martes, 26 de noviembre de 2013

Los archivos de Cuéllar I. Documentos para hacer historia.










La sorpresa me espera al final de una escalera de caracol, estrecha, no puede ser de otro modo. La ocurrencia de colocar allí un archivo histórico no deja de ser curiosa; me pregunto qué clase de labor titánica ha permitido el prodigio. Subo, jadeante, detrás de Julia, como otras muchas veces.

Ella trabaja afanosamente en la catalogación,  administración y dignificación de un archivo histórico de una importancia mas que notoria. Los cuerpos de la Torre del XV  del castillo cuellarano albergan tres grandes colecciones diplomáticas: el Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque, el de la Villa de Cuéllar y el de su Comunidad de Villa y tierra.

En este pétreo contenedor se custodia y facilita la investigación, que no es poco, pero además se atienden visitas de especialistas y curiosos.

¿Sabían ustedes, profanos en esta lid -como yo- la antigüedad de los problemas de las lindes o cómo era el escudo de los reyes de Castilla?

Sobre soportes de piel de becerro, lo mas antiguos, se escribía en latín y castellano, la historia verdadera, la falsa y las transacciones territoriales, las ventas, los privilegios, las actividades económicas, los casorios, los nacimientos de los primogénitos y tantos datos como quieras pensar. 

Julia, sin perder la paciencia ante mis preguntas de contenido, de estilo, de costumbres...., sigue catalogando y atendiéndome. 

Aquí se aprende  y se admiran los crismones, las letras capitales coloreadas, el encabezado de los textos en vivos colores las heráldica ducal, lo que significa una privilegio rodado y las firmas de los magnates del reino. 


Estoy estudiando desde otro punto de vista, entendiendo y completando, alimentando lo que veo en el campo y preparando lo que veré. En el archivo con Julia, de la que no hago sino aprender entre legajos, de la que disfruto, a la que admiro, con quien comparto.




Castillo de Cuéllar. En primer plano torreón del archivo ducal , municipal y de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar

Que nadie se sorprenda. Un arqueólogo no es mas que un historiador que aplica unos métodos diferentes y unas técnicas precisas cuando extrae la información directamente de la tierra, del muro, del contexto que sea. Eso es lo que nos queda cuando no hay escritura, no hay otra.

Sin embargo, para las etapas históricas, el conocimiento y manejo de las fuentes es  complementaria e imprescindible.

Si trabajas sobre un territorio debes conocer los documentos que lo ordenan y los archivos de Cuéllar (en la provincia de Segovia) son fundamentales para mis intereses investigadores como arqueóloga, ya que abordo, en el marco del Grupo de Investigación Histórica y Etnográfica de Cogeces del Monte (GIHEC) un análisis de los límites territoriales entre las Comunidades de Villa y Tierra de Cuéllar y Peñafiel, y las fortificaciones altomedievales, entre otras cuestiones.

Así entré en contacto con los archivos de Cuéllar y encontré a Julia Montalvillo, historiadora, archivera. Sirvan estas líneas de homenaje sentido, de admiración por su labor y de agradecimiento por honrarme con su sabiduría y su amistad.

Será la primera parte de otras, pues solo aborda una muestra de lo existente.


Para Julia. Valladolid, a 26 de noviembre de 2013.








Archivo Histórico Municipal de Cuéllar

Dos archivos conforman de manera complementaria este: el Archivo Histórico Municipal y el de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, siendo su documento más antiguo conservado  una carta real de venta, por la cual la villa compra a Alfonso VIII el señorío de Perosillo en 1184. 



Cuéllar compra  a Alfonso VIII de Castilla del señorío de Perosillo (Perosillo, Olombrada, Hontalvilla, Adrados)  por 2000 monedas de oro. Es el documento mas antiguo conservado en los archivos cuellaranos, fechado en 1184 . En la parte inferior la rueda con la cruz de los reyes de Castilla rodeada por el  nombre del rey y bordeando por la zona inferior y haciendo comba los nombres del alférez mayor del reino  y el  mayordomo regio, todo ello enmarcado en un  cuadrado conformado por la lista de los confirmantes, magnates del reino. Está escrito en latín sobre pergamino.



A partir de entonces, la historia y avatares de Cuéllar como señorío de realengo generó una colección documental medieval interesantísima, hasta que, en 1464, el señorío pasa a Don Beltrán de la Cueva, a cuya casa ducal permanece vinculada. 

El funcionamiento normal de la Villa y su tierra, además, se recoge en legajos referidos a la administración local desde el siglo XII hasta la actualidad.

Está agrupado en XIV secciones:

I. DOCUMENTOS MEDIEVALES. Este fondo está formado por 204 documentos, fechados entre 1184 y 1578, conteniendo los más antiguos. Una gran parte de aquellos se escribió sobre pergamino. Comparecen privilegios reales a la villa y tierra cuellarana, bulas papales, etc.
Su espectro cronológico abarca del 1184 al 1578

II. DOCUMENTOS ANTIGUOS. 51 legajos, referidos al  Hospital de Santa María Magdalena, Hospital de Convalecientes Alhóndiga , Cuentas de Propios, Reales Órdenes, subastas de bienes y rentas del común , expedientes de desamortización, expedientes sobre epidemias de cólera, sorteo del soldado, censo de población , elección de sacristanes, etc. 
Esta sección está completamente catalogada e inventariada.

III. LIBROS DE REGIMIENTO Y ACTAS. 38 legajos de 1484 a 1899, de las Actas Municipales. Las que van de 1900 hasta la actualidad están en el Ayuntamiento, bajo la custodia del Secretario.

IV. DOCUMENTOS SOBRE TEMAS VARIOS. Esta sección consta de 5 series, de las cuales solo la 3ª, la 4ª y la 5ª han sido depositadas en la Torre del Homenaje del castillo.
La 3ª (52 legajos) contiene documentos sobre diferentes materias: Bienes de Propios, Catastro del Marqués de la Ensenada (1751), reparto de contribuciones, precios de productos agropecuarios, padrones de la villa, expedientes de obras, suministros al ejército y a la guardia civil, etc. La  4ª contiene documentos referentes al Hospital de Santa María Magdalena y fundaciones agregadas a él con sus libros de cuentas (1824-1978), derechos, pertenencias, apeos, escrituras de censo, pleitos, etc.
La 5ª contiene documentación referente a las cuentas de la hacienda municipal de los siglos XVII al XIX, repartimiento de contribuciones de los siglos XVIII al XX, expedientes de remates de consumos de varias especies (1839-1909), libros del Catastro del Marqués de la Ensenada (1751), amillaramientos de los siglos XIX y XX y otros asuntos

V. CORRECCIÓN PÚBLICA Y CÁRCEL.  Con documentos sobre vigilancia y orden público de Cuéllar y su Partido Judicial desde 1837 a 1942, socorro de los presos pobres, testimonios de condenas, ejecución de condenados y las cuentas de la cárcel de 1838 a 1942.

VI. INSTRUCCIÓN PÚBLICA. La documentación de la Junta Local de Instrucción Pública desde 1860 a 1954

VII. PÓSITO MUNICIPAL. Cuentas, expedientes de reparto y cobro de fondos, así como papeles referentes a la administración del Pósito entre los siglos XVII y XX.

VIII. ELECCIONES. Elecciones de diputados a Cortes, compromisarios para la elección de senadores, diputados provinciales y elecciones municipales, así como censos electorales de diferentes años. Entre 1835 – 1923.

IX. CUENTAS MUNICIPALES

X. EXPEDIENTES DE OBRAS

XI. QUINTAS. De 1915

XII. CORRESPONDENCIA del Ayuntamiento de Cuéllar de 1878 a 1970

XIII. COLEGIO DE NIÑAS HUÉRFANAS. Fundación del colegio, propiedades y rentas, entradas y salidas, rectora, maestra y colegialas,  documentación de carácter económico referente a obras pías, cabildo eclesiástico y otros asuntos entre los siglos XVIII y XIX. 
Recoge las Obras Pías entre los siglos XVII y XVIII y el Cabildo Eclesiástico, entre los  siglos XVI a XIX

XIV. ARCHIVO COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA ANTIGUA DE CUÉLLAR. Con tres series: 

La SERIE 1ª . Son 40 legajos con las cuentas de la Comunidad desde 1839 a 1954 y otros documentos de carácter económico de los siglos XVIII al XX .

La SERIE 2ª . 19 legajos de carácter económico que contienen expedientes de subastas de aprovechamientos forestales de los terrenos y bienes Propios de la Comunidad de 1782 a 1963.

La longura del tiempo face las cosas olvidar por que los homes despues han a venir a contienda...... 

Encabezado del documento por el que Alfonso X sentencia, estando en la Parrilla, el límite pleiteado entre las Comunidades de Villa y Tierra de Portillo y Cuéllar , en 1258.
Abajo, rueda con cruz florensada, nombre del rey, alférez y mayordomo rodeado de los confirmantes.


La SERIE 3ª . 44 legajos sobre los apeos, amojonamientos, pleitos, etc., de los siglos XIII al XIX, la Junta de Procuradores del siglo XIX, solicitudes dirigidas al presidente de la comunidad del siglo XIX, nombramiento de procuradores síndicos de villa y tierra en el siglo XIX, libros de Actas de las sesiones de la Junta de la Comunidad de los siglos XIX y XX, comunicaciones de los siglos XIX y XX, expedientes de denuncias y guardas de la comunidad de los siglos XIX y XX. 




Privilegio rodado que es una copia textual por la que Sancho IV  viene a confirmar lo que Alfonso VIII había determinando en 1210 a cerca de los límites entre la Comunidad de Cuéllar y el señorío episcopal de Aguilafuente.






1256. Alfonso X mejora el fuera real que ha concedido a Cuéllar. Privilegio rodado que comienza con el Crismón (Alfa y Omega) y en la zona inferior la rueda con la cruz florensada de los reyes de Castilla, en el círculo o rueda central, rodeada por el nombre del rey y en el exterior el nombre del mayordomo regio y alférez mayor del reino, con  el castillo y el león. Aún son dos reinos con un solo rey.




1289. Sancho IV, emblema de la cruz florensada con castillos y leones. 
Ya es un solo reino con un solo rey.
Confirmación del fuero de Extremadura a la villa de Cuéllar que dió su padre, Alfonso X, en 1264 .

Alfa y omega. Encabezado del documento anterior

Traslado de una carta. Rey Sancho IV. Nombre del rey destacado en rojo
La estrella inferior es el sello del escribano: yo gomez garcia.....en testimonio.




1484. Sentencia de Beltrán de la Cueva entre pecheros y fijosdalgo por cuestiones de dineros.






Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque.





El Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque llegó a Cuéllar en el año 1986, como una cesión en depósito a la villa por D. Beltrán Osorio y Díez de Rivera, XVIII duque de Alburquerque

El Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque agrupa los documentos generados por los siguientes títulos nobiliarios:

Los DUCADOS de Alburquerque, Algete y Sesto.

Los MARQUESADOS de Alcañices, los Balbases, Cadreita, Cuéllar, Cullera y Montaos.

Los CONDADOS de Alba de Aliste, La Corzana, Fuensaldaña, Grajal, Huelma, La Torre de Perafán, Las Torres de Alcorrín, Ledesma, Santa Cruz de los Manueles, Villanueva de Cañedo y Villaumbrosa.

Los SEÑORÍOS de Mombeltrán y su tierra y Villacid

Los MAYORAZGOS pertenecientes a los apellidos Angulo, Menchaca, Oropesa, Pineda, Recalde, Trejo, Vergara, Vicuña y Rodríguez de Villafuerte.



Territorialmente tenían posesiones en Badajoz, Jaén, Ávila, Salamanca, Segovia, Valladolid, Zamora, Lugo, Sevilla, Madrid, Navarra, Burgos, Toledo, La Coruña, Álava, Córdoba, Valencia, León e Italia.





 Privilegio del reino de León. Ordenanzas que se dan a Belver de los Montes. Escrito en latín. De Alfonso IX de León. Belver es parte del marquesado de Alcañices, título de la casa ducal de Alburquerque.La inicial es un crismón en forma de báculo. In nómine Sante et in....


León rampante a la derecha (en cuanto combine con el castillo girará a la izquierda) 







1413 Fernando de Antequera, señor de Cuéllar,  cede la villa de Grajal a Fernando Gutierrez de Vega (repostero Mayor y embajador en el compromiso de Caspe, donde elijen a Fernando rey de Aragón).




Merced de Enrique IV en 1466  a 10 enero a Beltrán de La Cueva para que funde Mayorazgo- Escudo de la Cueva. 


Escudo de su mujer, Mencía de Mendoza.


En el nombre de Dios Padre Topododeroso.......
1472. Fundación del Mayorazgo para Francisco Fernández de la Cueva por su padre, D. Beltrán.




Parte de abajo del mismo documento. Escudo de Beltrán de la Cueva.






Siglo XIX.  Confirmación de títulos de la Casa ducal de la reina Isabel  II a Nicolás Osorio.


El archivo se gestiona a través de La Fundación Archivo Histórico de la Casa Ducal de Alburquerque, que se creó en 1997. Su patronato está presidido por D. Juan Miguel Osorio Bertrán de Lis, XIX duque de Alburquerque y está compuesto por representantes del Ayuntamiento de Cuéllar, la Excma. Diputación Provincial de Segovia y vocales nombrados por el duque de Alburquerque. 


Estos dos grandes e importantes archivos no son los únicos que existen y son dirigidos por Julia Montalvillo. Reservamos para siguientes entradas, los archivos parroquiales y del convento de Santa Clara.

Tal vez pudieras conocer Cuéllar, pero ahora lo verás también con otros ojos.  
Sirva esta breve y visual presentación para dar a conocer sus archivos y animaros a conocer y utilizar esta importante colección documental,  aunque su presentación tenga una clara vocación de homenaje a quien tantos años lleva trabajando estos archivos.

Espero y deseo que os acerqueis a conocerlos.




¡Buena semana a todos!


Bibliografía

Velasco Bayón, B; Herrero Jiménez M., Pecharromán Cebrián, S. y Montalvillo Criado, J.; 2010. Colección diplomática de Cuéllar (934-1492) Segovia. 2 tomos. Ayuntamiento de Cuéllar.



http://www.cuellar.es/archivo/

martes, 19 de noviembre de 2013

Huesos reales de la Cartuja de Miraflores


 Escultura en alabastro de Alfonso de Castilla


A la Cartuja de Miraflores se suele ir para admirar la obra arquitectónica de Juan de Colonia y la de Gil de Siloé plasmada en los venerables y maravillosos monumentos funerarios reales y el magnífico retablo de la iglesia.
Llegar hasta allí desde la ciudad de Burgos,  te hace pasar entre árboles, trasladándote a un entorno natural sobresaliente, hasta adentrarte en un espacio de retiro. La comunidad cartuja, me habían dicho, es pequeña y vive en el silencio, el trabajo y la oración.



Entrada principal a la Cartuja de Miraflores, Burgos.



Se me encomendó acercarme a la Cartuja con el fin de  proponer trabajos, solventar algunas dudas y aplicar la metodología arqueológica al estudio de los restos funerarios conservados en su iglesia. Así, con el frío, llegué hasta sus puertas y encontré nuevos horizontes de trabajo y la posibilidad de llevar a cabo, de nuevo, una investigación pluridisciplinar. 


Vista cenital de la Cartuja de Miraflores, con el pinar delante y todas sus dependencias: iglesia, claustro, patios de cada celda, granja, etc. Fotografía del IGN.



El proyecto de restauración que en 2006 iba a llevarse a cabo sobre los sepulcros de alabastro y el retablo de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, se redactó y ejecutó a través de un convenio firmado entre la Junta de Castilla y León, La Fundación de Patrimonio Histórico de Castilla y León, el arzobispado de Burgos, la Fundación Iberdrola y la World Monuments Found, para la restauración del retablo y los mausoleos reales. En este contexto se impulsó la puesta en marcha de algunos trabajos de investigación relacionados directamente con el estudio de los enterramientos reales.

Cabecera de la iglesia con el retablo. A sus pies el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal, sobre la cripta. En el muro norte, el lucillo funerario monumental del infante Don Alfonso.


Fotografía cenital del mausoleo real de Juan II e Isabel de Portugal. Alabrastro. Gil de Siloé por orden de Isabel de Castilla. En pleno proceso de restauración.



La Cartuja de Santa María de Miraflores había sido fundada en 1441 sobre un palacete de caza del rey Enrique III llamado El Doliente ,que luego fue heredado por Juan II, y que estaba situado en los bosques que rodean Burgos -hoy en el corazón del Parque de Fuentes Blancas- a unos 3 km de distancia de la ciudad, aunque el edificio que ha llegado a nosotros se construyó tras el incendio del año 1452. 
El palacete de descanso de los reyes conocido como Real Alcázar y Palacio de Miraflores, tenía una planta cuadrada rematada en torre y una gran galería con arquería.
Juan II decide convertirlo en monasterio, disponiendo la iglesia primitiva en una de las salas palaciegas e instalando las celdas sobre las habitaciones de la zona alta.
Los primeros pobladores de la cartuja fueron tres monjes procedentes de la Cartuja de las Cuevas, de Sevilla.
En 1442 se fecha el documento fundacional otorgándole el rey las dotes anuales necesarias para sus gastos y mantenimiento, según consta en la Carta de Privilegio rodado de 1452, firmada en la villa de Portillo (Valladolid) el 30 de enero.
Las obras comienzan y solo se ven interrumpidas por el incendio mencionado, diseñándose a partir de entonces un edificio de nueva planta dispuesto al modo conventual y cambiando su primitiva advocación a San Francisco por la de Santa María de Miraflores.

En 1454 Juan de Colonia está levantando el edificio, que a su fallecimiento es proseguido por su hijo Simón y finalizado por impulso de la reina Isabel de Castilla.
En la cabecera de la iglesia gótica se hallan los monumentales sepulcros realizados en alabastro por Gil de Siloé. 
Bajo el conjunto escultórico central, el imponente mausoleo de Juan II y su segunda esposa Isabel de Portugal, se halla la cripta construida para albergar sus restos reales. Es un pequeño habitáculo abovedado en medio punto, de unos pocos metros, al que se accede, verticalmente, tan solo a través de una escalera de mano. 
Su aspecto a nuestra llegada dejaba entrever que el lugar había sido objeto de modificaciones recientes en el solado y en la parte central una urna de madera se apoyaba directamente en una mesa alta de piedra. Junto a la pared, una orza de cerámica basta, nos dijeron, custodiaba las vísceras de Felipe el Hermoso.

En septiembre de 1506 dos hombres comunican en la Cartuja, la muerte de Felipe llevando sus entrañas en una urna envuelta en una sábana. El cuerpo fue vestido con brocados y pieles y tocado a la manera flamenca (con un gorro con joyel y una cruz. Se le expuso en el Palacio del Cordón durante varios días. Luego se trasladó en una caja de plomo y madera aromática hasta la cartuja, donde permaneció hasta su traslado a Granada el 20 de diciembre del mismo año. El cántaro con sus vísceras se enterró en la real sepultura a la que también se trasladó el ataud y donde permaneció tres meses.


Parecía interesante, entonces,  promover un estudio específico sobre el origen del conjunto de enterramiento reales y sus avatares a lo largo de la historia.
Así, empezamos a plantear un trabajo específico que permitiera caracterizar estas inhumaciones.


Cripta bajo el mausoleo real y arca.


El Padre José María y el antropólogo de la universidad de León, Don Luis Caro Dobón en la cripta, junto a la urna funeraria de época moderna. 



De otro lado, había que llevar a cabo un diagnóstico sobre el sepulcro del infante Alfonso, segundo hijo de los reyes y hermano pequeño de Isabel. 

Decididos a contar con el máximo número de datos posibles antes de acometer actuación alguna sobre este enterramiento, se planteó la posibilidad de utilizar un  georradar que nos permitiera reconocer la situación y características de la cista que albergaba, antes de decidir el interés que podría tener su apertura. El resultado fue poco concluyente. Sin embargo, unos meses después, la retirada de la pieza situada delante de la imagen arrodillada de Alfonso, puso de manifiesto la existencia de un pequeño agujero tapiado por donde se introdujo una cámara de vídeo que reveló la existencia de una gran caja de piedra que albergaba el sencillo ataúd de madera con los restos mortales del infante.

Infante Alfonso arrodillado, orando.

Imagen del monumento funerario con la evidencia, tapiada, del expolio.
Proceso iluminación interior de la caja de piedra y vista del ataúd de nogal






Imagen del ataúd de madera en el interior


Restos de la inhumación de Alfonso, removida a través del agujero practicado.


Detalles constructivo de la caja de piedra de la tumba del infante Don Alfonso

Esta situación imprevista hizo que modificáramos el planteamiento inicial y decidiéramos interven¡r estudiando el enterramiento de Alfonso de Castilla.
La primera fase del trabajo arqueológico se centraba en llevar a cabo un acercamiento a la figura histórica de cada uno de los inhumados: Juan II, Isabel de Portugal y su hijo pequeño Alfonso.


Juan II había nacido en Toro en 1405 y era hijo de Enrique III el Doliente y de Catalina de Lancaster. A los 15 años se casó con su prima María de Aragón, hija de Fernando de Antequera, con la que tuvo cuatro hijos, de los que solo sobrevivió el varón, futuro Enrique IV. Se casó, en segundas nupcias con Isabel de Portugal en Madrigal de las Altas Torres, unión de la que nacieron Isabel y Alfonso. Fue enterrado en el Convento de San Pablo de Valladolid hasta su traslado a la Cartuja, ordenado por su hija Isabel.




Figura de Juan II colocada en el retablo de Gil de Siloé en la cartuja de Miraflores.



Escudo de Isabel de Portugal.


La reina Isabel de Portugal representada en el retablo.



Isabel de Portugal era hija de Juan de Portugal e Isabel de Barcelos. A la muerte de su esposo Juan en 1454, su salud empeoró y fue confinada en Arévalo junto a sus hijos, lugar en el que residió hasta su muerte en 1496. 


El infante Alfonso, dos años menor que su hermana Isabel, nació en Toro en 1453. De naturaleza enfermiza, fue  cuidado, al igual que su hermana, por su abuela Isabel de Barcelos, en Arévalo. Murió con 15 años de forma repentina, lo que dió lugar a la creencia en un envenenamiento, ya que era oponente al trono de su sobrina Juana (apodada la Beltraneja), hija de su hermanastro Enrique IV. Fue enterrado en el convento de San Francisco Arévalo, junto a su abuela materna, hasta su traslado a Burgos. 


Una segunda fase del trabajo consistió en la recuperación y estudio de los restos de las inhumaciones. 
La ocupación francesa durante la guerra de la Independencia, supuso la ocupación de la Cartuja como Cuartel General de las tropas napoleónicas y el saqueo de las tumbas reales. Las fuentes cuentan como se levantó el suelo en busca de tesoros, encontrando las espuelas de oro del rey.
A su partida, los cartujos recogieron los restos reales y volvieron a depositarlos en la cripta, probablemente en el mismo suelo, hasta que a comienzos del XX, se decide el arreglo y saneado de la misma y la colocación de los huesos en una urna  de madera y bronce, forrada de tafetán carmesí.



Arturo Balado, arqueólogo, Luis Caro, antropólogo y el padre José María, procurador de la Cartuja, observan el cráneo que se conserva dentro de la urna de la cripta.



El padre José María, Edén Fernández, Arturo Balado y Consuelo Escribano, miembros del equipo de trabajo.


Con este punto de partida, fuimos desde el principio conscientes de que teníamos que proyectar una intervención multidisciplinar en la que restauradores, arqueólogos y biólogos interactuaron para obtener el mejor conocimiento posible de estos enterramientos reales. 
Los arqueólogos catalogaron, estudiaron y caracterizaron los elementos de la cultura material y sus contextos y se encargaron de la obtención de los restos inhumados, mientras con los biólogos se puso en marcha un estudio con tres objetivos y técnicas: de un lado la caracterización antropológica de los huesos (antropometría), de otro la realización de análisis sobre los restos del infante Alfonso desde un  punto de vista toxicológico y finalmente de ADN, con el fin de determinar su parentesco.


Equipo 7, empresa de restauración, en pleno trabajo.


Embalado del ataúd de Alfonso de Castilla.


Dibujo de la cista de nogal en la que fue enterrado Alfonso. Unoveinte S.L.


Restos esqueléticos del infante Alfonso. 

Restos esqueléticos de Juan II.



Una tercera fase vino determinada por el estudio de los restos orgánicos e inorgánicos de la tumba de Don Alfonso, donde se reconocieron, profundamente alterados, restos de tejidos de lana de varios colores, entorchados, restos de piel de animales, etc.




Tejido para analizar




Tras la exhumación, toma de datos y analíticas que conllevó el proceso de estudio, se concluyeron los resultados siguientes:


.- La vasija común hallada en la cripta, de la que se decía que contenía las vísceras de Felipe en Hermoso, responde a un tipo cerámico común que puede datarse perfectamente en el primer cuarto  del siglo XVI. Sabemos que fue hallada bajo el pavimento arreglado en 1921 lo que avalaría la idea de que efectivamente albergó los restos orgánicos de Don Felipe. En su interior se reconoció el fragmento de un plato o tapadera.



Orza de la cripta. Fotografía Unoveinte S.L.


Dibujo de la orza de la cripta. Unoveinte S.L.



.- La Urna de madera, forrada y dispuesta en el espacio central de la cripta, recogía los restos de un varón fallecido a una edad entre los 47 y los 50 años -recordemos que Juan II murió a los 49, siendo un anciano, tal y como recogen las crónicas-, de u 1,79 m de altura. Padeció una deformación en la nariz debido a un traumatismo infantil y tenía una movilidad del brazo izquierdo reducida por la fractura de una escápula que fue mal curada. Además se detectaron lesiones en una costilla.

Junto a los huesos de varón se hallaron huesos largos que correspondían a una mujer adulta, presumiblemente los únicos conservados de la reina.


.- El sepulcro de Don Alfonso había sido perforado desde arriba, retirando la estructura situada delante de la escultura arrodillada del infante. Este pequeño agujero,realizado sin duda durante la ocupación francesa, permitió rebuscar y saquear los elementos de valor del interior de la tumba. En una cista de piedra bien tallada se introdujo un sencillo ataúd de madera  de nogal ensamblada. En el interior se disponían los restos de un joven de unos 15 años de edad y una altura de 1,65 m. Los huesos se hallaban completamente cristalizados, probablemente fruto de los efectos del primer lugar de enterramiento, demasiado húmedo.
Sobre los restos óseos se hallaron "in situ" restos de cordones de seda amarilla y azul, tocado de lana, las calzas de lana, ribetes de piel de sus vestidos y entorchados de seda.


Una vez retirada la tapa del ataúd de madera, podía  observarse que el interior había sido removido.


Junto a todo ello apareció un hueso del pie de una mujer. ¿Podría tratarse del único resto de su abuela, introducido en el traslado que Isabel ordenó desde Arévalo?.


.- La realización de análisis de ADN facilitó el reconocimiento de las relaciones de parentesco entre todos ellos. Efectivamente en la tumba de Alfonso no podía haber dudas de autentificación. Era precisamente este punto de partida el que facilitaba la comparativa necesaria y permitía establecer que los restos de varón adulto son efectivamente los del rey Juan II. El ADN mitocondrial establece relaciones materno-filiales con los restos femeninos de la urna, con lo que corresponden con Isabel de Portugal. Otro tanto ocurre con el hueso del pie hallado en la tumba del infante, con el que se demuestra una correspondencia de parentesco y que correspondería a una intrusión de la inhumación de su abuela, Isabel de Barcelos, probablemente en el momento de su traslado desde el desaparecido convento arevalense de San Francisco hasta la cartuja.


.- Los resultados de los análisis toxicológicos no permiten concluir envenenamiento por metales pesados ni detectan evidencias de padecimiento de la peste.



Concluidos los estudios, se realizó una reinhumación de todas la evidencias antropológicas debidamente tratadas e identificándose la intervención realizada, para su constatación futura.



El trabajo, que se prolongó a lo largo de diferentes momentos entre finales del año 2005 y el 2006, fue publicado en una monografía, en sus aspectos generales, y en otras mas específicas, fundamentalmente de carácter antropológico.



Nada de esto hubiera sido posible sin el establecimiento de un buen proyecto interdisciplinar en el que participaron, arqueólogos, restauradores y antropólogos: 

.- Unoveinte S.L. bajo la dirección de D. Arturo Balado

.- Departamento de Antopología Física de la Universidad de León, con Luis Caro y María Edén Rodríguez.
.- Laboratorio de técnicas instrumentales de la Universidad de León, con Tomás Vidal y Virginia Medina.
.- Laboratorio de Antropología Física de la Universidad del País Vasco.
.- Laboratorio de Biología del Instituto Nacional de toxicología de Madrid.
.- Centro de Conservación y Restauración de Simancas. Junta de Castilla y León, bajo la dirección de Mercedes Barrera.
.- Laboratorio Larco Química y Arte S.L., dirigido por Enrique Parras.
.- Restauradores de la empresa Equipo 7
.- Servicio de Restauración de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, con Carlos Tejedor, restaurador, y Consuelo Escribano, arqueóloga.


Reintegración de los restos de Alfonso a su mausoleo tras la investigación.


Reintegración de los restos reales a la cripta



Trabajar en este proyecto fue un lujo, en el que por primera vez  la exhumación de unos restos reales, era tratada como una intervención compleja de carácter arqueológico.


Mi respeto para todos los compañeros y un recuerdo especial del procurador de la cartuja, el Padre José María, un monje enjuto y encantador, un hombre sabio y prudente, que vino de la cálida Florida y con quien compartimos estos momentos y charlamos de historia y muchas mas cosas. 


Responso oficiado por el padre José María en el acto de reintegración de los restos reales.











¡Buena semana!




Bibliografía:


.- VV.AA., La Cartuja de Miraflores I, II, III. Los sepulcros, Madrid, Fundación Iberdrola-El Viso, 2007. . 

.- Balado Pachón, Arturo (Unoveinte S.L.); 2007: Los enterramientos reales de la Cartuja de Miraflores. Inbforme técnico inédito, depositado en la Dirección General de Patrimonio Cultural. Junta de castilla y León.

.- Caro Dobón, Luis; María Edén Fernández Suárez (2008). «Los enterramientos reales de la Cartuja de Miraflores». Ambio Ciencias: revista de divulgación (León: Universidad de León: Servicio de Publicaciones) (2):  pp. 23-37. ISSN 1988-3021



Enlaces: 

https://www.academia.edu/1481272/Los_enterramientos_reales_en_la_iglesia_de_la_Cartuja_de_Miraflores_ESTUDIOS_ARQUEOLOGICOS_Y_ANTROPOLOGICOS_Arturo_Balado_Pachon_y_Consuelo_Escribano_Velasco

http://www.fundacioniberdrola.org/webfund/gc/prod/en_US/contenidos/docs/cartuja_sepulcros.pdf

http://www.equipo7.com/interactivo2_versionVidriera.htm