miércoles, 5 de febrero de 2020

Cristina de Pisán, pensamiento, obra y legado




Cristina de Pizán escribiendo. 
British Library, Harley MS 4431. vol. 1, fol. 4r

La demoledora realidad de los prejuicios determina o puede determinar el futuro de una vida. Menos mal que a veces puede ser contrarrestada por el impulso de la confianza de otras personas, y eso ocurre desde que el mundo es mundo hasta hoy pero, en ocasiones, aparece de forma evidente por escrito y en forma autobiográfica. Así pasó con  la brillante y completa Cristina de Pizán, una escritora valiente e inteligente que vivió entre finales del siglo XIV y la primera parte del siglo XV.
Había nacido en la ciudad italiana de Venecia hacia 1364 pero su familia se trasladó enseguida a París depués de que su padre, Tomás, hubiera sido llamado a la corte de Carlos V donde ejercería como astrónomo y médico. 
Su infancia transcurrió en un ambiente selecto, disfrutando de la educación esmerada -bastante autodidacta- que podía adquirirse en el entorno privilegiado de una corte humanista,  amparada y animada por su padre y contra la voluntad de la madre, que siempre quiso para la hija una ocupación femenina mas "normal" .



Cristina en una miniatura de un manuscrito de la Ciudad de las Damas. ms. 609, c. 2v, 1401-1500, Biblioteca Nacional de Francia, en París.

El impulso paterno se vió reforzado por la figura de su abuelo materno, Mondino de Luzzi, el primer médico en realizar la autopsia de una mujer embarazada. Ambos ejemplos ayudaron a Cristina a acercarse al mundo científico para escribir sobre la mujer teniendo conocimientos precisos sobre su cuerpo.
A los quince años se casaría con Etienne de Castel,  notario y secretario del rey, a quien siempre amó y respetó con sincero cariño, combinando su papel de esposa y madre con los estudios y escritos, disfrutando de todo tipo de lujos y teniendo a su alcance obras de gran importancia intelectual, algo poco común para una mujer de su tiempo.  
A la muerte del rey Carlos V, Tomás de Pizán, perdió el favor del delfín, y terminó sumido en las deudas. La familia puso entonces todas las esperanzas en Etienne, que continuaba en su cargo de notario y secretario real. Sin embargo, la situación convulsa de París en aquel tiempo y el hecho de que dejaran de percibirse los sueldos a tiempo o dejaran de cobrarse minaron la economía familiar. Los años siguientes acabaron por desmoronar por completo su mundo. Tomás, el padre,  fallecía en 1385; su esposo Etienne cinco años después por causa de la peste; así que se encontró viuda, con tres hijos y a cargo de su madre y una sobrina, pues sus hermanos habían regresado a Venecia. 
En esos momentos, su educación exquisita y el dominio de varios idiomas le ayudaron a salir del atolladero ante tanta precariedad.
Le tocó pleitear sola para recuperar parte del patrimonio perdido, que le había sido arrebatado y tomó la decisión de escribir para sacar adelante a su familia en lugar de aceptar un segundo matrimonio, tan común para una mujer tras enviudar.
Después de lidiar con los acreedores y otros calumniadores, mientras criaba a sus hijos comenzó a componer poemas en forma de baladas, lais o rondós inspirados en la tristeza, haciendo, como define Régine Pernoud, “malabarismos con los versos” 


Cristina instruye a su hijo Jean de Castel. 1413. 
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=468803

Publicó en 1399 su primera compilación poética de cien baladas en las que se resiente de la prematura viudedad y que se harían muy populares en poco tiempo; tuvieron tanto éxito entre las clases acomodadas,  que la carrera literaria de Cristina sería imparable y en poco tiempo publicó hasta quince volúmenes poéticos a través del mecenazgo de los duques de Borgoña, los de Berry, Brabante y Limburgo.



"Seulete suy et seulete vueil estre, 
 Seulete m'a mon doulx ami laissiee, 
Seulete suy, sans compaignon ni maistre, 
 Seulette suy, dolente et courrouciee....."

Solita estoy y solita deseo estar
Solita, dulce amigo perdido
sin compañero ni maestro,
doliente y enfadada.....


Su evolución personal va reflejándose en la orientación de su obra escrita convirtiéndose la historia, la filosofía, la política,  la moral o el derecho de la mujer en la sociedad en las bases de su prolífico trabajo; formación, valentía y duerte se aliaron para conseguir que una mujer muy bien considerada y famosa en Francia y fuera de sus fronteras. Su obra se tradujo al ingles y con ello consiguió la admiración de personajes muy notables como el conde de Salisbury quien se ofreció para dirigir y financiar la educación de Juan Castel, su hijo mayor. Una vez destronado Ricardo II de Inglaterra y hecho prisionero el conde, su primogénito acabó siendo tutelado por el nuevo monarca Enrique IV, convertido en otro de los fervientes admiradores de su obra poética. Tres años después, previo regalo de alguno de sus manuscritos, Cristina recuperaba a Jean, que con el tiempo se convertiría en notario y secretario del rey francés, como su padre.
Lamentablemente en ese tiempo su segundo hijo varón murió y su única hija profesó como monja en un convento en Poissy.



Su fama fué la causa de que se le encargara una elegía al rey Carlos V que plasmó en "Le livre des faits et bons moeurs du sage roi Charles V",  que le supuso un considerable desahogo económico.
En torno al año 1400 escribe o remata sus obras Epístola del Dios Amor, Dechado de Poissy y Debate de los dos amantes.
Aprovechando el prestigio conseguido se atrevió a enfrentarse con el estamento universitario parisino, contando para ello con el apoyo del canciller Jean Gerson, un gran intelectual y teólogo de la época, criticando una de las mas elogiadas obras literarias de la Edad Media, el Roman de la Rose, en cuya segunda parte Jean de Meung describía la sociedad que le tocó vivir dejando un retrato de la mujer como simple prostituta «por acción o por intención».
Servida la polémica hizo lo mismo con el Libro de las lamentaciones de Mateolo, escrito en el siglo XIII, o con Boccaccio e incluso Ovidio. 


Roman de la Rose, el Amante y la Dama Razón, siglo XIV, 
Bibliothèque nationale de France, Ms. Fr. 12595, fol. 33v.


Se originó con ello un debate, que causó un enorme alboroto, en torno a la denuncia que Cristina hacía sobre el papel que se le otorgaba a la mujer. 
Desde 1255 la Universidad de París imponía a sus estudiantes la lectura obligatoria de las obras de Aristóteles, en las que se defendía la idea de que la mujer era considerada sustancialmente inferior  al hombre. Esta, heredada en el tiempo, acabó asentándose en unos preceptos de orden moral que aseveraban que la mujer es un ser inferior al hombre por nacimiento y pecado, fragílitas sexus o sexus imbecillior que debe obediencia y sumisión al hombre y al que se le imponen unas reglas de conducta: la mujer debía permanecer bajo potestad masculina, primero del padre, y luego del marido, que tenía pleno derecho sobre ella y podía castigarla si lo consideraba necesario, incluso con maltrato físico porque, tal como afirma el escolástico Hugo de San Víctor en su tratado “De Sacramentis” en el siglo XII, la sumisión, incluso con violencia, se justifica por las heridas del pecado original.
Cristina acusó a Meing de misoginia, difamación e inmoralidad, escribiendo una respuesta contundente en  L’Épistre au Dieu d’amours, 1399, ampliada en 1402 con Le dit de la Rose (El dicho de la Rosa), en las que usó la antifrasis con fina ironía.
No hubo un ganador dialéctico pero la cada vez mas afamada escritora conseguiría, con ello, entrar en la corte de la reina de Francia, Isabel de Baviera.
Cristina defiende las virtudes femeninas frente a la misoginia del círculo universitario y las prácticas burguesas.  Primero lo hizo en el mencionado libro "Epístola al dios del amor", escrito en 1399 en oposición a las actitudes cortesanas en torno al amor, y unos años después, en 1405, con una de sus obras mas conocidas y citadas,  "La ciudad de las damas". Por ambos es considerada la fundadora de un movimiento de defensa de la mujer que, durante el Renacimiento, sería conocido como la Querelle des Femmes.


Cristina de Pisán ofrece su libro «La ciudad de las Damas» al duque Luis de Orleans.


Su archifamoso libro es mucho mas que una galería de féminas ilustres por la que desfilan las grandes mujeres de la historia, ya que su objetivo era poner de manifiesto las capacidades femeninas. 
Cristina plantea la construcción de una ciudad ideal en la que las mujeres sean alabadas por sus virtudes y protegidas de sus enemigos y de las palabras que les lanzan como dardos envenenados. Su idea surge al descubrir en su biblioteca el Libro de las Lamentaciones de Mateolo, un texto que vilipendiaba a las mujeres y le hace cuestionar las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a criticar a las mujeres de palabra, en escritos y tratados y por qué Dios ha creado a semejante monstruo o por qué le hizo a ella mujer:

“Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres. No es que sea cosa de un hombre o dos, sino que no hay texto que esté exento de misoginia. … Me propuse decidir, en conciencia, si el testimonio reunido por tantos varones ilustres podría estar equivocado. … yo me empeñaba en acusar a las mujeres porque pensaba que sería muy improbable que tantos hombres preclaros, tantos doctores de tan hondo entendimiento y universal clarividencia hayan podido discurrir de modo tan tajante… "

"A todas vosotras, mujeres de alta, media y baja condición que nunca os falte conciencia y lucidez para poder defender vuestro honor contra vuestros enemigos. Veréis cómo los hombres os acusan de los peores defectos
 ¡quitadles las máscaras, que nuestras brillantes cualidades demuestren la falsedad de sus ataques!"






Visita de las tres damas: Razón, Justicia y Rectitud que  desmienten a Cristina lo escrito por varones, asegurándole que ella posee un juicio sensato y que no dude de su naturaleza. Le anuncian que se ha de encargar de la construcción de una Ciudad donde habiten las mujeres dignas, con cualidades de mujer. De esta manera se defienden de las agresiones masculinas. Primero hay que limpiar el terreno de los ataques misóginos y, a continuación, se empiezan a erigir los edificios y la fortaleza en un terreno propicio: el Campo de las Letras. La azada es la inteligencia.






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La acción se sitúa en una ciudad imaginaria gobernada por mujeres, donde éstas desempeñan todo tipo de trabajos y labores. La construcción de esta ciudad es una cuestión que afecta a todas las mujeres, es un trabajo colectivo nacido del compromiso. La clave de la eternidad de esta ciudad radica en que la sibila que guía el proceso de construcción se llamaba Razón, todo un atrevimiento si tenemos en cuenta el enorme peso que la religión tenía en la Edad Media, y que la razón era para la iglesia una herejía.
Mientras construyen la ciudad va enumerando las mujeres de todas las épocas que vivirán en ella y va desmontando los conceptos misóginos: rebate los antiguos textos, incluyendo la Biblia, y tapa la boca de los clérigos y nobles que injurian a las mujeres, defiende el derecho de la mujer a acceder a una educación igual a la del hombre, al trabajo y a la independencia económica, así como la participación de las mujeres en el sistema judicial.
Victoria Cirlot afirma que es la primera vez que una mujer se levanta en contra de la tradición masculina para crear una conciencia de género. 
Es en este libro donde relata  cómo todo el proceso de producción de sus obras, desde la escritura de los textos a los diseños que las ilustran y su colocación dentro del manuscrito, es una labor propia que controla ella misma de principio a fin. 
Interesante es el hecho de que dispusiera de un taller de miniaturistas propio con lo que conseguía ofrecer un producto lleno de detalles exclusivos que hacían de su obra un artículo de lujo.
Su éxito fue tal, que se hicieron multitud de copias y reediciones revisadas.  Ella misma difunde, presenta y vende sus libros a los aristócratas y en cada uno incluye una miniatura exclusiva con la escena de la entrega.
Menciona la existencia de una mujer pintora, Anastasia, a quien consideraba la mejor iluminadora del París del siglo XIV y de quien alababa sus preciosos detalles florales.


“ por sus trabajos en los bordes y miniaturas, no se puede encontrar a otro artesano en París –donde están los mejores del mundo- que pueda superarla”


“la gente no puede dejar de hablar de ella y lo sé por experiencia, porque ella ha realizado varios trabajos para mí, que destacan sobre los bordes ornamentales de los grandes maestros”.



Facsimil de la Cité des Dames.
https://www.eikoneditores.com/christine-pizan-la-primera-escritora-la-historia/


Otra de sus obras, L ´Epistre d'Othea a Hector estaba dedicada a Luis de Orléans, hermano de Carlos VI, -en la que acaba atribuyendo la fundación de Francia a los troyanos que huyeron de la destrucción de su ciudad e incluía una serie de consejos para reinar- se convirtió en un gran éxito, siendo reeditada en numerosas ocasiones. En esta maravillosa creación de tintes mitológicos, se propuso dar una serie de consejos que conducirían al lector hacia la honradez y la virtud a través de la voz de Othea, diosa de la prudencia. Es considerado uno de los manuscritos mejores ilustrados de su siglo.


Venus . Ilustración de  L'Epistre d'Othea . Paris, 1406

A Cristina le tocó vivir la terrible y devastadora Guerra de los Cien Años en la época de Carlos VI, un rey desequilibrado por sus problemas mentales, convirtiéndose en una de las portavoces que abogaban por la anhelada paz. Así, dedica al regente de Francia, Felipe, una obra, el libro de la Paz "le livre de Paix", y al heredero del trono, Luis de Valois, el libro del Cambio de la Fortuna, "Le livre de la mutation de Fortune". 
Tras  la guerra civil y la toma de Paris por los ingleses, en 1418,  Cristina se refugió en el priorato dominico de Poissy, donde su hija Marie era monja. 
Sólo abandona ese retiro para dedicar una obra a uno de los personajes mas fabulosos de este momento, Juana de Arco, a quien dedica " Ditié de Jehanne d'Arc", escrito en 1429,  en el que elogia a esta joven procedente de la Lorena que acabó encarnando en una sola mujer los ideales que mantuvo a lo largo de toda su vida: el valor y aptitud de las mujeres y el ideal caballeresco. ¡Una joven, una mujer de dieciséis años había liberado Orleans en ocho días, después de estar sufriendo un asedio de siete meses!
Escribió con pasión sobre la virtud y la capacidad de Juana de Arco. Ella, que pasó su existencia intentando convencer a sus contemporáneos de que hacían mal despreciando a la mujer y siempre alabó el valor como virtud femenina no podía desear mejor justificación con el ejemplo magnífico de esta joven extraña y excepcional.



“Tú, Juana, en buena hora nacida
¡Bendito sea el que creó! (……)
¡Ay! ¡Qué honor para el sexo Femenino! 
Bien amado de Dios, según provee,
Cuando todo este gran pueblo desfallecido,
Huye del reino despavorido,
Ahora rescatado y salvado por una mujer
(lo que no pudieron los hombres hacer)
Y los traidores desertores,
Antes apenas hubiesen podido creer que fuera cierto”


En 1430, a los sesenta y seis años, Cristina muere en el monasterio francés al que se había retirado años antes.
A pesar del enorme prestigio adquirido en vida, su nombre fue olvidado en el estudio de la narrativa francesa de finales de la Edad Media. De hecho, hasta 1786 su obra fue atribuida a Bocaccio y no fué hasta el siglo XVIII, en plena Revolución francesa, cuando la escritora y traductora  francesa Louise de Kéralio (1757 – 1821 ) recuperó la autoría de “La ciudad de las damas” para Cristina de Pisán.


Louise-Félicité Guynement de Kéralio (1757 – 1821) fue una escritora y traductora francesa, originaria de la pequeña nobleza bretona.

Cristine reune cualidades inegables que se aliaron con algunas circunstancias positivas especiales que auparon su inteligencia natural y su espíritu valiente y decidido. Siendo mujer contó con el apoyo de los hombres que acompañaron las diferentes fases de su vida, primero su abuelo y su padre, y luego su esposo, de y su trabajo como escritora fue remunerado, es decir, es la primera mujer profesional de la escritura que conozcamos. 

Tras su muerte se continuaron copiando sus libros durante unas décadas. De la primera edición a las últimas, pasaron más de 50 años, dejando constancia del paso del tiempo y, con el, la moda femenina de la corte en las miniaturas. Cristina siempre es perfectamente reconocible con su saya azul. En los manuscritos contemporáneos va cubierta con un tocado de puntas dobles, mientras que tras su muerte lleva una hopalanda de escote a pico ceñida en un talle alto marcado por un cinto ancho, con el cuello y el escote descubierto, a la moda de la segunda mitad del siglo XV, mientras el  tocado se ha convertido en un hennin de cucurucho de cuyo extremo pende un velo.



Cristina de Pizán entregando su libro a la reina Isabel de Baviera / Imagen: dominio público en Wikimedia Commons. En la imagen se advierte la moda impuesta por la reina con tocados y hopalandas. 


Cristina, en su escritotio, recibe a la Justicia.
Miniatura del manuscrito "Libro de la Ciudad de las Damas", ms. 180, c. 110v, segunda mitad del siglo XV, Biblioteca de Ginebra.

Cristina de Pizán es considerada como precursora del feminismo, hasta el punto de que Simone de Beauvoir la citaba como referencia en "Le deuxième sexe". 

De toda su prolífica obra las mejor consideradas son L’Épistre au Dieu d’amours (La epístola al Dios de los amores), L’Avision de Christine (La visión de Christine), Le Livre de la cité des dames (El libro de la ciudad de las damas) y Le Livre des trois vertus (El libro de las tres virtudes).

¡Que pasen una feliz semana!






Bibliografía:

. CASO, Angeles; 2005: Las Olvidadas . Una historia de mujeres creadoras. Editorial Planeta.

.  PERNOUD, Régine; 2000:  Cristina de Pizan, La Ciudad de las Damas. Ed. José J. de Olañeta.

. Cristina de Pizan, La Ciudad de las Damas. Ed. Siruela.

. ROUCQUOI, Adeline; Historia de un tópico: la mujer en la Edad Media



Enlaces:

https://gallica.bnf.fr/html/und/manuscrits/christine-de-pizan?mode=desktop

http://anatomiadelahistoria.com/2016/05/cristina-de-pizan-una-feminista-en-la-edad-media/

https://www.mujeresenlahistoria.com/2010/12/la-primera-escritora-christine-de-pizan.html

https://laaletheiadezorba.wordpress.com/2016/08/01/la-moda-imparable-christine-de-pisan/

WALKER VADILLO, Mónica (2013): "Christine de Pizan", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/christine-de-pizan

https://ciudaddelasdamasblog.wordpress.com/2017/02/22/la-ciudad-de-las-damas-la-justicia-razonada/

https://ciudaddelasdamasblog.wordpress.com/2017/03/12/la-ciudad-de-las-damas-las-10-causas-de-la-misoginia/

https://www.labrujulaverde.com/2019/04/christine-de-pizan-primera-escritora-profesional-y-precursora-del-feminismo-en-la-baja-edad-media

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