miércoles, 24 de junio de 2020

La Basílica de Santa Restituta y el baptisterio paleocristiano de San Giovani in fonte, en el Duomo de Nápoles















Planta del Duomo napolitano con la situación de la basílica de Santa Restituta ( n. 26 a 31) y el baptisterio paleocristiano (n. 32)


Antes de la construcción de la catedral angevina en Nápoles en el siglo XIII, existió un antiguo complejo episcopal integrado por varios edificios religiosos que hunden sus raíces en la tardoantigüedad. Se sostiene que el emplazamiento del Duomo Napolitano, dedicado hoy a la Asunción y a San Jenaro, mantiene una situación bien centralizada en el plano urbano, que correspondería al del antiguo foro de la Neápolis y que es muy probable que ocupase el solar de un antiguo templo dedicado al dios griego Apolo.
Columnas, capiteles y mosaicos ocupan los espacios que se abren hoy sobre el muro norte, en lo que hoy se conoce como la basílica de Santa Restituta, un antiguo templo de cinco naves en el que las reformas medievales y, fundamentalmente barroca, han modificado de forma ostensible el origen romano.
Si bien apuntan algunos investigadores esta basílica se levantaría sobre un oratorio cristiano más antiguo, conocido como Santa María del Principio, levantada en tiempo del primer obispo napolitano, Aspreno o Asprenato, a finales del siglo I d C., la basílica tardorromana tiene su origen en el siglo IV bajo la advocación a la santa de origen tunecino, una sirvienta romana martirizada por haberse convertido al cristianismo. 
En cualquier caso, el culto no habría llegado hasta el siglo V, pues su transmisión desde el norte de África a Italia se pone en relación con la expulsión de cristianos del norte de África por el arriano rey vándalo Genserico. Sus reliquias pudieron ser trasladadas a Nápoles en ese momento por el obispo de Abitinia, Gaudiosus de Nápoles, cuando fue exiliado junto a otros cristianos que no quisieron convertirse al arrianismo. 
Cuando la basílica quedó englobada dentro de la Catedral sufrió reformas bien visibles como el alzado de arcos apuntados sobre las columnas anteriores.
El edificio fue objeto de profundas reformas en el siglo XVII por causa de los efectos un terremoto que provocó una importante remodelación de la nave.




En la parte superior de la cabecera se puede admirar una obra de Luca Giordano, y en la nave central 18 tondos representan a Cristo, la Virgen y los Apóstoles. Al fondo se encuentra  la Capilla de Santa María del Principio, en cuyo testero se halla un mosaico del siglo XIV que representa a la Virgen María con Santa restituta y San Jenaro y, en el mismo espacio, dos notables bajorrelieves de mármol de finales del siglo XIII.



Junto a la basílica, por la que hoy se accede hasta él, se encuentra una construcción anterior, el baptisterio de San Juan de la Fuente, un edificio originariamente exento de planta cuadrada, precedido por un atrio de cuatro columnas que se considera el baptisterio paleocristiano más antiguo de Occidente, unos treinta años mas que el baptisterio de Letrán, que se levantó en Roma siendo papa Sixto III. Posee unas dimensiones de 7 m de lado al interior.
Orientado de oeste -poniente- a este -naciente- posee un enorme valor simbólico sobre el renacer a la nueva vida del cristiano bautizado.
No existe unanimidad en la atribución y datación exacta de este baptisterio. Hay quienes afirman que fue Severus , el duodécimo obispo de Nápoles, a fines del siglo IV, según se sostiene en la Crónica de Juan el Diácono titulada "Gesta episcoporum Neapolitanorum". Por otro lado,   la "Crónica de Santa María del Principio" escrita entre los siglos XIII-XIV se atribuye a Constantino el Grande la construcción del baptisterio al mismo tiempo que Santa Restituta,  a principios del siglo IV. Del estudio de la arquitectura de la construcción  y el estilo del mosaico de la cúpula deducen los investigadores  que es más probable que el baptisterio se haya construido a finales del siglo IV y que fuera remodelado bajo el decimonoveno obispo de Nápoles, Soter, entre 465 y 486.





El neocatecúmeno accedía por el pórtico, se desprendía de sus vestidos y, prácticamente desnudo, era ungido con aceite. De este modo accedía al fondo de la pila, donde recibía el agua desde la cabeza.
Esta pileta, centrada en el espacio del baptisterio, es una construcción circular de opus signinum en cuyo interior existe una embocadura para el desagüe.
Esta pequeña piscina de  2 m de diámetro se encuentra rodeada de un pavimento de opus spicatum y se halla centrada bajo una cúpula.




Este tipo de recipiente, no destinado a una inmersión total del bautizando, recuerda los espacios termales de los frigidarium romanos, que, antes del Edicto de Milán, eran usados como lugares cultuales en las viviendas, escondiendo el culto de las persecuciones. De hecho la palabra griega baptisterio se usaba para designar estos espacios domésticos termales de agua fría.
No son pocos los casos en los que templos cristianos se hallan sobre espacios termales romanos de villas campestres a lo largo de todo el Imperio.

     

Planta de la iglesia doméstica de Dura Europos en Siria. Siglo III d C.
 Con las escaleras de acceso a la pileta del baptisterio.

 

Recreación del baptisterio doméstico sobre la habitación del frigidarium de la misma casa iglesia de Dura Europos, en Siria.




En alzado el baptisterio de San Juan se remata con una cúpula que descansa sobre un octógono, El ocho es un número simbólico que tiene que ver con la Creación, siendo el octavo día, el de la Resurrección, nuestro equivalente al domingo.
En el centro y sobre la pila se representa una cruz monogramática con las letras griegas alfa y omega - el principio y el fin están en Cristo-, que simboliza su victoria, colgando del anagrama de Xistros, compuesto por las letras griegas Ji y Tau. Sobre la cruz aparece la mano del Padre Eterno, que sostiene una corona de laurel y un fénix que representa la resurrección, todo ello sobre un cielo azul cubierto de estrellas doradas.
Se representa de este modo la trinidad divina en torno a la que aparecen temas naturales de aves y vegetales, un auténtico paraíso.





La cúpula está decorada con mosaicos que conforman escenas bíblicas en ocho segmentos trapezoidales delimitados por bandas doradas y en cada uno de ellos dos escenas. Multitud de detalles maravillosos llaman la atención y de entre ellos queremos comentar la representación de la Traditio Legis, es decir la entrega de la ley de Dios a Moisés, de enorme similitud a la de Santa Constanza de Roma, y la Traditio Clavium, la de la llave de la iglesia a San Pedro.
Todo el mosaico polícromo se realizó con fuertes gamas azules y verdes. 


Traditio Legis y Tradicitio Clavius, incompleta, de la cúpula


Cada uno de los segmentos se separa del otro por una banda floral y de aves del paraíso que salen de grandes cráteras.
En las cuatros esquinas, se pueden ver representaciones simbólicas de los evangelistas. Se conservan en bastante buen estado de conservación el león de San Marcos y el ángel, ambos sobre fondo azul estrellado y ornados con tres pares de alas, una curiosidad pues lo habitual es que sean representados en todo caso con cuatro pares, y sobre el emblema de las hornacinas aparecen de nuevo escenas separadas por bandas geométricas.











Escena de las bodas de Canáa

Completan el programa iconográfico escenas del Buen Pastor entre los corderos y ocho personajes masculinos que pueden identificarse con mártires o apóstoles.
Los mosaicos conservados dentro del baptisterio napolitano están destinados a  ilustrar al neófito su nueva vida espiritual después del bautismo, que tenía lugar sólo en la noche de Pascua.
Todo este edificio, sus elementos y programa iconográfico responden a un momento de transición y convivencia entre el arte pagano y el cristiano a raíz del edicto de Constatino en 313 d C. que haciendo oficial esta nueva religión permitió una libre manifestación de sus principios. Es el momento de abandono del culto en las iglesias escondidas en las construcciones domésticas y el inicio de las basílicas como centros de culto en las que los mosaicos ilustran episodios de las Sagradas Escrituras.
Parece que hay quien apunta que la construcción tuvo en un primer momento una planta cuadrada y que sólo algo después, a finales del siglo IV, se construirá el baptisterio sobre un plan octogonal, como vimos, en tiempos del obispo Soter. 
El hecho de que su datación sea tan temprana y que goce de características propias de la koiné mediterránea se debe al alma griega y latina de la que goza Nápoles.
En cualquier caso, fue construido con un plan cuadrado inusual y esto lo hace, desde un punto de vista arquitectónico, único en el panorama cristiano primitivo.
Integrado mas tarde a la catedral, mantuvo su función hasta la Contrarreforma tras la que fue abandonado y se utilizó como pasaje del obispo a la basílica.

El acceso al Duomo es gratuito pero existe un horario y tarifa específica de 2 euros para visitar la basílica cristiana de Santa Restituta donde se encuentra el baptisterio.

¡Les deseo una feliz semana y un feliz San Juan!






Bibliografía

Beckwith, John;1986: Arte cristiano y bizantino primitivo . Prensa de la Universidad de Yale. pags. 14. 

Jensen, Robin ; 2010: Agua viva: imágenes, símbolos y escenarios del bautismo cristiano primitivo . Leiden: Brill. pp.  277.

Bischoff, Bernhard; 1994:  Comentarios bíblicos de la Escuela Canterbury de Theodore y Hadrian . Cambridge: Cambridge University Press. pp.  112 .  

Piccioli, Ciro; 2015:  "Carpeta de oro del mosaico de la pared de S. Giovanni en Fonte. Comentarios y análisis científicos sobre los materiales constituyentes" . Le Vie Dei Mercanti .

Raja, Rubina ;2015: Un compañero de la arqueología de la religión en el mundo antiguo . John Wiley & Sons. pp. 261, 262. 

Bruzelius, Caroline; 2011:  Nápoles medieval: una historia arquitectónica y urbana, 400-1400 . Italica Press. pp. 32, 33. ISBN 978-1-59910-204-7.































miércoles, 17 de junio de 2020

De Nápoles a Paestum.


Disponer de unos días fuera de temporada para hacer una escapada cultural en familia es una tarea que combina ingenio, búsqueda de recursos para el grupo y una programación ajustada al mismo. En esta ocasión seríamos 7 personas de entre 15 y 80 años, ni mas ni menos, para hacer un viaje a Nápoles, que finalmente ha resultado algo mas complejo. 5 días pueden dar mucho de sí si eres organizado y tienes claras las preferencias, horarios y posibilidades reales. Obviamente hay que renunciar a algunas visitas y a ciertas comodidades, pero somos viajeros no turistas al uso.
Elegimos del 11 y 17 de septiembre, una época de buena temperatura y cierta tranquilidad y utilizamos vuelo de ida y vuelta con Iberia Express, por 110 €, con algo de antelación. Muy cómodo el aparcamiento y el servicio de bus de la T4.
Seleccionamos alojamientos sencillos, cómodos y bien situados dentro de las ciudades. Nuestra suerte en la selección y un precio mas que razonable en los tres casos utilizados hacen que les aconsejemos que barajen la posibilidad de establecimientos de tipo apartamento, en el caso de Nápoles un típico bajo napolitano con patio, tres habitaciones, salón, cocina y baño- La Tarantella- , en Salerno un alojamiento junto a la Catedral - Il Duomo Salerno- y de regreso a Nápoles con intención de regreso madrugando, a 5 minutos del aeropuerto. El apartamento era precioso pero el lugar estaba muy alejado del centro. Para un vuelo de madrugada, perfecto - Holiday House-.Para movernos por la ciudad de Nápoles nos manejamos a pie, en taxi - del aeropuerto al alojamiento un coche grande por 30 euros- y en funicular -para subir a San Martín y bajar hay varias opciones que hay que valorar en virtud del itinerario previsto-, mientras que para ir y regresar de Pompeya y Oplontis utilizamos el tren circunvesubiano -tarifas y paradas aquí-, comodísimo pero algo atestado si no madrugas. El tercer día alquilamos coche para ir a Salerno y Paestum, regresando por la costa Amalfitana y Sorrento. Todos los alquileres se realizan en el aeropuerto.La conducción en Nápoles es aparentemente caótica pero no hemos tenido ningún conflicto y todo el mundo avisa con el claxon. Te acostumbras rápido.
Hemos optado por hacer un buen desayuno, un almuerzo de bocatas y fruta y una cena casera o en pequeños restaurantes cercanos.
Llama poderosamente la atención en Nápoles un casco histórico de estrechas calles, construcciones tradicionales, algunas en rehabilitación y un aspecto descuidado para nosotros. Las calles bulliciosas del centro, en muchas de ellas no caben los coches - es la ciudad de la moto- se convierten de noche en rúas serenas con las puertas de las casas abiertas directamente a la calle. Los napolitanos son alegres, respetuosos y muy afables pero también muy deslenguados con las mujeres jóvenes y procaces en sus comentarios. Para las mujeres mayores tienen el papel de la intocable y venerada mamma.
Nuestra suerte fue viajar con dos estupendos hombres que han frenado algunos de estos acercamientos indeseables. Un acierto, sin duda.
Las tiendas de barrio son excelentes para comprar la comida diaria y hay una buena oferta de tiendas de proximidad donde se encuentran los productos locales y los mas standar.
Me permito hacerles dos recomendaciones muy especiales sobre restaurantes en Napoles y Salerno. En el primer caso, cenamos buenísima pasta y pizza frita en el restaurante Tandem, muy cerca de la Plaza del Gesu Novo, justo detrás del convento de Santa Clara. Buen servicio, diligente y un precio razonable.
En Salerno, con magníficas vistas a la catedral, les recomendamos cenar  en pizzería Criscemunno, famoso por sus variadas pizzas y su rápido servicio con un precio muy razonable y muy buena calidad.
Sobre licores y pasta, es fácil adquirir buenos productos en Nápoles donde les recomendamos visitar el alambique situado junto a la entrada al Nápoles subterráneo. Allí podrán hacer catas de diferentes sabores y comprar un producto bueno y barato.

En sucesivas entradas iré desgranando las etapas y lugares de visita pero hoy quiero hacer una breve reseña de lo que mi grupo familiar variopinto pudo hacer en 5 jornadas intensas y maravillosas.
Nuestra aventura comienza el día 11 de septiembre en Valladolid para dirigirnos a tomar el vuelo en Madrid a las 19,45. Llegamos a las 10,30 y a las 23 h estábamos en nuestro precioso bajo napolitano, situado en una calle céntrica y peatonal donde nos esperaban los anfitriones llave en mano.

Primera Jornada.

Listos para empezar nuestro primer día en Nápoles salimos a comprar nuestro desayuno y almuerzo.


Toda la mañana la empleamos en visitar el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, prioridad absoluta para iniciar nuestra inmersión napolitana. La visita puede realizarse entre las 9 y las 19,30 horas salvo los martes, que se cierra a la visita. Hay entrada gratuita los primeros domingos de cada mes y, con carácter general, para menores de 18 años y reducida para estudiantes de la Unión Europea de entre 18 y 25 años. La tarifa normal es de 15 €.
¡Ojo! suele haber una entrada especial a exposiciones temporales. Pregunten e infórmense antes de acceder.Información práctica en este enlace.
El edificio que alberga el Museo se levanta a finales del siglo XVII cuando sobre una antigua caballeriza convirtiéndose en el antiguo Palacio de los Estudios Reales C, sede de la Universidad de Nápoles. Cuando a finales del XVIII la Universidad se trasladó a otro lugar se adaptó para albergar el Museo Real y la Biblioteca Real, conteniendo en su interior las colecciones arqueológicas de Pompeya, Herculano y Estabia, además de las colecciones de Carlos III de España que se hallaban en el Palacio Real de Capodimonte. En poco tiempo llegaron importantísimas colecciones privadas como la de los Farnesio. A lo largo del siglo XIX el museo continuó recopilando piezas y nuevo material de las colecciones privadas y las excavaciones, sobre todo de la Campania y del sur de Italia. Con la unificación italiana en 1860, el museo pasó a llamarse Museo Nacional de Garibaldi. A partir de fines de los años 50, con la salida de la Biblioteca y las colecciones de pintura se convirtió en lo que es hoy.



Tras visitar el museo durante unas cuatro horas nos aventuramos a conocer el Nápoles subterráneo en grupo con una guía arqueóloga española. No hay grupos en todos los idiomas a todas horas, así que tuvimos una hora de demora para nuestro acceso que empleamos en visitar la catedral.


El Duomo o Catedral metropolitana de La Asunción de María se ubica en el centro de la antigua ciudad clásica, muy probablemente sobre el lugar en que se encontraba el antiguo templo dedicado al dios Apolo. La primera catedral fue construida por el emperador Constantino en el siglo IV d C. de la que se conserva algunos restos arquitectónicos dentro de la llamada Basílica paleocristiana de Santa Restituta y el Baptisterio di San Giovanni in Fonte, considerado el mas antiguo conservado en occidente. El edificio del baptisterio se compone de una piscina circular inserta en un espacio de planta cuadrangular cubierta con una cúpula decorada con mosaicos que conforman escenas bíblicas en ocho segmentos trapezoidales delimitados por bandas doradas y en cada uno de ellos dos escenas. En el centro se representa una cruz monogramática con las letras griegas alfa y omega - el principio y el fin están en Cristo-, que simboliza su victoria. Sobre la cruz aparece la mano del Padre Eterno, que sostiene una corona de laurel y un fénix que representa la resurrección, todo ello sobre un cielo azul cubierto de estrellas doradas.


En las cuatros esquinas, se pueden ver representaciones simbólicas de los evangelistas.
De vuelta al exterior, visitamos la construcción actual que fué levantada por la casa de Anjou entre 1299 y 1314, con tres naves de 100 metros de longitud y 48 metros de altura. En la capilla del tesoro, un espacio de estilo barroco se guardan más de 50 figuras de plata donadas por ricos devotos y las cápsulas en las que se guarda la sangre de San Genaro, que dicen que se licúa en determinadas celebraciones.
El acceso al Duomo es gratuito pero existe un horario y tarifa específica de 2 euros para visitar la basilica cistiana de Santa Restituta donde se encuentra el baptisterio.


De regreso a la visita al Nápoles subterráneo hacemos un viaje a través de canales de agua estrechos y enormes cisternas, de unos 2400 años, desde el emplazamiento de época griega hasta la  actualidad, a 40 metros de profundidad. Es impresionante reconocer las grandes obras realizadas en la roca y su uso hasta la Segunda Guerra Mundial, como refugio antiaéreo. El itinerario finaliza visitando los restos del circo de época romana integrados en las construcciones actuales.
El acceso se encuentra en pleno centro histórico, junto a la Vía dei Tribunali, en Piazza San Gaetano n. 68 -para mas info, haz clik en este enlace-.


A la salida nos dedicamos a callejear, visitar las basílicas de San Pablo Mayor y San Lorenzo Mayor, la calle de los belenes napolitanos, la vía de San Gregorio Armeno con sus coloridas y sorprendentes tiendas y talleres.



Una cena maravillosa, al lado de la plaza del Gesú Nuovo, en el restaurante Tandem, nos recuperó con buena pasta, carne y pizza frita.


Segunda jornada.

Tras un buen desayuno y la preparación del almuerzo nos condujo muy cerca, hasta el Convento de Santa Clara con su precioso patio jardín decorado con pinturas en las pandas y con azulejería en el espacio exterior.
La construcción del convento e iglesia de Santa Clara se inició en el año 1310 bajo la promoción del rey Roberto de Anjou con la intención de convertirlo en mausoleo de la familia real. En el siglo XVIII se empezó a utilizar una capilla de la iglesia como mausoleo de la rama napolitana de los Borbones.

Empleamos unas dos horas de tranquila visita y fotos por el Claustro-patio, museo, que incluye restos de unas termas romanas, y templo.


Otro cantar fue nuestra llegada a la Capilla de San Severo. Colas de turistas para un acceso saturado que hace que esta maravillosa iglesia barroca, exponente del orgullo dinástico. En realidad fue levantada en el Cinquecento pero no fue hasta el siglo XVII cuando Raimundo, el séptimo príncipe de San Severo, convirtió la iglesia previa, conocida como Santa María de la Piedad, en el proyecto iconográfico actual concibiéndola como mausoleo familiar. Ocupa el espacio central la escultura mas conocida del conjunto, el Cristo Velado de Giuseppe Sanmartino. En los muros se hallan esculturas alegóricas como el Desengaño de Queirolo, o la Verdad velada de Corradini, una auténtica obra maestra gracias a la transparencia y realismo de sus paños de mármol.
En la cripta de la capilla se encuentra una  peculiar exposición en la que se pueden ver un hombre, una mujer y un feto con los órganos vitales y el sistema circulatorio a la vista. 
Los martes la capilla está cerrada para la visita, que puede realizarse de miércoles a lunes de 9:00 a 19:00 horas.
La tarifa de acceso son 8 euros por persona, 5 para niños y jóvenes de 10 a 25 años y gratuita para menores de 9 años.
Se trata de una propiedad privada y está prohibido realizar fotografías. Para nosotros la experiencia, a pesar de la belleza de las esculturas, fue decepcionante por el número de personas y el tiempo de visita limitado.
Sobre mediodía nos dirigimos al barrio español para tomar el funicular de Montesanto que sube a la Cartuja de San Martín, sobre el cerro Vomero. Muy recomendable tomarse un tentenpié en cualquiera  de las terrazas callejeras de los bares de la zona antes de afrontar una visita así a esas horas.

La Cartuja domina el centro de la ciudad y tiene unas magníficas vistas del golfo de Nápoles. Se encuentra situada en un barrio residencial moderno, con villas, jardines, huertos, viñedos y bajo el Castillo de San Telmo, reconstruido a mediados del siglo XVI por el virrey español, como un fuerte abaluartado. Tras su abandono como prisión y en desuso militar, hoy es un edificio administrativo que tiene una parte visitable. Parte de su muralla externa va conduciendote a al acceso de la Cartuja.

En 1325 este complejo monástico fue fundado  por Carlos de Anjou. DE aquella primitiva construcción sólo restan unas pocas estancias de estilo gótico y algunas partes del templo. La importancia que la cartuja adquirió a finales del siglo XVI y durante el XVII facilitó una impresionante restructuración, trabajando allí los mejores  artistas napolitanos de la época, entre los que se encuentra Cosimo Fanzago.


La cartuja puede visitarse todos los días de 8:30- 19:30 y permanece cerrado los miércoles. La tarifa general es de 6€ billete entero y es gratuito para ciudadanos de la Unión Europea menores de 18 años y jubilados.
Exahustos de barroco y con unas vistas espectaculares del golfo y la ciudad, bajamos a tomar el funicular mientras almorzábamos para acabar en la zona baja junto a la Galería de Umberto I, un complejo comercial con cuatro brazos que se cruzan en un espacio octogonal, cubierto por una cúpula. La demolición de los edificios preexistentes, que conformaban los barrios deprimidos cercanos al puerto, comenzó el 1 de mayo de 1887, y el 5 de noviembre del mismo año se colocó la primera piedra del edificio. La galería fue inaugurada en el espacio de tres años, precisamente el 19 de noviembre de 1890, y dedicada a Humberto I, rey de Italia.

Tras las obligadas fotos nos dirigimos al Palacio Real, paseamos por el teatro de la ópera de San Carlos y, a través de la Plaza del Plebiscito, donde nos tomamos un helado y vimos la grabación de una peli de los años 40, llegamos , a través de un paseo junto al mar frecuentado por familias, al Castillo del Huevo, una fortaleza levantada sobre un pequeño islote llamado Megaride, cuyos orígenes mitológicos se remontan a época griega y al mito de la sirena Parténope, dando lugar al primer asentamiento griego cumano a mediados del siglo VII a C.
Cuenta la leyenda, de la que surgió el nombre, que Virgilio escondió un huevo mágico bajo los cimientos de la fortaleza y, que, si este llegara a romperse, la ciudad sufriría una enorme catástrofe.  
Este islote, tras la fundación de la Neápolis en tierra firme, se conectó entonces al continente y el patricio romano Licinio Lucullo construyó una hermosa y elegante villa, la Castrum Lucullanum, que se conservó en uso hasta época romana tardía.


Entre los siglos V y el X la villa romana se convirtió en una ermita para los monjes basilianos que llegaron desde Panonia y acabaron adoptando la regla benedictina y poniendo sobre la biblioteca, heredada del propio Lucullo, su scriptorium. En el siglo XI se documenta una fortaleza de los monjes conocida como Arx Sancti Salvatoris y de la cual solo nos llegó el fragmento de una entrada con grandes arcos en la logia. Los monjes tuvieron que abandonar el castillo después de la llegada de los sarracenos, cuando los duques de Nápoles lo convirtieron en una fortaleza y puesto avanzado para la defensa de la ciudad.
Sucesivas reconstrucciones y adaptaciones defensivas se llevaron a cabo en época sueva, normanda, con los Anjou y bajo dominio aragonés. La llegada de los virreyes españoles primero y de los borbones más tarde condujo a la creación de dos puentes levadizos y una mayor fortificación con baterías. A partir del siglo XVIII, Castel dell'Ovo dejó de ser definitivamente la sede de la realeza y fue utilizado exclusivamente como puesto militar avanzado, como refugio y como prisión. 



Tras la Unificación de Italia, y afortunadamente abandonada la idea de su demolición, fué abandonado a su suerte hasta 1975, siendo hoy visitable de forma gratuita y accesible a través de enormes rampas.

De regreso al apartamento intentamos visitar el Castillo Nuevo pero se nos echó el tiempo encima y sólo nos permitieron acceder hasta la primera puerta sobre cuyo portón pudimos ver una pintura al fresco de la Plaza Mayor de Madrid. 
Construido entre 1279 y 1282, el Castillo Maschio Angioino, más conocido como Castillo Nuevo, es una fortaleza medieval renacentista de aspecto imponente localizada junto al puerto de Nápoles. Está rodeado de un enorme foso. Algunos visitantes aconsejan una visita exterior.
Tras este intenso programa nos retiramos a descansar para afrontar nuestra tercera etapa con optimismo.

Tercera Jornada

Es preciso madrugar para caminar hasta estación Garibaldi y tomar a buena hora el tren Circunvesubiano con paradas en todos los sitios arqueológicos visitables. Aconsejable es prestar mucha atención a bolsos y mochilas en esta enorme estación. En menos de 30 minutos nos encontrábamos en el acceso de la Porta Marina de Pompeya, la ciudad bajo el volcán mas famosa del mundo y a la que dedicaré una entrada específica.



Bajo un abrasador sol, aprovisionados de agua y bocatas, recorrimos las zonas visitables de la gran urbe de la Campania durante 7 horas incluyendo la Villa de los Misterios. Es importante llevar ropa y calzado muy cómodo y sombrero. 




El foro, las calles con sus piedras pasaderas, fuentes y señales, las villas señoriales con sus fuentes, los baños públicos, los teatros, anfiteatro, murallas, puertas, anuncios pintados en las fachadas, tabernas, prostíbulos, termopolios, lavaderías, panaderías, necrópolis, barrios suburbanos, moles de yeso de los pompeyanos, pesas y medidas oficiales, etc. secuestran la voluntad y hacen casi imposible abandonar la empresa de querer verlo todo.
De regreso a Nápoles hicimos la visita de la Villa de Popea, en Oplontis bajado en la estación de Torre Anunciata.
Se trata de un edificio privado dentro de un pequeño asentamiento urbano que conocíamos por las impresionantes y naturalistas pinturas de carácter agrícola.
Se cree que esta lujosa mansión era propiedad de Poppea Sabina, segunda mujer del emperador Nerón. Fue construida a mediados del s. I a. C. y después ampliada en época del emperador Claudio. Curiosamente, estaba deshabitada en el momento de la erupción, tal vez por estar en proceso de reparación.
La entrada que elegimos para ambas visitas la adquirimos en Pompeya de forma conjunta para Pompeya, Oplontis y Boscoreale, que finalmente no nos dió tiempo a visitar. Horarios y tarifas, aquí


Cuarta jornada.

Comenzó yendo al aeropuerto a recoger el coche que habíamos alquilado para visitar Salerno, Paestum y la Costa Amalfitana. Taxi, 3 euros aproximadamente y alquiler de un coche de 7 plazas para dos días menos de 200 euros. ¡Ojo! la fianza a depositar es desproporcionada pero general, no os volvais locos. Antes de abandonar el aeropuerto comprobad que todo funciona correctamente.
Desde allí, con un navegador nos dirigimos a Herculano por autovía. Si Pompeya sobrecoge, Herculano, mucho mas pequeño y de visita mas corta, te deja absolutamente desarmado por su estado de conservación, pues la primera ola piroclástica la sepultó bajo 16 metros favoreciendo una mucho mejor preservación de los edificios, a diferencia de Pompeya que sufrió diferentes y sucesivas oleadas destructivas.



Era, en el siglo I, fundamentalmente, una ciudad de vacaciones para las clases altas romanas: ricos comerciantes, mercaderes e intelectuales construyeron sus casas de veraneo junto al mar, y esto se nota sobre todo en la riqueza de los frescos y los mosaicos de las mismas
El area visitable se articula en torno a tres calles principales a la que se llega tras pasar un enorme foro, en realidad el vaciado de los 16 m de sedimentos volcánicos. Herculano se hallaba inmediatamente al lado del mar - hoy a las de 1 km-.
Imprescindible recorrer la llamada Terraza de Nonio Balbo, las termas suburbanas, una de los mejor conservados de la Antigüedad, viviendas de dos plantas, laCasa del Bajorrelieve de Télefo, la segunda de mayores dimensiones de Herculano; o la Casa del Atrio Corintio, una de las viviendas más antiguas de esta antigua ciudad romana, la Gran Taberna, con el característico mostrador de mármol y los barriles incrustados en el, y la Casa de los Ciervos, una de las más completas que vas a poder ver en Herculano, las Termas Centrales -femeninas-, la Casa de Neptuno y Anfitrite, la Casa del Patio Bonito, la Casa de Argos deberías ver sobre todo su zona ajardinada con columnas, los Fornici, la Villa de los Papiros y el colegio de los augustales.
Tomar un café o un refresco junto al museo es una delicia y la visita a la exposición es incuestionable.
La tarifa de entrada a Herculano cuesta 13 euros para el público en general siendo la reducida de 2 euros para jóvenes de entre 18 y 24 años, y entrada gratis para los menores de 18 años. Mas info, aquí
Una vez finalizada recorremos los mas de 60 km que nos separan de Paestum donde llegamos sobre las 16 h. El sitio arqueológico se localiza en la parte sur de la Piana del Sele, y es reconocido , como Pompeya, Herculano y Nápoles, por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.



Fundada por los Griegos alrededor del siglo VII. a.C. con el nombre de Poseidonia, la ciudad fue ocupada sucesivamente por los Lucanos, hasta que, en 273 aC, Roma la hizo una colonia próspera, dándole su nombre actual.  El comienzo de la Edad Media marcó su declive irreversible. 
Muchos escritores, poetas y artistas como Goethe, Shelley, Canova y Piranesi estaban fascinados por el espectáculo de los tres grandes grandes templos de estilo dórico, el más antiguo, el templo de Hera, que se remonta al siglo VI a C, el
templo de Neptuno , del siglo V a C, se parece a una enorme construcción hecha de travertino, con un cálido color dorado que varía en los diferentes momentos del día, y el templo de Ceres, del siglo VI a C dedicado a la diosa Athena, transformado en época medieval en una iglesia. 
Imprescindible visitar el Museo, con una colección espectacular de metopas y tumbas pintadas, como la famosa del nadador y la basílica paleocristiana.
Merece la pena una visita tranquila. Por la tarde-noche se realizan representaciones y conciertos en la pradera situada junto a la explanada de los templos.

La noche se nos echa encima y regresamos por autovía hasta entrar en la ciudad de Salerno, que conocí a través de mi acercamiento a la médica medieval Trótula. Las callejuelas estrechas hacen muy difícil aparcar un gran coche en la zona antigua por lo que es necesario buscar aparcamientos en la zona nueva y desplazarse a pié hasta la zona del Duomo, donde nos alojamos.

Una buena ducha, una cena en la pizzería con terraza sobre la plaza de una catedral construída con enormes columnas de un templo romano y sepulcros esculpidos que pudimos visitar de noche por que había un concierto en el atrio pues se celebraban las fiestas patronales. 

La catedral está dedicada a Santa María de los Ángeles y al apóstol San Mateo, patrono de la ciudad, y fue construida entre el año 1080 y el 1085 tras la conquista de la ciudad por parte de Roberto el Guiscardo. Se levantó sobre una iglesia paleocristiana del mismo nombre y esta a su vez sobre un templo previo. Tras la visita, un delicioso paseo nocturno por la ciudad histórica de callejuelas y puertas conduce al puerto en la zona baja.



Quinta jornada.
Un merecidísimo descanso dió paso a nuestro día dedicado en exclusiva a recorrer la Costa Amalfitana disfrutando de la costa, sus paisajes marinos, calas, pueblos y bancales de árboles frutales de cítricos, olivos y viñedo. Parar, misión imposible. La masificación, un lunes, los autobuses de turistas y la estrechez de los viales no nos permitieron ni una pequeña parada en un lugar para el que no hallamos alojamiento ajustado a nuestras posibilidades y tiempos.


Aún así, es imprescindible por su belleza. Vietri Sul Mare, Maiori, Cetara, Capo D´orso y Minori, Atrani, Ravello, Amalfi, Praiano y Positano cuelgan de las abruptas laderas que caen al mar Tirreno.
Lentamente y disfrutando, a mediodía llegamos a Sorrento, una ciudad de origen romano, hoy dedicada a las vacaciones, con lujosos edificios sobre el acantilado y accesos privados al mar, que nos pusieron difícil poder disfrutar de un merecido descanso al borde del mar. La vista, desde los pocos lugares a los que conseguimos llegar, es impresionante sobre el Golfo de Nápoles. Puertos deportivos y veleros adornan el paisaje.

De nuevo en coche llegamos a nuestro apartamento napolitano situado cerca del aeropuerto, comimos tarde y mientras los mayores descansábamos, loe mas animados se acercaron al centro de Nápoles para hacer una despedida en condiciones.  Una noche corta, mucho madrugón y a las 7.30, una vez dejado el coche en las oficinas aeroportuarias, emprendimos vuelta a Madrid, cansados y muy felices.



Nuestra joven de 80 años, en cuyo honor hicimos el viaje, aguantó como una jabata y disfrutó del viaje tanto como el resto del grupo.

Como ve, es posible hacer un viaje cultural de cinco jornadas intensas por la Campania y el Tirreno, de Nápoles a Paestum. En próximas entradas del blog me detendré en algunos de estos lugares maravillosos mas ampliamente.

Les dejo con la recomendación de escuchar y ver la famosa ópera barroca la Parténope, ambientada en la bahía y la ciudad de Napoles,  de la que disfruté en el Teatro Calderón de Valladolid unos meses antes de emprender viaje.


¡Feliz semana!