miércoles, 26 de febrero de 2020

Minnesänger




Retrato del minnesänger alemán medieval Heinrich Frauenlob von Meißen con sus músicos. Ilustración del Codex Manesse, c.1300. c. 1250 - 1318. 


Será porque el tema de los trovadores y trovairitzes me resulta interesante y, más que probablemente, porque acabo de participar como coralista en un Poema Sinfónico que Pedro Hallfter ha escrito sobre la ópera Tannhäuser de Richard Wagner, por lo que me ha venido el impulso de escribirles algo sobre los minnesänger.
Tannhäuser es uno de esos caballeros poetas de los que casi nada real o veraz conocemos, pero que se convierte, en torno al siglo XV, en un nombre asociado a una leyenda en la que juega un papel como amante de la diosa Venus tras descubrir la morada en la que habita, el Venusberg o Monte de Venus, un lugar en el que, según la creencia medieval, moraba la diosa con su corte en una cueva secreta cuyo conocimiento era la perdición de cualquiera. 
Ya de perdido, Tannhäuser pasa un año disfrutando de los placeres venusianos hasta que llega su arrepentimiento y decide abandonar ese paraíso para encaminarse como peregrino a Roma donde solicita el perdón del Papa Urbano IV. En un acto de firmeza impía el Papa le niega la absolución afirmando que  su gran pecado -el del placer sensual- es tan imperdonable que sería mas probable que su báculo floreciese.  Parte abatido Tannhäuser y tres días después florece el báculo papal. Este prodigio impulsa una búsqueda de Tannhäuser, al que ya es imposible encontrar por que ha vuelto al Venusberg para no regresar jamás. En otras versiones y variaciones legendarias se afirma que Tannhäuser parte abatido hacia las cruzadas donde muere en batalla.
Se considera que el Venushöle, la caverna, correspondería, según la creencia legendaria, con la localización del  lugar conocido como Hörselberg, en Turingia, muy cerca de Eisenach. 
Esta leyenda, en realidad un refrito del XV sobre la figura del poeta y el mito de la caverna de las diosas paganas,  se encuentra en la base de la obra operística de Richard Wagner "Tannhäuser y el torneo poético del Wartburg", articulada en tres actos, en la que se combina  con otra leyenda: la del concurso de canto del Castillo de Wartburg.
En esta época de cortesía de amor el conflicto se establece entre lo sensual y lo sublime, a veces de carácter religioso, para llegar a la redención a través del amor, tema dominante, que es fundamental en la obra wagneriana. 
De la vida del personaje histórico real del Tannhäuser poco se sabe mas que pudo haber nacido entre 1200 y 1205 en una familia noble del Alto Palatinado bávaro y que habría pasado parte de su juventud en Nuremberg, llegando a participar en la cruzada de Federico II. Como recompensa por sus servicios, se le habría concedido un feudo en Viena. 
A la muerte de su protector, Tannhäuser lleva una vida errante hasta su muerte en 1270. 
El Codex Manesse conserva parte de su obra y un retrato con la capa blanca adornada con la cruz negra de los caballeros teutónicos. 
Tannhäuser, en castellano literalmente "casa en los abetos" , debe ser el pseudónimo de un artista del que ignoramos su verdadera identidad. La propuesta de identificación con Heinrich d'Ofterdingen parece datarse sólo en la literatura romántica -entre otros, bajo la pluma de Lucas, cuyo trabajo sirvió como referencia para Wagner-. 
Esta ausencia de elementos biográficos precisos rápidamente dió paso a las conjeturas más fantasiosas que comenzaron a mezclar las referidas leyendas de las cuevas de las diosas paganas, el poeta y los torneos poéticos del castillo.
¡De nuevo las cuevas sagradas que tanto me gustan!






Tannhäuser representado en el Codex Manesse como caballero con capa del temple




Venusberg. Ópera Tannhäuser.  Richard Wagner. 




Torneo poético (Sängerkrier), del tipo del que se celebraba en el castillo de Wartbourg,
representado en el Codex Manesse

El amor cortés surge como una nueva forma de contar el amor que tiene mas que ver con el vasallaje y la sumisión que con la sensualidad. De hecho expresa el deseo de amar de un modo sin precedentes en la literatura previa, que se caracteriza por un código reglado que se enmarca entre los siglos XI y XIII en Europa Occidental en una clase social alta y la religión cristiana.
Se trata de un amor radicalmente diferente del amor cristiano, que definirá gradualmente las modalidades de las nuevas relaciones entre hombres y mujeres y una nueva forma de ser y de comportarse en compañía del otro sexo. Esta nueva dialéctica amorosa surge tras el descubrimiento de la poseía delicada de las culturas refinadas y lujosas del Oriente en época de las Cruzadas.
Los trovadores convierten a la dama en un ser inspirador, poético, sublimado y alejado de la mujer real que, en época feudal, carece de trascendencia. El cuerpo de esta Dama es sagrado y los códigos de comportamiento amoroso giran en torno a ese concepto idealizado.
En los casos en los que la dama se convierte en una persona concreta y real, suele tratarse de una mujer noble ya casada, con la que el poeta usa un lenguaje alegórico para desviar la atención del esposo. Mientras, la postura de ella ha de ser imperturbable, arrogante e inaccesible si bien mostrará aprecio por la sutileza e inteligencia del enamorado. Para este tipo de amor cortés lo único que está por encima de la amada es el propio culto al amor.
En las cortes de Leonor de Aquitania, María de Champaña o Ermengarda de Narbona, eran los propios cortesanos quienes se ocupaban de establecer la jurisprudencia para enumerar todas las situaciones litigiosas relacionadas con conflictos amorosos y buscar cómo uno puede conciliar principios cristianos y reglas corteses, todo ello en torno a tres aspectos fundamentales:
. Se trata siempre de un amor adúltero, por lo tanto secreto, que excluye la vulgaridad, impone la fidelidad del amante y convierte el instinto sexual  en un sentimiento noble y refinado. 
. La Dama es siempre de condición social superior al amante, llevándole a un alto grado de valor moral y perfección. Ella será sabia, dura, indiferente, distante, intocable y envuelta en misterio; el simplemente estará abrumado por el amor.
. Es un amor casto que sólo permite alguna caricia y beso, una cuestión de difícil práctica en la realidad en la que se producen la voluptuosidad y sensualidad.

Así como en ocurre con los poetas y  las novelas de caballería y del Grial, el amor se exalta sin cesar por la separación, la distancia física, sentimental o geográfica, los obstáculos incesantes a la conquista del amor y por la imposibilidad de lograr su objetivo. La dificultad real de vivir un amor cortés hará que muchos minnesänger, terminen renunciando.


Danzarina entre cantante y músico
Codex Manesse, Zürich 1305 bis 1340
Biblioteca de la universidad de Heidelberg, Cod. Pal. Germ. 848, fol. 312r


El arte poético musical de los trovadores y trovairitzes constituyó el modelo para una escuela alemana de poetas caballeros, los conocidos como Minnesänger, palabra compuesta de otras dos: amor- remembranza (Minne) y sänger (canción),  es decir, cantante de amor, un término con el que se designa a los poetas-músicos del Rin que trabajan en la tradición de los trovadores y son los autores y intérpretes de poemas declamatorios, destinados al entretenimiento de la élite aristocrática, y cuyo tema favorito es el amor cortés.
Entre los años 1170 y 1230 los estrechos lazos familiares, políticos y económicos que este territorio mantuvo con el área de lengua románica, junto con las fluidas interacciones entre las cortes europeas, permitieron adquirir un conocimiento temprano de las canciones que se estaban componiendo en el territorio occitano, lo que facilitó la producción posterior de música y cancioneros o manuscritos líricos más allá de las fronteras lingüísticas. Tanto es así, que se afirma que todos los Minnesänger  conocían con mayor o menor detalle las canciones de las cortes franca, occitana e italiana.
En el caso germano se advierte, a decir de los expertos, un tinte mas abstracto que tiene, además, un componente religioso y simbólico y una música más sobria. 
Desde el punto de vista formal, existen dos características que diferencian la canción del minessänger con la del poeta en lengua romance. De un lado su medidor asimétrico, o heterometría, pués la extensión del verso se basa en las sílabas acentuadas, que, junto con las no estresadas que las siguen -que pueden variar en número- forman una especie de ritmo 'musical' o rítmico. Así, el énfasis métrico recae en las sílabas acentuadas en sustantivos, verbos y adjetivos haciendo del acento métrico algo inseparable del lingüístico. Por la misma razón, por lo tanto, es más que probable que el acento métrico coincida con las notas que marcan el ritmo melódico.
De otra parte, la canción alemana es siempre isostrófica, en otras palabras, cada estrofa sigue el mismo patrón de rima. Para decirlo en términos de trovadores, todas las composiciones alemanas están en coblas unisonans. La mayor variación en el orden o el número de estrofas conservadas en los cancioneros  que comparten esta uniformidad métrica parece haber sido vista como un elemento positivo en lugar de una deficiencia. 
Finalmente, vale la pena mencionar que la canción político-didáctica -como la canción de amor en sus comienzos- tiene una sola estrofa, a la que se van añadiendo otras, del mismo tema, en momentos diferentes.
La mayor parte de esas melodías se cantaban en metro ternario con la forma estrófica conocida como Bar o una variante de éste aunque para los versos narrativos más largos se empleaba el leich. Ambas formas, influidas por el canto gregoriano, tienen su origen en la balada y en el lai y la cansó de los francos.





"Bajo el tilo sobre el prado,
estuvo el lecho de los dos, ver habráis podido
que han quebrado bien a ambos: hierba y flor.
En un valle junto al soto, tandaradai,
cantó bello el ruiseñor. Fui caminando
a la vega: mi amado se me adelantó.
Y habiendo llegado, la dicha ésta
de augusta mujer, no cesó!
¿Si me besó? -Veces mil: tandaradai,
ved la roja boca en mí.
Entonces él hizo generoso
de flores un lecho y cojín.
De eso habrá reído muy gozoso,
quien pasado haya por allí.
Por las rosas verá bien, tandaradai,
dónde se apoyó mi sien. Que yació conmigo
si oyeran, ¡qué vergüenza, (nos guarde Dios)!
Lo que conmigo hizo jamás sepa
nunca nadie, más que él y yo,
y un pajarillo cantor: tandaradai,
que guardará nuestro amor. "

Unter der linden… así comienza este poema en lengua alemana. 
Se trata de una de las poesías más interesantes de la literatura alto alemana media, del  minnesánger Walther von der Vogelweide (1170?-después de 1228). 
Codex Manese.


Si bien es clara la relación entre las composiciones alemanas y las canciones de trovadores franceses y occitanos en las últimas tres décadas del siglo XII, incluyendo la imitación de temas y formas poéticas y probables contrafactas, también  es posible evidenciar que se van consolidando  formas y temas claramente diferenciados de estas tradiciones, que rigen toda la evolución del género hasta el siglo XV.

Este poema del famoso Walther von der Vogelwaide, manifiesta una especial y diferente forma de acercarnos al amor cortés, respecto de aquellos trovadores occitanos pues goza de la ligera sencillez del canto popular y es puesta en boca de una joven aldeana que regresa de un encuentro amoroso bajo un tilo mientras narra, entre feliz y pudorosa, el goce del abrazo amoroso secreto del que sólo es testigo un pajarito.

Se trata de un ejemplo típico de «Frauenstrophe», en el que el poeta recurre a la voz femenina como recurso para conseguir una mayor libertad e inten­sidad en la descripción de los sentimien­tos amorosos, pués la costumbre prohibía salir de ciertos convencionalismos, como ya comentaba más arriba, si se colocaba en boca de un hombre. Se consideraba una enorme falta a la delicadeza hacia el tratamiento amoroso con la mujer des­cuidar dicha regla. 

Son numerosísimas las composiciones musicales de este canto que originariamente, en la Edad Media, se can­taba según una melodía del propio poeta, siendo una de las mas modernas una de las atribuidas a Ferruccio Busoni.






 Walther von der Vogelweide
Nadler, Literaturgeschichte des deutschen Volkes, Bd.1, Berlin 1939, S. 129 
(Original: Cividale, Archiv).


Los textos de estos minnesängers aportan dulces descripciones del esplendor y la frescura de la primavera y además figuraban las canciones del amanecer o del sereno (Wächterlieder), cantadas por el fiel amigo que monta guardia y advierte a los amantes de la proximidad del alba.
Eran los propios Minnesänger los que componían y cantaban si bien podían hacerse acompañar por músicos que remarcaban los poemas con preludios, interludios y melodías tras el canto. 
Violas, fídulas, panderos, arpas, psalterios, flautas y gaitas eran frecuentes en el repertorio  de los instrumentistas de acompañamiento que no se realizaba con acordes sino en una única línea melódica con variaciones, adornos e incluso improvisaciones.
Entre los minnesänger más famosos -que pertenecían, a menudo, a la pequeña nobleza- destacan Wolfram von Eschenbach y Walther von der Vogelweide, el poeta más personal y original de aquella época,  en el siglo XII, y Frauenlob (Heinrich von Meissen; c. 1250-1318), y Tannhäuser en el siglo XIII (1205 - 1270) , del que conocemos la obra que escribió entre 1245 y 1265.
Algunos de los minnesängers más reconocidos también compusieron poesía épica o narrativa, como Hartmann von Aue  y Wolfram von Eschenbach  que, entre  finales del XII y comienzos del XIII, adaptaron novelas cortesanas  francesas, particularmente del tema artúrico de Chrétien de Troyes; en el primer caso indicando la procedencia pero complementando y embelleciendo la forma y el contenido narrativo, mientras que, en el segundo se plagió el Perceval sin ningún empacho.


Perceval llega al castillo del Grial, donde se encuentra el Rey Pescador . 1330 , del Manuscrito de Percebal  o Cuento del Grial de Chrétien de Troyes, BnF Français 12577, fol. 18v.
 BnF: http://expositions.bnf.fr/arthur/grand/fr_12577_018v.htm


En el caso de Godofredo de Estrasburgo la actividad se amplió para recopilar leyendas bretonas y  provenzales sobre Tristán en su "Tristán e Iseo".
Muchas melodías de la canción cortesana -Minnelied- son conocidas por haber sido incluidas y recopiladas en cancioneros del siglo XV, lo que supondría que pueden haberse introducido algunas modificaciones respecto a su hechura  e interpretación original y, lamentablemente, no se ha trasmitido su melodía. 
Se han escrito al menos dos óperas acerca de la tradición minnesänger, Tannhäuser de Richard Wagner y Guntram de Richard Strauss.




El Códice Manesse (f. 178r), una miniatura del minnesänger Bernger von Horheim.



Tú eres mío, yo soy tuyo.
De eso puedes estar seguro.
Tú estás encerrado
En mi corazón.
Perdida está la llavecita
¡Deberás quedarte allí para siempre!


Poema de amor, de autor anónimo, escrito en alto alemán medio, 
se encontró en un códice latino del siglo XII en el monasterio de Tegernsee.


Con el tiempo, hacia 1200 en tierras germanas,  estas canciones cortas abordan también temas políticos, satíricos y religiosos pero ya no fueron escritas por los conocidos minnesängers sino por poetas profesionales e itinerantes llamados meistersänger -maestros cantores-, que experimentan un intenso desarrollo  a lo largo del siglo XIII y principios del XIV con Frauenlob, Regenbogen, Marner y Heinrich von Mügeln y crean una escuela de poesía que, con el tiempo, cristaliza en el establecimiento de escuelas de canto en el siglo XV en entornos urbanos predominantemente burgueses conocidas como "escuelas maestras de cantantes" -Meistersängerschulen-. 
Su organización era gremial con una composición de maestros compositores, poetas - que cantaban sobre melodías antiguas textos nuevos- y alumnos. Las rigidez de sus reglas hizo de su música un arte inexpresivo e hierático cuyo declive comenzó en el siglo XVII hasta su disolución en el XIX.
Fueron representados por Richard Wagner en su ópera "Los maestros cantores de Nuremberg.
De la poesía en idioma alemán se conserva  una pequeña colección de libros de canciones entre los que se encuentra el famoso Codex Manesse,  de principios del siglo XIV,  donde se recopilan canciones de amor organizadas por autor pero  sin música, si bien existen otros cancioneros que catalogan obra de carácter poético y temas políticos y morales, igualmente organizados por el autor, incluyendo algunas melodías. 
Manuscritos líricos posteriores, de los siglos XIV y XV, contienen poesía y canciones de amor, destacando algún cancionero con 940 composiciones, que provienen de las escuelas de maestros cantantes en las que se ordenan las obras por autor aunque muy pocas incluyen las melodías.

¡Quien sabe si en algún momento seremos capaces de atisbar y reconocer poetisas germanas del amor cortés  y maestras cantoras entre todo este maremagnum!

¡Les deseo una muy feliz semana!






Bibliografía

Herchert, Gaby (2010): Einführung en den Minnesang,  Darmstadt: WBG.

Nagel, Bert (1971): Meistersang,  Stuttgart: Metzler.

Sayce, Olive (1982): La letra medieval alemana 1150–1300. El desarrollo de sus temas y formas en su contexto europeo,  Oxford: Clarendon.

Scholz, Manfred Günter (2016): Walther von der Vogelweide,  Stuttgart: Metzler.

Schweikle, Günther (1995): Minnesang,  Stuttgart: Metzler.

Tervooren, Helmut (2001): Sangspruchdichtung,  Stuttgart: Metzler.




Enlaces:

http://richard-wagner-web-museum.com/oeuvre/tannhauser-wwv70/articles-thematiques/art-des-minnesanger/

http://www.ldm-digital.de/




miércoles, 19 de febrero de 2020

Sulpicia es nombre de poeta



Poetisa de la casa de Libanio. Pompeya. Siglo I a. J.C.
Museo Nacional Romano de Nápoles


“Al fin me llegó el amor, y es tal que ocultarlo por pudor
antes que desnudarlo a alguien, peor reputación me diera.
Citerea, vencida por los ruegos de mis musas,
 me lo trajo y lo puso en mi regazo”.



Claudia, autora de un epitafio en verso, poetas como Cornificia, Perilla, una Sulpicia de la época de Marcial, la cristiana Proba y Sulpicia de la época de Augusto, hija de Servio e integrante del Círculo de Mesala y Sulpicia, la otra Sulpicia, esposa de Catulo, con algunas de las pocas escritoras latinas de las que nos han llegado mínimas noticias. Estos testimonios de la existencia de mujeres cultas de la época aparecen en la poesía de Catulo, Propercio y Ovidio,y en las cartas de Plinio, que junto con Cicerón resulta la pureza del latín hablado por mujeres de buenas familias. Incluso Juvenal escribe contra "las pedantes", lo que debe significar que existe una base de mujeres con cierta cultura contra las que satiriza. 
Sin duda hubo poetisas anteriores, como la gran desconocida Corina de Tanagra y la archiconocida Safo de Lesbos, la única de todas aquellas autoras que es citada en los libros de texto.
Lo cierto es que de su producción literaria sólo se han conservado algunas obras incompletas y consideradas "menores" que conocemos, en el mejor de los casos, a través de compendios de obras de autores contemporáneos o por sus referencias. 
Así llegamos a Sulpicia. Admirada por los poetas latinos de su círculo y posteriores, la autora de un legado de bellos, sugerentes, sensuales e inspiradores poemas amorosos conservados de forma parcial, ha sido minusvalorada, e incluso negada, hasta finales del siglo XX. Es mas, si no hubiera sido por la obra de Tíbulo, no hubiéramos conocido a  Sulpicia ni su valiente y poco convencional legado poético.



A comienzos de la primera centuria de la era, coincidiendo con los inicios del Imperio, con Augusto en el poder,  la literatura latina experimentó una auténtica Edad de Oro, y es precisamente en ese momento cuando vive esta mujer especial de la que se conocen escasos datos biográficos. En algunos de sus versos deja constancia de  quienes era su padre, Servio Sulpicio Rufo y su madre, Valeria, hermana de Marco Valerio Mesala Corvino, conocido general e intelectual fundador del Círculo de Mesala, un grupo de autores reunidos bajo su fama y patronazgo.
Al perder prematuramente al padre, Sulpicia pasó a ser tutelada por su tío materno, beneficiándose no sólo de una acomodada situación social y económica sino también de una educación esmerada propia del círculo literario creativo de Mesala y la interacción con algunos de los mas relevantes poetas del momento, entre los que se hallan Tibulo,  Ovidio y Ligdamo.



Lawrence Alma-Tadema: Tibulo y Delia. 1866
//es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Tibullus.jpg


El legado de su obra se nos ha conservado integrada en la de Tibulo, autor contemporáneo, amigo y cultivador del mismo género, la elegía. De hecho en el Corpus Tibullianum,  los poemas del 13 al 18, escritos con el tono y la forma de cartas breves amatorias, contienen el nombre de Sulpicia y  de su amado, Cerinto, a quien se ha tratado de identificar con el aristócrata Cecilio Cornuto, que también es citado por Tibulo en dos de sus poemas. Realmente se desconoce el origen, dedicación e incluso nombre auténtico del amante, pero los encendidos poemas de amor de la autora reflejan una relación ardiente, apasionada y llena de vaivenes.
La lectura de estos seis poemas conservados, con un total de 40 versos, no les dejará indiferentes:

Al fin me llegó el amor, y es tal que ocultarlo por pudor
antes que desnudarlo a alguien, peor reputación me diera.
Citerea, vencida por los ruegos de mis Camenas,
me lo trajo y lo colocó en mi regazo.
Cumplió sus promesas Venus: que cuente mis alegrías
quien diga que no las tuvo propias.
Yo no querría confiar nada a tablillas selladas,
para que nadie antes que mi amor lea,
pero me encanta obrar contra la norma, fingir por el qué dirán
me enoja: fuimos la una digna del otro, que digan eso.


Aborrecible se acerca el cumpleaños, que en el fastidioso campo
triste tendré que pasar, y sin Cerinto.
¿Hay algo más grato que la ciudad? ¿Es apropiado para una chica
una casa de campo y el frío río del lugar de Arezzo?
Descansa de una vez, Mesala, preocupado por mí en demasía;
a veces, pariente, no son oportunos los viajes.
Me llevas, pero aquí dejo alma y sentidos
por mi propia decisión, aunque tú no lo permitas.


Sabes que el inoportuno viaje ya no preocupa a tu chica?
Ya puedo estar en Roma en tu cumpleaños.
Celebremos los dos juntos el día de tu aniversario
que te viene por casualidad, cuando no lo esperabas.


Está bonito lo que te permites, despreocupándote de mí,
seguro de que no voy a caer de repente como una tonta.
Sea tuya la preocupación por la toga y la pelleja que la lleva,
cargada con su cesto, antes que Sulpicia, la hija de Servio.
Por mí se preocupan quienes tienen como motivo máxima de cuita
que no vaya a acostarme con un cualquiera.


¿Tienes, Cerinto, una devota preocupación por tu chica,
porque ahora la fiebre maltrata mi cuerpo cansado?
¡Ay!, yo no desearía librarme de la penosa enfermedad,
si no creyera que tú también lo quieres.
Pero, ¿de qué me valdría librarme de la enfermedad, si tú
puedes sobrellevar mis males con corazón indiferente?


Para ti no sea yo, luz mía, un ansia tan ardiente
como parece que fui, hace algunos días;
si alguna falta cometí, tonta en mi exceso de juventud,
de la que confieso que me arrepiento más,
es haberte dejado solo ayer por la noche
deseando disimular mi ardiente pasión


Retrato de Paquio Próculo y su esposa, que aparece con la tablilla de escritura.
 Pompeya. Siglo I


Años después, a finales del siglo I, en época de Dominiciano, vivió otra Sulpicia poeta contemporánea del bilbilitano Marcial, quien le dedica  elogios en sus poemas 35 y 38 del libro 10 de los Epigramas, comparándola con la propia Safo. De nuevo se trata el tema amoroso, en este caso dedicado a su esposo,  Caleno, en un tono libre impregnado de un erotismo muy distante de lo que se entendía por la honorabilidad de una matrona romana: “Desnuda, acostada con Caleno”, dice uno de sus versos.
Se le atribuye un poema de setenta versos conocido como "La Queja de Sulpicia" en los que conversa con la musa Calíope, criticando ambas el edicto por el que Domiciano expulsa de Roma, en el 94 d C, a los filósofos. Poeta y musa consideran que se trata de un grave error que conducirá Roma hacia la barbarie. Esta obra le valió la admiración del poeta y rétor galo-latino del siglo IV, Ausonio.
El manuscrito de esta obra se descubrió en el siglo XV en la abadía de Bobbio -esa que sirvió para ambientar la novela de Umberto Ecco, el Nombre de la Rosa-, si bien se considera que no es posible que sea la obra original de Sulpicia, sino que estaría escrito en el siglo V, trescientos años después de su existencia.
Ha sido para mi enormemente gratificante conocer a estas dos Sulpicias, de las que nunca antes tuve noticia,  en un camino en el que me he comprometido a dedicar tiempo, espacio, reconocimiento y reivindicación de las mujeres relevantes a lo largo de la historia.

¡ Que tengan una feliz semana!






Bibliografía

. J. Balmer,  poetas clásicas de las mujeres , Newcastle-upon-Tyne: Bloodaxe Books (1996) [antología]  /  bmcr
. Currie, H. MacL., "Los poemas de Sulpicia",  ANRW  30.3 (l983) 1751-1764
. Davies, Ceri, "Poesía en el 'Círculo' de Messalla",  Grecia y Roma  20 (1973) 25-35
. Hallett, Judith, "Contextualizando el texto: El viaje a Ovidio",  Helios  17 (1990) 187-95
. Hinds, S., "La Poeta y el lector: nuevos pasos hacia Sulpicia",  Hermathena  143 (1987) 29-46
. Keith, Allison, "Tandem venit amor: A Roman Woman Speaks of Love", en  Roman Sexualities  editado por Hallett, Judith P. y Skinner, Marilyn B., Princeton: Princeton University Press (1997) 295-310  /  bmcr
. Lowe, NJ, "Sintaxis de Sulpicia",  Classical Quarterly  38 (1988) 193-205 
. Parker, Holt, "Sulpicia, el Auctor de Sulpicia y la autoría de 3.9 y 3.11 del Corpus Tibullianum",  Helios  21 (1994) 39-62
. Roessel, David, "El significado del nombre Cerinto en los poemas de Sulpicia",  Transacciones de la American Philological Association  120 (1990) 243-250  /  
. Santirocco, Matthew, "Sulpicia Reconsidered",  Classical Journal  74 (1979) 229-39
. JM Snyder,  La mujer y la lira. Mujeres escritoras en Grecia clásica y Roma , Carbondale y Edwardsville: Southern Illinois University Press (1989)  /  bmcr
. Wyke, Maria, "Participando en la mujer: engendrando la elegancia del amor romano", en  Literatura e ideología romanas: Ramus Ensayos para JP Sullivan  editado por AJ Boyle, Bendigo, Australia: Aureal Publications (1995) 110-128  /  bmcr
. JP Hallett, "Sulpicia marcial y Cynthia de propiedad", en  Woman's Power, Man's Game: Ensayos en la antigüedad clásica en honor de Joy K. King  editado por Mary DeForest, Wauconda, Illinois (1993) 322-353
. Merriam, Carol, "The Other Sulpicia",  CW  84 (1991) 303-305
. Parker, Holt, "Otras observaciones sobre la otra Sulpicia",  CW  86 (1992) 89-95
. A. Richlin, "Sulpicia the Satirist",  CW  86.2 (1992) 125
. Waterhouse, WC, "Las palabras de la segunda Sulpicia",  Classical World  87 (1993) 51ff.


miércoles, 12 de febrero de 2020

Violencia y guerra hace 7.300 años. La Cueva de Els Trocs.






No son nuestras diferencias las que nos dividen 
sino nuestra incapacidad para aceptarlas.
(Audre Lorde)


La violencia instalada en el ser humano es, a día de hoy, inaceptable, perseguida y castigada por las leyes, pero lo cierto es que forma parte de nuestra historia como especie y como indivíduos y se halla profundamente arraigada en la naturaleza del ser humano. Los esfuerzos para acabar con ella y o minimizar su impacto se sustentan en la educación. Tolerancia y convivencia son un campo de trabajo necesario y frágil constantemente puesto a prueba y, precisamente por ello, imprescindible. Conceptos como migración, xenofobia, radicalismo y  guerra por los recursos económicos son una constante en las noticias diarias. Esta violencia suele sustentarse, precisamente, en explicaciones relacionadas en cuestiones étnicas, conflictos religiosos y enfrentamientos socio-económicos y, en ocasiones, directamente con la defensa de las posesiones y la propiedad. 
Lamentablemente, parece que nunca existió un pasado no violento y que está demostrado que el humano es el único gran simio que mata a sus congéneres. De este modo la agresividad humana pasa a no depender de cuestiones externas sino que posee componentes filogenéticos y ontogenéticos significativos, profundamente arraigados en la nuestra propia naturaleza.
La arqueología, de vez en cuando, abunda en esta cuestión presentando datos de auténticas masacres en el pasado como pusieron de manifiesto el yacimiento sudanés de Djebel Shada (yacimiento 117), datado entre 14.000 y 10.000 a C. , o el de  Nataruk, Turkana Oeste, Kenia, con una antiguedad de entre 10.500 y 9.500 años.
En el caso europeo, acabamos de conocer a través de una publicación en la prestigiosa revista científica Nature sobre el trabajo de compañeros arqueólogos lo que ocurrió hace 7500 años, durante el periodo conocido como Neolítico Antiguo, en la Cueva oscense dels Trocs, en Sant Feliu de Veri, Bisaurri, situada en la vertiente meridional de los Pirineos, a más de 1500 m de altitud en la Alta Ribagorza.


Situación de Els Trocs / foto H. Arcusa Magallón


Entrada a la cueva dels Trocs. 
Foto de  Manuel Rojo Guerra

El equipo que trabaja en Els Trocs mantiene que sólo 300 años después de que llegaran a la Península las primeras evidencias de neolitización, en torno al 5.600 a. C., las zonas montañosas del Pirineo ya albergaban poblaciones que tenían a la ganadería como su forma principal de sustento. Además, los datos aportados por la cueva han permitido saber que estas primeras poblaciones con agricultura y ganadería llevaban a cabo una gestión muy especializada, porque durante el invierno habitaban en el Valle del Ebro y en verano ascendían a los ricos pastos de montaña.
Es en estos primeros momentos cuando se ocupa la cavidad, identificándose, entre otras evidencias de ocupación (fragmentos cerámicos y líticos, restos óseos de animales salvajes y domésticos),  los huesos de  nueve indivíduos - cinco de ellos adultos y cuatro niños- que presentan evidencias de una  violencia extrema que les condujo a la muerte y también rastros de haberla padecido postmortem; dos de ellos, un varón adulto de unos 30 años y un niño de unos 6, son padre e hijo, mientras que otros tres niños tuvieron diferentes madres cuyos genomas no se han detectado en el resto de huesos. A los investigadores les ha sorprendido tanto la composición del grupo de víctimas como la exagerada violencia, el alto grado de fragmentación de los restos óseos y su enorme dispersión por la cueva. 


Restos humanos entre el pavimento de cerámicas de la primera ocupación de la cueva


El equipo investigador interpreta, a la luz de las evidencias obtenidas y los análisis realizados sobre las mismas, que refleja un conflicto entre dos grupos rivales en el que uno de ellos resultó ser víctima de un ataque con flechas y contundentes golpes sobre la cabeza y los huesos largos.
Parece que el grupo fue herido en las inmediaciones de la cueva, y que posteriormente fueron introducidos en ella, donde continuaron los golpes y las heridas incluso después de muertos. La violencia de estas agresiones lleva a Manuel Rojo a calificarlas como una "segunda ejecución".
El conflicto entre grupos y el uso de armas como arcos y flechas en esa época se manifiesta en los paneles rupestres neolíticos de Castellón e incluso conocemos arcos en el yacimiento contemporáneo de la Draga 10. La franja freática que rodea el lago de Bañolas, donde se encuentra este yacimiento, y sus condiciones anaeróbicas han facilitado la conservación incluso de las piezas de madera, lo que subraya la importancia y peculiaridad de este lugar neolítico.
Los eventos violentos en Els Trocs no tienen, por ahora,  paralelo arqueológico ni en la Península Ibérica ni en el resto de Europa. Es extraordinaria, también la  la ubicación geográfica de esta cueva, alejada de las primeras rutas migratorias neolíticas en la Península Ibérica, que se encuentran a lo largo de la costa o a lo largo del valle del Ebro. 





Escena de batalla del abrigo de Les Dogues (Ares del Maestre, Castellón, España). Se representan hasta 29 guerreros organizados en dos campos opuestos. El ataque, llevado a cabo por el grupo de la derecha, podría ser dirigido o controlado por el hombre desarmado en el centro superior de la escena. Tanto los ornamentos personales como las proporciones anatómicas sirven para diferenciar a los grupos opuestos y a ciertos miembros de cada campamento. 





Panel rupestre pintado que representa un combate de arqueros. 

Cova o Galería del Roure, en Morella. Valencia

Se data 7200 y 7400 años atrás.







Arco neolítico fabricado sobre tejo, encontrado en La Draga, Lago de Bañolas ca. 5400-5200 hallado por equipo de investigación BCA por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CSIC) . Tiene 108 centímetros de longitud.


¿Pero qué pudo ocurrir  para que se extremara la violencia sobre niños y adultos del grupo y quienes eran aquellos indivíduos? 



Evidencias de lesiones por arma en los huesos analizados / foto T. Schuerch

Los análisis genéticos poblacionales caracterizan a las víctimas de Els Trocs como migrantes neolíticos tempranos, miembros de las comunidades que establecieron la agricultura y la cría de animales en la Península Ibérica, si bien no podemos saber si se trata de unos recién llegados o de sus sucesores. En cualquier caso, se mantiene que la mayor parte de los neolíticos procedentes del este llegaron a través de una ruta mediterránea, aunque en el caso dels Trocs pudiera ser que la ruta de llegada fuera a través del valle del Ródano pues uno de los hombres adultos asesinados coincide genéticamente con un halogrupo neolítico centroeuropeo.
Se sostiene que la mayor parte de los grupos inmigrantes formaron con relativa rapidez una población mezclada con la autóctona lo que hace aún mas difícil entender lo que pudo ocurrir en esta cueva oscense. Un dato muy interesante es el de la composición del grupo enterrado en la cueva que está integrado por adultos mayores y niños, tal vez solo una pequeña parte de un grupo mayor establecido en el valle, donde se dedicarían mayoritariamente a la agricultura, mientras el pequeño grupo migraba a los pastos  de la montaña en el verano en una migración trashumante.
Por ahora no es posible determinar si entraron en conflicto con un grupo de cazadores recolectores autóctonos que habrían visto invadido su territorio, o pudo tratarse de un conflicto entre dos grupos neolíticos locales rivales enfrentados por cuestiones económicas o sociales -ganado, mujeres, cosecha, agua, pastos-, si bien este último caso sería bastante raro por el uso de la violencia extrema detectada en la fase antigua De Els Trocs, que además parece planificado y ejecutado de forma sistemática.
La cuestión queda abierta por el momento si bien los investigadores plantean que la violencia ejercida de forma tan agresiva mas bien parece interpretarse a la luz de actitudes xenófobas. 
Las investigaciones arqueológicas en la cueva de Els Trocs se insertan en el proyecto Medelca,  una iniciativa innovadora que conjuga investigación arqueológica y divulgación científica, con el fin de poner en valor y mejorar nuestro conocimiento acerca de las primeras rutas pecuarias establecidas en la Península Ibérica durante el Neolítico.
El proyecto aglutina un  equipo multidisciplinar de especialistas bajo la dirección de Manolo Rojo Guerra, de la Universidad de Valladolid, y José Ignacio Royo Guillén de la Dirección General de Patrimonio de Aragón, del que quiero destacar a Cristina Tejedor Barrios por su excelente contribución y representación.
Ha contado con el apoyo del Gobierno de Aragón, la Diputación de Huesca, la Universidad de Krems (Austria), el MICCIN (La Memoria del Camino I y II) el proyecto AGRIWESMED del Laboratorio de Arqueobiología del CSIC (Madrid), la Asociación Trashumancia y Naturaleza y la Universidad de Valladolid. 


¡Que tengan una feliz semana!






Enlaces: 

Alt, K.W., Tejedor Rodríguez, C., Nicklisch, N. et al. A massacre of early Neolithic farmers in the high Pyrenees at Els Trocs, Spain. Sci Rep 10, 2131 (2020). doi.org/10.1038/s41598–020–58483–9.

https://www.nature.com/articles/s41598-020-58483-9#Fig3

Lahr, M., Rivera, F., Power, R. et al. Violencia intergrupal entre los primeros cazadores-recolectores del Holoceno en el oeste de Turkana, Kenia. Nature 529, 394–398 (2016). https://doi.org/10.1038/nature16477