Cuando veo a la alondra mover
de alegría sus alas contra el rayo de sol,
y que se desvanece y se deja caer
por la dulzura que llega a su corazón,
¡ay!, me entra una envidia tan grande
de cualquiera que vea gozoso,
que me maravillo de que al momento
el corazón no se funda de deseo.
¡Ay de mi!, creía saber mucho
de amor,
¡y sé tan poco!,
pues no me puedo abstener de amar
a aquella de quien nunca obtendré
ventaja.
Me ha robado el corazón, me ha
robado a mí,
y a sí misma y a todo el mundo;
y cuando me privó de ella no me dejó
nada más que deseo y corazón
anheloso.
Nunca más tuve poder sobre mí,
ni fui mío desde aquel momento
en que me dejó mirar en sus ojos,
en un espejo que me place mucho.
Espejo: desde que me miré en tí,
se me han muerto los suspiros de lo
profundo,
porque me perdí de la misma manera
que se perdió el hermoso Narciso en la
fuente.
(Bernart de Ventadorn, s.XII)
Miniatura del Codex Manesse representando a Walter Von der Vogelweide (1170 y 1230). En su escudo de armas aparece un pájaro. Su nombre significa “el que da de comer a los pájaros”
¡El poeta oye los pájaros y también los ve!
Existen en la tradición oral europea un elenco de canciones que conjugan el amor, con todos sus momentos y avatares, con el mundo de las aves y su canto. Esta precisa y naturalista relación de aves y amores como elementos de un locus amenus, es bien conocida durante los dos siglos en los que componen los trovadores y trovairitzes.
Ya Guillermo IX, conde Poitiers y duque de Aquitania, entorno a 1100, escribe una canso cuya primera estrofa, dedicada a la primavera, se adorna del sonido diverso del canto de los pájaros y el deseo de amor como partes de un himno natural. Pájaros como poetas recitando al amor en primavera en una introducción que los trovadores repetiran como novel cant.
Ya Guillermo IX, conde Poitiers y duque de Aquitania, entorno a 1100, escribe una canso cuya primera estrofa, dedicada a la primavera, se adorna del sonido diverso del canto de los pájaros y el deseo de amor como partes de un himno natural. Pájaros como poetas recitando al amor en primavera en una introducción que los trovadores repetiran como novel cant.
El ave posee el canto que el poeta debe trabajar a través del lenguaje hasta conseguir a través de los tropos, figuras y términos de la escritura y la música el mismo efecto.
La canso trovadoresca, el mas noble de todos los modos de verso, considera la rima la gran creación de los trovadores, a diferencia de la métrica de las composiciones anteriores, siendo la rima una especie de ley natural, una red de sentidos, como ocurre con el don del canto de los pájaros.
La mesura, alegría, la emoción amorosa y el despertar de la naturaleza estalla ncon Bernard de Ventadour en su canso Cand l,herba fresch..
Como los pájaros, los poetas adquieren nombre, vida y protagonismo. Más allá de adquirir los poderes de Orfeo y comprender el canto de las aves, también los trovadores son capaces de componer cantando, convirtiéndose en poetas, músicos y cantantes al mismo tiempo y para una misma obra.
Esta emoción desatada se pone en relación, de nuevo, con el movimiento del vuelo de los pájaros para seducir, para anhelar una unión que nunca llega a producirse por ser inaccesible, para resaltar la melancolía, el abandono y aún mas allá, para dibujar los ascensos y descensos de las escalas musicales.
Y esta es una nueva forma de cantar que nada tiene que ver con las canciones contemporáneas latinas ni arábigas, ni con las anteriores conocidas como canciones de mujeres del X en el suroeste de Europa, referidas en las khardjas mozárabes, que los trovadores conocían bien.
Así, se trata de una nueva forma, un canto novedoso, un chantar natural como el de las aves en el que se apela a la primavera, pues además del renacimiento de la naturaleza, era durante la Edad Media la estación de la sociabilidad, de la guerra feudal y de la intensificación de las expresiones de prestigio, entre las que se encuentra la expresión trovadoresca
Parece que el canto y vuelo de los pájaros tiene una relación extensa con ancestrales costumbres de paso de la niñez a la juventud y madurez masculina a lo largo de la historia y de los continentes.
Resulta curioso y sugerente este universo simbólico desde lo concreto hasta lo universal
¡les deseo una feliz semana!