Adán y Eva, tentada por la serpiente, coge un higo del árbol del conocimiento.
Códice Albeldense o Vigiliano. Monasterio del Escorial. Madrid.
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
La Higuera, Juana de Ibarbourou. Uruguay
En mi jardín crece una higuera desde hace casi veinte años, el tiempo que lleva creciendo, adornando y ofreciéndonos sus frutos. Alguien amado la compró para agradarme y para que me hartara de comer higos. Lo ha conseguido pues cumple perfectamente esa y otras muchas funciones y, desde luego, abastece a toda la familia y vecinos de sus dos frutos, puntualmente, cada año.
Este abril, cuando sus hojas estaban tiernas y sus frutos engordaban, una demoledora helada de -10 º la ha quemado. Verla así me produce una inmensa tristeza pero se que es su condición la vitalidad y la resistencia, así que esperaré pacientemente su recuperación.
De este árbol gusta todo, su nombre, sus dos frutos -las brevas de julio y los higos de octubre-, sus hojas protectoras -mas te vale ponerte manga larga para recolectar- y su fresca sombra durante el aplanador sol del verano en los meses de julio y agosto.
Tanta y tan buena actitud en un árbol no pudo pasar desapercibida a lo largo de la historia. Tanto es así, que prosperidad, fertilidad y fortuna definen el significado tradicional de este singular árbol ya época medieval.
En la antigua Mesopotamia se asociaba el árbol de la higuera al conocimiento, valorando que los numerosos granos de su fruto definían la universalidad de la potencial sabiduría humana, así que no es extraño que precisamente se mencione como el primer árbol del Edén, del que Eva toma el fruto -cómo me gusta- tal y como luego recogen algunos códices que copian a Beato.
La higuera ha estado ligado al ámbito del Mar Mediterráneo desde hace milenios y probablemente sea uno de los más antiguos árboles cultivados por la Humanidad, remontándose algunas evidencias arqueobotánicas al 12.000 a.C. en el valle del Jordán, en la zona mas oriental de las que lo rodean.
En la Grecia Clásica la higuera simbolizaba el vigor y el honor, por lo que los ganadores de las Olimpiadas eran premiados con sus frutos y coronados con hojas de este árbol sagrado.
Con su madera se tallaban falos que, durante las bacanales, portaban los jóvenes guerreros mientras que las mujeres jóvenes se adornaban con ristras de higos cortados, al estilo de los grabados de Demeter.
Con su madera se tallaban falos que, durante las bacanales, portaban los jóvenes guerreros mientras que las mujeres jóvenes se adornaban con ristras de higos cortados, al estilo de los grabados de Demeter.
La leyenda del nacimiento de Roma narra como los hermanos Rómulo y Remo,fueron amamantados por una loba bajo la sombra de una higuera, el árbol que en el I a C, Cayo Plinio el Viejo, experto botánico, define como el árbol sagrado de la vida.
Ese mismo carácter tiene en India y para el Budismo.
Durante la Edad Media en Europa, el pastel de higos asados en hoja de laurel se convirtió en una comida de cuaresma, siendo símbolo del estatus económico la cantidad de pan de higo de cada familia.
Ficus carica en C.J.Trew Plantae selectae quarum imagines ad exemplaria naturalia Londini, in hortis curiosorum nutrit, vol. 8: t. 73,1771
A comienzos del siglo XVI Pizarro ordena a las familias que se instalan en el Nuevo Mundo que siembren una higuera en sus propiedades.
Las propiedades de la savia de la higuera son numerosas, conservándose en la sociedad tradicional castellana como remedio contra los clavos y berrugas, tal y como yo misma he visto hacer a una curandera en Campaspero, el pueblo vallisoletano donde pasé mi infancia, produciéndose curaciones inmediatas de tales dolencias.
Las mujeres africanas elaboran con ella ungüentos contra la esterilidad y para favorecer la lactancia.
Esperamos que nuestra higuera se recupere pronto. Se nos hace imprescindible
Y tal vez, a la noche, cuando el viento abanique su copa embriagada de gozo le cuente: ¡ Hoy a mí me dijeron hermosa!!
ResponderEliminarUn poema precioso. Gracias por completarlo. Deliberadamente no lo puse completo, pero es una hermosura.
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