Entre 1999 y 2003, durante la realización de un proyecto arqueológico para la recuperación de las habitaciones conectadas a los Oratorios de San Giovannino y Santa Jenarius, en la zona situada bajo del coro de la Catedral de Siena, se hallaron , de modo fortuito, estructuras constructivas datadas entre los siglos XII y XIV, hasta entonces desconocidas, entre las que, por su importancia para la comprensión del devenir de la catedral de Siena, se encuentran un antiguo ábside y una sala decorada con pinturas de artistas locales del siglo XIII que configuran un nuevo espacio conocido como cripta, carácter que nunca tuvieron.
Tras el hallazgo, el inmediato inicio del desescombro de una nueva habitación arrojó como resultado la identificación de pinturas de vivos colores en una enorme sala, con mas de ciento ochenta metros cuadrados de pinturas murales en las que se representa la vida de Jésus.
El ciclo pictórico se divide en dos dos registros, el superior dedicado al Antiguo Testamento, y el inferioral Nuevo, además de la Pasión compuesta por la Crucifixión , el Descendimiento de la Cruz y el Entierro de Cristo, con paneles en los que la vivacidad del color decora, además, por completo las columnas, los pilares, capiteles y ménsulas con motivos geométricos o vegetales.
Tras concluir el trabajo de investigación y de restauración las estancia pintada se ha fechado en torno al año 1270.
Sostiene Luciano Bellosi, titular de la cátedra de Historia del Arte de la Universidad de Siena, que la autoría correspondería a uno de esos artistas anteriores a Duccio, siendo los nombres más acreditados los de Dietisalvi di Speme, Guido di Graziano y Rinaldo di Siena.
Parece que el candidato principal sería Dietisalvi di Speme, considerado el mas completo entre los pintores anteriores a Duccio, que trabajó entre 1259 y 1288, y al que se atribuyen con seguridad cuatro tablas pintadas, las famosas Biccherne, las portadas de los registros en los que la magistratura encargada de las oficinas de hacienda escribía los presupuestos de Siena.
Dicen los documentos que Dietisalvi pintó 29 de estas tablas, pero sólo cuatro han llegado hasta nuestros días. Bellosi ha estudiado las pinturas de la cripta comparándolas con las contemporáneas Biccherne. Gracias a la comparación no sólo ha reducido la lista de los probables autores, sino que sobre todo ha fijado la característica clave de la pintura senesa: el sentido del color afirmando que en las pinturas de la cripta el frescor de los pigmentos es excepcional probablemente debido a las condiciones permanentes de una oscuridad provocada por el encierro al que fueron sometidas.
Queriendo promover una explicación razonable para el levantamiento de esta gran sala se ha propuesto que, tal vez, se ideara como una zona de acceso a la catedral desde la ciudad.
El hallazgo, en cualquier caso, supuso el reconocimiento de pintores seneses que ejercieron una enorme influencia en la obra de Duccio, autor de la Maestá que se exhibe en el Museo de la Opera del Duomo de Siena.
Nadie sabe por qué la gran sala levantada hace ocho siglos bajo el suelo del altar mayor de la catedral de Siena y apoyada sobre la pared del baptisterio y que había sido completamente decorada con pinturas fue abandonada y rellenada con escombros, formando a pasar parte de la historia olvidada de esta catedral. Inicialmente el aula se desarrollaba en altura, pero lo cierto es que sus arcos fueron rebajados y los paneles pictóricos cercenados.
Sobre las causas del cambio de proyecto y el abandono no hay una explicación convincente pero, en cualquier caso, su visita es muy recomendable y sorprendente.
Enlaces:
http://www.enjoysiena.it/es/attrattore/La-Catedral-de-Siena/http://www.30giorni.it/articoli_id_1705_l2.htm
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