Seré breve.
No es fácil encontrar las palabras oportunas cuando uno está cansado y carece de intenciones serias y del tiempo suficiente para hacer una presentación profunda de alguna de las cuestiones que rondan por la cabeza.
Puede ocurrir que, simplemente, no pase gran cosa o, tal vez, pasen demasiadas y se agolpan en las ganas de hablar de ellas sin acabar de discernir de qué se quiere escribir exactamente.
La naturaleza curiosa acaba poniendo un punto de mira nuevo.
Delante de los ojos y solo con mirar alrededor acaba una descubriendo retazos de interesantes historias y personas e imágenes que, como esta, te hacen vibrar desde la admiración y la emoción.
Santa Ana, con la Virgen María y el niño Jesús constituyen el motivo central del retablo plateresco del siglo XVI que se encuentra en el lado de la epístola de la iglesia de San Juan Evangelista de Arrabal de Portillo, en Valladolid. Quería compartirla con ustedes por que creo que es preciosa y por que el refleja exactamente la idea del artista de su tiempo la maternidad, la sabiduría y el apoyo.
El niño juguetea con las manos retorciéndose y moviendo sus pequeñas piernas sobre las rodillas de su madre que, serena, sujeta su cuerpo y acaricia las roscas de su hijo, como cualquier otra mujer, casi sin darse cuenta.
Bajo ellos la gran madre llena de serenidad y sabiduría muestra la madurez. Sencillamente sobrecogedor y cercano.
Fue una magnífica oportunidad en una tarde de domingo junto con el Taller de Ópera de Valladolid, Carlos Negrín y Miguel Angel Zúmel, haciendo la Misa Criolla de Ariel Ramírez.
Feliz Semana!
Bonita crónica. Me encanta tu blog, te he conocido hace poco, pero prepárate a verme a menudo por aquí. ;)
ResponderEliminarSaludos, polita
Muchas gracias. Un placer tenerte cerca. Bienvenida
EliminarSencillo, breve. Genial
ResponderEliminarBuena semana
Gracias Antonio. Lo mismo te deseo
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