera zona, y otras tres en la segunda, una de ellas entera, así como de un camino de ronda hasta seis viviendas, pusieron las bases para que la arqueóloga directora de las intervenciones arqueológicas, Esther Andreu, estableciera nuevas tesis, contrastadas, sobre el establecimiento de Mayrit, borrando de un plumazo cuatro siglos de historia de la supuesta ciudad islámica.
A excepción de una fuente musulmana, el resto afirma que Mayrit fue fundada a mediados del siglo IX - entre los años 852 y 886- por Muhammad I como un hito de la red de castillos y atalayas de vigilancia sobre los movimientos de las tropas cristianas del Norte y con el fin de proteger las vías de comunicación que unían Córdoba y Zaragoza asentadas sobre los antiguos trazados de época romana.
Por el contrario, en el Muqtabis III, Ibn Hayyan afirma que el castillo fue mandado construir por Mundhir ibn Huray ibn Habil, descendiente de hispanovisigodos, quien se habría convertido al Islam y cuyo objeto era establecer una plaza que permitiera sofocar con mayor facilidad las continuas revueltas de Toledo contra al Emir de Córdoba.
En cualquiera de los casos estas referencias árabes al hisn (fortificación) y a la fundación de la ciudad están hechas siempre por geógrafos o cronistas muy posteriores que recogen lo escrito en las compilaciones autores como al-Bakri , a finales del XI y de al-Idrisi, de mediados del XI, que eran considerados como contemporáneos de los hechos.
En definitiva, hasta hoy en día no hay un sólo documento que permita asegurar la fundación de Mayrit en el siglo IX.
Entre 1534 y 1535 J. Cornelius Vermeyen realizó este dibujo del alcázar y sus alrededores
Existe, a día de hoy, total unanimidad por parte de los investigadores, a la hora de considerar la fundación de Madrid dentro de la política de gobierno de Muhammad I, con respecto al reforzamiento de la Marca Media. Dicho emir, continúa el programa de fundación de núcleos militares tales como Talamanca del Jarama o Huesca, iniciado por su padre Abd-al-Rahman II, con el principal objetivo de consolidar el incipiente poder del Emirato de Córdoba.
En relación con esta cuestión, resulta muy significativo el hecho de que en las fuentes árabes citadas hace un momento, se mencione a la población de Mayrit como hisn castral en los momentos más antiguos, mientras que aparece como medina -muy pocas veces- mencionándose Madrid casi siempre, referido a actividades militares.
Los elementos arquitectónicos descubiertos en el transcurso de las excavaciones que nos ocupan, son vestigios que han de vincularse, sin duda, a la arquitectura militar tanto emiral como califal, estando estos restos arqueológicos profundamente relacionados entre sí conformando un todo: Una primigenia fortaleza andalusí en Mayrit, tipo hisn, que no una ciudad, de unas 8 hectáreas aproximadamente que se desarrollaba en un espacio comprendido entre el lado occidental de la plaza de la Armería y los Altos de Rebeque de oeste a este, y entre la verja de la plaza de la Armería y la muralla árabe de la cuesta de la Vega, de norte a sur.
Los sectores de Armería y Plaza de Oriente, excavada hace dos décadas, han permitido exhumar y documentar cuatro elementos arquitectónicos de carácter indiscutiblemente militar, que son el germen de lo que sería Madrid: muralla, albacar, atalaya defensiva y por último, una estructura destinada al alojamiento de las tropas de guardia y que incluso contaría con tierras de labor dentro del recinto.
Así, existiría un núcleo original con la zona mas alta, la del Palacio real, en que se situaría el alcázar, unos terrenos intermedios situados dentro del recinto amurallado- el albacar- que estarían ocupados por soldados y tierras de labor y un incipiente núcleo civil. En cualquier caso, siempre estaríamos hablando de un campamento militar, que no una ciudad, que contaba con una mezquita principal del alcázar que se situaría bajo la iglesia de San Miguel de la Sagra, una de esas mezquitas de los campamentos militares de implantación, término a cuñado por Mikel de Epalza.
Los elementos arquitectónicos descubiertos en el transcurso de las excavaciones que nos ocupan, son vestigios que han de vincularse, sin duda, a la arquitectura militar tanto emiral como califal, estando estos restos arqueológicos profundamente relacionados entre sí conformando un todo: Una primigenia fortaleza andalusí en Mayrit, tipo hisn, que no una ciudad, de unas 8 hectáreas aproximadamente que se desarrollaba en un espacio comprendido entre el lado occidental de la plaza de la Armería y los Altos de Rebeque de oeste a este, y entre la verja de la plaza de la Armería y la muralla árabe de la cuesta de la Vega, de norte a sur.
Los sectores de Armería y Plaza de Oriente, excavada hace dos décadas, han permitido exhumar y documentar cuatro elementos arquitectónicos de carácter indiscutiblemente militar, que son el germen de lo que sería Madrid: muralla, albacar, atalaya defensiva y por último, una estructura destinada al alojamiento de las tropas de guardia y que incluso contaría con tierras de labor dentro del recinto.
Así, existiría un núcleo original con la zona mas alta, la del Palacio real, en que se situaría el alcázar, unos terrenos intermedios situados dentro del recinto amurallado- el albacar- que estarían ocupados por soldados y tierras de labor y un incipiente núcleo civil. En cualquier caso, siempre estaríamos hablando de un campamento militar, que no una ciudad, que contaba con una mezquita principal del alcázar que se situaría bajo la iglesia de San Miguel de la Sagra, una de esas mezquitas de los campamentos militares de implantación, término a cuñado por Mikel de Epalza.
Madrid con la muralla del alcázar islámico. Vista desde el Manzanares (actual M-30)
Anton Van den Wyngaerde, 1562
Fotografías procedentes del proceso de excavación. Detalle del aparejo de la torre, vista general de excavación del nuevo edificio planteado y candiles.
La muralla tiene un espesor de entre 3,10 y 3,30 metros y se calcula una altura original en torno a los 14 metros, si bien solo se conservan restos de los 8 primeros metros. En este sector giraba de oeste a noreste, aunque el resto del itinerario del tramo norte aún se desconozca. Sorteando el foso o cava situado al sur del Alcázar, apareció un tramo de muralla en dirección norte que se interpreta como el lienzo de unión de la almudayna con el Alcázar.
Los tramos de fábrica de la muralla reconocidos en el proceso de excavación están configurados por paramentos de mampostería compuesta de bloques de piedra caliza y silex de mediano y gran tamaño, con relleno de cal y canto, aunque el aparejo no parece que sea regular en todos los paramentos, si bien una de las torres, conocida como torre 1 está construida con grandes bloques de granito.
En la cara interna de la cerca aparece un forro de ladrillo que conserva algún resto de enlucido, mientras que en dos tramos la muralla se hallaba revocada por una capa de argamasa y cal.
En la muralla se abre un portillo sobre un arroyo encauzado que se conserva en la obra de Wyngaerde, quien lo pintó con forma de media herradura. De este vano aparecieron únicamente las jambas y, lamentablemente, no pudo excavarse por cuestiones de seguridad de la Catedral de la Almudena.
Junto al portillo o postigo apareció un cuerpo de guardia, datado en el siglo IX, encargado de su vigilancia que está construido con aparejo islámico. Tiene planta rectangular y conserva, como ocurre habitualmente en este tipo de construcciones fortificadas, tres estancias (para dormir, cocinar y una para estar durante el día) comunicadas entre sí. Es muy posible que los soldados a los que se destinara dicha guarnición pertenecieran al cuerpo de militares místicos, lo cual fortalece la idea de la posible existencia de un primitivo ribat de Mayrit.
Al exterior del portillo apareció un muladar con restos humanos mezclados con basura y capas de cal.
Las seis casas excavadas parecen haberse desarrollado solo en planta baja, conservando una altura de muros que varía de 2 a 0.50 m y poseían una superficie entre 80 y 90 metros cuadrados. Desde la calle se accedía, a través de un zaguán que hacía las veces de establo, a un patio central con pozo. Este espacio articulaba dos grandes habitaciones enfrentadas. Estas casas se levantaron con un aparejo datado entre los siglos XIII-XIV que combina filas de ladrillos y de piedras intercaladas.
Todas estas casas del siglo XIII tienen un muro que sobresale junto a la puerta de acceso a las viviendas y que no llegaba a tocar la muralla y en la parte superior el mismo muro sobresaliendo pero prolongado y apoyando sobre la muralla.
Es posible que estas viviendas constituyeran una primera aljama donde se mantuvieran los mudéjares conviviendo con los judíos, lo que explicaría que apareciera un alfiz, posiblemente de una puerta, con la inscripción “el poder pertenece a Alá” en árabe de finales del siglo XII o principios del XIII y que, además, se encontraran fragmentos de vajilla relacionadas con la celebración del shabat judío del XIII o XIV.
Posteriormente la morería fué trasladada a la zona de las Vistillas, mientras que algunos judíos, aunque hay constancia de su diseminación por otras zonas de la ciudad, permanecieron en el mismo lugar, el más cercano al Alcázar, como es habitual.
Estas casas no se cimentaron sobre otras anteriores, si bien se han reconocido restos islámicos en diferentes silos basureros, así como un alfar excavado en el suelo y revestido de piedra y ladrillo revocado, así como varios pozos de agua que, en algunas ocasiones conservaban el brocal de piedras y los peldaños excavados en la propia tierra.
Plaza de la Armería: Pozo de cronología islámica con pates
(por cortesía de Ester Andréu y Equipo Arqueomedia)
En la zona del paso de ronda, aparecieron unas ventanas geminadas desplomadas que conservaban su forma sobre el suelo. Están construidas con ladrillo y argamasa y se tiene la intención de que sean reconstruidas para ser exhibidas en el Museo de las Colecciones Reales. También caído en la calle, se encontró el alfiz que mencionamos unas líneas mas arriba.
Teniendo en cuenta que los alfares no se encontraban al interior de los recintos, es posible que nos encontrásemos en espacios extramuros del asentamiento del IX que fueron reocupados para instalar las casas en el XIII.
Queda claro así que el origen musulmán emiral de Madrid en el siglo IX es indiscutible pero con la matización de que tan solo fue un asentamiento militar, no una ciudad, pues ésta se formó en el siglo XIII, ya en época cristiana, un tiempo después de la conquista de Alfonso VI.
No se conocen en esta zona viviendas del asentamiento del siglo IX . La propia Esther Andreu propone que en época islámica fuera una zona extramuros, lo que nos lleva a pensar que si hubo ocupación con viviendas, del tipo que fueran, esta se encontraría en la zona mas alta, quizá en la conocida como Altos del Rebeque. Sería allí, en todo caso, donde vivirían los soldados, mientras que el personal civil a su servicio como hortelanos, guarnicioneros, etc. lo harían cerca, pero en la zona baja de la vega, donde se encontrarían también los establecimientos artesanales de forma diseminada, fuera del campamento militar, de modo que en situaciones de peligro pudieran refugiarse dentro del recinto amurallado de época islámica.
El Mayirit del siglo IX se instaló sobre un lugar estratégico en el que se han reconocido restos de un pequeño asentamiento carpetano del siglo I a C y un enterramiento de época hispanovisigoda
Las actuaciones de restauración y consolidación arqueológica han permitido la conservación in situ de la atalaya, muralla y cuerpo de guardia, si bien esta cuestión no ha sido posible en el caso del cimiento del albacar
Por el contrario, los restos de la atalaya pueden contemplarse en el aparcamiento subterráneo de la plaza de Oriente.
Los lienzos de muralla y los restos del cuerpo de guardia exhumados en las excavaciones de la plaza de la Armería, son objeto de musealización en el edificio del Museo de Colecciones Reales.
Por el contrario, los restos de la atalaya pueden contemplarse en el aparcamiento subterráneo de la plaza de Oriente.
Los lienzos de muralla y los restos del cuerpo de guardia exhumados en las excavaciones de la plaza de la Armería, son objeto de musealización en el edificio del Museo de Colecciones Reales.
Que pasen una feliz semana!
Bibliografía
Andréu Mediero, E. y Paños Cubillo, V.; Arquitectura militar andalusí en Madrid capital: Nuevas perspectivas teóricas a raíz de las intervenciones arqueológicas de la plaza de Oriente y la plaza de la Armería (1999-2010)
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Me ha parecido fantástico. Buena semana
ResponderEliminarMuchas gracias Antonio. Es un tema muy polémico e interesante.
ResponderEliminarMuy interesante, y me ha sorprendido lo de ¿MILITARES MISTICOS? puedes ampliarme eso?, Gracias!
ResponderEliminarSe trata de monjes caballeros. En algunos lugares se han reconocido los Ribat en los que vivian, una especie de conjuntos de habitaciones de tipo celdas.
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