Visitas guiadas por voluntarios en las ruinas del Monasterio Jerónimo de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid), Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento
Que el Patrimonio Cultural es cosa de todos no es algo que acabe de inventarse. De hecho su propio nombre y las normas elaboradas para su protección y conservación implican a la sociedad en la salvaguarda y acrecentamiento del patrimonio por ser de todos, de usufructo colectivo y por tanto de responsabilidad del conjunto de la sociedad.
Las instituciones públicas son garantes de que así sea, sólo que durante un tiempo, el mundo académico, empeñado en la construcción del aparato técnico y metodológico, acaparó, junto al institucional todo el protagonismo, acostumbrando al ciudadano a exigir que fuera la Administración pública quien interviniera a cada paso en todo lo relacionado con el reservado mundo del Patrimonio Cultural. Las administraciones responsables de las competencias en materia de salvaguarda, pasaron mas de una década intentando establecer departamentos, consolidar presupuestos y aquilatar atribuciones.
Hace unos veinte años comenzó a hablarse del valor del Patrimonio Cultural. Se han hecho reuniones, hay foros, cluster y transversalidad en las políticas. Se ha escrito y analizado sobre la repercusión económica directa e indirecta del patrimonio Cultural, de su papel en el desarrollo sostenible, en el impulso del turismo y el ocio y sobre la reversión a la sociedad de los bienes integrantes de ese patrimonio de todos.
Se ha pasado de considerar Patrimonio Cultural exclusivamente los bienes monumentales de carácter noble y litúrgico, repletos de arte, pasando a integrarse en este mismo concepto el folklore, las representaciones simbólicas comunitarias, las costumbres, las técnicas y actividades tradicionales, las escrituras cotidianas y las construcciones industriales, entre otras muchas cuestiones.
Visitar un museo ya no es la única opción para conocer los bienes arqueológicos y artísticos; centros de interpretacion, gabinetes pedagógicos y didácticos, talleres en las escuelas y soportes educativos digitales, recreaciones infográficas y plataformas digitales permiten acceder al Patrimonio como hasta ahora era impensable hacerlo .
Los medios de comunicación se han hecho eco de las campañas arqueológicas de los lugares mas destacados, existen cuerpos especiales de las fuerzas de seguridad que se hacen cargo del expolio, se realiza un programa de prevención de impactos, se planifica y ordena el territorio teniendo en cuenta estos bienes culturales y se ha apostado por socializar el conocimiento científico y el resultado de las actuaciones realizadas en la investigación, restauración y conservación del Patrimonio Cultural.
Fruto de todo ello ha sido la aparición de una demanda, un interés ciudadano creciente, que de forma individual y colectiva exige mejoras en la política de conservación del mismo e incluso se involucra de forma directa en la realización de denuncias sobre las agresiones a los bienes culturales, las labores de mantenimiento, las reivindicaciones de la recuperación de espacios patrimoniales para usos culturales y el desarrollo territorial, recreaciones y representaciones de todo tipo en monumentos, yacimientos y sitios históricos.
Hay ejemplos para todos los gustos y una ingente cantidad de prácticas mas o menos atinadas en las que el voluntariado juega un papel primordial. Intentar realizar una apuesta por aunar el interés social y la actuación del ciudadano con el mandato de las normas y la metodología de actuación está siendo objeto de una atención especial desde algunas instancias con competencias en la materia y diversos grupos de voluntarios y/o técnicos especialistas.
Una de estas apuestas se llevó a cabo en la Bienal AR&PA 2014 donde se dieron cita mas de 40 participantes del ámbito del voluntariado, el asociacionismo, las administraciones local y autonómica, la Guardia Civil, la Universidad, Fundaciones, el periodismo y los colectivos de discapacitados, en una intensiva jornada en la que se abordaron aspectos tan variados como el papel de los ciudadanos en situaciones de emergencia y desastre, la valoración de las experiencias, el papel de los ciudadanos en la protección eficaz frente al deterioro y el expolio, los mecanismos de las fuerzas de seguridad en la protección del Patrimonio Cultural, la educación e innovación en el ámbito de la divulgación del mismo, su tratamiento periodístico, las recreaciones en el marco de la valoración del patrimonio arqueológico y la accesibilidad.
Haber apostado por su programación y coordinación responde a la necesidad de crear ámbitos de intercambio y formación que permitan a los ciudadanos actuar y exigir con responsabilidad, formarse y trabajar de forma coordinada con técnicos y administraciones públicas. Fruto directo de la experiencia llevada a cabo es la elaboración de la propuesta de decálogo que hoy me atrevo a compartir con ustedes y de la que soy responsable junto con Miguel Angel García Velasco.
Creemos que merece la pena hacerlo público y esperamos su parecer.
Hace unos veinte años comenzó a hablarse del valor del Patrimonio Cultural. Se han hecho reuniones, hay foros, cluster y transversalidad en las políticas. Se ha escrito y analizado sobre la repercusión económica directa e indirecta del patrimonio Cultural, de su papel en el desarrollo sostenible, en el impulso del turismo y el ocio y sobre la reversión a la sociedad de los bienes integrantes de ese patrimonio de todos.
Se ha pasado de considerar Patrimonio Cultural exclusivamente los bienes monumentales de carácter noble y litúrgico, repletos de arte, pasando a integrarse en este mismo concepto el folklore, las representaciones simbólicas comunitarias, las costumbres, las técnicas y actividades tradicionales, las escrituras cotidianas y las construcciones industriales, entre otras muchas cuestiones.
Visitar un museo ya no es la única opción para conocer los bienes arqueológicos y artísticos; centros de interpretacion, gabinetes pedagógicos y didácticos, talleres en las escuelas y soportes educativos digitales, recreaciones infográficas y plataformas digitales permiten acceder al Patrimonio como hasta ahora era impensable hacerlo .
Patrimonio cultural pastoril. Grabación para el programa de televisión Rincones con Encanto. En el chozo de los Hilas y Parque etnográfico de los pastores de Cogeces del Monte (Valladolid) con la periodista Beatriz Sanz Olandía.
Fruto de todo ello ha sido la aparición de una demanda, un interés ciudadano creciente, que de forma individual y colectiva exige mejoras en la política de conservación del mismo e incluso se involucra de forma directa en la realización de denuncias sobre las agresiones a los bienes culturales, las labores de mantenimiento, las reivindicaciones de la recuperación de espacios patrimoniales para usos culturales y el desarrollo territorial, recreaciones y representaciones de todo tipo en monumentos, yacimientos y sitios históricos.
Hay ejemplos para todos los gustos y una ingente cantidad de prácticas mas o menos atinadas en las que el voluntariado juega un papel primordial. Intentar realizar una apuesta por aunar el interés social y la actuación del ciudadano con el mandato de las normas y la metodología de actuación está siendo objeto de una atención especial desde algunas instancias con competencias en la materia y diversos grupos de voluntarios y/o técnicos especialistas.
Foto general de la Jornada técnica de AR&PA 2014. En la mesa, Consuelo Escribano Velasco y Miguel Angel García Velasco, coordinadores.
Mesa de la Jornada técnica en AR&PA 2014 con el capitán Javier Morales, Jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil
Haber apostado por su programación y coordinación responde a la necesidad de crear ámbitos de intercambio y formación que permitan a los ciudadanos actuar y exigir con responsabilidad, formarse y trabajar de forma coordinada con técnicos y administraciones públicas. Fruto directo de la experiencia llevada a cabo es la elaboración de la propuesta de decálogo que hoy me atrevo a compartir con ustedes y de la que soy responsable junto con Miguel Angel García Velasco.
Creemos que merece la pena hacerlo público y esperamos su parecer.
Buenas prácticAShttp://monasterioderioseco.com/semana-del-voluntariado/
Decálogo del voluntario del Patrimonio Cultural. Propuesta de buenas prácticas.
El patrimonio cultural es un derecho y debe estar al
servicio de los intereses del colectivo social.
Son los ciudadanos los que valoran su patrimonio y deben velar por la protección del mismo como legado a lo largo de las generaciones.
Cualquier persona puede, como ciudadano de pleno derecho, actuar de forma voluntaria en la salvaguarda y disfrute de los bienes culturales teniendo en cuenta la especificidad del mismo, la metodología y los límites de su intervención, su fragilidad y la necesidad de preservación, protección, mantenimiento y usufructo.
Teniendo en cuenta lo anterior y valorando las experiencias realizadas en esta materia con sus aciertos y handicaps, se elabora una propuesta de buenas practicas en el voluntariado del patrimonio cultural que se resume en los siguientes puntos
Son los ciudadanos los que valoran su patrimonio y deben velar por la protección del mismo como legado a lo largo de las generaciones.
Cualquier persona puede, como ciudadano de pleno derecho, actuar de forma voluntaria en la salvaguarda y disfrute de los bienes culturales teniendo en cuenta la especificidad del mismo, la metodología y los límites de su intervención, su fragilidad y la necesidad de preservación, protección, mantenimiento y usufructo.
Teniendo en cuenta lo anterior y valorando las experiencias realizadas en esta materia con sus aciertos y handicaps, se elabora una propuesta de buenas practicas en el voluntariado del patrimonio cultural que se resume en los siguientes puntos
1.- Un voluntario es cualquier
persona que con independencia de su edad, sexo, creencias y formación quiere
realizar un trabajo beneficioso para la correcta gestión del patrimonio
Cultural bien sea respecto de un bien o conjunto de bienes, un territorio o un aspecto concreto.
2.- Un voluntario del Patrimonio
debe obtener una formación adecuada para conocer y respetar el Patrimonio
Cultural, entendiendo que ésta se refiere, al menos, a las normas que rigen su
protección, sus características y la diversidad y especificidad de las actuaciones que puedan acometerse.
3.- Debe ser un
intermediario entre las Instituciones y el resto de la sociedad.
4.- Jamás suple el
papel del técnico cualificado necesario para la ejecución de una intervención
en el patrimonio, salvo que dicho técnico sea también un voluntario.
5.- El trabajo de los profesionales y los gestores del
patrimonio debe permitir la colaboración de
los voluntarios y viceversa,
asentándose sobre las bases del respeto y la clarificación de sus papeles
diferentes en las intervenciones que se programen.
6.- El voluntariado se asienta
sobre actitudes y aptitudes:
. Las actitudes giran en torno al interés por el desarrollo sostenible,
como agentes dinamizadores de los territorios, conocedores de la realidad
cultural y su pasado que actúan de forma entusiasta.
. Las aptitudes: relacionadas con
la formación en el conocimiento, necesidades de investigación, mantenimiento, protección, conservación, protección y puesta en valor.
7.- Sus actuaciones deben
desarrollarse siempre dentro de la legalidad vigente respetando
escrupulosamente el régimen de competencias y autorizaciones establecidos para
la protección del patrimonio cultural.
8.- El trabajo voluntario es una
labor de equipo en el que todos forman
parte del mismo cada uno con un fin determinado.
9.- El voluntario tiene
necesariamente un sesgo social que debe perseguir la conciliación, cohesión e
interactuación con otros campos: la educación, el medio ambiente y el Turismo.
10.- El voluntario del patrimonio
debe ser capaz de reconocer su identidad cultural y transmitir el concepto y el
programa de actuaciones que realiza.
Espero que les resulte de interés.
¡Les deseo una buena semana!
Espero que les resulte de interés.
¡Les deseo una buena semana!
Nada de esto hubiera sido posible sin que los responsables de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León con Enrique Sáiz Martín Y Jesús del Val Recio a la cabeza hubieran apoyado nuestras inquietudes y trabajo..