martes, 11 de septiembre de 2018

Wallada Bint Al Mustafki




Cuando caiga la tarde, espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría, y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno”.


"¿Acaso hay para nosotros,
después de esta separación, una salida;
puede quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha sufrido?
Pernoctaba yo en los tiempos
de nuestras visitas mutuas durante el invierno
sobre las brazas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues, estando en la situación de este abandono,
ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran las noches y no veo el fin.
De nuestro distanciamiento,
ni la paciencia me libra
de la esclavitud de mi anhelo.
Riegue dios la tierra donde estés
con toda clase de lluvias copiosas"


Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros,
no habrías escogido ni amarías a mi esclava;
has dejado una rama donde florece la hermosura
y te has vuelto a la rama sin frutos.
Sabes que soy la luna llena,
pero, por mi desdicha,
de Júpiter estás enamorado”.


Cuando te enteraste de lo mucho que te quiero
y supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumiso,
Yo, que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
Te alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
De quejarse tanto a un corazón de pura piedra".



Se dice que la princesa Wallada, hija de un omeya, que, durante los largos años de la guerra civil que acabó con su dinastía, fue nombrado califa y reinó durante diecisiete meses (1024-1025), fue espontánea y libre pensadora, poco dada a preocuparse por la corrección social y ligada a un enorme talento poético, siendo considerada una de las poetas más importantes de la época andalusí del siglo XI.
Aun sin tener la certeza de la fecha de  su nacimiento, alrededor del año 400 de la Héjira (1010), se sostiene que vivió más de ochenta años, coincidiendo su fallecimiento con la caída de Córdoba en manos de los almorávides, en 1091.



Wallada bint al-Mustakfi creó en su juventud un salón literario que se convirtió en un referente de reunión de sus contemporáneos.  Su talento poético se centró en las sátiras, de lenguaje brusco y, en ocasiones, obsceno, razón esgrimida para justificar que no aparezca en las antologías poéticas, según  el historiador y poeta Ibn Bassām que escribía sobre ella en los términos siguientes:

 “la primera de las mujeres de su tiempo; su garbo libre, su desdén por los velos daban testimonio de su ardiente naturaleza. Por otro lado, tal era el mejor medio de manifestar las cualidades interiores, las plásticas notables, la dulzura de su rostro y de su carácter. Su casa en Córdoba era el lugar de reunión de las gentes nobles de la capital; su salón el palenque donde luchaban poetas y poetisas. Los literatos se dirigían hacia la luz de esta nueva luna brillante como hacía el faro de la noche. Los poetas más excelentes, los escritores más notables se esforzaban por obtener la dulzura de su intimidad a la que era fácil llegar. Añadía a esto una gran violencia de carácter junto a la fogosidad de su naturaleza y con una propensión a la generosidad que la venía de raza.”

Ibn Baskuwal nos informa de que fue “muy culta e instruida, principalmente en la poesía y las letras, lo que la permitió competir con los hombres de letras conversas, con los poetas y discutir con los hombres de ciencias”. 

Ibn Jaqán decía que sus grandes cualidades para el canto y que “ su buena educación, gracia, distinguida conversación y hermosura robaban los corazones y maduraban el temperamento de los jóvenes”.

Contando con treinta años, conoció al poeta y visir de los Banu Yahwar; Ibn Zaydun quien quedó impresionado y acabó siendo su amante, inspirándole poemas de amor arrebatado, durante su relación y amargos  tras el final de su relación. 



Esta nueva situación  supuso el intercambio de durísimos poemas satíricos, siendo el más famoso la Epístola burlesca de Ibn Zaydūn, que, desde mediados del siglo VIII/XIV, se dice dirigida contra Ibn ‛Abdūs,  protector y, tal vez, amante de la princesa.
En las fuentes árabes sólo se han conservado ocho poemas breves atribuidos a Wallāda: cuatro sátiras - tres de ellas contra Ibn Zaydūn—, tres poemas amorosos que aparecen en una especie de maqāma o de relato que se atribuye a Ibn Zaydūn, y los versos que bordaba sobre sus vestidos. 
¡Qué original!

Fueron probablemente su talante liberal y la falta de convencionalismos sociales los que condicionaron que nunca se casara y viviera bajo la protección de Ibn ‛Abdūs, antiguo ministro de los Ŷahwaríes, los señores de Córdoba entre 1031 y 1070.

Parece que ejerció la protección sobre otra poetisa joven, humilde y cordobesa  llamada Muhŷa bint al-Tayyānī , que fue educada en el ámbito de Wallada, contra quien terminó escribiendo una sátira contra ella.

Los amores de Wallāda e Ibn Zaydūn acabaron por inspirar a otros autores posteriores que exageraron y añadieron detalles al relato de sus amoríos, incluyendo versos atribuidos a sus protagonistas, pero que nunca se encontraron entre sus versos, ¡ como en una auténtica novela amorosa!
Esta tendencia, dice la profesora Teresa Garulo, se ha mantenido en la actualidad incluso entre autores no árabes, como A. Cour y H. Pérès, que, en sus estudios, convierten a la poetisa Wallāda en una mujer de sesgo moderno,independiente y segura de sí misma; una mujer casi feminista. 

Wallada se salía de las normas de la época, y no cumplía con los cánones habituales de una mujer de su tiempo, sociedad y religión. Era, sin embargo, una mujer inteligente, de agradable compañía, admirada por su belleza y su nobleza. No obstante, su desprecio por las conveniencias sociales provocó que su conducta fuera objeto de habladurías y se considerara indecorosa e impropia su actitud. 

Wallada me cae bien.

Les dejo con la música de Eduardo Paniagua y El Arabi Sergheni, ¡que tengan una feliz semana!




https://www.youtube.com/watch?v=pVzeKXUDI8Q


Bibliografía

Bellido, J. F. 2002:  Wallada bint al-Mustakfi, la libertad de una mujer andalusí. Universidad de Sevilla.

Cabelo, Matilde; 2005: Wallada. La última luna.  Córdoba. Almuzara.

Garulo, T.; 1985: Diwan de las poetisas andaluzas de Al-Andalus.  Madrid. Ediciones Hiperión.

Lasala, M.; 2003: Wallada la Omeya. 2003. Madrid  Ed Martínez Roca

Sobh, M.; 1994: Poetisas arábigo-andaluzas. Granada. Diputación Provincial.




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