Corría 1992. Era una joven arqueóloga que acababa de iniciar su vida laboral en una administración pública y se dedicaba diligentemente a trabajar, lo mejor posible, a atender las consultas y peticiones de los ciudadanos y a informar proyectos.
Cualquier noticia podía alterar la normalidad laboral. Los viajes e inspecciones eran contínuos, así que no era extraño que se recibieran comunicaciones sobre un hallazgo casual. Uno de esos días se comunicó la aparición de unas pinturas murales en una iglesia, muy cerca de Valladolid.
No es un BIC, replicó mi compañero técnico, como dando a entender que carecería del valor suficiente para justificar la presencia de dos expertos. ¡Ya voy yo!, repliqué interesada, hago unas fotos y vemos lo que es y lo que puede o debe hacerse.
Antes de nada abrí el Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid y leí lo poco que se conocía de aquel templo de Santa María la Mayor.
Antes de nada abrí el Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid y leí lo poco que se conocía de aquel templo de Santa María la Mayor.
No me demoré. Corría prisa verlo, había que dar solución a una obra en curso. Cogí el R-5 azul que tenía entonces y en unos km estaba a pié de una obra que ya había retirado la cubierta del templo y descarnado un 95% de los muros de la antigua iglesia picando los morteros que los revestían hasta ir a topar con las pinturas (el escaso 5% que iba a permanecer para la posteridad).
Aparqué el coche y con la cámara de fotos, analógica por supuesto, me encaminé a la iglesia. Había piedras por todas partes. Un sillar llamó poderosamente mi atención. Tenía una decoración excisa curiosa y una perforación en forma de herradura.¡ Era sencillamente fascinante!
El encargado de obra, avisado por los peones, llegó hasta mi y me dijo: venga, ¡por aquí! no dándome tiempo a digerir aquello.
¡Un instante! ¿Sabe usted lo que es esto?
¡Un instante! ¿Sabe usted lo que es esto?
Pues no, pero hay varias piedras parecidas. Esta la sacamos de arriba, de entre todo el relleno del tejado; levanté la vista advirtiendo que la pared norte ya no existía, pero había otra que si y tenía tres de esas ventanas "in situ".
Instada por el encargado me encaminé a la zona del presbiterio y eché un vistazo a las pinturas. Eran muy populares pero magníficas. Una sagrada cena se adivinaba en el muro norte de una cabecera cuadrada y tenía un aire románico tardío con notas góticas, mientras en el paramento este parecía verse un Apóstol Santiago.
Deben tener en cuenta que es necesario valorar esto de otro modo. Avisen al arquitecto director del proyecto y a la Diputación. Debemos reconducir el trabajo en esta iglesia. Mientras salía de allí, iba tomando fotos de todo.
Nadie imaginó entonces que una pobre iglesia sin una ornamentación sobresaliente ni un "estilo arquitectónico" determinado podía encerrar un pasado siquiera mínimamente interesante. Sin embargo, yo veía unas ventanas con un vano en arco de herradura, seriadas, colocadas en la parte alta de unos muros levantados con un encofrado de mampostería y empezaba a intuir que se hallaban "in situ".
No había forma de habilitar un presupuesto imprevisto inicialmente, así que decidí convertir este estudio en una cuestión personal. Desde ese momento las visitas fueron periódicas, comenzaron las mediciones, el estudio de las fábricas alzadas y su interpretación sobre fotografías analógicas, las miles de correcciones sobre los planos del proyecto, el aprendizaje sobre los cánones y proporciones, la importancia de los módulos y la raiz cuadrada de dos, de la medida en pies y los diferentes pies utilizados en la arquitectura medieval.
Resultó que aquella preciosa y sencilla iglesia era de origen prerrománico, un pequeño templo con un aula rectangular levantado en mampostería encofrada, con una cabecera cuadrada, iluminado por pequeñas ventanas, que contó con varias puertas.
Lo que hice, aplicando el método estratigráfico al estudio de los muros de aquella iglesia y su torre, resultó un trabajo que ya otros arqueólogos estaban convirtiendo en una disciplina específica La Arqueología de la Arquitectura.
Los resultados de aquella primera actuación se publicaron unos años mas tarde. En 1996 coordiné el I Curso de Arqueología de la Arquitectura en Burgos y la edición de sus actas.
Fue el principio de un nuevo concepto del trabajo arqueológico en el marco de la comprensión de la restauración de edificios históricos.
El Catálogo y otros documentos
A falta de una posibilidad real de llevar a cabo trabajos arqueológicos en el proyecto ya iniciado para rehabilitar la iglesia, ante el apremio de la toma de datos, antes que que se avanzara mas en el picado de muros, y como consecuencia de la falta de un interés real por considerar que esta pequeña iglesia podía ser un bien patrimonial interesante, dirigí mi trabajo a una recopilación documental.
Aún hoy se sigue repitiendo lo que recogía, en su día, el Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. La iglesia es un edificio gótico mudéjar del siglo XV que sufrío reformas en el XVII que le imprimieron una carácter herreriano
Posee una nave cubierta de par y nudillo y una cabecera con bóveda de cañón a la que se accede por un arco de medio punto. Posee una torre de cantería con un sencillo molduraje, que se erige como el elemento mas noble del edificio.
Manuel Vallejo del Busto, en su estudio sobre el cerrato cita que em 1165 los hermanos Pedro y Guterio Rodríguez, caballeros nobles, otorgaron carta de donación de la villa de Villanueva, del Val de Esgueva, al Monasterio de Retuerta. Menciona que además los infantes e infantas de Castilla tuvieron cierto dominio sobre aquel monasterio y sus posesiones. En lo eclesiático, Villanueca correspondía al Arciprestazgo de Cevico, se hallaba en la merindad del Infantazgo de Valladolid y correspondía administrativamente al Monasterio de las Huelgas de Burgos
Es precisamente un documento de las Huelgas, fechado entre 1116 y 1230 el que recoge la ratificación del convenio firmado en Fuentidueña entre Las Huelgas y el nieto de Doña Eilo, D. Pedro, por el que le lega sus bienes, incluyendo Villanueva y su iglesia.
Pero es que aún podemos retrotraer su existencia al siglo XI, ya que a comienzos de este siglo, en el documento de fundación del Monasteriod e Oña por Sancho garcía y su esposa Urraca se mencionan Villa Tolit, Raneto, Tobiella y Villa Nueva, lo que nos permite intuir la ocupación del valle desde el siglo X.
La lectura estratigráfica de los muros.
Forma parte de la praxis arqueológica cotidiana el estudio estratigráfico de las evidencias que reconocemos en nuestros trabajos. Hasta hace una veintena de años, prácticamente nuestro trabajo se realizaba bajo cota 0. Cimientos de muros que se cruzan, pavimentos cortados, superpuestos, apoyados, revestimientos recrecidos...son elementos habituales en nuestros análisis durante una excavación arqueológica.
En 1992, consideré que esta forma de trabajo que realizábamos bajo cota 0 podía ser la solución al estudio que tenía por delante, con muros mas altos y muchos mas elementos para estudiar. Podía analizar los materiales de construcción, las técnicas, las relaciones de antero-posterioridad (cruzar, apoyar, superponerse, cortar, et.), solo que yo no hacía planos de alzados. Al menos hasta entonces.
Me propuse aplicar el método estratigráfico que Richard Harris había postulado, con su carga teórica y práctica a esta pequeña iglesia en obras, para la que parecía no haber muchas mas posibilidades de investigación.
Aplicando los principios de Harris y a partir de los innovadores trabajos que Roberto Parenti comenzaba a llevar a cabo en Siena, y los de Luis Caballero-Zoreda y su equipo en Santa Eulalia de Mérida (Badajoz), la Torre de Hércules (coruña) y San Pedro el Viejo de Arlanza, me puse manos a la obra.
Algunos alzados ya no estaban. Paredes enteras habían sido derribadas y había algunos elementos que habían cambiado de lugar e, incluso, desaparecido.
El primer paso, era llevar a cabo una recopilación fotográfica previa a mi llegada y una documentación fotográfica completa del estado del edificio a partir de mi intervención.
El segundo paso,pedir de la dirección facultativa de la obra una planimetría para poder usarla de base.
La fotogrametría de entonces, era una técnica cara y muy poco desarrollada. Un equipo o dos, todo lo mas, hacían este tipo de trabajos en el España. Así que esa posibilidad se descartaba en si misma. Debía buscar la forma de llegar a buen puerto compensando la inversión de tiempo y la eficacia del método a usar.
Levanté croquis, medí piedras, superpuse fotografía a los planos, individualicé estratos, los relacioné, lamentando no contar prácticamente con revestimientos que estudiar.
Este análisis permitió definir una matriz de relaciones estratigráficas, parcial, claro está, que sin embargo nos permitió estudiar las fases constructivas principales.
El edificio.
Cuando se inicia la obra, el templo, de traza supuestamente gótica, tenía tres naves de altura desigual. La meridional y central, de planta cuadrada y la septentrional, trapezoidal, comunicadas por dos arcos apuntados practicados en cada una de las paredes.En el presbiterio, de planta cuadrada y bóveda de cañón se abría una pequeña ventana abocinada.
La nave de acceso, con una puerta descentrada y varias ventanas parecía traducir la preexistencia de una galería porticada.
Dos arbotantes enmarcaban la puerta de acceso soportando las cargas del muro interior.
En la cabecera del templo, una vez eliminadas las techumbres, se reconocía un ajedrezado pétreo bajo el alero y canecillos románicos aquillados decorados, en alguno de los caso, con bolas.
En la nave, sobre cuatro vigas de la antigua cubierta, se conservaban restos de una decoración pintada sobe la madera en rojo, verde y amarillo representando un árbol de vida.
La torre, de planta cuadrada y cuatro cuerpos, contando el de campanas, tiene saetera de iluminación al interior y alberga una escalera de madera de tramos rectos.
Restaría citar una pila bautismal antigua, en dos piezas calizas, situada a los pies de la galería porticada.
La interpretación.
Evidentemente no se puede decir, con todo lo visto hasta ahora, que este templo pertenezca a un estilo artístico o a un momento histórico. Probablemente ninguno de los que conozco sea solo gótico o herreriano, así que soy mas partidaria de hablar de su historia, sin mucho mas, apelando a algunos elementos concretos como fósiles directores.
Tal es el caso de los vanos en herradura, típicamente prerrománicos, colocados en sus lugares originales, sobre paredes de un aula prerrománica levantada con un encofrado de mampostería de cal y piedras.
La cabecera y los pies de esta nave habrían sido reformados posteriormente.
Conserva 14,21 m de longitud por 7,40 de anchura y una altura de 5, 50. El grosor de los muros es de 0,70, respondiendo su esquema a la aplicación del sistema "Ad quadratum", resultante de la utilización del módulo de cuadrado y rectángulo raiz cuadrada de 2.
El aula prerrománica de época altomedieval se iluminaba a través de una serie de ventanas, tres en cada una de aquellas, de las que se conservan las tres meridionales y una mas, recogida de los rellenos de la cubierta románica, que se ha recolocado en la pared nueva del norte.
Suponemos que la iglesia altomedieval tendría siete, tres en los muros largos del aula y una mas en la cabecera.
Estas ventanas, construidas sobre bloques de caliza rectangulares, repiten un esquema de ojo de cerradura centrado que se rodea con molduras y líneas de triángulos o rectángulos excisos.
Mientras las medidas de los bloques varían, podemos afirmar que existió una plantilla básica utilizada para vanos y molduras.
Tienen un espesor de unos 20 cm y se colocaban sobre un vano rectangular en el muro, constituyendo simplemente un forro externo.
Una primera reforma del edificio supuso el levantamiento de una nueva cabecera ligeramente desviada del eje del aula, cuestión esta última que se ha intentado explicar por una mejora de la perspectiva.
Considero que la nueva cabecera se levantó al colapsar una anterior ejecutándose con una técnica similar y unas proporciones basadas en adoptar la anchura de la nave a la diagonal de la cabecera.
Se utilizaron piedras calizas de cantería para las esquinas, la ventana abocinada, el ajedrezado, los canecillos de bolas de aire tardío y la línea de imposta original románica hoy rebajada y desaparecida.
Una consideración diferente tendría la galería porticada levantada en sillarejo desbastado con azuela y con marcas de cantería en aspa. Conserva 12,1 m de longitud por 3,5 de ancho y una altura de 3,10 por un metro de espesor.
Son originales las paredes sur y este.
Su puerta descentrada deja al oeste una ventana y tres mas hacia el este. Cada uno de los vanos presenta una arquivolta rebajada, ya que el los 50 del siglo XX la superficie fue totalmente picada para darla de cemento privándonos así de cualquier dato a cerca de tales elementos decorativos.
Marcas similares se observan en la zona oeste del cuerpo inferior de la torre, para la que hemos propuesto la misma datación.
Creo interesante abundar en la puerta descentrada del pórtico, ya que solo tiene sentido si se correspondiera con otra mas antigua correspondiente al primitivo acceso prerrománico.
La galería porticada se superpone a la fábrica anterior y tapa, hacia la mitad, la ventana mas occidental del aula antigua.
En un cuarto momento se levantaría al norte una nave trapezoidal en mampostería de 14,39 metros de longitud y anchura de 4,50- 3,33 m con un espesor murario de 1 m. La iglesia se convierte así en tripartita, cierra el pórtico y comunica los espacios perforando cuatro vanos, enfrentados dos a dos en las viejas paredes del templo altomedieval prerrománico.
Se decidió levantar cinco hiladas de sillarejo sobre aquellas y un cuerpo sobre el pórtico, configurándose un nuevo espacio destinado a la vivienda del clérigo.
De aquella podía accederse a un coro a través una puerta.
Estos cambios debilitaron los muros de la iglesia original que comenzó a pandearse, por lo que se construyeron dos contrafuertes apoyados en el pórtico que servían para soportar mejor las nuevas cargas.
Es ahora cuando se ciegan con adobes las ventanas prerrománicas, se pintan las vigas de madera y se pinta el presbiterio.
Ya en el XVII se levantaría el total de la torre del campanario con una nueva mampostería.
Desde entonces y hasta finales del XX van introduciéndose pequeñas modificaciones en virtud de las necesidades parroquiales, se tapiaron los arcos perforados al norte convirtiéndoles en nichos de capillas, se transforma el coro y se reforma la torre.
Las pinturas
Bajo 7 capas de reboco de cal de la cabecera cuadrada se reconocieron escenas bien diferenciadas desde un punto de vista estilístico y cronológico.
Sobre la pared norte se conserva una escena completa de la ültima Cena en la que los personajes, Jesús y los discípulos, aparecen sentados a la mesa, un tablero vestido con un mantel corto de color blanco y cuadros con platos, jarras y comida. La escena se inserta en una banda de color rojo sobre la que se intuye un fondo azul estrellado que simboliza la noche. Crsito se representa con los pies sobre un escabel.
En la pared este la escena, también sobre fondo rojo, representa una Anunciación. El ángel porta una banda en la que podemos leer AVE Maria, mientras la figura de la virgen María se representa en recogimiento. Sobre ambos un elenco de ángeles de menor tamaño completan el conjunto.
Una segunda escena, situada bajo el ángel, representa a la virgen con el niño Jesús sentado en su regazo imponiendo el sombrero de peregrino a Santiago.
En la ventana de la pared sur del ábside plano aparece pintados dos salvajes, al modo que aparecen a finales del gótico.
Todas las escenas tienen un tono rural pero tal vez las de la Ultima cena sean las mejores en calidad de dibujo, color y detalles.
Mucho mas antiguos parecen los restos de pintura de color rojo que pudimos reconocer en el interior de los sillares de la puerta románica y de los que poco mas podemos apuntar.
Otras cuestiones.
No menos importantes son otros elementos antiguos: los restos de la pila bautismal antigua de piedra, de factura tosca y hesmisférica decorada con dos sencillas líneas talladas bajo el borde y con muesca para la tapa, la existencia de grabados, como una cruz situada sobre la jamba occidental de la puerta de entrada o un reloj de sol, en la misma fachada, sobre una de las ventanas del pórtico, figuras humanas, etc.
Acompaño estas líneas del artículo que en su día publiqué sobre el tema, para quien tenga la curiosidad de leerlo. Creo que las conclusiones son suficientes.
Me gustaría creer que estas líneas les han convencido de la inconveniencia de las clasificaciones y de lo importante que es carecer de prejuicios para avanzar en el conocimiento y socialización de nuestros bienes culturales.
¡Buena semana!
Sencillamente apasionante.
ResponderEliminarO sea, que hay dos pueblos de igual nombre (Villanueva de los Infantes) en Valladolid y en Ciudad Real.
Realmente hay tres municipios con ese nombre https://es.wikipedia.org/wiki/Villanueva_de_los_Infantes
EliminarExcelente artículo. Permíteme que diga que 10 vees mejor que el de Samhain. Estupendo trabajo in situ, muda-me-quedo. Describe la historia del edificio como si fuera la de una persona, con sus cambios, rectificaciones, errores... Me produce ideas... lo citaré & linkearé en una cosilla que estoy preparando. Saludos
ResponderEliminarGracias Carmen. Nada que ver evidentemente
EliminarPues así es Enrique, dos con nombre idéntico, no es un hecho extraordinario pero resulta curioso
ResponderEliminarMuy buen artículo, voy a poner en el mio un link de este. Tengo un amigo estudiando este conjunto pictórico para su tesis y nos tiene locos la escena del supuesto Santiago encima de esa especie de cangrejo, no sabemos a ciencia cierta que puede ser.
ResponderEliminarEstoy alucinada y encantada con las explicaciones. Gracias 😘
ResponderEliminarGracias a ti
EliminarMe han encantado las pinturas, que descubrí por casualidad. Luego te leí. Fenomenal
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