La lluvia da una tregua para visitar Torozos en un octubre muy otoñal. Entre páramos y vallejos surcados por arroyos existe una de las mas bellas y singulares concentraciones de templos medievales del centro de la provincia de Valladolid; en pocos kilómetros encontramos Santa María de Wamba, San Cebrián de Mazote, Urueña y la Espina.
Llegamos a la Santa Espina.
Nos acompaña en la visita el hermano José María, al que van dedicadas estas líneas.
Tres fueron los grandes valedores, a lo largo de la historia, de este complejo monacal.
Su fundadora fue Doña Sancha de Castilla, promotora de otras tantas entre las que destaca el primer hospital de Peregrinos de León, y que fue enterrada en el Panteón Real de San Isidoro.
A la marquesa de Valderas, dueña de estos territorios tras la desamortización de debe la promoción de la conversión del edificio abandonado en hogar y escuela de niños pobres. Para su dirección recurrió los franceses hermanos de la Salle.
Finalmente, el ministro franquista Rafael Cabestany, a quien se debe la creación en la Santa Espina, de la Escuela Nacional de Capacitación Agraria y la fundación de pueblo de colonización del mismo nombre, con lo que la iglesia del monasterio pasó a constituirse en parroquia del nuevo núcleo.
El Monasterio de Santa María de la Santa Espina se halla en el pequeño valle del arroyo Bajoz y su subsidiario arroyo de la Noria, en pleno territorio del páramo conocido como Montes Torozos, a unos 40 km de la ciudad de Valladolid, en dirección noroeste.
En el año 1147, la infanta Sancha de Castilla, hermana del rey Alfonso VII invita a tres de los monjes del monasterio francés de Claraval a fundar un monasterio de la nueva orden cisterciense en sus posesiones con la intención de custodiar la reliquia de una espina de la corona de Cristo, que había sido regalada por el rey francés Luis el Joven.
El propio Nivardo,hermano de la orden de San Bernardo de Claraval, debió dirigir las obras del edificio levantado en el siglo XII.
La prexistencia del arroyo condicionó que el claustro se situara al norte de la iglesia, en lugar de la habitual disposición al sur.
De este primer monasterio, levantado al parecer bajo la advocación de San Pedro de la Santa Espina, a finales del siglo XII y principios del XIII, se conservan, en la panda este del claustro una espléndida sala capitular, el armariolum, la sacristía y la iglesia.
La sala capitular se construyó en el siglo XIII y se abre desde el claustro a través de tres grandes vanos con arcos apuntados y muy moldurados, siendo el central la puerta de acceso. Es planta cuadrada dividida en nueve tramos mediante cuatro soportes centrales, de los que, los situados en el eje central son ligeramente más anchos. Todos los tramos se cubren con bóvedas de crucería sencilla. El pavimento original no es visible pues se halla recrecido el nivel de pavimento, como pone de manifiesto el hecho de que las basas de sustento de los pilares no sean visibles.
Entre esta sala y la iglesia, se hallan el armalorium, la pequeña habitación destinada a albergar los libros de oración y liturgia, que se considera la más antigua del monasterio, ya que su datación se retrotrae a 1170, y junto a ella, la sacristía de planta rectangular y cubierta con bóveda de arista.
Desde este espacio se accede a la zona de cabecera de la iglesia. La construcción del complejo se dilató durante un siglo y medio comenzando en un momento de transición entre las formas de hacer del románico e inicios del gótico y rematando la mayor parte del mismo en estilo gótico pleno, al que corresponden además la capilla de los Vega o de San Lorenzo, en la cabecera de la iglesia, y los lucillos funerarios del claustro reglar.
Góticos son, igualmente los lucillos funerarios y arcosolios de la panda sur del claustro reglar, expoliados durante la francesada.
El templo fue construido entre los siglos XIII y XV. Se trata de un edificio de planta de cruz latina con tres naves de seis tramos en el brazo longitudinal, siendo la central más ancha que las laterales y con el transepto perfectamente marcado, de una sola nave y dos tramos por brazo.
La cabecera está compuesta por una capilla central con ábside semicircular precedido de un profundo tramo recto, y flanqueada por cuatro capillas, dos a cada lado, de testero recto las correspondientes al lado del Evangelio y la intermedia del de la Epístola, rectangular y mucho más desarrollada la extrema de ese costado.
Los lucillos sepulcrales de las familias Meneses y Alburquerque son del s. XVI, al igual que el retablo, procedente del Monasterio de Retuerta (Valladolid).
La actual capilla de San Pedro, cubierta con bóveda de cañón ligeramente apuntada, es el único resto visible y evidente de la antigua cabecera del primer templo.
El transepto consta de cinco tramos que le confieren una mayor anchura que la nave.
El tramo del crucero, de mayor anchura que los restantes, se cubre con cimborrio octogonal con ventanas en forma de arco carpanel entre los nervios de una bóveda estrellada.
Destaca la capilla funeraria, que se localiza en el ángulo formado por el crucero y la nave, en el lado opuesto al claustro, denominada «de los Vega», es una obra propia del gótico del siglo XIV.
Las naves están separadas entre sí por esbeltos y, al mismo tiempo, potentes pilares de núcleo cruciforme a los que se adosa una columna en los frentes y un codillo en las esquinas. La central, considerablemente más alta que las laterales, se cubre con bóvedas de crucería cuatripartita. Los arcos de separación, son apuntados y doblados. Las naves laterales se cubren con bóvedas de crucería cuatripartita y se iluminan a través de ventanas abiertas en cada uno de los tramos. Todas ellas presentan caracteres similares, si bien las del Evangelio son de medio punto y están cegadas por la construcción del claustro alto, y las del flanco opuesto son apuntadas.
La capilla de la reliquia del s. XVII fue diseñada por Francisco de Praves, discípulo de Herrera. En ella se puede contemplar la custodia que guarda la Espina.
En la nave de la Epístola, se abre la Capilla del Abad o de San Rafael, en la que en la actualidad se hallan los enterramientos de Cabestany y su esposa.
Ocupando los dos tramos más occidentales de la nave central, se encuentra el coro que sitúa en alto, asentado sobre arcos rebajados y moldurados sobre medias columnas adosadas a los pilares de la iglesia. Esta ubicación es propia del siglo XVI ya que antes los coros se situaban en la nave central de la iglesia en el nivel de circulación, pero cortaban la visión del templo, hecho que propició que a partir del siglo XVI se situaran el alto, con lo cual también se establecía una diferencia clara entre los monjes y el resto de los asistentes al templo.
Junto a las grandes transformaciones del complejo que se produjeron en el siglo XVI en el templo,llama la atención el patio renacentista de Hospedería, en estilo Herreriano, por el que se lleva a cabo el actual acceso al edificio, con una sobria configuración de arcos y pilastras.
También en el siglo XVI se modificó el claustro reglar,al modo clasicista. Es este un espacio de planta casi cuadrada de unos 35 m de longitud en las pandas este y oeste, y 36 m en las norte y sur. En la zona occidental se encontraba la zona de conversos, desaparecida en el XVI con la construcción de una gran escalera monumental y asumidas las dependencias toda vez que los conversos desparecen de los monasterios en esa época.
En el XVIII se levantó la fachada principal del templo con las dos torres que le otorgan el aspecto que presenta en la actualidad y que son obra de uno de los discípulos de Ventura Rodríguez.
Durante 700 años, tras la valla de piedra que rodea el perímetro del Monasterio, la orden del cister organizó la vida y posesiones de este lugar.
En la actualidad este centro es una Escuela de capacitación y experiencias agrarias dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta de Castilla y León, aunque los hermanos de la Salle continúan al frente del monasterio.
No dejen de visitar este lugar.
Feliz Semana!
Si desean ampliar la información, pueden hacerlo en:
García Flores, A; 2010: Arquitectura de la Orden del Cister en la provincia de Valladolid (1147-1515)
Escribano Velasco, C. y Balado Pachón, A..; 2010: Guía del Cister en Castilla y León.
http://www.lasantaespina.es/
Me ha encantado. Pensar lo cerca que estuve una vez y no tenia ni idea de su existencia. ¿Existira una segunda vida para todas las maravillas que nos colocais? Buena semana y enhorabuena por el trabajo.
ResponderEliminarAntonio
Gracias Antonio. Regresa pronto
ResponderEliminarExcelente articulo sobre este Monasterio que he visitado un par de veces y que pienso regresar. Has hecho un soberbio trabajo. Enhorabuena!!!! Seguiré tu Blog. Saludos!!
ResponderEliminarGracias Roberto. Un saludo.
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