Ni partera ni comadrona, Trótula quiere ser médico a principios del siglo XII.
Su familia puede costear sus estudios en la única escuela abierta a la praxis para mujeres, en Salerno. Otras damas ya lo hacen y lo harán, pero ella tiene la firme decisión de formarse, convirtiéndose pronto en una maestra del centro salernitano.
Con el tiempo y apoyada en su propio marido, médico de la misma Escuela, se convertirá en una reputada mujer de ciencia centrada en el diagnóstico, la necesidad de realizar un completo estudio de los pacientes y en aliviar a las mujeres de la pesada carga de ser hijas de Eva.
De mente abierta y brillante Trótula pasará, hasta el siglo XVI, por ser una científica de referencia en el campo de la Medicina.
La Escuela de Salerno
Hace tiempo, junto al golfo de Paestum, cerca de Nápoles,cuatro médicos, uno árabe, otro judío, otro griego y otro latino, crearon la escuela de Salerno, todo un símbolo del mestizaje legendario de la fundación de la primera escuela de medicina laica de occidente.
Esta historia y otras muchas que he ido aprendiendo y disfrutando me han hecho creer que la Edad Media no fue un periodo oscuro. Tal vez se oscureció en algunos aspectos e incluso yo diría que la oscurecieron. Esa luz medieval, intensa y brillante, en no pocas ocasiones, ha perdurado en el tiempo tanto por permanencia como por importancia y excepcionalidad.
Sin embargo son enormemente desconocidos muchos de los logros y personajes que los protagonizaron, -mas aún si se trata de mujeres-
Pocos escuchamos hablar de la trovairitz, de la astrónoma, médico, pintora, compositora o la iluminadora, a pesar de su enorme trascendencia en su época y en las siguientes.
Y tanto es así que aún aceptando sus métodos, protocolos y obras, fueron sometidas a la mas cruel de las "Damnatio memorie" pues no solo no se ignoró un conocimiento tan útil y práctico sino que se recurrió a transformar sus nombres al masculino o simplemente a atribuir los logros a un varón, condenándolas a un inmerecido olvido. Rescate y valoración son cuestión de reconocimiento y justicia histórica.
Salerno había sido un foco de atracción para los intelectuales del mundo grecolatino, convirtiéndose en centro de los saberes del mundo culto conocido. Esta ciudad mediterránea abocada a la apertura del mundo portuario favorece y garantiza la de las mentalidades y, sin duda alguna, el intercambio cultural.
En el siglo XII, bajo la influencia directa del monasterio fundado por San Benito en Monte Casino, llegaba a su explendor la Escuela de Medicina Salernitana fundada en el siglo IX, la primera no regida por religiosos que según P Donahue "desempeñó un papel crucial en la transición de la medicina monástica a la laica". La mayor parte de sus conocimientos provenían de la escolástica, a la que los salernitanos tuvieron gran acceso debido a la traducción de los escritos que se hallaban en el cercano monasterio benedictino.
El ejercicio de la profesión médica se hallaba en manos de hombres, permaneciendo prohibido para la mujer. No asi ocurre con la práctica de la obstetricia y los cuidados al niño en sus primeros meses, que está depositado en manos femeninas. Se creía que en aquellos contados casos en los que la mujer ejerce la medicina, lo realiza ya por su condición de miembro de una orden monástica, o por la circunstancia de ser esposa o hija de un famoso médico.Pero para todo hay ejemplos de la firme voluntad femenina, tal vez excepcional, no digo que no, y este es el caso de la apertura sorprendente de la Escuela de Salerno que se ofrece como el primer centro de libre acceso femenino a la formación médica y su titulación y amplia el papel femenino al ejercicio de la medicina general y de ello son ejemplo Trótula, Salernitana, Constanza, Calenda, Rebeca Guarna, judía y Abella, musulmana, que simbolizan así, cómo en la leyenda fundacional de Salerno, la conjugación de los saberes de judíos, árabes y cristianos.
Rebeca escribió un tratado sobre la orina y las fiebres y Abella un libro titulado " De artrabile et de natura seminis humani".
La más conocida es Trótula de Ruggiero (1110-1160), tal vez la esposa de Johannes Platearius, junto a quien escribió "Encyclopaedia regimen sanitis".
Orderico Vital, un monje normando, habla de Trotula en su Historia Eclesiastica, a partir del testimonio de un médico y viajero llamado Rodolfo Malacorona, quién decía haber conocido a Trotula y afirmó no haber conocido a una mujer con tanto conocimiento médico, ni tanta habilidad para practicar la ciencia.
Escribe Trótula:
“como las mujeres son por naturaleza más frágiles que los hombres, están también más frecuentemente sujetas a indisposiciones, especialmente en los órganos empeñados en los deberes queridos por la naturaleza. Como tales órganos están colocados en partes íntimas, las mujeres, por pudor y por innata reserva, no se atreven a revelar a un médico hombre los sufrimientos procurados por estas indisposiciones. Así, la compasión por esta desgracia suya y, sobre todo, la petición de una noble dama me han inducido a examinar de modo más profundo las indisposiciones que afectan más frecuentemente al sexo femenino”.
“así pues, como las mujeres no tienen calor suficiente para secar el exceso de humores malos que se forman cotidianamente en ellas, y como su innata fragilidad no les permite soportar el esfuerzo de expelerlos naturalmente a través del sudor, como hacen los hombres, entonces la naturaleza misma, a falta de calor, les ha asignado una forma especial de purificación, o sea la menstruación, que la gente comúnmente llama ‘las flores’. De hecho, como los árboles sin flores no producen frutos, así las mujeres sin sus propias flores están privadas de la facultad de concebir”.
Autora del más célebre tratado de Obstetricia y Ginecología de la Edad Media: "De Pasionibus mulierum curandorum ante, in, post partum", conocido como Trótula Maior, impreso siglos despues en Estrasburgo (1554) impuso un pensamiento que iba contra la creencia religiosa que dictaba que el dolor de la mujer en el parto y otros aspectos de la vida se debían al rol de Eva en el pecado original, apoyando el uso de opiáceos para mitigar el dolor delas mujeres en el alumbramiento, una práctica perseguida por las autoridades. En su obra aborda cuestiones relacionadas con la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad, además de diversas enfermedades ginecológicas, expone técnicas quirúrgicas, plantea una eficaz protección perineal, propone la práctica de episotomías, dedica a los lactantes normas de cuidado en sus primeros meses de vida y afirma que la infertilidad puede ser femenina pero también masculina.
Pone en práctica la evaluación profunda y completa de los pacientes, mas allá de la observación puntual de los síntomas que aquejaban en un momento determinado a la persona.
En su segundo texto, Trótula Minor " De Aegritudium curatione o de Ornatu mulierum" se defiende el cuidado de la belleza femenina, argumentando que un cuerpo bello es señal de un cuerpo sano y en armonía con el universo. Para ello describe remedios a partir de plantas y frutas, de algunos compuestos animales y otros minerales, para solucionar problemas de la piel, el cabello, dientes, mal aliento, así, como mejorar la apariencia física a partir de baños y masajes. Recomienda a las mujeres cuidar la higiene diaria, el ejercicio físico regular, los masajes con aceites y una dieta equilibrada y saludable, completando las recomendaciones con consejos de cosmética femenina: el uso de crema para eliminar las arrugas, la fórmula de un lápiz de labios en la que utiliza la miel, el jugo de remolachas, la calabaza y agua de rosas, la infusión caliente de corteza de nogal para conservar sana y blanca la dentadura y el mantenimiento del cabello brillante a través de una pomada de abejas, por ejemplo.
Trótula tuvo carisma, inteligencia y dotes especiales de maestra e innovadora. Junto a otras damas de Salerno, tuvo un rol trascendental en la medicina medieval y hasta el siglo XVI, cuando se decidió, como con muchos otros textos de autoría femenina, que era imposible que una mujer hubiera escrito un texto tan importante y certero, otorgando su autoría a un tal Trattus.
En la actualidad libros y premios reivindican su figura e importancia.
¡Feliz Semana!
http://www.mujeryciencia.es/2008/03/18/trotula-de-salerno/
http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol19num1/articulos/trotula/index.htm
http://www.elergonomista.com/galenica/salerno.htm
http://www.ujaen.es/investiga/cts380/historia/epoca_medieval.htm
http://www.vallenajerilla.com/berceo/florilegio/rucquoi/mujermedieval.htm http://www.heilpraktiker.es/hi-servicios/revista/index.php?id=50 http://www.portalplanetasedna.com.ar/quema_libros.htm
No se si lo voy a repetir. Me ha parecido genial y esta señora debia ser de armas tomar. Buen trabajo, Consuelo. Buena semana
ResponderEliminarGracias Antonio. Un placer ver tus comentarios siempre alentadores.
ResponderEliminarBravo por ella y por quien la recuerda. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarExcelente articulo y bravo potr ellasella
ResponderEliminarIncreíblemente esta mujer sería una de las primeras feministas en su época.. y asombro por creer que en aquellos tiempos fuera posible su existencia . Pero como versa el articulo gracias al apoyo de su marido y la propia escuela sin quitarle por supuesto su mérito y valentía . Lo mismo si no hubiera sido difícil por mucha vocación que tuviera. Enhorabuena por su Artículo
ResponderEliminarExcelente artículo, seguramente durante el ejercicio de su conocimiento fue reconocida, merecido el reconocimiento actual a su gran labor en tiempos tan difíciles. Gracias
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